miércoles, septiembre 04, 2019

El Fantomas de Cortázar. A fondo

El gran Julio Cortázar también hizo un cómic.
Bueno, no fue realmente un cómic, más bien un juguete anticapitalista con viñetas, bastante texto y paletadas de imaginación subversiva. Se llamó Fantomas contra las multinacionales (1975) y funcionaba como un folletín ilustrado de reivindicación política cargado de parodia postmoderna (antes de que tal cosa llegara a entenderse como tal). En él, el propio Cortázar convertido en personaje, junto a amigos como Susan Sontag o Alberto Moravia, recurre a Fantomas para conseguir dar voz a las denuncias y la sentencia simbólica del Tribunal Russell II (del que el propio Cortázar formó parte como testigo y miembro de la comisión) contra las violaciones de los derechos humanos en América Latina durante las décadas de los 60 y 70, así como contra el saqueo de los recursos naturales de la zona por parte de las empresas multinacionales.
Pero no les vamos a engañar, hemos traído a Cortázar a colación por otras razones muy diferentes.
En esta era cibernáutica de comunicaciones instantáneas y enciclopedismos al alcance de un clic, los secretos culturales pueden llegar a pasar desapercibidos entre el flujo de contenidos disponibles. Cuando se tiene acceso a todo, terminamos por insistir en lo de siempre. Esa pereza obstinada en tiempos de abundancia.
Probablemente nunca llegue a ser la BBC, pero cuando los gobiernos de turno (con sus aves rapaces de cabecera) se olvidan por un rato de degradar a la televisión pública y de mangonear su programación con indecencia propagandística, el medio público español también puede llegar a ser un espacio de encuentro. Ahora que además existe la posibilidad de descubrimiento y revisión, gracias a la plataforma digital de TVE, podemos incluso reconciliarnos con los programas itinerantes que nunca conseguimos encontrar en la parrilla a su hora de emisión real (léase Días de cine).
Debemos algunos de los mejores reencuentros televisivos recientes a ese milagro llamado "Televisión a la carta", que nos ha abierto a todos los españoles una buena parte del archivo inabarcable de la televisión que veíamos de pequeños, e incluso de la que veían nuestros padres y abuelos. Llevamos unas semanas, por ejemplo, enganchados a "A fondo", aquel programa de entrevistas dirigido y presentado por Joaquín Soler Serrano que visitaron algunos de los grandes nombres de la cultura del siglo XX; incluidos muchos de los mejores escritores de la literatura universal. Soler Serrano era un tipo instruido y elegante (un poco pedante y engolado en ocasiones), un presentador de los de antes, de los que dejaban hablar a sus invitados y les trataban con deferencia; en su caso, muchas veces, con la admiración verdadera de quien se sabe un privilegiado por poder compartir diálogo, cigarrillos y copas con genios como Dalí, Ayala, Alberti, Fellini, Carpentier, Borges o Cortázar.
"A fondo" esconde momentos gloriosos, como el de Umbral hablando con gravedad del hambre de postguerra mientras deglute vasos de leche y come manzanas compulsivamente; el de un Cortázar, aligerado de solemnidades y cada vez más relajado, fumándose los minutos junto a Joaquín Soler Serrano, hasta el punto de esgrimirle un “te respondo a esa pregunta si me das un poco de tu whisky”; o el de Dalí autoproclamándose puerco, "en el buen sentido de la palabra", y disparando ráfagas de titulares: “cuanto más me admiro, menos daliniano soy”. Habremos ganado en salud, pero cuánta normalidad hemos perdido.
Hace algunos años, se editó una colección de DVD recopilando algunas de las entrevistas más sobresalientes del programa ("Grandes Personajes A Fondo"), pero es ahora cuando tenemos la ocasión de disfrutar de ellas en el medio mismo que las vio nacer. La de Cortázar es una de las mejores.
Animado por un Soler Serrano al que le cuesta disimular su alborozo, el escritor argentino desgrana minuciosamente su biografía y su obra, sin ahorrar cigarrillos, tragos y reflexiones cargadas de lucidez. A medida avanza la conversación, trasluce la humildad y el genio oratorio de un Cortázar cada vez más relajado e intimista. La charla nos regala pasajes cuasi-confesionales, algunos verdaderamente emocionantes: como ese alegato dolorido y reivindicante de los exiliados por las purgas fascistas y la persecución política.
Por su duración, TVE ha dividido la entrevista en dos fragmentos. En el segundo de ellos (22:50-28:18), Cortázar reflexiona acerca de la génesis y las razones de ese curioso tebeo que, en formato comic-book, publicó en 1975. Su existencia nos ha servido de excusa para escribir este post y, sobre todo, para volver a la figura de uno de los grandes hombres de la cultura latinoamericana.
Julio Cortázar en 'A fondo' (1977) 


