martes, agosto 20, 2019

Esenciales ACDC 2019 (primer semestre)

De nuevo, La Asociación de Críticos y Divulgadores de Cómic de España (ACDCómic) publica su listado de esenciales con los cómics favoritos de la crítica durante el primer semestre de 2019. Y, de nuevo, la ocasión es estupenda para completar lecturas, sacar ideas para futuros regalos y disfrutar de cómics que se nos pudieran haber pasado por alto en el curso anterior.
Éstas son las planillas con las portadas de los títulos seleccionados y la nota de prensa de la asociación:
 
En el listado, compuesto por un total de treinta novedades y cinco reediciones, destacan los títulos de autores españoles así como una significativa presencia de manga clásico, con obras de, entre otros, Go Nagai o Miyako Maki.
Con esta selección la asociación busca ofrecer una ‘guía de lectura’ tanto para lectores y aficionados como para bibliotecas, librerías y otras entidades culturales. 
La Asociación de Críticos y Divulgadores de Cómic de España (ACDCómic) presenta la primera ronda de sus ‘Esenciales 2019’, la selección semestral de cómics con la que esta organización busca llamar la atención sobre las obras más relevantes de entre la gran cantidad de títulos editados en nuestro mercado. Con las treinta novedades y cinco reediciones publicadas entre enero y junio del presente año se conforma una 'guía del lectura' que sirva de orientación a lectores habituales y a aficionados al medio, pero también a libreros, bibliotecarios y gestores culturales.
La selección de novedades de la ACDCómic contiene una variada muestra de lo publicado durante el pasado semestre. Hay obras de jóvenes y talentosos historietistas españoles, caso de Aroha Travé con Carne de cañón, de Núria Tamarit con Dos modenas o de Víctor Solana con El subsuelo; pero también de dibujantes nacionales plenamente consolidados, como Inframundo, de Pep Brocal o La noche polar, de Marcos Prior.
En lo referente al cómic internacional, se observa una importante presencia del manga, una tendencia que ya se viene repitiendo en las últimas ediciones de 'Esenciales', merced al buen momento que atraviesa este segmento editorial en España. Así, entran en la selección obras de autores clásicos publicadas por primera vez en nuestro mercado, como Mi vida en barco de Tadao Tsuge, Mujeres del zodiaco de Mayako Maki, La cantina de la medianoche de Yaro Abe o Devilman. The first de Go Nagai; compartiendo espacio asimismo con títulos actuales como Golden Kamuy de Satoru Noda y Reiraku de Inio Asano. 
Respecto al resto de historietas elegidas, cubren igualmente una enorme diversidad, pues van desde la obra magna de Seth, Ventiladores Clyde, por fin concluida, a novedosas propuestas didácticas como Historia del arte en cómic: El mundo clásico, de Pedro Cifuentes;  pasando por lo último del actual guionista estrella de Marvel, Donny Cates, titulado Veneno; el cómic infantil representado por Bolívar de Sean Rubin, o la consolidación definitiva de Nick Drnaso a través de Sabrina.
La lista completa de ‘Esenciales’ para el primer semestre de 2019, en orden alfabético, es la siguiente:

Novedades

  • Bahía Acuicornio, de Katie O’Neill (La Cúpula)
  • Bolívar, de Sean Rubin (ECC)
  • La cantina de la medianoche 1: Tokyo Stories, de Yaro Abe (Astiberri)
  • Carne de cañón, de Aroha Travé (La Cúpula)
  • Devilman. The first, de Go Nagai (Panini)
  • Dos monedas, de Núria Tamarit (La Cúpula)
  • En un rayo de sol, de Tillie Walden (La Cúpula)
  • Los enemigos superiores de Spiderman, de Nick Spencer y Steve Lieber (Panini)
  • Esos días que desaparecen, de Timothé Le Boucher (Dibbuks)
  • Golden Kamuy, de Satoru Noda (Milky Way Ediciones)
  • Guy, retrato de un bebedor, de Olivier Schrauwen, Ruppert & Mulot (Fulgencio Pimentel)
  • Historia del arte en cómic 1: El mundo clásico, de Pedro Cifuentes (Desperta Ferro)
  • Inframundo, de Pep Brocal (Astiberri)
  • Intisar en el exilio, de Pedro Riera y Sagar Forniés (Astiberri)
  • Irmina, de Barbara Yelin (Astiberri)
  • Laura Dean me ha vuelto a dejar, de Mariko Tamaki y Rosemary Valero-O’Connell (La Cúpula)
  • La mentira y cómo la contamos, de Tommi Parrish (Astiberri)
  • Maldita casa encantada, de Artur Laperla (Sapristi)
  • Mi vida en barco, de Tadao Tsuge (Gallo Nero)
  • Mujeres del zodíaco, de Miyako Maki (Satori Ediciones)
  • Niño prodigio, de Michael Kupperman (Blackie Books)
  • La noche polar, de Marcos Prior (Astiberri)
  • Ocultos, de Laura Pérez (Astiberri)
  • Reiraku, de Inio Asano (Norma)
  • Sabrina, de Nick Drnaso (Salamandra Graphic)
  • La sangre extraña, de Sergi Puyol (Apa Apa)
  • El subsuelo, de Víctor Solana (GP Ediciones)
  • Veneno, de Donny Cates y Ryan Stegman (Panini)
  • Ventiladores Clyde, de Seth (Salamandra Graphic)
  • Vidas paralelas, de Olivier Schrauwen (Fulgencio Pimentel)

