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viernes, marzo 16, 2018

Rubens, Malraux y unos franceses

Cuando la pintura dejó de descubrir nuevos medios de representación, se lanzó, tras Rubens, a una búsqueda delirante del movimiento, como si solo el movimiento llevara implícita desde entonces la capacidad de persuasión que habían aportado hacía poco los medios de representación conquistados. Pero no era un hallazgo en el modo de representar lo que iba a permitir dominar el movimiento. Lo que requieren los gestos de ahogados del mundo barroco no es una modificación de la imagen, es una sucesión de imágenes; no es sorprendente que este arte todo gestos y sentimientos, obsesionado por el teatro, acabase en el cine...
La cita es de El Museo Imaginario, de André Malraux. Habla de pintura y de cine, pero cada vez que la leemos, desde sus primeras líneas hasta su última palabra, no podemos dejar de pensar en Blain, Blutch, Sfar y toda esa generación de autores de cómic que franceses que, desde finales de los 90 (y Edmond Baudoin mediante), han llenado las viñetas de movimiento, ligereza y libertad expresionista. Quizás, de haber nacido algunas décadas después, Malraux hubiera rematado sus palabras de forma diferente: "...no es sorprendente que este arte todo gestos y sentimientos, obsesionado por el teatro, acabase en el cine y el cómic"

jueves, diciembre 21, 2017

Los retratos de Judas (y algún otro juguete)

Una idea para el próximo regalo de Reyes.
Como ya ha hecho alguna vez antes, el artista Judas Arrieta (un buen amigo de esta casaha decidido adaptar su caché para un proyecto artístico puntual: "¡Give Me Your Face!". La idea, en esta ocasión, es realizar retratos personalizados durante un periodo abierto de commissions (encargos). En su estilo pop-comiquero, multirreferencial y acumulativo, Arrieta compone "perfiles visuales" de los solicitante. El resultado son dibujos efervescentes cargados de yuxtaposiciones azarosas, no muy diferentes de los que expone en galerías y museos, pero a un precio mucho más competitivo:


GIVE ME YOUR FACE!!
Judas Arrieta wants to turn your face into an amazing manga art portrait.
Commissions open from 5th December 2017 to 5th January 2018. (A4 Drawings (29x21cm handmade paper) 100€ each commission include delivering fee)
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¡MÍRAME A LA CARA!
Judas Arrieta quiere tu rostro para convertirlo en un increíble retrato de arte manga.

Los encargos se abrirán desde el 5 de diciembre de 2017 hasta el 5 de enero de 2018. (Dibujos A4 (29x21cm papel hecho a mano) € 100 cada encargo incluye gastos de envío) 

Así, trasteando entre los cuadros, tablas de surf decoradas y murales urbanos de Arrieta, hemos llegado hasta la página Art Toy Gama, una tienda online repleta de juguetes de artista: muñecos y estatuillas de series limitadas creados por pintores y escultores pop. Aunque los precios pueden llegar a ser realmente prohibitivos, la verdad es que da gusto pasear por su galerías timburtonianas para admirar la inventiva de los nuevos artistas populares: nos parece que esa mezcla de ingenuidad infantil y perfección industrial es un rasgo muy indicativo del exhibicionismo hiperconsumista de estos tiempos aplicado a la fantasía tradicional y la nostalgia por el terror gótico. Si disponen de los posibles y tienen familiares, parejas o amigos fricazos a la vista, esta tienda está llena de joyas (a precio de joyería).