martes, agosto 20, 2019

Esenciales ACDC 2019 (primer semestre)

De nuevo, La Asociación de Críticos y Divulgadores de Cómic de España (ACDCómic) publica su listado de esenciales con los cómics favoritos de la crítica durante el primer semestre de 2019. Y, de nuevo, la ocasión es estupenda para completar lecturas, sacar ideas para futuros regalos y disfrutar de cómics que se nos pudieran haber pasado por alto en el curso anterior.
Éstas son las planillas con las portadas de los títulos seleccionados y la nota de prensa de la asociación:
 
En el listado, compuesto por un total de treinta novedades y cinco reediciones, destacan los títulos de autores españoles así como una significativa presencia de manga clásico, con obras de, entre otros, Go Nagai o Miyako Maki.
Con esta selección la asociación busca ofrecer una ‘guía de lectura’ tanto para lectores y aficionados como para bibliotecas, librerías y otras entidades culturales. 
La Asociación de Críticos y Divulgadores de Cómic de España (ACDCómic) presenta la primera ronda de sus ‘Esenciales 2019’, la selección semestral de cómics con la que esta organización busca llamar la atención sobre las obras más relevantes de entre la gran cantidad de títulos editados en nuestro mercado. Con las treinta novedades y cinco reediciones publicadas entre enero y junio del presente año se conforma una 'guía del lectura' que sirva de orientación a lectores habituales y a aficionados al medio, pero también a libreros, bibliotecarios y gestores culturales.
La selección de novedades de la ACDCómic contiene una variada muestra de lo publicado durante el pasado semestre. Hay obras de jóvenes y talentosos historietistas españoles, caso de Aroha Travé con Carne de cañón, de Núria Tamarit con Dos modenas o de Víctor Solana con El subsuelo; pero también de dibujantes nacionales plenamente consolidados, como Inframundo, de Pep Brocal o La noche polar, de Marcos Prior.
En lo referente al cómic internacional, se observa una importante presencia del manga, una tendencia que ya se viene repitiendo en las últimas ediciones de 'Esenciales', merced al buen momento que atraviesa este segmento editorial en España. Así, entran en la selección obras de autores clásicos publicadas por primera vez en nuestro mercado, como Mi vida en barco de Tadao Tsuge, Mujeres del zodiaco de Mayako Maki, La cantina de la medianoche de Yaro Abe o Devilman. The first de Go Nagai; compartiendo espacio asimismo con títulos actuales como Golden Kamuy de Satoru Noda y Reiraku de Inio Asano. 
Respecto al resto de historietas elegidas, cubren igualmente una enorme diversidad, pues van desde la obra magna de Seth, Ventiladores Clyde, por fin concluida, a novedosas propuestas didácticas como Historia del arte en cómic: El mundo clásico, de Pedro Cifuentes;  pasando por lo último del actual guionista estrella de Marvel, Donny Cates, titulado Veneno; el cómic infantil representado por Bolívar de Sean Rubin, o la consolidación definitiva de Nick Drnaso a través de Sabrina.
La lista completa de ‘Esenciales’ para el primer semestre de 2019, en orden alfabético, es la siguiente:

