Mostrando entradas con la etiqueta Sergio Córdoba. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Sergio Córdoba. Mostrar todas las entradas

martes, agosto 14, 2007

Malas tierras para el optimismo.

Sergio Córdoba continúa publicando en Astiberri su serie Malas tierras, llega ya al tercer número. Un "capítulo tres" que comprende dos historias cortas: Eres una estrella y El día de la dependencia. Ambas son fieles a la filosofía de Malas tierras, visiones fraccionadas de destierros emocionales y chapuzones existenciales. Sergio Córdoba nos muestra fragmentos de vida (nunca mejor usado el término), instantáneas fugaces de personajes en crisis, breves pero suficientemente informativas para comprender el naufragio de unos protagonistas en los que no resulta difícil verse dibujado. A fin de cuentas, todos percibimos el peso del tiempo que se nos echa encima y todos hemos sufrido episodios de desamor y/o incomprensión. La sinceridad emocional carga de verdad las historias telegráficas de Córdoba y nos recurda a autores como Tomine, que cavan en tierras del alma humana igual de ásperas.

Sin embargo, es en El día de la dependencia donde este número de Malas tierras se eleva por encima de otros trabajos anteriores de Córdoba. En esta historia sobre un crítico musical descreído y en plena crisis amorosa, que se presiente fuera de la onda generacional que su ocupación laboral presupone, el autor consigue superar el terreno de la introspección (a veces anecdótica) y la descripción psicológica de personajes, para dar un paso mayúsculo hacia el dibujo generacional y el análisis social. Y lo hace con un pulso narrativo firme, con un equilibrio perfecto entre la significación textual y la iconicidad de sus imágenes (tan influidas por el realismo esquemático de Mazzucchelli). Quizás una parte de la opinión positiva tenga algo que ver con la identificación subjetiva del "plumillas" que reseña los campos de la modernidad, o con la proximidad generacional, o simplemente con la admiración compartida por los enormes Yo La Tengo, quizás, quién sabe. En todo caso, se trata de una gran historia muy bien resuelta. No me mojo mucho si afirmo que El día de la dependencia es una de las mejores historias cortas que ha leído un servidor en mucho tiempo.