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jueves, diciembre 21, 2006

Más de Weing, Bugbear.

Tengo la sensación de que mi sección de la sidebar de "cómics online" está gafada; vamos, que si la utilizase para publicitar una página de línea clara, me crecerían los pitufos. Todo empezó con Drew Weing, uno de mis jóvenes autores estadounidenses favoritos, sobre todo por su serie online Pup, que Drew descolgó cuando no hacía ni tres días de mi reseña; afortunadamente el propio autor la ha vuelto a colgar aquí, y nadie, nadie debe perdérsela.
Poco después, volvió a sucederme lo mismo con Derek Kirk Kim y su historia La misma diferencia, que quizás eliminó para no hacer competencia a su edición impresa (y que no ha vuelto a reponer). Además, como observará algún lector habitual del blog, la cacareada continuación de los comics online de Daniel Merlin, nunca tuvo tal continuidad en un segundo post (esto se debe única y exclusivamente a mi vaguería y prometo remediarlo en breve).
Por todo esto y como desagravio al primero de los protagonistas citados, me ha apetecido recuperar y recomendarles un cómic (esta vez en papel) de Drew Weing: Bugbear. Lo malo de Weing es que por estas tierras está aún inédito, lo bueno es que su preciosa página web y el servicio de venta por correo directo y personal que ofrece, va como un tiro. Así es como me hice, entre otros minicómics (y alguna baratita tira original) con Bugbear. Ya saben que soy un adicto a los minicómics, por su precio, su espontaneidad y lo que tienen de experimento artístico y barómetro de tendencias. Además, su edición casi artesanal te depara sorpresas como este Bugbear. Un delicioso cómic creado al alimón por Weing y su esposa Eleanor Davis, con historias de muy buen nivel por parte de ambos y con una portada litografiada a cuatro colores que es una maravilla (sic. foto).
Entre las historias, "Leaflet Drop", extraña y original, me deja, no obstante, un poco frío; al igual que ese experimento de una página que es "Farther Away". La cosa se calienta con el cuentecito campestre, "Camping Trip with my Dad and Sister", que a modo de diario de campo presenta Eleanor, y coge definitivamente impulso con la anécdota onírica de Weing sobre su padre, "Soy-Based". "Her Smell", de Eleanor es una breve (una página) e interesante reflexión sobre el destino de las personas. Sin embargo, son las dos últimas historias de cómic las que valen por sí solas la inversión de los $6 (¿4 euros y medio?):
"The Machinery Inside" es una de las historias breves mejor dibujadas y más emocionantes que ha leído un servidor en mucho tiempo. Una breve y lúcida reflexión sobre el ser humano, su papel en el universo y el respeto a la naturaleza. Una pequeña gema que reluce con fuerza y se convierte en metáfora perfecta del talento que atesora Drew Weing.
"The Mistake", de Eleanor Davis, está de nuevo llena de emoción y sinceridad: nos habla de las reacciones incomprensibles ante la muerte, de la imposible asunción de la inxistencia de los seres queridos; el cuento de un milagro soñado. En fin, ya lo ven, me rindo ante Weing y señora, y es que me tiene ganado el dicho aquel de que las buenas esencias vienen en frasco pequeño. Compruébenlo con Pup y si no pueden dejar de oler, ya saben.

jueves, septiembre 07, 2006

Comics Online: Drew Weing.


Nos referíamos a Huizenga hace unos días, como uno de los valores jóvenes del cómic estadounidense más comprometidos con el desarrollo de las posibilidades del medio; señalábamos también su relación estrecha con internet como escaparate para su obra. Le llega ahora el turno a Drew Weing, dibujante no menos prometedor (una realidad absolutamente consolidada, más bien) e igualmente comprometido con las tecnologías como medio de difusión y creación comicográfica.
En realidad, Weing es uno de esos talentos de la naturaleza cuyos límites artísticos no parecen predecibles. Comenzó su andadura online con la serie The Journal Comic, una tira diaria que publicó durante varios años; un tour de force con elementos claramente biográficos, que nos remite directamente a las tiras periodísticas, pero que se concibió y difundió básicamente por internet, aunque recientemente se haya compilado todo el material en un volumen impreso (por cierto pueden ustedes hacerse con las tiras originales por apenas 25 euros, aquí).
Weing, como lo era Huizenga, es uno de esos autores jóvenes que nacieron al rebufo de creadores como Dave Sim y que se inclinaron rápidamente por la autoedición y el formato de los minicómics. Deslumbrado posteriormente por el trabajo de figuras como Chris Ware, Weing se lanzó hacia la experimentación formal y la explotación de las posibilidades narrativas del cómic. Su serie Pup supone la constatación de que Weing ha alcanzado sus objetivos iniciales y los ha resuelto con una brillantez poco habitual. Como señala el propio autor, la historia desarrolla las aventuras de un "philosophical dog, two childish cats and their views of the world. "Pup" is a series of short pieces, and is updated with new stories intermittently."
En Pup Weing se permite (gracias en parte a las posibilidades para la manipulación de formatos y espacio que ofrece internet) toda suerte de experimentos visuales y narrativos, con unos resultados casi siempre deslumbrantes. La caricatura de Weing es meticulosa, redonda, con un acabado perfecto (cercana al estilo Disney pero con mucho más humor y mala leche en su realización), su manejo de la secuenciación es brillante, ágil y original, y sus historias, están llenas de humanidad y sensibilidad. ¿Alguien da más?
En 2004, The Comics Journal (#259) dedicó sus páginas a algunas jóvenes promesas del cómic estadounidense (la mayoría ya consolidadas) entre las que estaba, por supuesto, Drew Weing. El número incluía una larga entrevista a cargo de Tom Spurgeon. Pueden ustedes leer un extracto de la misma y seguir conociendo a Drew Weing, o pueden simplemente limitarse a pinchar de tanto en cuanto el vínculo de nuestros "Blogs by the author" o "Comics Online" y abrir la boca ante el trabajo de uno de los dibujantes más talentosos que se mueven por este mundo en viñetas.