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miércoles, agosto 13, 2008

Spiegelman vs. Maseerel.

Hablando de Masereel, ¿no les parece que nuestro amigo Art "el sucio" estaba homenajeando al belga cuando, allá por 1978, incluyó esta historia en la revista underground Mondo Snarfo?


Se llama Henry Foulbite y, como hemos dicho, apareció en el número 1 de Mondo Snarfo, un comix underground tardío con ínfulas surrealistas. Una joyita, les contamos más de él en nuestra siguiente entrega.

sábado, julio 19, 2008

Frans Masereel y Hermann Hesse. La idea simbólica.

Creemos recordar que la primera vez que oímos hablar de Frans Masereel fue en aquella "extraña" edición del Understanding Comics de McCloud, que publicó Ediciones B en el 95 bajo el no menos extraño título de Cómo se hace un cómic. También lo mencionaba Will Eisner en La narración gráfica. Ambos destacan la capacidad del belga para crear historias, "novelas sin palabras", a partir de las imágenes puras de sus grabados en madera. Hace unos días mencionábamos a Masereel de forma indirecta para referirnos a las imágenes limpias de otro artista actual.
En la actualidad, gracias a Internet no es demasiado complicado acceder a algunos de los trabajos de este grabadista, que creó más de 20 "novelas" a lo largo de su vida. Sin embargo, no ha sido hasta hace fechas muy recientes cuando nos hemos podido hacer con la edición impresa de una de sus obras y en una edición en castellano, además. Nos referimos la impresión de La Idea, que la irundarra Editorial Iralka sacó en su "Colección Rara Avis" allá por 1995. La edición, bastante correcta, cuenta además con el aliciente añadido del prólogo que hizo Hermann Hesse para una edición alemana de La Idea en 1927. Un preludio luminoso para describir, analizar y desentrañar los secretos de una obra llena de magia, un prólogo en el que se pueden leer cosas como ésta:
"Pasión del ser humano": eso podría figurar como título ante toda la obra de este soberbio artista, fanático, pueril y refinado; lo que es tanto como decir que Masereel se sitúa desde el principio en el centro de todo arte. Pues el calvario del ser humano, la pasión de llegar a serlo, el dolor de hallarse en el camino, uno tan difícil, en que alzarse y caer amargamente, una y mil veces, esa historia de pasión es el único y eterno contenido de todo arte.
Observando los bellos grabados de Masereel, tan simbólicos, tan angulosos y desnudos, ¿no se les vienen a ustedes a la cabeza autores actuales como ésta o aquél?