jueves, septiembre 15, 2016

Las distopías bárbaras de Ignacio García Sánchez

Entre junio y agosto de este año, hemos podido ver la exposición  “The Barbarians Among Us”, de Ignacio García Sánchez, en la galería santanderina Espacio Alexandra.
La obra del madrileño está recorrida por una serie de motivos temáticos que conforman una visión postapocalíptica desesperanzada: paisajes con ruinas, fallidas proyecciones arquitectónicas futuristas, el tiempo de la revolución, el fracaso de las élites tecnológicas y financieras, etc... Son elementos que encontramos a lo largo de una producción tan ecléctica, que da cabida a dibujos tradicionales, construcciones figurativas sobre fondos abstractos, pósters, modelos urbanísticos, maquetas habitacionales, falsos murales, relatos ilustrados, esculturas e incluso viñetas y cómics.
A partir de sus sociedades distópicas y la mitología de armadas totalitarias, mendigos, rebeldes, bárbaros y cyborgs que las habitan, García Sánchez desarrolla una elaborada narrativa alimentada por cada una de las obras artísticas que se insertan en su producción para conformar la idea global de una ficción: la del fracaso y declive del capitalismo como modelo de construcción social. Las piezas futuristas del artista funcionan así como un pastiche contemporáneo de temas y etapas de la ciencia ficción convertidos ya en lugares comunes de la cultura popular: la catástrofe ecológica, la irrupción del totalitarismo y el control del pensamiento, la sublevación de la máquina, el paraíso adánico aislado de la civilización, la regresión a estados de precivilización, el nacimiento de la resistencia, etc.

En esta mirada hacia el pasado (artístico e histórico) para construir un futuro decadente, la estética de García Sánchez se alimenta de la escenografía futurista, convertida ya en icono, de maestros del cómic y la ilustración como Moebius, Jean-Claude Mézières o Juan Jiménez; aunque el fino trazo de su dibujo nos recuerda a otro joven autor familiarizado con los paisajes de la desolación, de quien estamos hablando mucho últimamente, Anders Nilsen.
En "The Barbarians Among Us", la obra expuesta en Espacio Alexandra, el artista retoma casi todos los elementos aquí señalados para insinuar, a partir de viñetas o estampas aisladas, la historia de una revuelta contra una élite dirigente, tecnológica y aséptica. Los "bárbaros" constituyen el ejército de desposeídos que asalta palacios y cúpulas de cristal en busca de su propia supervivencia. Los dibujos de García Sánchez utilizan como soporte papeles con los bordes quemados para ahondar en la idea de civilización arrasada y obligar al espectador a aferrarse a los restos de una realidad a la que un día incluso él pudo o podrá pertenecer.
Detrás de la catástrofe, no obstante, en la obra de Ignacio García Sánchez encontramos un resquicio para la esperanza, un lugar (¿la reflexión inteligente?) desde el que quizás será posible reconstruir la historia para construir un futuro habitable.

miércoles, agosto 10, 2016

Las grandes mujeres de Ana Villamuza

Nos gusta hablar de amigos en el blog, sobre todo cuando atesoran tanto talento como Ana Villamuza. Dibujante muy técnica, la palentina está realizando una serie de dibujos a lápiz dedicados a mujeres silenciadas o no suficientemente reivindicadas en la historia del arte y el pensamiento. Entre ellos, encontramos nombres conocidos como Marjan Satrapi o Mona Hatoum, junto a otros mucho menos visible, como Sophie Calle o Hannah Höch....
Nunca es tarde para el feminismo necesario y para el conocimiento de la historia no oficial. "Mujeres" es una buena oportunidad para descubrir nombres de mujeres creativas y ponerles rostro. El de Ana Villamuza es uno de los que deberíamos añadir a la lista.
Marjan Satrapi
Sophie Calle
Hannah Höch
Mona Hatoum
Sophie Taueberg
Carrie Mae Weems

jueves, junio 09, 2016

Teatrorum, de José Luis Serzo. Lo irreal maravilloso


Desde el 19 de febrero y hasta el 19 de junio, el Domus Artium de Salamanca (DA2) presenta en sus salas un amplio recorrido por la obra de José Luis Serzo, bajo el título Teatrorum Descubrimo al autor y a su alter ego Blinky Rotred, el Hombre Cometa, en un Arte Santander hace ya varios años. Desde entonces, hemos seguido su obra con el interés y la maravillada curiosidad del niño al que le cuentan un cuento en el que no se atisba el final.
En la obra del artista albaceteño hay mucho de cuento fantastico/mítico/romántico... y trágico. Sin embargo, paradójicamente, en ella también hay un fuerte componente real filtrado por la visión alegórica del autor. Los cuadros, esculturas e instalaciones de Serzo reciben al espectador como una puerta abierta a un universo de fantasía, cargado de detalles y absolutamente coherente en su mitología alucinada. Nos recuerda en alguna instancia a los mundos en miniatura de Santiago Valenzuela y esa enorme saga histórico-filosófico-ficcional que se plasma en Las aventuras del Capitán Torrezno.
Como aquel, Serzo construye un mundo a imagen y semejanza de sus obsesiones, sueños y referencias personales y artísticas; una escenografía en la que da rienda suelta a episodios independientes, pero complementarios, protagonizados por un personajillo pelirrojo con espíritu de inventor aventurero y vocación áerea, llamado Blinky Rotred, sosías, alter ego y metáfora del propio Serzo. En cada una de sus aventuras (convertidas en series pictóricas o escultóricas), aquel se ve rodeado de personajes tan fantásticos como él, que no son en realidad sino los amigos, familiares y algunos de los personajes históricos y artistas que forman parte del panteón de referencias de su autor.
Cada sala o espacio de la exposición recoge una de estas "series" y funciona como relato independiente dentro de ese marco más amplio de las aventuras de Blinky Rotred. Los mismos títulos de cada trabajo, descriptivos y cargados de intenciones narrativas, explican de algún modo las intenciones fabulísticas que presiden todo la producción de José Luis Serzo: Todas y cada una de las historias de vuelo (2009), La historia más bella jamás contada (2010), Familia Gómez de los Señores del Bosque (2011), Visiones de Blinky para un Teatrorum Marino (2011) o Ensayos para una gran obra II. Dos declaraciones de amor para un entreacto (2014).

Nos remiten los encabezamientos a la literatura renacentista y barroca o a los grandes ciclos épicos (el Artúrico, el de los Nibelungos...). Hay bastante de tradición mítico-literaria y de cuentística en la obra de Serzo (Alicia en el País de las Maravillas, El Mago de Oz), pero también referentes pictóricos y artísticos muy obvios: desde Gustav Courbet, que protagoniza una de las colecciones y varias de las piezas presentes en la exposición (Un sueño hecho realidad, 2016), hasta el Bosco, Brueghel, Goya o Dalí; no falta el componente surrealista y las referencias freudianas de este último, filtradas, eso sí, por los nuevos códigos interpretativos que plantea el lenguaje de Serzo. Son constantes, por ejemplo, los motivos recurrentes y los leit motifs (el telón, la corona, el tractor, la balsa, los insectos, el escenario, los andamios...) que funcionan como hilo cohesivo entre las diferentes piezas y épocas del artista.
La impronta hiperrealista de cuadros y esculturas filtra el elemento mágico de cada uno de ellos, hasta redirigirlo hacia una interpretación teatralizada de la realidad: el espectador es consciente de que los gnomos, las hadas, los gigantes y los fenómenos de circo que habitan en el mundo de Blinky son, en ralidad y una vez despejados de la metáfora, seres reales que viven al otro lado del espejo, en la dimensión paralela de José Luis Serzo. La misma lectura nos permitiría descifrar sus escenografías de naufragios, bosques, circos y teatros de guiñoles. No es extraño que la exposición tome su nombre de Teatrorum (2016), una instalación creada para esta muestra y una pieza de síntesis en la que convergen todas las demás: un teatro abovedado que nos proyecta hacia la irrealidad de los sueños, la fantasía y la imaginación; y que da sentido al juego de identidades, disfraces y representaciones que fundamentan esta exposición.
En todo caso, que la realidad no nos impida descubrir la ficción maravillosa que encierra esta exposición. Si tuvieramos que jugar a los compartimentos estancos, podríamos decir que (junto a Gonzalo Rueda, Sergio Mora o Víctor Castillo) estamos ante uno de los grandes representantes en nuestro país de esa corriente que se ha dado en llamar Surrealismo Pop. Sin embargo, la riqueza conceptual, narrativa y técnica de la obra de Serzo, nos invita más bien a pensar que estamos ante un creador de historias, un fabulador ecléctico envuelto en ropajes de artista multidisciplinar.
No se pierdan Tetrorum. Maravilla.

