¿Se acuerdan?, hace poco más de un año. Recordamos, además, que terminada aquella aventura prometimos deslindarnos de veleidades coleccionistas y del sucio arte de la acumulación materialista, sí. Pero que quieren, abierta la veda y constatada la oferta, ha sido recaudar (ahorros y queridas "regalaciones" materno-familiares) otros 700 euros del ala y no hemos podido resistirnos. Nos hemos vuelto a lanzar a la piscina de los originales vía-subasta internáutica. Somos de lo peor... con criterio (el nuestro), eso sí.
¿Razones para este desfalco pecuniario y atraco al cerdito de cerámica? Similares a las que aportábamos en aquel entonces:
a) Creemos en la valía artística de un Pogo o un Bringing Up Father. Nos encanta el cómic y admiramos a algunos de sus creadores, en el mismo grado o similar al que nos lleva a recrearnos con trabajos cinematográficos, pictóricos o literarios (si bien, reconocemos que a la historiografía viñetera le queda un trecho por recorrer antes de alcanzar maestros y maestrías como las que alumbran a los otros vehículos artísticos). Dicho lo cual, y salvando ese inevitable ramalazo fetichista que a todos nos sacude en mayor o menor medida, ¡qué bonito es deleitarse con el arte original que cuelga de una pared!
b) En estrecha relación con el punto anterior y para curarme de sibaritismos clasistas o elitismos mal entendidos: comprar cómic original es infinitamente más asequible que adquirir pintura o escultura. Sobre todo en este momento. Subrazones:
b.1/ La relación de la sociedad con el cómic se está normalizando y, en consecuencia, el cómic está empezando a adquirir "cierto" prestigio entre la crítica, los medios y "cierto tipo" de lectores que hace 4 años no hubieran leído un tebeo jamás de los jamases. Dicho lo cual, su consideración artística (y su precio de salida) está aún cogido con los alfileres del ajuste de mercado. Es un buen momento para hacerte con esa página de Sienkiewicz que siempre has querido a precios populares. El debate (¿cuánto vale el trabajo de un artista gráfico?) se abrió en otro momento; no sabemos cuándo se cerrará o cómo, si lo hace.
b.2/ El dollar está cayendo tanto y tal velocidad respecto al euro, que cualquier compra transoceánica presenta un descuento aproximado del 33% respecto a la valoración inicial. Es decir, que sumados los gastos de envío (mucho más baratos también en US que en, digamos, UK) un original por la estimable suma de $150, cuesta en realidad €100 (que tampoco está mal la gracia).
c) Una de patética exculpación: algunos se meten en hipotecas, nosotros nos compramos originales para decorar los muros de la casa nuestra que algún día nos hipotecara. En román paladino, que suele decir el de las barbas, cada uno gasta su dinero como bien quiere. Esperamos que surjan aquí ideas y sugerencias para inconscientes de nuestra quinta y curiosos varios. Ya conocen la regla primaria: límite inicial de la inversión €700. Los resultados, sorprendentes.
Dicho lo cual, nuestra primera adquisición de esta segunda "Operación 700" ha sido...
Nos encanta Dave Cooper y su interpretación orgánico polimórfica del underground y, además, nos convence casi siempre con sus historias marcianas, sus personaje-plaga epidémicos y su trazo inmaculado. Así que cuando nos vimos en la chance de pagar €100 por esta fantástica página, la número 23 de Suckle, no dejábamos de pestañear.
Llegada la página a nuestras manos, nos llamó la atención el tamaño reducido sobre el que trabaja Cooper (9 1/2 x 12 pulgadas, unos 24 x 30 cms) y la precisión milimétrica de su acabado, sin restos del lápiz por ningún lado y apenas dos o tres huellas de corrector. Asusta un tipo con el pulso tan firme dibujando trozos de carne en mutación constante. Suckle está publicado en España por La Cúpula, es uno de los mejores trabajos de Cooper y cada vez que nos acercamos a él nos recuerda lo olvidado que últimamente está su hacedor por estos lares.
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