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sábado, abril 20, 2024

El abismo del olvido, de Rodrigo Terrasa y Paco Roca. Sobre la desmemoria

Si miramos atrás, la I Guerra Mundial había dejado más muertos que ninguna otra hasta la fecha, pero al acabar el conflicto todos los países se preocuparon por recuperar a los miles de desaparecidos. / Esta gran campaña internacional tenía como fin devolver los cuerpos a sus familiares para que los pudieran enterrar dignamente y de forma individual, sin importar cuál fuera su bando. 

En los últimos años, gente como Antonio Altarriba, Felipe Hernández Cava o Paco Roca están haciendo algo que las autoridades deberían haber dejado cerrado hace muchos años, pero que (poco sorprendentemente) algunos partidos de un signo político muy determinado se niegan a llevar a cabo incluso a día de hoy: restablecer la dignidad de los represaliados y encontrar a los desaparecidos. Mucha gente dice estar cansada de la Guerra Civil pero se niega a cerrar ese episodio de forma ética y de acuerdo con los dictámenes de Naciones Unidas. Hace unos años le dedicamos un texto a este asunto dentro de esta obra colectiva (pueden leerlo aquí). 

En la guerra hubo buenos y malos, repiten esas mismas personas. Como si con tal perogrullada se pudiera eximir de responsabilidades históricas al proceder de todo un régimen, como si el proceder individual o la humanidad de las personas descargara a una ideología de su contenido. Como si la ideología, la Historia, pudiera disolverse en el destino individual. Lo acabamos de constatar, de nuevo, en Zona de interés, la cinta de Glazer que acaba de obtener el Oscar a mejor película extranjera. Entre los soldados de las SS tuvo que haber individuos sensibles, padres afectuosos, buenos amigos de sus amigos, pero, esa obviedad, ese reduccionismo deliberadamente ingenuo y cínico, no justifica ni una sola de las atrocidades del nazismo ni puede dar cobertura a equidistancias estúpidas. 

En las guerras no hay buenos y malos, la barbarie es colectiva, se nos dice. Un aforismo cargado de verdad, como demuestran las atrocidades que se cometieron en la Guerra Civil en ambos bandos (aunque sólo fue uno de ellos el que quebrantó la legalidad vigente con su levantamiento). El abismo del olvido no esquiva los episodios sangrientos y la represión que se produjo en el lado republicano después del levantamiento, y se acoge a la objetividad de los datos: “Algunas milicias que se habían armado en respuesta al golpe sintieron por primera vez la impunidad que da el poder absoluto. Era la oportunidad de hacer la revolución para acabar con una desigualdad ancestral, y eliminaron a todo aquel que consideraban un opositor a la transformación social. / La sangrienta represión inicial poco a poco fue sofocada por el Gobierno según este se recomponía y volvía a tomar el control. Aun a pesar del desfavorable avance de la guerra para la República, la represión en su territorio llegaría casi a desaparecer.” 

Este nuevo (viejo) argumento de “buenos y malos” obvia que con las leyes de “memoria histórica” no se busca una reparación de los caídos en combate durante el enfrentamiento, sino una reparación (moral y económica) para con aquellos españoles que fueron represaliados (bonito eufemismo) cuando el conflicto había concluido y había ya un claro vencedor. Una limpieza ideológica en toda regla (con nocturnidad, paseíllo y ajuste de cuentas). El periodista de El Mundo y guionista de El abismo del olvido, Rodrigo Terrasa, nos lo recuerda: “En el Cementerio Municipal de Paterna existen unas 135 fosas comunes. En sus alrededores fueron asesinadas más de 2.200 personas provenientes de todo el territorio español. Es el lugar donde se constata la ejecución del mayor número de crímenes contra la humanidad una vez acabada la guerra civil.” 

