Esta misma semana, Glénat ha publicado una larga lista de obras abocadas al "descatálogo"; víctimas colaterales de la crisis, dirán. Entre ellas hay material estimable, pero a nosotros la presencia que más nos ha llamado la atención es la de Sinfonía gráfica (2000) de Sergio García. Un libro valiente y lleno de hallazgos en torno al lenguaje narrativo comicográfico, en el que su autor da muestras de buen hacer investigador y de su talento visual (ilustrando él la mayoría de los ejemplos reseñados o utilizando para ello materiales de su obra como dibujante de cómics). Nos habla largamente Sergio García de modelos de construcción de páginas y de las diferentes posibilidades narrativas que ofrece la secuenciación gráfica: de la viñeta soporte, del dibujo-trayecto, del efecto de rayos X o del cómic de bandas. De muchas de sus propuestas dimos buena cuenta en La arquitectura de las viñetas (le agradecemos su trabajo desde aquí).
Nos interesa ahora, especialmente, lo que Sergio García denomina cómic de bandas. En él, “…las secuencias desarrolladas en los experimentos anteriores se reordenan a modo de bandas o tiras narrativas”. De esta manera, en una primera banda central el autor recrea parte del ambiente de la historia, mientras que en bandas y ramificaciones paralelas (por encima o por debajo de la línea narrativa principal) se desarrollarán otras acciones simultáneas que complementarán, acompañarán o convergerán con la acción de la banda principal. El propio autor ejemplificó el funcionamiento de este modelo con su adaptación de Caperucita Roja. Más tarde repetiría el experimento con variaciones en Los tres caminos, su cómic a cuatro manos con Lewis Trondheim.
Hay más ejemplos de esta técnica, por supuesto: en esta misma ventana hablamos de uno de ellos hace ya tiempo: Burning Building Comix, la peculiar ocurrencia de Jeff Zwirek escondida bajo formato de minicómic. Nos ocuparemos ahora de otro caso destacable de cómic de bandas: RabbitHead, de Rebecca Dart, uno de los cómics más originales y osados que hemos tenido oportunidad de leer.
Es peculiar el caso de esta chica, ilustradora, dibujante y animadora dotadísima. Apareció en el mundo del cómic como una exhalación y desapareció con la misma velocidad. En 2005 Rebecca Dart es nominada a los premios Ignatz como nuevo talento, se le dedican a su cómic estudios y críticas laudatorias e incluso RabbitHead aparece recogida al completo en la antología Best American Comics (el primero de cuyos volúmenes apareció en 2006 coordinado por Harvey Pekar y Anne Elizabeth Moore), como una de las mejores historias del año. Ahí lo descubrimos nosotros.
Se trata de un ejemplo de cómic de bandas puro y duro, experimental, complejo y lleno de detalles. Rebecca Dart desarrolla una historia a medio camino entre la capa y espada con ambientación medieval, el bestiario alienígena y una marciana adaptación de la evolución de las especies darwiniana. No existe en RabbitHead un sólo argumento, sino tantos como ramificaciones se producen a partir de la viñeta principal que les reproducimos aquí abajo. Hasta cinco bandas diferentes nacen y discurren paralelas a partir de esa primera imagen y la banda principal que inagura. A partir de ahí, como seres vivos independientes (de un modo similar al de las criaturas que pueblan sus páginas -la forma como metáfora del contenido-), cada rama del relato adquiere entidad narrativa y sus personajes siguen líneas de actuación propias. Al menos, así sucede hasta que poco a poco, con una simetría perfecta, cada banda (y la narración que la integra) vuelve a su redil y se incorpora mansamente en la banda inmediatamente anterior, hasta que todas terminan, de nuevo, convergiendo en una última viñeta única.
El dibujo de RabbitHead es justo acompañante de la historia que recrea. Caricaturesco y detallista, podría ser el resultado de un pintoresco cruce entre las imágenes fantasiosas de Jeff Smith, el preciosismo barroco de Craig Thompson y el underground contemporáneo metamórfico de Dave Cooper. Las monturas alienígenas se cruzan con caballeros encapuchados y con bestias tentaculares depredadoras: una combinación irresistible para todos los amantes de emociones fuertes.
Es complicado hacerse (sólo a partir de nuestra palabrería) una idea mental de tamaño despliegue narrativo, pero, una cosa es cierta, RabbitHead demostró en su día que en el cómic aún quedaban muchos caminos por abrir (léase esta afirmación con todos los dobles sentidos que hagan falta). Dicho lo cual, no habíamos vuelto a tener noticias de Rebecca Dart y su talento. Hasta que nos hemos topado con su adaptación ilustrada de la canción tradicional "On the Banks of the Ohio". Se la incluimos y linkeamos aquí. No es tan osada como RabbitHead, pero sí muestra a las claras los posibles de esta damisela. A ver si no se nos hace tanto de rogar.