Novedades

  • Bahía Acuicornio, de Katie O’Neill (La Cúpula)
  • Bolívar, de Sean Rubin (ECC)
  • La cantina de la medianoche 1: Tokyo Stories, de Yaro Abe (Astiberri)
  • Carne de cañón, de Aroha Travé (La Cúpula)
  • Devilman. The first, de Go Nagai (Panini)
  • Dos monedas, de Núria Tamarit (La Cúpula)
  • En un rayo de sol, de Tillie Walden (La Cúpula)
  • Los enemigos superiores de Spiderman, de Nick Spencer y Steve Lieber (Panini)
  • Esos días que desaparecen, de Timothé Le Boucher (Dibbuks)
  • Golden Kamuy, de Satoru Noda (Milky Way Ediciones)
  • Guy, retrato de un bebedor, de Olivier Schrauwen, Ruppert & Mulot (Fulgencio Pimentel)
  • Historia del arte en cómic 1: El mundo clásico, de Pedro Cifuentes (Desperta Ferro)
  • Inframundo, de Pep Brocal (Astiberri)
  • Intisar en el exilio, de Pedro Riera y Sagar Forniés (Astiberri)
  • Irmina, de Barbara Yelin (Astiberri)
  • Laura Dean me ha vuelto a dejar, de Mariko Tamaki y Rosemary Valero-O’Connell (La Cúpula)
  • La mentira y cómo la contamos, de Tommi Parrish (Astiberri)
  • Maldita casa encantada, de Artur Laperla (Sapristi)
  • Mi vida en barco, de Tadao Tsuge (Gallo Nero)
  • Mujeres del zodíaco, de Miyako Maki (Satori Ediciones)
  • Niño prodigio, de Michael Kupperman (Blackie Books)
  • La noche polar, de Marcos Prior (Astiberri)
  • Ocultos, de Laura Pérez (Astiberri)
  • Reiraku, de Inio Asano (Norma)
  • Sabrina, de Nick Drnaso (Salamandra Graphic)
  • La sangre extraña, de Sergi Puyol (Apa Apa)
  • El subsuelo, de Víctor Solana (GP Ediciones)
  • Veneno, de Donny Cates y Ryan Stegman (Panini)
  • Ventiladores Clyde, de Seth (Salamandra Graphic)
  • Vidas paralelas, de Olivier Schrauwen (Fulgencio Pimentel)

Reediciones

  • Charlie Moon, de Carlos Trillo y Horacio Altuna (Astiberri)
  • Epiléptico, de David B. (Salamandra Graphic)
  • La guerra de Alan, de Emmanuel Guibert (Salamandra Graphic)
  • Isaac el pirata. Edición integral, de Christophe Blain (Norma)
  • Diario de un ingenuo, de Emile Bravo (Dibbuks)
ACDCómic es una asociación sin ánimo de lucro que agrupa a personas que realizan trabajos de periodismo, crítica, estudio, comisariado y otras actividades teóricas y divulgativas relacionadas con el cómic. La asociación se constituyó en 2012 con la voluntad de colaborar en la difusión del trabajo que ya desarrollan sus miembros de forma individual, emprender iniciativas conjuntas que no se podrían afrontar de forma separada y servir de interlocutor ante otros colectivos o instituciones.
En la selección de los Esenciales del primer semestre de 2019 han participado cuarenta y siete miembros de ACDCómic: Anna Abella, Daniel Ausente, Agus López “Bamf!”, Mikel Bao, Octavio Beares, Pablo Begué, Luigi Benedicto, Josep Maria Berengueras, Marc Bernabé, José Martínez “Bouman”, David Brieva, Marc Charles Palau, Oriol Estrada, Ángel L. Fernández, David Fernández de Arriba, Nerea Fernández, Iván Galiano, Manuel González, Julio Andrés Gracia Lana, Óscar Gual, Cristina Hombrados, Kike Infame, Raúl Izquierdo, Jesús Jiménez, Joan S. Luna, Jota Lynnot, Javier Marquina, Elena Masarah, Diego Matos, Pedro Monje, Javier Mora Brodel, Francisco Naranjo, Josep Oliver, Carolina Plou, Juan Royo, José Andrés Santiago, Óscar Senar, Xavi Serra, Alex Serrano, Jose A. Serrano, Jon Spinaro, Henrique Torreiro, Raúl Tudela, Rubén Varillas, Jaume Vilarrubí, Gerardo Vilches y Yexus.

lunes, agosto 12, 2019

Niño prodigio, de Michael Kupperman. El hijo del genio

Niño prodigio (cuya edición en nuestro país ha corrido a cargo de Blackie Books) arranca con una fotografía a toda página acompañada de una breve biografía de su autor: “Michael Kupperman, de madre historiadora y padre que hizo historia, parecía abocado a escribir historias. Eso hizo, desde muy joven, en el terreno de las viñetas, tanto en su infancia en Inglaterra como cuando regreso a Estados Unidos.” 
Luego, se nos informa de que el autor ha trabajado para Marvel y para DC, de que posee un premio Eisner o de que Niño prodigio es su primera obra “seria” (que, entendemos, se refiere a que es su primera “novela gráfica”). Sin embargo, pese a toda la información que completa su biografía, como lectores nos quedamos dando vueltas alrededor del juego de palabras de la primera frase que hemos citado. Esa triple repetición (historiadora-historia-historias) resume el libro que tenemos entre manos y abre la puerta a un misterio: el del hijo, narrador, que se dispone a contar la historia insólita de su progenitor, un “padre que hizo historia”.
Así comienza Niño prodigio, con un ejercicio de memoria filial destinado a ajustar cuentas con el pasado propio y con el de su árbol genealógico: “el de la familia infeliz que fuimos”. Michael Kupperman, convertido él también en padre de familia, decide echar la vista atrás 14 años para relatar cómo descubrió la increíble infancia mediática de su padre Joel Kupperman. Sucedió en uno de los momentos más bajos de su vida, cuando estaba al borde de una depresión. Sucedió de casualidad, cuando, viendo la televisión con su padre, aparecieron Abbott y Costello y éste comentó espontáneamente: “Esos me regalaron un perro”. De casualidad se descubren algunos hechos sustanciales de la vida; algunas claves de la existencia que nos ayudan a entender por qué somos lo que somos. 
El libro responde al modelo comicográfico metaficcional que Art Spiegelman glorificó en Mausel hijo que nos cuenta la historia del padre junto a la del proceso creativo mismo. Un cómic que narra cómo se hace un cómic. Pero si Spiegelman tuvo que enfrentarse a la figura de un progenitor traumatizado e irascible para completar la historia de un superviviente, Kupperman luchará contra la demencia incipiente de un hombre que sólo quiere olvidar su infancia: aquel periodo en el que una madre ambiciosa y unos medios de comunicación sin escrúpulos decidieron que Joel Kupperman era una gallina de los huevos de oro con un coeficiente de inteligencia por encima de los 200. 
Quiz Kids comenzó a emitirse en la radio estadounidense en los años 40. Varios niños competían por ganarse el favor del público en virtud de su inteligencia y conocimientos generales. Joel Kupperman fue su protagonista más ilustre. Un crío judío que, a los seis años, recibió la etiqueta de “niño prodigio” y adquirió el rango de celebridad para unos oyentes y televidentes necesitados de evasión ante los trágicos acontecimientos bélicos que estaban por desencadenarse.
Como suele suceder en las buenas biografías, la infancia de Kupperman nos ayuda a orientarnos entre los  sucesos históricos que acontecieron durante aquellos años decisivos en la historia de Occidente: el antisemitismo venenoso que impregnó Europa y Estados Unidos, la ascensión del nazismo, la participación de Norteamérica en la Segunda Guerra Mundial, etc. Sin embargo, el autor no pierde de vista la mirada de su padre ni siquiera cuando aborda estos asuntos de gravedad extrema: la mirada de un niño demasiado pequeño para interpretar lo que estaba sucediendo a su alrededor, o como para sospechar que él mismo había pasado a formar parte del engranaje patriótico de propaganda. Son paradójicas e inquietantes, por ejemplo, esas escenas en las que, a causa de su enorme popularidad, el niño Kupperman es empujado a reunirse con figuras históricas de la época (Henry Ford, Marlene Dietrich, Orson Welles) o a "participar" en acontecimientos históricos (como aquella Primera Asamblea General de la ONU en Nueva York, en la que él mismo intervino como orador representando a la juventud de su país); situaciones irrepetibles que el muchacho vivió desde la inconsciencia y el desinterés propios de su edad.
A partir de ahí, el autor indaga en las consecuencias traumáticas que la exposición mediática durante más de una década tuvo en el futuro de su padre, en su condición de persona adulta. Michael Kupperman disecciona la figura del Joel Kupperman que él llegó a conocer y, analizando sus desequilibrios y sus desafectos, intenta comprender las secuelas que una infancia robada puede tener en un individuo, así como los efectos colaterales que dichos traumas generarán en sus seres queridos. 
El relato de explotación infantil que es Niño prodigio encuentra muchos ecos en este tiempo presente en el que una sociedad infantilizada baila al son de un espectáculo que nunca cesa. Paradójicamente, la infantilización actual viene aparejada a dos circunstancias contradictorias: la que aúna la sobreprotección del menor y elude la necesidad de transmitirle normas y responsabilidades, y la de la sobreexposición irresponsable de la infancia a situaciones, vicios y estímulos propios de la edad adulta. En este sentido, Niño prodigio podría leerse como una lección, una admonición de los peligros que entraña la suplantación de la infancia en aras de los caprichos y las expectativas paternos. Mucho nos tememos, sin embargo, que el muy notable trabajo de Kupperman terminará resumiéndose y circunscribiéndose más bien a sus virtudes como novela gráfica biográfica (otra más); las cuales tampoco son pocas.

martes, julio 23, 2019

Tendencias de la narración gráfica contemporánea en la Universidad deLeón

Entre el 9 y el 11 de julio la Universidad de León celebró el curso "Tendencias de la narración gráfica contemporánea" en el inmejorable espacio de la Colegiata de San Isidoro. Las jornadas regresaban a León después de seis años sin celebrarse y, como en sus comienzos, al frente de las mismas ha estado nuestro amigo José Manuel Trabado Cabado, profesor de la Facultad de Filosofía y Letras, Director de Publicaciones de la Universidad y fundador del Grupo de Estudios sobre Cómic y Narración Gráfica; del que tenemos la suerte de formar parte.
Hemos tenido también la fortuna de participar en estas jornadas con una charla dedicada al cómic digital: "¿La revolución del cómic digital?". Para nuestra ponencia decidimos retomar parcialmente el texto que escribimos para Cómic Digital Hoy; ese espectacular volumen sobre el presente, el pasado y el futuro del cómic digital que ACDCómic editó en 2016 y que se puede descargar de forma gratuita aquí.
Más allá de nuestra charla y de la amable atención que nos dispensó el público asistente, de las jornadas nos llevamos los buenos recuerdos que nos han regalado sus organizadores, lo que hemos aprendido del resto de conferenciantes y las horas de charlas mantenidas con los participantes en sus actividades. Fue una ocasión especial, por ejemplo, para conversar con gente que sabe tanto de cómics como Gerardo Vilches, Elena Masarah, Inés González Cabeza o el propio José Manuel. Lo fue también para encontrarnos y charlar con el talentoso dibujante Javi de Castro, que nos puso al día sobre sus planes futuros en el ámbito del webcomic; o para oír la excelente charla-diálogo de Cristina Durán, a quien admirábamos por la sensibilidad artística y narrativa de su obra, y ahora también por su encanto personal y excelente conversación.
De nuestra visita leonesa sólo nos apena no haber podido asistir a la conferencia del fotógrafo Carlos Spottorno, otro artista quien admiramos y cuya obra La grieta (realizada junto al guionista Guillermo Abril) no nos cansamos de recomendar.
Le deseamos una larga vida a estas recuperadas jornadas de la Universidad de León dedicadas al cómic. Gracias a este tipo de actos y a la labor de investigadores como José Manuel Trabado, el cómic ha encontrado un espacio normalizado en el ámbito académico de los estudios narrativos y artísticos. Esperamos que la iniciativa perdure con éxito durante mucho tiempo.

miércoles, julio 10, 2019

ACDCómic otorga el I Premio Nacional de la Crítica

La ACDCómic remodela su web para anunciar una de sus iniciativas más largamente perseguidas: la inauguración del Premio ACDCómic al mejor autor español del año y al autor revelación. 
En el año de estreno del galardón, el Premio a la Mejor Obra ha recaído en Max, por Rey Carbón, "por su exploración del lenguaje del cómic y el cuestionamiento de sus reglas, coherente con una extensa carrera definida por la curiosidad y la constante búsqueda de nuevos caminos para el medio". Por su parte, María Medem ha recibido el Premio a Autora Emergente "por su madurez narrativa, su temprano dominio de una gráfica propia y su incuestionable personalidad artística, demostrada en varias obras a lo largo del año, tanto en solitario como en colaboración." La nota de prensa de la ACDCómic continúa:
La Asociación de Críticos y Divulgadores de Cómic de España ha anunciado este jueves en Barcelona el I Premio ACDComic. ‘Rey Carbón’, de Max, ha sido el ganador en la categoría de Mejor Obra y la sevillana María Medem en la categoría de Mejor Autor/a Emergente. El premio lo ha entregado Oriol Estrada, presidente de la ACDCómic, asociación que integran 81 miembros entre los cuales hay periodistas, académicos y especialistas en la historieta.

El doble galardón, que nace con el objetivo de dar reconocimiento y visibilidad a historietas de nueva autoría, se concederá anualmente a obras creadas para el mercado español por autores españoles o afincados en España. “Es fundamental que la crítica apoye abiertamente a los autores y autoras del territorio nacional y también apostar por la autoría joven, por aquellos artistas que están empezando a desarrollar sus carreras, muchos de ellos desde la autoedición”, ha explicado Estrada.

El presidente de la ACDCómic ha destacado de la obra ganadora, ‘Rey Carbón’ (La Cúpula, 2018), “su exploración del lenguaje del cómic y el cuestionamiento de sus reglas”. Para Estrada, Max articula en ‘Rey Carbón’ “una vanguardista reflexión sobre el origen del dibujo partiendo de una fábula clásica de Plinio el Viejo y huyendo del planteamiento clásico de introducción, nudo y desenlace y dando el protagonismo casi absoluto a la imagen, el trazo y el mensaje con una gran economía de palabra”. Un planteamiento, añade Estrada, “coherente con una carrera que siempre ha estado definida por la curiosidad y la búsqueda de nuevos caminos expresivos”.

De la ganadora del premio a la Mejor Autor/a Emergente, María Medem (Sevilla, 1994), Estrada ha alabado “su madurez narrativa, su temprano dominio de una gráfica propia y su incuestionable personalidad artística, demostrada en varias obras a la largo del año, tanto en solitario como en colaboración con otros autores”. Medem publicó en 2018 su primera novela gráfica, ‘Cenit’ (Apa Apa) y el pasado abril ya conquistó el premio a la autora revelación del Comic Barcelona. El reconocimiento de la crítica concedido ahora por la ACDCómic la confirma como uno de los grandes talentos surgidos en el mundo del cómic en los últimos tiempos. 
Los Premios ACDCómic han llegado para quedarse y para seguir visibilizando la presencia del cómic dentro de nuestro panorama cultural. Su creación consolida, además, el rol activo de la Asociación de Críticos de Cómic como pieza decisiva para la promoción del cómic y confirma la necesidad de un acercamiento crítico a un fenómeno cultural que se encuentra en un momento.

viernes, junio 28, 2019

Alt-Life, de Falzon y Cadéne. Virtualidades matriciales (en ABC Color)

Alt-Life es un ejercicio de ciberpunk postmoderno que da una vuelta de tuerca a aquella virtualidad matricial que en su día anunció Baudrillard y que el Matrix de los Wachowski elevó a la condición de fenómeno de masas. La obra de Joseph Falzon y Thomas Cadéne arranca desde una premisa similar a la que se desvelaba al final del filme: ¿Qué sucedería si nada de lo que vemos y sentimos fuera real? ¿Si todo lo que conocemos no fuese otra cosa que un simulacro creado por una entidad superior para confundir nuestros sentidos y nuestra consciencia?
Aquella idea de la vida como simulacro, que Baudrillard manejaba con intenciones simbólicas, adquiere una concreción ficcional en Matrix y Alt-Life. La película de los Wachowski planteaba la distopía tenebrosa de un mundo controlado y sometido por la inteligencia artificial; un futuro en el que el ser humano terminaba convertido en materia prima, combustible orgánico para mantener operativo el "sistema". Alt-Life propone una visión menos agorera (en un momento dado dos personajes del cómic llegan incluso a mencionar directamente a la cinta de los Wachowski aludiendo a ese pesimismo), pero igualmente abierta a interrogantes éticos y filosóficos. La existencia de los protagonistas de Matrix estaba ligada a un espejismo parasitario que les aportaba la ilusión de una vida mejor al mismo tiempo que consumía su energía vital. En la película los seres humanos no eran otra cosa que esclavos vegetativos e inconscientes. El cómic de Falzon y Cadéne reformula este último aspecto.
En un planeta Tierra superpoblado y abocado a la autodestrucción, debido a la extinción de sus recursos naturales, la evolución tecnológica abre una puerta a la esperanza. Se trata de una puerta (literalmente) ilusoria: se les ofrece a dos voluntarios, un hombre y una mujer, la posibilidad de ser pioneros en el experimento de realidad virtual definitivo. Vivirán en el interior de una vaina, de apariencia ovoide y orgánica, conectados a unos receptores sintéticos que les permitirán comunicarse entre ellos. Desde su interior deberán crear sus propios universos virtuales desde un ciberespacio vacío. A partir de ese instante, para los protagonistas (y durante el resto de su existencia) no existirá más realidad que la que ellos mismos sean capaces de edificar en su papel de dioses primigenios de la realidad virtual. No hay vuelta atrás ni posibilidad de retorno al mundo real, porque para estos dos voluntarios el mundo será lo que sus consciencias tengan a bien imaginar.
La historia de Alt-Life remite continuamente al mito primigenio de Adán y Eva: el hombre y la mujer desnudos abandonados a su suerte en el paraíso, sin más regla que la de evitar el desafío a la autoridad original (personificada en este caso en los ingenieros que programan las vainas y controlan su funcionamiento antes de que éstas devengan entidades autónomas). En sus primeros pasos en el "Nuevo Mundo" los personajes se sienten confusos y torpes, como dos recién nacidos. Poco a poco, sin embargo, aprenderán a "programar" el medio a su antojo: crearán a otros seres humanos, imaginarán nuevos paisajes, cumplirán sus deseos más descabellados...
Ese es uno de los principales debates que plantea Alt-Life: ¿Qué deseos íntimos satisfaríamos en primer lugar si tuviéramos un poder omnímodo sobre nuestro entorno? En el cómic, la respuesta se revela transparente: las pasiones sexuales. Si otorgamos credibilidad a sus autores, el ser humano es esclavo de sus represiones sexuales y de las restricciones sociales que la sociedad le impone. Si se nos permitiera vivir en un estado de emancipación absoluta, sin sacrificar nuestra condición evolutiva y sin ocasionar víctimas colaterales, nos dejaríamos llevar obsesivamente por los más bajos instintos y nuestras perversiones eróticas más febriles y recónditas. Eso es al menos lo que le sucede a la protagonista de Alt-Life y lo que también desearía su partenaire masculino si no estuviera cohibido por sus represiones y complejos.
Pero, más allá de las reflexiones freudianas y el fantaseo sexual, el cómic sigue moviéndose entre interrogantes en un juego de espejos en el que no deja de compararse la nueva realidad virtual de los personajes con aquella otra en la que habitaban: sus nuevas relaciones simuladas, con la vida en sociedad; la fragilidad de una existencia anclada a limitaciones físicas y fisiológicas, con la plenitud etérea e inmaculada del ente virtual... Así, hasta que los personajes tienen que enfrentarse con sus dudas más trascendentes: las que afectan a su propia consciencia; una consciencia, en este caso, omnipotente y demiúrgica.
Para dotar de verosimilitud su fábula utópica, Joseph Falzon ha optado por una línea clara realista, diáfana y desnuda de cualquier tipo de trama, en la que sólo el color y la perspectiva aportan volumen. Su estilo nos recuerda al de otros contemporáneos, como Ruppert & Mulot o Jason Lutes, aunque entre sus referencias visuales directas parece inevitable mencionar a Moebius y su imaginario futurista. Más que por su correcto apartado gráfico, sin embargo, Alt-Life nos ha llamado la atención por su original revisión de varios temas clásicos de la ciencia ficción, como la inteligencia artificial, la interpretación de la realidad como simulacro o la idea de una inteligencia sintética matricial. En este sentido, la obra de Falzon y Cadéne nos ha parecido un buen pretexto para generar debates éticos y agitar las ansias especulativas. 
https://www.abc.com.py/edicion-impresa/suplementos/cultural/2019/06/30/alt-life-de-falzon-y-cadene-virtualidades-matriciales/

martes, junio 11, 2019

Género y conciencia autoral en el cómic español (1970-2018)

Nos acaba de llegar el recién publicado volumen 5 de la colección Grafikalismos que la Universidad de León ha editado en colaboración con la editorial Eolas. Bajo el título Género y conciencia autoral en el cómic español (1970-2018), el director de la colección, José Manuel Trabado, ha coordinado un ambicioso volumen de 440 páginas a todo color en las que se estudia la obra de autores como Alfonso Font, Carlos Giménez, Max, Miguelanxo Prado, Laura Pérez Vernetti, Federico del Barrio, Miguel Gallardo, Paco Roca, Luis Durán, Emma Ríos y David Rubín.
El libro colectivo se enmarca entre las actividades del grupo de investigación GRECONAGRA de la Universidad de León. Los textos que lo conforman han corrido a cargo de algunos de los nombres más importantes de la investigación del cómic en España: José Manuel Trabado, Antoni Guiral, Miguel Ángel Muro, Jesús García Sierra (Yexus), Álvaro Pons, Ana Merino, Esther Claudio, Juan Manuel Guereñu, Inés González Cabeza y Nerea Fernández Rodríguez. La espectacular edición y la calidad de los textos seleccionados hacen de este volumen una obra de referencia para acercarse a muchos de los nombres esenciales del cómic español contemporáneo. En nuestro caso, hemos tenido la suerte de poder participar en la obra con un capítulo dedicado a uno de nuestros autores favoritos. El título, "Federico del Barrio. Los límites del lenguaje".   
Les dejamos con el índice de los artículos y con la nota reseñada de José Manuel Trabado:

En una suerte de once catas prospectivas, el lector puede observar a lo largo de estas páginas las mutaciones que la narración gráfica ha experimentado desde los años 70 y que la han llevado desde el territorio del quiosco al espacio del museo. Su condición cultural ha cambiado radicalmente, lo que da buena muestra de la versatilidad que posee su gramática. El género fue un lenguaje que articuló imaginarios gráficos y esbozó un inventario de fórmulas narrativas que buscaban una avidez cómplice en el receptor: un salvoconducto para la lectura. De forma paralela, se desarrollaba la conciencia de creador que buscaba desarrollar sus historias al margen del crisol de la ciencia ficción, lo fantástico, el terror, etc. El objetivo de este libro es crear un espacio de reflexión para esta dialéctica entre el género, concebido como molde en constante metamorfosis, y la fuerza de un estilo ingobernable, sin pautas ni normas, que persigue construir un universo propio e intransferible. Los caminos para ello son apasionantes, las fronteras difusas y los mapas provisionales.