Resulta que durante la primera quincena de julio me había dispuesto yo a pasar unos días de asueto en buena compañía por las grandiosas tierras del norte de Palencia y la Asturias mítica, cuando sin saber ni cómo ni por qué, me vi en Gijón en medio de la Semana Negra. Prometo que fue una sorpresa no buscada: nunca había estado en Gijón (ahora sé que volveré) y desconocía las fechas de un evento que, sin embargo, siempre me había fascinado desde la distancia catódica.
Así que, de pronto, me encontré en el recinto preparado para el elogio de los Hammet y Chandler y, hete aquí que para mi sorpresa descubrí el protagonismo con que disfruta el cómic en la celebración. Un cartel de actividades en el que el nombre de Ángel de la Calle (fresco aún el segundo volumen de Tina Modotti) aparecía y reaparecía constantemente como organizador de exposiciones y conferencias, había una carpa dedicada a la exposición de originales, mesas redondas, etc. Vayamos por partes.
Con motivo del salón, y dentro de la inercia que crea este año de recuperación de la memoria histórica, se organizaron para la celebración una serie de actividades alrededor de la exposición de originales bajo el título "Historias Rotas". Entre las obras expuestas -abróchense los machos-, El artefacto perverso de Federico del Barrio y Hernández Cava (uno de los grandes cómics en la historia de nuestro país, sí o sí), Eloy: Gorca, de Hernández Palacio, Un largo silencio, de Gallardo, Max Friedman: ¡no pasarán!, de Giardino, etc. Además, se anunciaba una mesa redonda para el sábado 15, con los dibujantes y guionistas protagonistas, al final de la cual se entregaría a los asistentes el libro-catálogo Historias rotas: la guerra del 36 en el cómic (Pepe Galvez y Norman Fernández), en el que se recogían las aproximaciones, interpretaciones y recreaciones comicográficas acerca de la Guerra Civil y reproducciones de las planchas expuestas. ¿Alguien da más?
Al día siguiente (todo esto lo descubrí con avidez en el programa de actos el mismo viernes 14 en que me topé con la Semana Negra) tenía lugar la "supermesa redonda" que bajo el título "Historias rotas, la guerra del 36 en el cómic" Pepe Gálvez y Norman Fernández, con la intervención de Annie Goetzinger, Antonio Parras, Víctor Mora, Miguel Gallardo, Laura, Roger, Federico del Barrio, Ameziane, Alfonso Font. ", presentaría el libro realizado por éstos ante la presencia de los autores mencionados. No estuvo Alfonso Font, aunque el resto de la nómina era de tal calibre que se disculpaba una ausencia tan ilustre.
Llegó la charla y, por fin, pudimos, por un lado, satisfacer esa perversión fetichista que consiste en ponerle rostro a los ídolos nominales de la infancia, juventud y "madurez", y, por otro, disfrutar ante la exposición oral de aquellos a quienes sólo habíamos "escuchado" en el papel. Supo a poco, a muy poco. Tanta presencia, tantas voces dignas de interés, para apenas 50 minutos... Hechas las presentaciones del libro, los invitados no tuvieron tiempo más que para explicar en 4 ó 5 minutos su relación personal con el conflicto (inexistente en algunos casos, como el del joven francés Ameziane, más o menos directa en otros, Parras, Mora, etc.). En fin, que nos quedamos con las ganas de oír hablar de cómics, de algo de debate artístico, y llegamos a la conclusión de que quizás no era el formato más adecuado ni la duración idónea para reúnir a unos personajes cuya presencia, seamos sinceros, pareció testimonial.
Así que, de pronto, me encontré en el recinto preparado para el elogio de los Hammet y Chandler y, hete aquí que para mi sorpresa descubrí el protagonismo con que disfruta el cómic en la celebración. Un cartel de actividades en el que el nombre de Ángel de la Calle (fresco aún el segundo volumen de Tina Modotti) aparecía y reaparecía constantemente como organizador de exposiciones y conferencias, había una carpa dedicada a la exposición de originales, mesas redondas, etc. Vayamos por partes.
Con motivo del salón, y dentro de la inercia que crea este año de recuperación de la memoria histórica, se organizaron para la celebración una serie de actividades alrededor de la exposición de originales bajo el título "Historias Rotas". Entre las obras expuestas -abróchense los machos-, El artefacto perverso de Federico del Barrio y Hernández Cava (uno de los grandes cómics en la historia de nuestro país, sí o sí), Eloy: Gorca, de Hernández Palacio, Un largo silencio, de Gallardo, Max Friedman: ¡no pasarán!, de Giardino, etc. Además, se anunciaba una mesa redonda para el sábado 15, con los dibujantes y guionistas protagonistas, al final de la cual se entregaría a los asistentes el libro-catálogo Historias rotas: la guerra del 36 en el cómic (Pepe Galvez y Norman Fernández), en el que se recogían las aproximaciones, interpretaciones y recreaciones comicográficas acerca de la Guerra Civil y reproducciones de las planchas expuestas. ¿Alguien da más?
Al día siguiente (todo esto lo descubrí con avidez en el programa de actos el mismo viernes 14 en que me topé con la Semana Negra) tenía lugar la "supermesa redonda" que bajo el título "Historias rotas, la guerra del 36 en el cómic" Pepe Gálvez y Norman Fernández, con la intervención de Annie Goetzinger, Antonio Parras, Víctor Mora, Miguel Gallardo, Laura, Roger, Federico del Barrio, Ameziane, Alfonso Font. ", presentaría el libro realizado por éstos ante la presencia de los autores mencionados. No estuvo Alfonso Font, aunque el resto de la nómina era de tal calibre que se disculpaba una ausencia tan ilustre.
Llegó la charla y, por fin, pudimos, por un lado, satisfacer esa perversión fetichista que consiste en ponerle rostro a los ídolos nominales de la infancia, juventud y "madurez", y, por otro, disfrutar ante la exposición oral de aquellos a quienes sólo habíamos "escuchado" en el papel. Supo a poco, a muy poco. Tanta presencia, tantas voces dignas de interés, para apenas 50 minutos... Hechas las presentaciones del libro, los invitados no tuvieron tiempo más que para explicar en 4 ó 5 minutos su relación personal con el conflicto (inexistente en algunos casos, como el del joven francés Ameziane, más o menos directa en otros, Parras, Mora, etc.). En fin, que nos quedamos con las ganas de oír hablar de cómics, de algo de debate artístico, y llegamos a la conclusión de que quizás no era el formato más adecuado ni la duración idónea para reúnir a unos personajes cuya presencia, seamos sinceros, pareció testimonial.
A continuación, recogimos los libros en tropel, cambiamos de carpa y disfrutamos de la firma de ejemplares. Yo, por razones que no vienen a cuento, llegué un poco tarde y me tuve que conformar con las firmas de mis adorados del Barrio o Mora, en vez de los dibujitos dedicados con que regalarón a los primeros de la cola. Las estrecheces de horario apremiaban y a las 21:00 llegaba otro de los puntos fuertes de la velada en la misma carpa de las firmas, nada menos que... Bueno, esa será otra historia. Estén atentos.
Federico del Barrio. Simplemente genio.
Victor Mora, capitán de la tropa, maestro de maestros, y amable sencillez.