miércoles, agosto 26, 2015

Esenciales ACDC 2015 (primer semestre)

Diligentemente, la ACDCómic (Asociación de Críticos de Cómic) ha publicado su lista de esenciales para el primer semestre de 2015; una recopilación que se está volviendo cada vez más necesaria para lectores y comicófilos varios. Este semestre ha venido cargadito de buenos tebeos, así que saquen la libreta de compras y apunten:

http://www.acdcomic.es/esenciales2015/
  • Barcelona, los vagabundos de la chatarra, de Jorge Carrión y Sagar (Norma) 
  • Chapuzas de amor, de Jaime Hernández (La Cúpula)
  • Ciencia Oscura 1, de Rick Remender y Matteo Scalera (Norma)
  •  Cómics (1986-1993), de Julie Doucet (Fulgencio Pimentel)
  • Cráneo de Azúcar, de Charles Burns (Reservoir Books)
  • El árabe del futuro: Una juventud en Oriente Medio (1978-1984), de Riad Satouff (Salamandra)
  • El botones de verde caqui (Una aventura de Spirou por...), de Schwartz y Yann (Dibbuks)
  • El escultor, de Scott McCloud (Planeta)
  • El paraíso perdido de John Milton, de Pablo Auladell (Sexto piso) 
  • En la vida real, de Cory Doctorow y Jen Wang (Sapristi)
  • Fenix, de Osamu Tezuka (Planeta)
  • Fragmentos del mal, de Junji Ito (ECC)
  • Kitaro 2, de Shigeru Mizuki (Astiberri)
  • La balada del norte 1 de Alfonso Zapico (Astiberri)
  • Las aventuras de Joselito, de José Pablo García (Reino de Cordelia)
  • Los sucesos de la noche 1, de David B. (Norma)
  • María cumple 20 años de Miguel Gallardo (Astiberri)
  • Matar a mi madre, de Jules Feiffer (Sapristi)
  • Ms. Marvel 1, de Wilson, Alphona y Wyatt (Panini)
  • ¡Oh, diabólica ficción!, de Max (La Cúpula)
  • Preciosa oscuridad, de Vehlman y Kerascoët (Spaceman)
  • Submun-dos, de Kaz (Autsaider)
  • Todo el mundo tiene envidia de mi mochila voladora, de Tom Gauld (Salamandra)
  • Undercurrent, de Tetsuya Toyoda (Milky Way)
  • Yo, René Tardi, prisionero de guerra en el Stalag IIB nº 2, de Jacques Tardi (Norma)  

miércoles, agosto 19, 2015

A Body Beneath, de Michael Deforge. Vanguardia de ida y vuelta

Llevábamos tiempo con ganas de leer a Michael DeForge. La ocasión perfecta nos ha surgido con la publicación de A Body Beneath. El volumen editado por Koyama Press recopila las historias cortas de los números #2-5 de la serie Lose, el fanzine (en formato de comic-book) que publica aproximadamente cada año en Canadá para la misma editorial; un bocado para minorías que llevaba tiempo degustándose en los circuitos del cómic de autor.
El propio DeForge confiesa en el prólogo dibujado para la edición (siguiendo “instrucciones” de su editor, añade) que el libro no incluye ningún contenido de Lose #1 porque sus historias eran realmente malas; y que algo similar siente hacia algunos de los relatos que sí se han recogido en A Body Beneath: en particular se refiere a la torpeza argumental de “Dogs 2070” y al “esforzado y lamentable” dibujo de “It’s Chip”. Sorprendentemente, en una primera impresión, el lector encuentra que estas dos historias son visualmente dos de las más atractivas del volumen (“It’s Chip” nos recuerda a un Luke Pearson corregido por un filtro underground; y “Dog’s 2070” parece salida de los lápices de Paco Alcázar). Una vez concluida la lectura del volumen es cuando reconocemos las dudas del autor: esas dos historias primerizas tienen ya una fuerte personalidad, pero no se parecen gráficamente al creador que DeForge es hoy en día, al dibujante que ha preferido conducirse hacia un estilo mucho más minimalista y falsamente infantil, que aquel que comenzó a publicar Lose en 2009. En sus últimos relatos se nota, además, una clara evolución por lo que respecta a la construcción de la historia y la amplitud temática en los últimos números de Lose.
Pertenece DeForge a una generación de autores que han decidido rescatar para la historieta una Vanguardia Clásica de la que el cómic apenas disfrutó: autores que se han apropiado de los ismos históricos (Constructivismo, Futurismo, Dadaísmo, Cubismo, Surrealismo, etc.) para dar forma a un nuevo cómic experimental y sorprendente, una nueva vanguardia que no empieza de cero, sino que se alimenta a su vez (sobre todo en el plano temático y argumental) de ese mismo extrañamiento que desde hace lustros habita en las historias de Charles Burns o de Daniel Clowes. Incluimos a DeForge junto a dibujantes jóvenes como Yuichi Yokoyama, Anders Nilsen, Dash Shaw, Oliver Schrauwen, Johnny Ryan o José Ja Ja Ja; gente que, en diferentes grados, ha optado por estrategias de apropiacionismo y reformulación para construir un nuevo discurso formal que se adapte al contenido desconcertante de sus historias.
Hay bastante de Clowes y de Burns en A Body Beneath, acabamos de señalar. Como aquellos, DeForge desborda imaginación en la construcción de unos universos ficcionales que no se rigen por más reglas que las que sus personajes y situaciones van levantando viñeta a viñeta. Y pese a esa rareza, esa falta de conexión con la cartografía del mundo ordinario, las historias del canadiense funcionan y, dentro de sus coordenadas improbables, resultan verosímiles en un mundo paralelo tan excéntrico como excepcional.
Funciona también la inmediatez de su dibujo, contagiado por el manga, a veces pura exhibición de línea clara, otras cargado de cierto barroquismo geométrico, adornos y metamorfosis imposibles. Pero la clave resida, tal vez, en la cualidad emocional, en la capacidad de Michael DeForge para encerrar sensaciones y sentimientos familiares para el lector detrás de la simbología extravagante de monstruos mutantes, adolescentes desubicados y animales antropomórficos como los que habitan en historias como “Manananggal”, “Someone I Know” o la extraordinaria y desasosegante “The Sixties”.
Sus historias son magnéticas, impredecibles y profundas. Sutil y acerado es el acercamiento crítico a instituciones como la monarquía que encontramos en “Canadian Royalty”; como sutil e inquietante es la recreación en viñetas de la inseguridad humana de “Recent Hires”. En “Living Outdoors”, penúltima historia de la recopilación, un adolescente cabezón de ojos abotonados como un Lego, se debate entre su curiosidad verdadera por el mundo natural y sus deseos púberes por agradar a la tribu e impresionar a la chavalilla más guapa de la “manada”. El artista, como en muchos de sus relatos, construye un universo social y biológico ad hoc, partiendo de su inventiva: unas leyes naturales propias que se repiten en sus cómics, pero que no se explican fuera de su fértil imaginación. El resultado es un desafío para nuestro intelecto, un gozo para la experiencia lectora. Pura exuberancia, puro DeForge.

miércoles, agosto 05, 2015

Tres planes culturales santanderinos para este verano (gratis)

Si tienen ustedes la fortuna de pasarse o pasearse por Santander en las próximas semanas, hay tres cosas que podrían hacer y disfrutar sin gastarse un solo duro…
Hasta el 02 de septiembre, la Obra Social “la Caixa” expone siete esculturas colosales de Henry Moore en el Paseo Marítimo de la segunda playa del Sardinero. Hemos tenido la suerte de contemplar la obra de Henry Moore en numerosas exposiciones y museos, y, créannos, siempre merece la pena acercarse a uno de los artistas esenciales del siglo XX. Su obra ha influido a buena parte de los escultores contemporáneos, hasta el punto de transformar la solidez y contundente sensualidad de sus piezas monumentales en frecuentes invitados del paisaje urbano de nuestras ciudades. En Santander tienen la ocasión de disfrutar de obras maestras de su producción, como Óvalo con puntos, Figura reclinada en dos piezas nº 2, Pieza de bloqueo o Madre e hijo reclinados, perfiladas todas ellas sobre el Cantábrico rumoroso y agitado. Naturaleza en acción y tensión dinámica, como le hubiera gustado al propio Moore.
http://www.canalpatrimonio.com/la-obra-de-henry-moore-se-asoma-al-mar-en-santander/

http://www.canalpatrimonio.com/la-obra-de-henry-moore-se-asoma-al-mar-en-santander/
El 10 de septiembre, en la galería Alexandra Espacio Creativo, clausuran la exposición Mi mamá no me mima con dibujos de Sandra Rilova. Lápices de colores, acuarelas, collage y acrílicos para desarrollar una interesante aproximación a la cuentística popular desde los conceptos de la amenaza y la alteridad en cuadros de pequeño formato. El estilo de Rilova, familiarizado con la ilustración, retrata los miedos infantiles a partir de la escenografía de momentos inquietantes y el desarrollo simbólico de las falsas apariencias. Una buena ocasión para reflexionar sobre las tinieblas de la infancia al resguardo de la canícula estival.
Seis meses les quedan (hasta el 10 de enero) para acercarse a la Fundación Botín a ver Sol Lewitt. 17 Wall Drawings. 1970-2015. La obra, comisariada por John Hogan, Director de Instalaciones de la Yale University Art Gallery y dibujante de Sol Lewitt desde 1982, recoge con perfección el espíritu artístico de uno de los maestros del arte conceptual de los años 60-70. Consta la exposición de diecisiete dibujos murales creados por Lewitt para ser reproducidos milimétricamente según sus precisas instrucciones en diferentes partes del mundo. Pura teoría visual: líneas proyectadas, composiciones geométricas y series minimalistas a gran tamaño recreados sobre los muros de la Fundación gracias a jóvenes artistas entre los que encontramos nombres de prestigio como el de AlfredoSantos, amigo de esta casa. Una experiencia diferente.