La entrevista de esta edición ampliada intenta, en cierta medida, dar volumen a la voz silenciada del guionista (vean que paradoja) y las palabras de Díaz Canales consiguen llenar ese silencio a base de reflexiones, confrontaciones y revelaciones acerca de los procesos creativos del "escritor de cómics". Todo un ejercicio de sinceridad no forzada, en estos tiempos de máquinas de la verdad y mentiras convertidas a martillazos en falsas certezas. El hecho es que en un momento de la entrevista, Días Canales comenta lo que sigue:
Yo no soy ningún especialista en la generación Beat, como no lo soy en nada. pero lo cierto es que gracias a mi trabajo en Blacksad he tenido la oportunidad de ampliar mis conocimientos al respecto, y éste es uno de los aspectos más gratificantes de la labor de documentación. Quién sabe... si no fuera por eso, quizás no habría leído En el camino, ni Aullido, ni conocería la interesante peripecia vital de Ginsberg, Keruak o Burroughs. Lo mismo se puede aplicar a la arquitectura, al expesionismo abstracto, las películas de serie B, etc. La música merece una atención aparte ya que, curiosamente, a pesar de que el cómic es un medio mudo, el jazz y el blues desempeñan un importante papel en nuestra serie. Y por último, y esto me llena de satisfacción, encima puede servir de "vagón de enganche" para que alguno de tus lectores se interesen también por alguno de esos temas... ¿Quién dijo que los tebeos no son cultura?
¡Diga usted que sí! En este blog, no sólo estamos con el señor Díaz Canales, sino que además vamos soplar su ascua a ver si conseguimos que siga alumbrando un poco más. Porque, digámoslo todo, aunque Blacksad 3. Alma roja peca de sobreinformación, concentración documental y textos externos de apoyo "demasiado necesarios" para comprender el desarrollo de la trama, tiene también muchas y muy variadas virtudes; una de las más relevantes tiene que ver con su ejercicio semi-paródico de intertextualidad e interdisciplinariedad artística (me disculpan los palabros).
Nos encanta leer un cómic de animales antropomórficos en el que Rothko (uno de los genios pictóricos más extraordinarios del siglo pasado) aparece reconvertido en un chucho atormentado de gesto triste y convicciones colectivistas (trasunto tan real del pintor expresionista); como nos hace sonreir esa tortuga millonaria pasmada ante las salpicaduras imposibles de un Pollock imposible; o al gran búfalo Greenberg (léase Ginsberg) aullando a la luna ante una Dora Maar convertida en zarigüeya (o comadreja, que uno siempre ha liado a los marsupiales con los mustélidos). Sí señor, ya lo dice el autor, todo un "vagón de enganche" camino a uno de los periodos más excitantes de la cultura estadounidense. Anímense y suban al tren.
Me acordaba mientras leía Blacksad 3, de otro libro, novela éste, que también juega con la realidad recreada y con los nombres del expresionismo abstracto encriptados; me refiero a Busca mi rostro, de John Updike ¿Ven lo divertido que es esto de los vagones y los enganches intertextuales?
Bueno, a ver si metabolizo el fin de semana y en el próximo post les cuento alguna cosilla del Salón de Cómic de este 2007. Por ahora, miren y vean lo que hacían por allí los dos señores de los que hemos estado hablando.
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