El cómic de Terrasa y Roca nos acerca a la memoria de algunos protagonistas de aquella limpieza ideológica. Leoncio Badía, hombre de fuertes convicciones republicanas y superviviente de una sentencia a muerte, fue el sepulturero de muchos de aquellos hombres asesinados (“¿Quieres comer? -le dijeron. Pues ve a enterrar a los tuyos”). José Celdá fue uno de tantos hombre y mujeres fusilados juicio previo (el famoso paseíllo), acusado por crimen cometido a cientos de quilómetros de distancia mientras el trabajaba los campos. El régimen le concedió la absolución meses después de la ejecución de la sentencia. Un pobre consuelo para su mujer y su hija pequeña, Pepica. Precisamente, una de las protagonistas de El abismo del olvido. Su historia real, la perseverancia de una mujer octogenaria por encontrar los huesos de su padre y poder darle digna sepultura, es uno de los motores narrativos que inspiraron las páginas del cómic. Un ejercicio de esa dignidad humana que algunos denominan caridad cristiana.   

Paco Roca y Rodrigo Terrassa han obtenido este año el Premio de la Crítica con El abismo del olvido. Esperemos que sea un superventas, como casi todo lo que toca el valenciano. Sería un bonito homenaje para todos esos nietos e hijos (quedan pocos vivos ya) que siguen buscando los huesos de sus familiares fusilados, esos que no se agarran a la excusa cínica de “no hay que remover el pasado”. Viendo la inercia política de nuestro país y la deriva global hacia los populismos, nacionalismos y fundamentalismos, parece que le queda poco recorrido a nuestra Ley de Memoria Histórica. Que las gentes de la cultura hagan aquello en que los políticos dimiten. 

Cuando publicamos la lista con nuestros cómics favoritos de 2023, no habíamos leído aún la obra de Roca y Terrasa. Debería haber estado ahí, por supuesto. Es un cómic sobrecogedor, una disección de la desmemoria y el olvido traidor como pocas. El año pasado se publicaron algunos cómics increíbles, muchos de ellos españoles, entre todos ellos, éste es uno de los mejores si no el mejor; el premio de la crítica así lo reconoce, justamente.

lunes, noviembre 25, 2019

Con Paco Roca en Soria

Hace apenas una semana que Paco Roca estuvo en la Biblioteca Pública de Soria desdoblándose en dos charlas y deleitando a una audiencia diversa con su amabilidad, su elocuencia y la impronta de una obra que ya forma parte de la historia del cómic español. Después de asistir por la mañana a la primera presentación con los chavales del Instituto de Educación Secundaria Virgen del Espino, tuvimos la fortuna de que nos invitaran esa misma tarde a presentar y participar en la segunda charla; ésta ya ante un auditorio adulto.
Tuvimos la suerte de conocer muy brevemente a Paco Roca hace bastantes años, pero tenemos la impresión de que, como sucede con su trabajo, el peso de su figura no deja de crecer dentro del panorama de la cultura de nuestro país. Como señalamos en la introducción a la charla, la etiqueta, tantas veces repetida, que lo señala como uno de los mejores dibujantes de cómic español empieza ya a quedarse corta para definir la impronta de su producción y su importancia como narrador de historias.
La postmodernidad marca un cambio de paradigma en la forma narrar historias. El peso vehicular de las imágenes, el intercambio transmedial y la ubicua autorreferencialidad son también rasgos fundamentales de la eclosión del cómic reencarnado en "novela gráfica". A riesgo de ser pesados, repetimos que consideramos a Paco Roca uno de los nombres esenciales a la hora de entender esa nueva forma de contar historias. Pese a no ser un autor veterano, el valenciano ha sabido evolucionar desde sus orígenes, cercanos a un realismo mágico borgiano y al cómic de género, hacia otro tipo de realismo estrechamente conectado con la memoria: la memoria propia (Un hombre en pijama), la familiar (Arrugas, La casa), la del propio medio (El invierno del dibujante) y la de España (Los sucos del azar).
Para acompañar su visita, la Biblioteca Pública de Soria (que casi sentimos ya como una segunda casa) ha organizado la exposición "Contando en viñetas: Paco Roca", que ilustra en varios paneles las diferentes fases del proceso creativo de su autor. Precisamente, durante su ponencia, el autor diseccionó en detalle su método de trabajo: el itinerario que transcurre desde la voluntad inicial de hacer un cómic hasta su publicación final. Junto a Carlos Vicente (su anfitrión de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez en esta "gira" castellanoleonesa), se tocaron muchos temas y se habló de sus cómics y de sus múltiples adaptaciones interdiscursivas, pero también del panorama del cómic contemporáneo o de la forma en que un personaje público se enfrenta a su propia popularidad. Paco Roca no regateó explicaciones a la hora de satisfacer las dudas de sus admiradores o de atender a sus requerimientos (dedicatorias, dibujos, fotografías, etc.).
A veces tenemos la sensación de que el concepto de blog está perdiendo vigencia, que poca gente dedica ya tiempo a la lectura de textos de más de 280 caracteres; en definitiva, que cada vez hay menos lectores al otro lado. Sin embargo, cuando tenemos el privilegio de conocer (de reencontrar, en este caso) a los protagonistas directos del cómic, a sus verdaderos artífices, somos conscientes de que cada segundo dedicado a la crítica, al análisis y a la divulgación de su obra, es siempre tiempo bien invertido. Por eso, el disfrute es doble cuando se tiene la oportunidad de conocer uno de los grandes y uno descubre que detrás del personaje público hay un tipo tan agradable y generoso como Paco Roca. Gracias.

