miércoles, junio 20, 2018
Tres minicómics de Ediciones Valientes
jueves, agosto 10, 2017
Los minicómics de Julia Gfrörer: Flesh and Bone, Palm Ash y Dark Age
jueves, junio 25, 2015
Otro minicómic: Gasoline Eye Drops, de Chris Gooch
jueves, junio 18, 2015
Un minicómic: Greys, de Olivier Schrauwen
Greys arranca con una doble página que, junto al autorretrato del mismo artista, incluye la confesión en primera persona de una experiencia paranormal, o extrasensorial, supuestamenta vivida por el propio Schrauwen: este cómic es la descripción pormenorizada de una abducción alienígena; y la justificación de su propósito no carece de convicción:
lunes, agosto 05, 2013
Ai laket!!, drogas y cómics.
martes, diciembre 25, 2012
Por Navidad, Buendolor para Usted.
lunes, noviembre 19, 2012
Where Hats Go, de Kurt Wolfgang. Sombreros underground.
lunes, octubre 01, 2012
Optic Nerve #12, de Adrian Tomine. La sombra de Ware.
Después de la habitual sección de cartas del lector que encontramos en todos los Optic Nerve, el volumen se cierra con una historia metaficcional paródica. Un ejercicio de autorrepresentación en el que Tomine relata en dos páginas el propio proceso de creación de este último número de Optic Nerve. Una historieta ligeramente autocomplaciente y con un punto de vanidad camuflada de falsa modestia, pero francamente divertida.
lunes, febrero 07, 2011
Pebble Island, de Jon McNaught. Puntillismo contemplativo
Nos hemos traído, de un viaje fugaz a las Islas Británicas, un cómic diferente, un tebeíto que entraría en la categoría de los minicómics, junto a otros como éste, este otro o aquel, aunque más por su reducido tamaño, que por su edición, primorosa ésta; muy alejada del habitual carácter artesanal de las autoediciones semiamateur de aquellos primeros minicómics de finales de los 90.
Pebble Island, de Jon McNaught es un precioso tebeíto de pastas duras en el que no pasa nada. Bueno, pasa la vida. Por eso, sus viñetas mínimas son casi paisajísticas, además de eso, pequeñas y puntillistas; dibujadas con unos apacibles tonos pastel que intentan captar la luz, las horas del día y los elementos de la naturaleza, de un modo similar al que perseguían aquellos maestros de la pincelada impresionista de finales del XIX.
El cómic de McNaught cae en el lago remansado de lo contemplativo. Pebble Island es un lugar solitario en el que los niños no tienen más aventuras que las que se viven junto a un coche abandonado; una isla llena de paisajes insólitos alumbrados por lavadoras abandonadas, bunkers vacíos y ovejas que murieron hace mil años. Todavía no lo saben, pero en Pebble Island, ver una película puede llegar a ser toda una aventura, de Indiana Jones, pongamos.
El delicado trabajo de Jon McNaught rezuma aires ilustrativos. Nos recuerda sobremanera, con esas pequeñas viñetas pintadas más que dibujadas, a otros trabajos que también olían a trasvase pictórico. Nos acordamos de Shaun Tan, por supuesto, pero también de Renée French, dos amantes del trazo delicado, de la belleza satinada y de las viñetas pequeñas, llenas de evocación simbólica.En su sencilla, pero elegante, página web hay sobradas muestras de todo ello. Como en una isla de guijarros brillantes. A veces el disfrute y la belleza llegan dados de la mano, en silencio.
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Más imágenes y adquisiciones en Nobrow.
miércoles, agosto 19, 2009
Gardenhead, de Dash Shaw. Claves diagramáticas precoces.
Excelente perfil biográfico en Zonanegativa.
jueves, agosto 13, 2009
Nachito el erudito, de Nofu. Dolores prepúberes.
jueves, julio 16, 2009
Usted #5, Esteban y amigos al abordaje.
sábado, abril 11, 2009
Biografías históricas normalizadas. Reich, de Elijah Brubaker.
Ya ven, una nueva incursión entre la espesa y fértil vegetación del cómic independiente norteamericano que tiene en este caso más sentido que nunca, ya que nos ha conducido al panorama sociopolítico de la Europa anterior a la Segunda Guerra Mundial. Precisamente, el mismo territorio que acabamos de visitar y que ha tenido este blog paralizado durante casi una semana. En próximas entregas (que, prometemos, serán menos distanciadas en el tiempo) les hablamos de nuestro periplo berlinés; que ha dado para mucho.