jueves, mayo 14, 2009

Cómics y críos.

La historia del cómic está llena de paradoja, algunas de ellas localizadas espacial y temporalmente y otras con largo recorrido geográfico y diacrónico. Paradójico es, por ejemplo, que las dos "tendencias" enfrentadas en el panorama comiquero actual (lectores e internautas básicamente) respondan a criterios tan incompatibles y poco rigurosos como la pertenencia a un género (pijameros) vs. la profundidad intelectual de los contenidos (gafapastas); a diatribas más tontas (a pocas) hemos asistido.
Paradójico resulta también -y ahora hablamos de cosas serias- que el sector de mercado que monopolizó el cómic español y europeo durante más de 70 años dejará de ser objeto de atención editorial casi de golpe y porrazo: nos referimos a los niños. En Europa, donde no existía un cómic de prensa (es decir, dirigido en primera instancia a un público adulto) tan asentado y regulado como en Estados Unidos, las editoriales orientaron sus esfuerzos durante muchas décadas hacia el sector infantil y juvenil. Cuánto más en el caso del tebeo español, en el que los mastines ideológicos de la dictadura descubrieron como transformar las coloristas viñetas en vehículos perfecta para la evangelización moral y la captación de adeptos a la causa desde la más tierna infancia.
Quizás por una reacción de contrarios, quizás por un agotamiento del mercado o quizás porque el cómic infantil no supo evolucionar y adaptarse a los nuevos tiempos, lo cierto es que, fenecida Bruguera (cuyo público tampoco era necesariamente infantil), el cómic para niños cayó en el más absoluto de los olvidos. Desaparecieron las muchas publicaciones que recopilaban el legado Disney (¡cuánto aprendimos y disfrutamos con el Don Mickey!), se acabaron las revistas en torno a personajes como Zipi y Zape o Mortadelo ("super" y "especiales") y no más Pumbys, TBOs o Pulgarcitos.
Por eso, es tan de agradecer la apuesta sin medias tintas de Mamut Cómics (de Bang Ediciones) por un cómic infantil de calidad. Si en su primera tirada se descolgaron con dos obras de Fermín Solís (Astro Ratón y Bombilla) y Dani Cruz junto a Stygryt (Puck), vuelve el elefante pleistocénico embistiendo con otros tres arreones: Marcopola: La isla remera (del últimamente muy presente Jacobo Fernandez), Federico: tenis sobre hielo, de Max Luchini (codirector de la colección) y Caca Mágica de Sergio Mora. Tres estilos completamente dispares, para crear tres mundos llenos de viñetas para niños o para que los adultos volvamos a sentirnos un poco como tales (que buena falta nos hace).
No parecen haber errado el tiro Maxi Luchini y nuestro amigo Ed, no.

8 comentarios :

Manuel Barrero dijo...

Razón tienes en lo que expones, en tanto promoción de esos productos. Precisamente ayer les leía a mis hijas un tebeo que es un cuento para niñas, "Iker y el misterio de las cacaletras", y funcionó magníficamente con ellas. Y conmigo.
Pero disiento de la frase: "en el caso del tebeo español, en el que los mastines ideológicos de la dictadura descubrieron como transformar las coloristas viñetas en vehículos perfecta para la evangelización moral y la captación de adeptos a la causa desde la más tierna infancia"
Vale que sí con las revistas infantiles, tipo Flecha, Pelayos, Flechas y Pelayos y algunos de sellos ligados a la iglesia católica. Pero no con el resto de tebeos españoles, ni con Chicos, que pronto se transformó, ni con el TBO, ni con ninguno de las escuelas Bruguera y Valencian, por más que se vieran joseantonios por todos lados, ni... Y hasta la censura fue autocensura.
Lo que hubo bajo Franco fue, sobre todo, miedo. Eso eso bastó para manipular a una población durante decenios.
Salud

Manuel Barrero dijo...

He dicho Valencian y eso eso
Estos miniportálites... ¿los inventaron para manos de niños?
;:)

Little Nemo's Kat dijo...

Asumo la imprecisión y me encomiendo (y a todo lector que aparezca por aquí) a su comentario inmaculado. Cierto, a veces las generalizaciones a vuela pluma tienen esto, que pecan de injustas por falta de discriminación.

Es cierto que hubo muchos ejemplos de cómics para niños al margen de la "educación oficial" y verdad es también que el miedo fue la principal de las censuras y la razón de que el tebeo español se estancara, en muchos casos, en fórmulas repetitivas y se orientara únicamente hacia un mercado infantil-juvenil.

Le compro hasta lo de Valencian (que dicen los ingleses), después de matización tan sabia. Abrazos ;)

Octavio B. (señor punch) dijo...

al hilo les enlazo una breve entrevista mantenida con Ed hace un año, en donde hablamos de la colección Mamut.
http://www.mazingervigo.net/ver_articulo.php?art=227

Little Nemo's Kat dijo...

Muchas gracias, Octavio, lo leeremos con la atención que merece ;)

ed dijo...

gracias Nemo! por difundir y por apoyar.
ojalá resulte y contagie de cómics para niños todo esto, futuros lectores (de cómics y lo que se ponga en frente).




PD: la palabra clave que me toca es "fragra"... el caudillo y sus hilos! ay!

ed dijo...

nos vemos en barna, sí!

Little Nemo's Kat dijo...

Pues sí, no desfallezcan ustedes y contagien, contagien...

Hasta Barna, then ;)