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martes, marzo 31, 2015

Kovra #6 en Culturamas. El camino del underground

Kovra, el fanzine de Martín López & Cia, se está convirtiendo en un verdadero referente nacional del cómic subterráneo y la experimentación valiente. Ya lo deja ver su casa nodriza.
En el último artículo que hemos escrito para Culturamas, nuestra revista cultural online de cabecera, les hablamos de todo ello y desmenuzamos algunos de los secretos más jugosos de Kovra #6, la última entrega fecunda de este fanzine que parece un antología de jovenes valores. El artículo, se lo anunciamos en el título de este post: "KOVRA #6. El camino del underground."

lunes, febrero 03, 2014

Los viajes de Berliac.

Tanto nos gustó y sorprendió el Playground de Berliac (hasta el punto de incluirlo en nuestra lista de favoritos), que decidimos seguir buceando en la obra de este enigmático argentino, autor, crítico y editor, con residencia en Noruega.
Desde su web encargamos tres de sus mini-cómics a la venta, los tres con un aire artesano, plurilingüe y tan vanguardistas e inclasificables como Playground; los tres, nuevas piezas para intentar entender la vocación experimental de un artista que hace cómics y responde al nombre de Berliac.
Voyeur/Rêveur (autoeditado) es una colección de cuarenta y cuatro dibujos del autor, en ese estilo suyo que una vez describimos como cercano al esbozo en una sesión de dibujo del natural a mano alzada. El matiz diferencial, lo notable de este ejercicio de mano, reside en los temas: Berliac elude las naturalezas muertas y el modelo estático tradicional, para "aislar" instantes vivos descontextualizándolos de un marco significativo. De esta manera, hasta cuando dibuja una estatua, una navaja de afeitar o un templo griego abarrotado de turistas, el espectador intuye la naturaleza fragmentaria, fugaz e incompleta de lo dibujado; la ausencia de una referencia interpretativa. Desde este instante, la significación de las imágenes se antoja abierta y, en muchos casos, completamente subjetiva. Hacemos hincapié en este hecho porque esa subjetividad subrayada y críptica (o condicionada por la decodificación del lector, según como lo interpretemos) es una marca que hemos creído percibir en casi todos los trabajos de Berliac a los que nos hemos acercado hasta el momento.
Love was a meteor that disintegrated as soon as it entered my atmosphere (autoeditado) es, desde su mismo título, una mini-colección excéntrica de pequeños relatos y piezas sueltas (de hasta una página) que navega entre reflexiones simbólicas acerca del amor (The Wooden Floor, Fantasmas, Artichoke) o la amistad (The rodent). De nuevo, una recopilación de instantes confidenciales abiertos a interpretaciones y masticados personales. Cada lector leerá a un Beriac diferente, estamos casi seguros.
Textos largos, diagramas y dibujos (secuenciados o no) se cruzan en las historias de Love was a... en una búsqueda cooperativa de escrituras interdiscursivas. La densidad de los relatos de Beliac depende, precisamente, de esa acumulación de capas, o de hojas de alcachofa.
Inverso (mini Kuš!) es una narración más ortodoxa, aun partiendo de un desarrollo igualmente fragmentario y atípico, sólo en el sentido en que podemos resumir su trama en unas pocas líneas (el cómic está escrito en inglés):
In the midst of a marital crisis, an unnamed zoologist is assigned to investigate the possible case of a "negative jaguar". The deeper he delves into the Amazonian jungle, the more he steps into the other side of reality. Is it too late to go back?
Dejando de lado esta excusa argumental, las 28 páginas del cómic vuelven a estar habitadas por silencios y elipsis hasta su mismo final. Una ausencia de claves que exigirá, de nuevo, la participación activa por parte del lector. En Inverso (como sucedía en Playground o en las historias de Love was a meteor...) el autor juega con la imagen y el texto (y los tachones) de una forma sólo en apariencia azarosa: los dibujos no ilustran, ni acompañan a las palabras (o viceversa), sino que unos y otros (imágenes y textos) amplifican su carga significativa, en muchos casos, gracias a un ejercicio de yuxtaposición más que de secuenciación.
Si se han quedado con ganas de más (a ver cuando podemos acceder a esto y a esto otro) o si no les han bastado nuestras palabras para formarse una imagen aproximada del puzle resuelto, pueden acercarse a los web-cómics del autor: trabajos como Celdas contiguas, A dance on fire o Will You Still Love Me pueden ser una buena fuente de iluminación para explicaciones imperfectas; y un inmejorable acercamiento (aunque fragmentario inevitablemente) a todo lo que podemos esperar de Berliac en el futuro.
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Esta entrevista reciente de Pablo Turnes en Entrecomics nos descubre algunas de las claves de la poética de Berliac.

