Lo prometido es deuda. Allá va la versión original de la "micro-colaboración" con FHM. Aprovecho para añadir el blog de Liniers a los "Blogs de autor", y para recomendaros la inexcusable visita diaria a sus tiras. No me he podido resistir a incluir alguna de sus genialidades, así que hoy, más imagen que texto, porque Liniers lo vale (que diría algún anuncio desbocado). ___________________________________________________________
 
 Mágico, disparatado, cómico… ¡macanudo! No podía el argentino Liniers haber elegido un nombre mejor para bautizar su mundo de pingüinos reflexivos, gnomos cromáticos y moscas desconcertadas. Hacía tiempo, mucho, que no leíamos unas tiras cómicas tan frescas, tronchantes e inteligentes. El humor de Liniers (que desde hace años publica una tira regular en el diario argentino La Nación), sorprende por su forma de buscarle las cosquillas a la cotidianidad: sus tiras descubren la cara oculta de la normalidad, el lado marciano que hay en toda niña, pato o robot. Es imposible leer las viñetas de Macanudo sin sorprenderse a uno mismo en la interrogante: “Y cómo no me había yo fijado en esto?”
Mágico, disparatado, cómico… ¡macanudo! No podía el argentino Liniers haber elegido un nombre mejor para bautizar su mundo de pingüinos reflexivos, gnomos cromáticos y moscas desconcertadas. Hacía tiempo, mucho, que no leíamos unas tiras cómicas tan frescas, tronchantes e inteligentes. El humor de Liniers (que desde hace años publica una tira regular en el diario argentino La Nación), sorprende por su forma de buscarle las cosquillas a la cotidianidad: sus tiras descubren la cara oculta de la normalidad, el lado marciano que hay en toda niña, pato o robot. Es imposible leer las viñetas de Macanudo sin sorprenderse a uno mismo en la interrogante: “Y cómo no me había yo fijado en esto?”
Un consejo, si sois de espíritu tímido y naturaleza pusilánime, no leáis este cómic en público: las carcajadas os harán pasar por uno de esos zumbados que llenan las páginas de Macanudo.
 
Algunas de las tiras de Liniers. Desternillantes en ocasiones, siempre sensibles: 1, 2, 3, 4 y 5. 
 
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