lunes, mayo 27, 2019

El tesoro del Cisne Negro, de Paco Roca y Guillermo Corral. Una de piratas

Cuando leímos el año pasado que Paco Roca había hecho un cómic de piratas, se nos vino a la cabeza El tesoro de Rackham el Rojo, una de las aventuras más conocidas de Tintín. La deuda de Roca con Hergé parece indudable, tanto en el apartado gráfico, con esa línea clara realista levemente caricaturesca que une a ambos, como en el narrativo. Las tramas densas y bien documentadas de las novelas gráficas de Roca siempre nos han traído reminiscencias de las intrincadas aventuras que tejía el maestro belga.
En un momento dado de El tesoro del Cisne Negro, el protagonista de la historia confiesa una deuda parecida, por razones muy diferentes:
– ¿Y tú? Espera, no, déjame adivinarlo. Te hiciste diplomático para vivir aventuras, ir a lugares exóticos... Pero de momento no has visto más que las cuatro paredes de tu despacho. Te marcaron las novelas de Salgari, los cómics tipo Tintín...
– Ja, ja, ja... ¿Cómo...? ¿Cómo lo has adivinado?
  
Alex Ventura es el personaje central de la historia y el alter ego trasparente de Guillermo Corral, el escritor y diplomáticos español, cuyo guion ha adaptado el dibujante valenciano en este cómic. Su historia se mueve entre las aguas del thriller político, el drama judicial y la aventura arqueológica. Escenarios todos ellos en los que él mismo tuvo que actuar como protagonista durante sus años de desempeño diplomático para el Ministerio de Cultura de España. Porque el nuevo cómic de Paco Roca no habla de aquellos bucaneros y filibusteros clásicos, con parche en el ojo y loro en el hombro, sino de un nuevo tipo de piratería: la de los buscadores de tesoros y expoliadores de pecios naufragados en aguas internacionales. Lo hace partiendo de una historia real que quizás les suene: la de la fragata española Nuestra Señora de las Mercedes, aquella que los expedicionarios de la empresa Odyssey Marine Explorations encontraron junto al Estrecho de Gibraltar, hace no muchos años. La historia tuvo bastante recorrido en los medios de comunicación y concluyó con los Tribunales estadounidense dándole la razón España en el contencioso acerca de la potestad sobre el tesoro rescatado.
Eran los años de la segunda legislatura del Gobierno de Zapatero, el periodo previo a la crisis que acabó con su etapa de gobierno. Su Ministro de Cultura, uno de los mejores que hemos tenido, fue el escritor César Antonio Molina (mencionado en los agradecimientos junto a la Ministra de Cultura que le sucedió, Ángeles González-Sinde). Su presencia en esta historia y en el cómic (aunque no llegue a mencionarse su nombre real de forma explícita) será fundamental. Junto a él compartió quebrantos e indagaciones Guillermo Corral, en una búsqueda contrarreloj de resquicios legales que permitieran la restitución del tesoro a su propietario original. La historia relata este proceso con detalle: el descubrimiento del expolio que Odyssey (Ithaca en el cómic) estaba llevando a cabo; la investigación y documentación que numerosos expertos españoles tuvieron que llevar a cabo ante el secretismo de la Compañía y sus argucias; los complejos procedimientos legales que siguieron, con las múltiples vistas y los recursos que se celebraron en Estados Unidos; y el accidentado traslado final del tesoro a territorio español.