lunes, julio 08, 2013

Playground, de Berliac. Un cómic, un documento, un ensayo....

La última publicación de Ediciones Valientes, Playground, juega al despiste y a la agitación intelectual. El trabajo de Berliac se anuncia en portada con un triple subtitulado tachado: "una novela gráfica, un documental, un cómic", para luego concluir en sus títulos de crédito, al final de la obra, que "acabas de leer una improvisación". Nada de ello es del todo cierto, aunque tampoco falso. 
Playground es, stricto sensu, una biografía, la del director de cine norteamericano John Cassavetes, uno de los renovadores del lenguaje cinematográfico de los años 60 y 70; un creador que cuestionó las estructuras subyacentes en la industria cinematográfica de aquel momento (menciona Berliac como se adelantó varias décadas al concepto del crowfunding) y los propios procesos internos de la creación fílmica (grabación, dirección de actores, puesta en escena, montaje, producción...). Es Cassavetes un director complicado, como lo son sus películas. Rechazaba las jerarquías en el proceso creativo, sus rodajes eran profundamente democráticos, todo se decidía en grupo; las interpretaciones de sus protagonistas eran, en muchos casos, el resultado de las tensiones personales internas que existían entre los actores, que luego, en un proceso interpretativo lindante con la improvisación, liberaban delante de la cámara en busca de una verosimilitud que había de favorecer el resultado final editado. 
A partir de este tipo de conocimientos e ideas previas, podemos acercarnos a Playground con mayor consistencia, porque estamos ante uno de esos trabajos "experimentales" en los que el proceso, el fondo y la forma intentan ser uno sólo (como debería suceder siempre, en realidad), en los que el discurso empleado para la narración establece un juego de espejos con lo narrado. Por decirlo de otro modo, en Playground Berliac se convierte en un discípulo avezado de Cassavetes, el protagonista de su obra, y, al mismo tiempo la obra, el cómic, se convierte en objeto artístico, en protagonista.
Comienza el cómic con un lacónico intento de narración lineal biográfica, con cita de autor y claqueta mediante, incluso. Un arranque con poca convicción diacrónica, en realidad, que pronto se ve ensordecido por una doble página que, junto a algunos datos biográficos introductorios ("1956, John Cassavetes y Burt Lane deciden abrir un taller de actuación en el Variety Arts Building, en el 225 de la calle 46 oeste, Nueva York"), expone de forma aleatoria carteles luminosos, anuncios y títulos como los que cualquier peatón encontraría en Broadway; después, durante una página más, continúa el relato biográfico a partir de las viñetas realistas que van a componer el cómic (con un estilo cercano a ese esbozo que los estudiantes de Bellas Artes suelen emplear en las sesiones de dibujo del natural a mano alzada).
En este punto, casi en el arranque mismo del texto, Berliac interrumpe la narración biográfica y desvela sus cartas en uno de los muchos fragmentos textuales (manuscritos sobre papel pautado) que completan la obra:
Qué fácil es empezar así, ¿no? Una cita del protagonista, plano general para establecer tiempo y lugar, todo va en piloto automático, sin peligro de descarrilamiento, la escena siguiente se adivina sola, basta con seguir la cronología de los hechos, no despegarse de la documentación. Otra biografía de artista, que otros han hecho antes y mejor.
Y así, con el analisis autorrerencial de su propio discurso, con la disección del cadáver y la anticipación de las posibles claves diegéticas, así, decíamos, Berliac dinamita los fundamentos de su cómic, abre una narración nueva y nos desvela que, en realidad, no estamos ante un cómic al uso (si por ello se entiende una narración tradicional), sino ante un ensayo que, para sus fines, recurre a los mecanismos comicográficos. Un ensayo postmoderno en toda regla, que incluye su propia crítica dentro del mismo texto que lo compone.
No hay un mejor término que el de "ensayo" para definir Playground, con todas las marca que lo distinguen como género o vehículo literario: la fluidez (¿espontaneidad?) discursiva en el planteamiento y desarrollo de sus enunciados, cierta laxitud a la hora de recurrir a formulismos de citación o concreción (ahí se entenderían los tachados y las correcciones sobre la marcha), la acumulación de ideas enlazadas y sobrevenidas, el empleo de referencias externas (que en este caso incluyen fragmentos de chat de Facebook, diagramas, noticias de prensa...), etc. Así es Playground: un ensayo sobre el cómic y sobre la interdiscursividad hilado a la sombra (o a la luz) de la vida y obra de Cassavetes; una acumulación de ideas y reflexiones acerca del discurso del cómic y su naturaleza narrativa, jalonadas a lo largo de lo que en apariencia (sólo en apariencia) es un relato biográfico.
Son muchas las reflexiones relevantes que plantea el autor alrededor de dos discursos narrativos que en muchas ocasiones se han visto confrontados (a veces para crear falsas relaciones de dependencia y subordinación, es cierto) y que comparten muchas herramientas técnicas. Nos parecen muy interesantes, por ejemplo, sus comentarios (aunque no siempre compartamos su mirada crítica) acerca de la verosimilitud y el realismo; es audaz y divertido el diagrama comparativo que crea entre los grandes nombres de la dirección cinematográfica y los maestros del cómic; y compartimos en gran medida sus apreciaciones conclusivas respecto al proceso de creación, la autonomía y la responsabilidad del artista:
En los cómics tradicionales, lo que se lee (ej: el argumento) está siempre por encima de lo que se ve. Y por el lado "experimental", el contenido es la forma en sí pero los procesos que condujeron a "lo que se ve" están fuera del alcance del lector, ej: Si el autor usó la goma de borrar, nunca lo sabemos, como si la acción de borrar no significase nada.
Si en mis cómics los procesos también forman parte de lo narrado es porque no busco estar detrás de la obra, sino en ella, como las huellas dactilares de Giaccometti están en todas sus esculturas. Así, todo lo que haga, indistintamente de lo narrado, es a la vez una autorreferencia constante. Cassavetes lo entendió muy bien: hay una escena en “Faces” (un film 100% de ficción en donde el director como tal no es uno de los personajes) en donde en un espejo vemos a Cassavetes con la cámara al hombro.
¿Que es entonces Playground? Como se entenderá, después de haber leído estas líneas, lo relevante no es responder a esa pregunta, sino aproximarse al resultado con la mente abierta, recibir el "texto" (cómic, documento, documental) y adentrarse en las interrogantes que Berliac plantea bajo su esquema de ensayo gráfico. Sin duda, la cuidada edición de grapas y sobrecubierta de Martín López contribuye a modelar la autenticidad del conjunto, la idea de tener entre manos el registro de una acción artística (un objeto textual) más que un cómic al uso... Aunque, paradójicamente, después de leer Playground el primer pensamiento que nos asalta es el de que nos gustaría que hubiera muchos más cómics así.