miércoles, abril 27, 2016

Sandra Chevrier. Rostros y superhéroes tatuados

El número 32 de la revista VNA (Very Nearly Almost) le dedica un artículo a la artista canadiense Sandra Chevrier. Su título, "Superheroism", no es casual; su ubicación en una revista dedicada sobre todo al arte urbano, el grafiti y las intervenciones en espacios arquitectónicos, tampoco.
Aunque la obra de Chevrier se enmarca dentro de los esquemas del arte tradicional (básicamente trabajos sobre papel y lienzo realizados con técnicas clásicas: óleo, acuarela, tinta china...), sus cuadros y dibujos presentan un espíritu profundamente contemporáneo por lo que respecta a sus intenciones y realización. 
Lo observamos, por ejemplo, en Studies on Paper, en los que la artista recurre al collage y al apropiacionismo pop para recrear rostros de bellas mujeres (con reminiscencias a conocidas modelos y actrices) invadidos por imágenes prestadas de la cultura pop y, sobre todo, de los cómics de superhéroes clásicos. Nos encontramos así con las efigies esbeltas de  hipotéticas Audrey Hepburns, Merilyn Monroes o Brigitte Bardots, con sus rostros invadidos por Supermanes compungidos o por onomatopeyas y batiseñales. El resultado es profundamente estético y desprende una sutil inocencia pop.
En las diferentes series que encuadra bajo el título Super Hero Canvas, la autora lleva el proceso un paso más allá por lo que respecta a la "nobleza" de los materiales empleados (óleo sobre lienzo), sin que la base de su propuesta varíe sustancialmente: de nuevo, recrea los rostros estilizados y graciosos de mujeres, cuya perfecta armonía se ve truncada por el "tatuaje" conveniente de escenas superheroicas descontextualizadas sobre sus caras. En Hand Painted Cages, el proceso se repite con acrílico sobre madera tallada.


La idea del rostro convertido en muro, pantalla o viñeta (como se prefiera), junto a la obvia referencia al collage (que en algunos casos no es tal, ya que las imágenes están directamente pintadas sobre el rostro) y las técnicas de sobreexposición y sobreimpresión combinadas, son los factores que convierten los cuadros de Chevrier en "textos" modernos y los emparentan con muchas vertientes contemporáneas del arte urbano, el post-pop y el neodadaísmo. Aunque sus trabajos tienen cierta impronta decorativa y se mueven en ocasiones en un territorio cercano a la ilustración, su uso del fotorrealismo, junto al empleo de técnicas mixtas y materiales normalmente emparentados con las bellas artes, están granjeándole al interesante ejercicio de apropiacionismo pop de Chevrier una popularidad creciente entre aficionados, galeristas y medios de comunicación. El pop está de moda, otra vez.

miércoles, marzo 09, 2016

Ciudades verticales: Brzozowski y Mitamakura

En ese brillante acercamiento al fenómeno serial que es Yo ya he estado aquí: ficciones de la repetición (2005), Jordi Balló y Xavier Pérez comentan a propósito de los infiernos narrativos:

De los infiernos dantescos surge una iconografía perspectivista, que halla en los ilustradores del siglo XIX una plasmación excelsa a partir, principalmente, de Gustave Doré. Sin embargo, la herencia de Dante había llegado ya el siglo anterior, de forma implícita, a la obra de Piranesi, en sus pinturas de cárceles concebidas como enigmáticos laberintos de escaleras que remiten invariablemente a los mundos abisales. Si, en Dante, la escalera ya supone un correlato perfecto de la repetición infernal en forma de descendimiento, en Piranesi la multiplicación de escaleras llega a producir un efecto barroco, de disolución angustiosa de la mirada en una multiplicación de plataformas similares. Esta abismación del espacio de la cárcel permite insertar en el imaginario iconográfico posdantesco una idea de repetición geométrica que llegará hasta los cuadros de M. C. Escher: una transmutación completa de los modelos redencionistas de la elevación espiritual, que propone una poderosa iconografía del subsuelo, físico o mental; la consecuencia es que el espacio infernal es siempre un espacio inferior.
Como señalan Balló y Pérez, por inversión, la construcción vertical, reflejada en escaleras, pasarelas y pasajes ascendentes funciona en la literatura y el arte clásicos como símbolo de elevación espiritual, de ascenso redentor hacia la salvación eterna, tal y como se refleja en el imaginario cristiano (aunque no únicamente).
Revisando las imágenes de Piranesi y Escher, y recreándonos de nuevo en ese juego de oposiciones, se nos han venido a la cabeza numerosos autores clásicos del cómic que, en su búsqueda de paraísos utópicos y proyecciones futuristas altamente tecnológicas y superdesarrolladas, han creado escenarios de ficción con una fuerte carga simbólica en la que se conjugan, de forma alternativa o circunstancial, esas imágenes de cielo e infierno a las que se alude en la cita. Hablamos de nombres míticos, como Moebius o François Schuiten, que han configurado un imaginario mil veces visto y repetido en películas, ilustraciones e incluso poéticas completas de autores de cómic. Las ciudades verticales de Moebius y Schuiten son construcciones arquitectónicas perfectas y verosímiles. Construyen modelos habitacionales racionales, pero comprenden además soluciones urbanísticas eficientes: espacios públicos, nódulos de comunicación, crecimiento sostenible, jerarquización espacial, etc.
Después de haber leído la obra de Moebius, Schuiten o Bilal, no se observan de igual manera las construcciones urbanas futuristas de los autores que les sucedieron, tanto en el campo del cómic como en el de la ilustración.
Hemos descubierto recientemente dos ejemplos notables y muy diferentes entre sí, que nos remiten a las urbes multiformes y ascendentes de los autores mencionados, pero que conjugan también muchas otras influencias clásicas y no tan clásicas (incluido algún descenso a los infiernos).
La Polonia reinventada por las acuarelas del pintor y arquitecto Tytus Brzozowski está llena de luz. Se despliegan sus construcciones en un modernismo futurista que descansa en milagroso equilibrio sobre arcadas inacabables, acueductos estilizados y pasarelas colgadas del aire. La pintura de Brzozowski respira con una luz y unas atmósferas casi renacentistas, pero nunca abandona una muy habitable idealización utópica reforzada por la coexistencia del ladrillo y el jardín, la pizarra y el árbol.
Los laberintos urbanos surrealistas del diseñador y animador japonés Mitamakura (de quien desconocemos casi todo) esconden, detrás de su apariencia gótica, un universo en el que conviven la fantasía de Lewis Carroll y la estilización simbolista del medioevo mágico; y su plasmación en los mundos de ficción de Tolkien o Robert E. Howard. Todo ello filtrado por la sensibilidad japonesa de su autor y la sempiterna influencia de la obra de Miyazaki. Están detenidas las ciudades de Mitamakura en un limbo arquitectónico entre el contrapicado de la pesadilla dantesca que nos empuja hacia abajo y el laberinto lúdico que invita a subir y a perderse entre sus callejones y pasarelas. Nos recuerdan mucho a otras ciudades imposibles, las que se levantan en los complejos mundos en miniatura del gran Santiago Valenzuela.