Como se explica en uno de los episodios más narrativos del cómic (presentado como si fuera un apéndice extraído de un libro de historia ilustrado), la historia de La Mercedes tiene un lado de drama y otro de afrenta histórica. En pleno expansionismo napoleónico, enfrentados por el control de ultramar con Gran Bretaña y a las puertas de una guerra, Manuel Godoy, valido de Carlos IV, organizó varias expediciones con éxito para traer el oro de las colonias y garantizar su seguridad en suelo español, ante la incertidumbre reinante. Nuestra Señora de las Mercedes formó parte de una de aquellas expediciones (junto a la fragata La Asunción, que salió de Cádiz, y la Santa Clara que, como ella, salió de El Ferrol), sin embargo, nunca regresó a España. El 5 de octubre de 1804, cuando la flota de retorno de la que formaba parte estaba a punto de arribar al Puerto de Santa María, los barcos fueron interceptados por buques de la marina inglesa. Ante la negativa del comandante al cargo, José Bustamante, de entregar el tesoro, los  buques ingleses hundieron La Mercedes y secuestraron al resto de los navíos. En el ataque murieron los 275 tripulantes de la fragata; entre quienes se encontraba la mujer del Bustamante y sus siete hijos, que regresaban desde las colonias americanas. Desde entonces, el barco español y sus inmensos tesoros habían descansado en el fondo del mar, en un punto desconocido de aguas internacionales a apenas un día de distancia de la costa española.
En el cómic de Roca y Corral, La Mercedes se rebautiza como La Merced y la compañía de cazatesoros Odyssey se transforma en Ithaca. La historia real se entremezcla con una fabulación narrativa alimentada por cuentas pendientes y odios enquistados, peligrosas conspiraciones transnacionales, intentos de asesinato y un trasfondo de ficción política perfectamente ambientada y documentada en la época en la que tuvo lugar la polémica. Pese a la complejidad de su trama y los muchos detalles que condicionan su lectura, una vez más, Paco Roca sale airoso de una historia que, por esa misma exhaustividad, corría el riesgo de perder tensión e interés. Una buena parte del mérito recae en el guion de Guillermo del Corral, construido con pulso y con unos diálogos dinámicos e inteligentes que entretejen la trama histórico-política con las mucho más personales historias de sus protagonistas.
De esta forma, a medida que se desarrolla la investigación y se construye "el caso" alrededor de La Mercedes, asistimos a pequeñas subtramas paralelas a través de las cuales se construye el perfil psicológico y la historia personal de personajes como el diplomático protagonista Alex Ventura, Elsa, la archivista del Servicio de Protección del Patrimonio Subacuático, el abogado estadounidense Jonas Gold (que asesoraría a España en el caso) o el mismo Frank Stern, fundador y alma mater de Ithaca, la compañía buscadora de tesoros. La resolución del conflicto avanzará en paralelo a la revelación de los vínculos interpersonales de sus protagonistas y de sus motivaciones. 
El tesoro del Cisne Negro va ya por una segunda edición de 10.000 ejemplares, algo que podía parecer impensable cuando se anunció que la obra se publicaría con una tirada inicial de 20.000 ejemplares –un hecho del todo inusual en el mercado editorial del cómic español. Es una muestra de que como bien se señalaba en un artículo-entrevista reciente dedicado a la obra y a su autor– también el cómic español reciente está lleno de tesoros y de descubridores avezados. Y entre estos últimos, Paco Roca es siempre uno de los más audaces y de los más recomendables.