Reediciones

  • Charlie Moon, de Carlos Trillo y Horacio Altuna (Astiberri)
  • Epiléptico, de David B. (Salamandra Graphic)
  • La guerra de Alan, de Emmanuel Guibert (Salamandra Graphic)
  • Isaac el pirata. Edición integral, de Christophe Blain (Norma)
  • Diario de un ingenuo, de Emile Bravo (Dibbuks)
ACDCómic es una asociación sin ánimo de lucro que agrupa a personas que realizan trabajos de periodismo, crítica, estudio, comisariado y otras actividades teóricas y divulgativas relacionadas con el cómic. La asociación se constituyó en 2012 con la voluntad de colaborar en la difusión del trabajo que ya desarrollan sus miembros de forma individual, emprender iniciativas conjuntas que no se podrían afrontar de forma separada y servir de interlocutor ante otros colectivos o instituciones.
En la selección de los Esenciales del primer semestre de 2019 han participado cuarenta y siete miembros de ACDCómic: Anna Abella, Daniel Ausente, Agus López “Bamf!”, Mikel Bao, Octavio Beares, Pablo Begué, Luigi Benedicto, Josep Maria Berengueras, Marc Bernabé, José Martínez “Bouman”, David Brieva, Marc Charles Palau, Oriol Estrada, Ángel L. Fernández, David Fernández de Arriba, Nerea Fernández, Iván Galiano, Manuel González, Julio Andrés Gracia Lana, Óscar Gual, Cristina Hombrados, Kike Infame, Raúl Izquierdo, Jesús Jiménez, Joan S. Luna, Jota Lynnot, Javier Marquina, Elena Masarah, Diego Matos, Pedro Monje, Javier Mora Brodel, Francisco Naranjo, Josep Oliver, Carolina Plou, Juan Royo, José Andrés Santiago, Óscar Senar, Xavi Serra, Alex Serrano, Jose A. Serrano, Jon Spinaro, Henrique Torreiro, Raúl Tudela, Rubén Varillas, Jaume Vilarrubí, Gerardo Vilches y Yexus.

lunes, agosto 12, 2019

Niño prodigio, de Michael Kupperman. El hijo del genio

Niño prodigio (cuya edición en nuestro país ha corrido a cargo de Blackie Books) arranca con una fotografía a toda página acompañada de una breve biografía de su autor: “Michael Kupperman, de madre historiadora y padre que hizo historia, parecía abocado a escribir historias. Eso hizo, desde muy joven, en el terreno de las viñetas, tanto en su infancia en Inglaterra como cuando regreso a Estados Unidos.” 
Luego, se nos informa de que el autor ha trabajado para Marvel y para DC, de que posee un premio Eisner o de que Niño prodigio es su primera obra “seria” (que, entendemos, se refiere a que es su primera “novela gráfica”). Sin embargo, pese a toda la información que completa su biografía, como lectores nos quedamos dando vueltas alrededor del juego de palabras de la primera frase que hemos citado. Esa triple repetición (historiadora-historia-historias) resume el libro que tenemos entre manos y abre la puerta a un misterio: el del hijo, narrador, que se dispone a contar la historia insólita de su progenitor, un “padre que hizo historia”.
Así comienza Niño prodigio, con un ejercicio de memoria filial destinado a ajustar cuentas con el pasado propio y con el de su árbol genealógico: “el de la familia infeliz que fuimos”. Michael Kupperman, convertido él también en padre de familia, decide echar la vista atrás 14 años para relatar cómo descubrió la increíble infancia mediática de su padre Joel Kupperman. Sucedió en uno de los momentos más bajos de su vida, cuando estaba al borde de una depresión. Sucedió de casualidad, cuando, viendo la televisión con su padre, aparecieron Abbott y Costello y éste comentó espontáneamente: “Esos me regalaron un perro”. De casualidad se descubren algunos hechos sustanciales de la vida; algunas claves de la existencia que nos ayudan a entender por qué somos lo que somos. 
El libro responde al modelo comicográfico metaficcional que Art Spiegelman glorificó en Mausel hijo que nos cuenta la historia del padre junto a la del proceso creativo mismo. Un cómic que narra cómo se hace un cómic. Pero si Spiegelman tuvo que enfrentarse a la figura de un progenitor traumatizado e irascible para completar la historia de un superviviente, Kupperman luchará contra la demencia incipiente de un hombre que sólo quiere olvidar su infancia: aquel periodo en el que una madre ambiciosa y unos medios de comunicación sin escrúpulos decidieron que Joel Kupperman era una gallina de los huevos de oro con un coeficiente de inteligencia por encima de los 200. 
Quiz Kids comenzó a emitirse en la radio estadounidense en los años 40. Varios niños competían por ganarse el favor del público en virtud de su inteligencia y conocimientos generales. Joel Kupperman fue su protagonista más ilustre. Un crío judío que, a los seis años, recibió la etiqueta de “niño prodigio” y adquirió el rango de celebridad para unos oyentes y televidentes necesitados de evasión ante los trágicos acontecimientos bélicos que estaban por desencadenarse.
Como suele suceder en las buenas biografías, la infancia de Kupperman nos ayuda a orientarnos entre los  sucesos históricos que acontecieron durante aquellos años decisivos en la historia de Occidente: el antisemitismo venenoso que impregnó Europa y Estados Unidos, la ascensión del nazismo, la participación de Norteamérica en la Segunda Guerra Mundial, etc. Sin embargo, el autor no pierde de vista la mirada de su padre ni siquiera cuando aborda estos asuntos de gravedad extrema: la mirada de un niño demasiado pequeño para interpretar lo que estaba sucediendo a su alrededor, o como para sospechar que él mismo había pasado a formar parte del engranaje patriótico de propaganda. Son paradójicas e inquietantes, por ejemplo, esas escenas en las que, a causa de su enorme popularidad, el niño Kupperman es empujado a reunirse con figuras históricas de la época (Henry Ford, Marlene Dietrich, Orson Welles) o a "participar" en acontecimientos históricos (como aquella Primera Asamblea General de la ONU en Nueva York, en la que él mismo intervino como orador representando a la juventud de su país); situaciones irrepetibles que el muchacho vivió desde la inconsciencia y el desinterés propios de su edad.
A partir de ahí, el autor indaga en las consecuencias traumáticas que la exposición mediática durante más de una década tuvo en el futuro de su padre, en su condición de persona adulta. Michael Kupperman disecciona la figura del Joel Kupperman que él llegó a conocer y, analizando sus desequilibrios y sus desafectos, intenta comprender las secuelas que una infancia robada puede tener en un individuo, así como los efectos colaterales que dichos traumas generarán en sus seres queridos. 
El relato de explotación infantil que es Niño prodigio encuentra muchos ecos en este tiempo presente en el que una sociedad infantilizada baila al son de un espectáculo que nunca cesa. Paradójicamente, la infantilización actual viene aparejada a dos circunstancias contradictorias: la que aúna la sobreprotección del menor y elude la necesidad de transmitirle normas y responsabilidades, y la de la sobreexposición irresponsable de la infancia a situaciones, vicios y estímulos propios de la edad adulta. En este sentido, Niño prodigio podría leerse como una lección, una admonición de los peligros que entraña la suplantación de la infancia en aras de los caprichos y las expectativas paternos. Mucho nos tememos, sin embargo, que el muy notable trabajo de Kupperman terminará resumiéndose y circunscribiéndose más bien a sus virtudes como novela gráfica biográfica (otra más); las cuales tampoco son pocas.