viernes, mayo 12, 2017

La novela gráfica española y la memoria recuperada

http://edizionicafoscari.unive.it/it/edizioni/libri/978-88-6969-145-4/
Acabamos de publicar un estudio en el libro Historieta o Cómic. Biografía de la narración gráfica en España, de Edizioni Ca’ Foscar (editado por Alessandro Scarsella, Katiuscia Darici y Alice Favaro). En él, tenemos el honor de compartir páginas con investigadores de la talla de Antonio Martín o Manuel Barrero, así que no podemos estar más satisfechos. Se pueden ustedes descargar el libro en pdf de forma gratuita.
Este es el -creemos- interesante índice de la obra:
 
En nuestra colaboración hemos intentado acercarnos al fenómeno de la memoria histórica y al modo en que algunos creadores contemporáneos están llevando a cabo una labor que debería estar encabezada por las autoridades políticas y por una administración que se demuestra temerosa, arbitraria e injusta. Una sociedad difícilmente puede avanzar si no se cierran las heridas, se resarce a las víctimas y se pide perdón por los errores cometidos. Fundamentos de base que, frente a ejemplos muy recientes (como los de Argentina y Chile), o más lejanos en el tiempo (el ejemplo obvio de Alemania), en nuestro país  siguen sin afrontarse o resolverse. De todo ello hablamos en "La novela gráfica española y la memoria recuperada", cuyo texto arrancan así:
Concluida la Guerra Civil Española, el gobierno franquista en el poder llevó a cabo una política de purga y exterminio contra los supervivientes del ejército republicano derrotado y aquellos ciudadanos que habían colaborado con él o simplemente se habían mostrado desafectos hacia la causa del régimen. La historia de estos represaliados ha permanecido silenciada y ‘enterrada’ durante décadas en el olvido y en miles de fosas comunes. La Ley de la Memoria Histórica aprobada por el Parlamento Español en 2007 intentaba reparar y reconocer a las victimas de la Guerra Civil y el franquismo, sin embargo, su recorrido fue tan breve como el alcance de su puesta en práctica.
En nuestro estudio nos referiremos a este proceso político fallido y a cómo el espíritu de la iniciativa pervive gracias a actuaciones individuales y proyectos artísticos/culturales. Llevaremos a cabo un recorrido somero por aquellos cómics de postguerra que, de algún modo, se refirieron a los efectos del conflicto sobre los derrotados de Guerra Civil, hasta llegar al auge presente de la novela gráfica. Nos centraremos en una serie cómics que abordan los efectos de la Guerra Civil y de la dictadura en el bando de los perdedores; obras como El arte de volar, Los surcos del azar o Un médico novato, que a su manera funcionan como ejercicios reales de recuperación de la memoria histórica.

lunes, febrero 24, 2014

Con Los surcos del azar de Paco Roca en la SER.

La semana pasada estuvimos en SER Soria con Chema Díez y con nuestra amiga la profesora de historia Eva Lavilla hablando de Los surcos del azar, uno de los grandes cómics del 2013, y uno de los favoritos para recolectar premios en este 2014. El programa nos sirvió además para homenajear modestamente al gran poeta Antonio Machado en el septuagésimo quinto aniversario de su muerte. Soria, Machado y Los surcos del azar, no podía ser de otra manera. 

El podcast: