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miércoles, marzo 30, 2016

Paseos baldíos y grafitis lisboetas

Llevados por el entusiasmo explorador hipster de un cronista, para más señas, redactor de El País, decidimos dejarnos aconsejar y dedicarle una parte de nuestra no muy larga estancia en Lisboa a la visita del Barrio Marvila, en la margen este del Tajo. ¡Hay que ser pánfilos y muy incautos (hablo por los que fuimos), para caer otra vez en la trampa de las tendencias modernetas de la enésima reencarnación berlinesa a este lado del Spree! Como no era la primera, ni será la última visita que hagamos a la preciosa ciudad portuguesa, el merodeo gratuito no pareció tan caro.
Tras comer en ese "palacio" escondido en el centro de Lisboa que es la Casa de Alentejo, decidimos acercarnos a la Cueva de Alí Babá a la portuguesa que se suponía era el Barrio Marvila. Después de vagabundear durante más de una hora entre descampados, grúas, glamurosas naves industriales de las de toda la vida y locales cerrados, decidimos, ante la falta de perspectivas, sentarnos en una cafetería calculadamente cutre (que el cronista denomina con generosidad eufemística: "decoración de no-decoración"), por aquello de hacer un poco de tiempo, a ver si las postmodernas galerías y los Centros Culturales de vanguardia se decidían a abrir. Dos cafés después, la efervescencia cultural del martes por la tarde seguía sin hacer acto de presencia en el arrabal industrial lisboeta. Ni rastro del fado a pie de calle, los modernos cafés y la sorpresa artística a la vuelta de la esquina; sólo locales cerrados en horario de apertura. Es cierto que, siguiendo los pasos de referencia del periodista, conseguimos atisbar a través de la rendija de un buzón (gesto de impotencia, más que performance situacionista) algunos lienzos y veladuras de la exposición temporal de la Underdogs Gallery. Dimos por cumplido el objetivo cultural. A las seis, cuando ya casi habíamos arrojado la toalla, callejeando, conseguimos llegar a la Cervejeira Artesanal Dois Corvos, cuyos dueños, pese a estar también cerrada, nos permitieron disfrutar de una birrita rápida y hacer acopio de reservas para la vuelta.
Refrigerio cervecero aparte, sin duda, lo mejor de la tarde fue la visita al Centro Cultural Fábrica do Braço de Prata, ubicado en una antigua fábrica de armas. Aunque el espacio estaba también cerrado (no era nuestro día, claramente), en su jardín y alrededores, cuidadosamente abandonados ambos, pudimos disfrutar de una interesante colección de grafitis cargados de creatividad e ingenio. Muy divertida la intervención en clave de humor hiperrealista de Maclaim (Tasso), en From the Past, y estupenda la serie Give You My Love de Alexandre Farto (alias VHILS), con sus retratos arrancados de la pared, marca de la casa. En el edificio anejo, encontramos nuevos trabajos de VHILS, recreando escenarios urbanos a partir de las imperfecciones y relieves de la pared.
Si se sabe encontrarlos, está Lisboa repleta de magníficos grafitis. Con muchos se tropieza uno casi sin quererlo. Si no se tiene tiempo o ganas de buscar, existen rutas organizadas por la Galería de Arte Urbana (GAU), como nos explica, de nuevo, nuestro cronista en otro reportaje: "Lisboa, museo de arte urbano" (no hay que ser ingrato cuando las nuevas son buenas).
En la Rua Sao José, por ejemplo, nos encontramos con una de las siempre soberbias obras de Aryz, creada con motivo del cuarto aniversario de la tienda Dedicated, especializada en material artístico y grafitero. Aunque para espectaculares, la colección de gigantescos murales con la que nos topamos en edificios abandonados y fachadas de la Avenida Fontes Pereira de Melo. Entre sus grafitis, se pueden ver obras espectaculares de nuestro admirado BLU, de Ericailcane o de Os Gêmeos. Arte con mayúsculas.
http://www.theguardian.com/travel/gallery/2011/jan/29/lisbon-city-breaks
Ya ven que no hay paseo baldío, después de todo, y que detrás de cualquier muro surge la sorpresa.

jueves, diciembre 03, 2015

Los grafiti reflectantes de Ray Bartkus

Hemos hablado aquí de arrozales artísticos, de chorros de agua con efecto pictórico y de muros vivos, pero hasta ahora no nos habíamos topado con grafiti reflectantes como los del lituano Ray Bartkus (residente en Nueva York).
El arte urbano está alcanzando unos niveles de virtuosismo desconocidos. Gracias a la difusión digital y el alcance de las redes sociales, la captación del arte efímero se ha convertido en un valor al alza: no importa que la obra perezca si existe un testigo. ¿No es esa, de hecho, la esencia misma del arte? La obra única e irrepetible; cuánto más si añadimos el instante único. Resulta que al final, señores como Beuys y Vostell iban a tener razón: la obra de arte sólo existe una vez. O quizás, en este caso, al que deberíamos citar es a Gustave Verbeek, que al parecer tenía el mismo buen ojo (torcido) que Barktus.
Nos gusta el trabajo de Bartkus por su poesía y, lo admitimos, porque su esteticismo mural es sólo una excusa para mirar más allá. Todo un reto para estos tiempos en los que tanto cuesta abandonar la superficie.
Vía boredpanda

martes, diciembre 16, 2014

Arte urbano en el Barrio del Oeste de Salamanca. Algo está cambiando.

Salamanca es una ciudad a la que le tenemos especial cariño. En ella estudiamos primero, trabajamos después y, en suma, vivimos muchos años. Nunca se aburre uno de pasear por sus calles renacentistas, recorrer la zona histórica y dejarse llevar por su intensa vida, nocturna y diurna. Gastronomía, diversión y cultura garantizadas en un mismo lote, en una de las tres o cuatro ciudades más bonitas de España.
No obstante, siempre nos dio la impresión de que, en términos puramente artísticos, Salamanca era una ciudad demasiado conservadora y poco abierta a la realidad cultural contemporánea. Aunque las instituciones programaran exposiciones coyunturales de arte moderno, teníamos la sensación de que tanto la ciudad comos sus gentes vivían de espaldas a la vanguardia artística; y eso a pesar de contar con una facultad de Bellas Artes, un museo de arte contemporáneo tan estimable como el DA2, algunas interesantes galerías de arte y con una masa social de estudiantes muy jóvenes, a quienes se les supone hambre, iniciativa y energía creativa. Y, con todo, pensábamos en Salamanca y lo primero que se nos venía a la cabeza eran cuadros y esculturas costumbristas y paisajes de dehesas taurinas.
En nuestra última visita, nos ha dado la impresión de que, quizás, algunas cosas puedan estar cambiando en la ciudad charra. Paseando por la Plaza del Oeste, una zona céntrica, humilde y trabajadora, repleta de pequeños negocios de barrio y viviendas, hemos descubierto la iniciativa Arte Urbano en el Barrio del Oeste. Se nos ha dislocado la mandíbula. Por un momento, hemos creído descubrir la versión modesta y castellana de las intervenciones urbanas que abundan en ciudades como Barcelona o Berlín.
Nos ha parecido un soplo de aire fresco que una ciudad tan poco dada a veleidades vanguardistas como Salamanca, haya decidido adentrarse en el últimamente efervescente y exitoso campo del arte urbano; una de las puntas de lanza (junto al videoarte, el cómic de mano de la novela gráfica, los vídeojuegos o las series televisivas) de la vanguardia cultural contemporánea. Entre la producción pictórica, fotográfica, escultórica y grafitera que inunda muros, garajes y edificios de la Plaza del Oeste, hemos encontrado trabajos mejores que otros, pero el conjunto funciona a la perfección como concepto homogéneo y revitalizante. Es más, presentimos que alrededor de la iniciativa surgirán otras propuestas estéticas de ocio y negocio, igualmente atrevidas (lo es La salchichería, un local nacido en el epicentro mismo del barrio, que, con mucho respeto, ha transformado un antiguo colmado de ultramarinos en un divertido, fresco y muy estético bar de tapas y espacio artístico, con dos pequeñas salas de exposiciones).
Parece que la iniciativa ha llegado para quedarse y que en ella se han implicado muy activamente vecinos, instituciones como la Facultad de Bellas Artes, asociaciones culturales y pequeños comerciantes. Estamos deseando volver y volver a pasear por nuestro antiguo barrio, de veras.

lunes, diciembre 09, 2013

BLU, libros y vídeos.

Lo hemos repetido ya en varias ocasiones, en nuestra opinión BLU es uno de los artistas más importantes dentro del panorama cultural contemporáneo. Lo es por su talento gráfico, por la reflexividad crítica y social de su trabajo, por la invectiva símbolica de sus murales y grafitis; y lo es por el grado de virtuosismo que se encierra en su propuesta técnica y en su manejo novedoso del stop motion aplicado sobre muros vivos en flujo constante (que en sus últimos trabajos incluye con cada vez mayor frecuencia la animación de elementos reales). El fenómeno BLU se circunscribe dentro del ámbito postmedial, esa nueva realidad de un arte contemporáneo abierto, democrático, intertextual y multimedia, que según Domigo Hernández se mueve en el doble contexto imbricado de la postmodernidad y los ámbitos tecnológicos. En cierto sentido, los trabajos de BLU condensan ese nuevo estadio medial, esa reformulación del arte, mestiza, abierta y tecnológicamente sofisticada (aunque su base plástica sea puramente instintiva y manual).
 Nos sigue fascinando la complejidad hipnótica de MUTO, de Morphing o de Big Bang Big Boom y aún conservamos viva la sensación de pasmo cada vez que (intencionada o casualmente) nos hemos topado con alguno de sus colosales grafitis en Berlín, Barcelona, Zaragoza o Lisboa.
Por eso, cuando, hace no mucho, alguien muy especial nos sorprendió con un regalo también especial, una de las primeras cosas que pensamos fue en compartir con ustedes la existencia de BLU sketch note-book y la de BLU 2004-2007. Se trata, respectivamente, de un DVD y un libro ilustrado, en los que se recopila buena parte del videoarte y la producción ilustrada de BLU, además de numerosas fotografías, grabaciones filmadas de la elaboración de sus grafitis y los célebres wall-painted animations que hemos mencionado más arriba.
BLU 2004-2007 (Studio Cromie) recoge una selección de sketches y de fotografías murales realizados por el autor entre los años señalados en el título. El libro es todo un festín de gourmet dedicado a fans y completistas de la obra del artista taliano; un capricho primorosamente editado.
Por su lado, el DVD BLU sketch note-book es una recopilación de sus vídeos, pequeñas películas animadas y las grabaciones de su proceso de trabajo en la creación de murales y grafitis animados. La recopilación de materiales comprende los siguientes cuatro apartados: "wall-painted animations", "animations on paper or computer", "time-lapse videos" y "extras"; en esta última categoría encontramos las primeras pruebas de BLU con sus grafitis vivos, experimentos diversos de animación, e incluso algunos de sus primeros ejemplos de "dibujos animados" realizados con lápiz (Dialogo), tinta (China), rotuladores de colores (Limone) o medios digitales (OK NO).
Precisamente, una de las mayores sorpresas que encierra el DVD se encuentra en la estupenda colección de animaciones "convencionales" de BLU que se recogen en el mismo. Deslumbrados por su faceta de artista urbano, no nos habíamos parado a pensar en que el artista hubiera trabajado también sobre papel o con materiales reales (como la plastilina, en FFWD). Algunos de estos dibujos y trabajos de animación tradicional son tan sorprendentes como sus stop-motions sobre muros, y, como sucede con toda su producción, se reconoce inequivocamente en ellos el sello BLU: por su estilo, por su realización virtuosa y por el mensaje crítico que encierran.
Los temas de cada una de estas animaciones son variados, pero casi todas incluyen conceptos e ideas muy habituales en el universo del creador italiano, como la evolución y la lucha por la supervivencia (que vemos en Palla, FFWD), la mutación y la trasformación (FFWD, Child, Fino), la alienación de las sociedades de consumo (Child) o la muerte y la destrucción de toda forma de vida como elementos consustanciales de la naturaleza humana (Palla, Sulla differenza tra un sorriso e una risata).



Dos joyas, tanto el libro como el DVD, dos regalos como dos soles que satisfarán a cualquier fan de BLU y del buen arte en general.

martes, julio 23, 2013

Escaparates estivales, intervenciones farmacéuticas.

Vamos con una entradita breve, refrescante y veraniega. Nuestro socio y amigo Gaspar Naranjo, además de ser un dibujante e ilustrador de postín, se gana las habichuelas como boticario imaginativo. Como al artista, de todos es sabido, siempre le cuesta separar facetas, don Gaspar tiene la sana costumbre de convertir su escaparate farmacéutico en improvisado lienzo "estacional" para disfrute de clientes y viandantes. Escaparates tranformados en cuadros navideños, estampas de vendimia (que, a fin de cuentas, estamos en Valdepeñas), viñetas de carnaval o, como el caso que nos ocupa, refrescantes escenas veraniegas para aliviar los rigores de la canícula.
Todo muy divertido y animoso, como verán en su página.

lunes, junio 04, 2012

Latidos y Pejac, dándole vueltas a la intervención.

Retomamos el asunto del arte urbano y las intervenciones. Lo hacemos, además, con gusto, porque vamos a hablar de amigos de esta página.
Desde hace unos meses, un colectivo de artistas sorianos que responde al nombre de Latidos del olvido, se ha propuesto rescatar el recuerdo y restaurar las sombras que, junto al musgo y el escombro, se esconden entre los muros de los viejos pueblos castellanos abandonados o antiguas fábricas desmanteladas. El colectivo lo forman Javier Arribas, Paye Vargas, Enrique Rubio y Diego Llorente; cada uno de ellos maneja un lenguaje artístico, una mirada diferente a la hora de abordar lo que ellos denominan la “crea-ocupación" de dichos lugares abandonados. La profesora de historia Eva Lavilla nos deja adivinar la motivación que dirige los pasos de este proyecto colectivo, cuando señala que:
Habría que inventar un nuevo término para los lugares que ya no nos pertenecen, los que abandonamos o de los que hemos sido expulsados.
Marc Augé acuñó el de los no lugares para esos espacios de la postmodernidad en los que el ser queda en suspenso, donde la transitoriedad corroe la esencia del individuo (si es que tal cosa existe de forma objetiva). No nos gusta el concepto de arqueología industrial, demasiado emparentado con el espíritu romántico de la ruina porque sólo rescata aquello que es estéticamente bello e institucionalmente útil; las antiguas estaciones de ferrocarril y las fábricas de ladrillo con sus hermosas chimeneas son ahora centros cívicos de la democracia postindustrial. ¡Tan hermosas que han borrado definitivamente las huellas de la explotación y el hollín!
Sin embargo aquí hay una apuesta clara por el feísmo, que es una experiencia estética e intelectual tan fértil como la contemplación de la más bella de las arquitecturas. Lo que un día fue lugar de trabajo es hoy umbral hacia otra dimensión. Entramos a las tripas de la sociedad, accedemos al laberinto de puertas desvencijadas y mobiliario arrumbado. No sólo pasado y abandono pretérito. El ruido nos anuncia el encuentro con seres fagocitados por la voraz alimaña, hombres desdibujados que recorren nuestras ciudades como espectros en su búsqueda de un refugio. Tenemos miedo.
Uno de sus miembros fundadores, Javier Arribas, por ejemplo, llena las paredes y los muros abandonados de rabiosos trazos expresionistas, que recrean literalmente las sombras de personas que pudieron proyectarse sobre ese mismo espacio; su pintura es natural, orgánica, invade las paredes con agua y barro, o construye sus esculturas con materiales prestados de la naturaleza y amasados con espíritu póvera. No sorprende que sus intervenciones hayan ocupado, entre otros espacios, los muros de La Tabacalera, esa fábrica enorme que ha transformado el madrileño barrio de Embajadores en un nuevo Berlín vanguardista.
Son ya dos las revistas que el colectivo Latidos del olvido ha publicado recogiendo sus intervenciones artísticas, junto a un buen numero de textos críticos y literarios, que ayudan a conformar y confirmar su propia poética creativa. La última, "Carne: materia prima".


A nuestro segundo invitado ya lo conocen ustedes, porque hemos hablado de él aquí en numerosas ocasiones. Nos referimos al pintor-escultor, grafitero e ilustrador cántabro Pejac. Volvemos a traerle a colación porque su crecimiento artístico en los últimos tiempos no está pasando desapercibida entre la crítica y el público.
Después de su aparición en las páginas de Los nombres esenciales del arte urbano y del graffiti español, su actividad ha sido frenética y la calidad de su propuesta multidisplinar creciente. No ha abandonado la intervención urbana, es más, la ha extendido hasta las "costas" de París, los raíles de estaciones semi-abandonadas o su serie "Arte urbano desde casa". Pero es que, además, la línea más clásica de su producción (la de las ilustraciones sobre papel, las esculturas de pequeño tamaño y el collage) está viviendo un periodo brillante de inspiración y excelencia simbólica, gracias a series y motivos como el de las "medusas", que ha vertebrado su reciente exposición "La cara oculta" con la galería mallorquina Fran Reus, y que ha coleccionado críticas entusiastas.
Completa Pejac su actividad frenética con proyectos de ilustración llenos de sensibilidad y poesía, como la que encierra a un pájaro en la jaula de papel de libreta, para la agencia Mimuik, o la que libera a toda una bandada en la portada del último disco de la banda Haddoks Orphans. Talento desatado y creatividad sin bridas, los de Pejac.

Ya ven, imaginación y arte urbano para unos tiempos difíciles. La mirada crítica encauzada con barro y gesto airado o con ácida inteligencia simbólica. Afortunadamente, los caminos del arte son libres e inescrutables. Mientras haya gente capaz de ver más allá del muro blanco, de la pared que enclaustra y encierra, seguirá habiendo esperanza.

lunes, agosto 15, 2011

La rabia y unos superhéroes vandalizados.

Europa, poco a poco, empieza a perder su vieja compustura y la eterna impostura que se esconde detras de su máscara de civilización. Cuando no es el vandalismo de unos hooligans ingleses rabiosos y descontrolados, se trata de la juventud francesa de los arrabales que no espera nada de nadie o de la ejemplar y muy civilizada protesta ciudadana española (dando ejemplo, por una vez). No queremos meter todos estos "levantamientos" en un mismo saco (seria injusto, por ejemplo, para la causa que se levantó y continua alzada en nuestro país, enfrentarla a todo lo que estamos viendo estos dias en la televisión), pero encontramos un elemento común a todos ellos: la rabia; sea esta controlada, muda, violenta, explícita, organizada o anárquica, observamos hastío y saciedad detras de la impotencia.
Los ciudadanos empiezan a sentirse cansados de quienes les gobiernan en la sombra. Reconocida la gran mentira que ha resultado ser esta crisis que esta devorando al mundo, descubierto el andamiaje que sujeta la gran falacia de la especulación, de las ganancias bancarias, del entreguismo politico y de un planeta hipotecado, sólo nos queda reírnos con amargura de nuestra propia inocencia, pisotear nuestra buena fe y rebelarnos. Pudimos hacerlo cuando se nos engañó con guerras ancladas en la mentira, guerras mercadeadas por un puñado de políticos codiciosos mientras capoteaban en charcos de petróleo. No lo hicimos.
Ahora, mientras asistimos impotentes al espectáculo grotesco de la especulación, al derrumbe de unos mercados de monopoli que obligan a los estados a cercenar derechos sociales y a estrujar el panal, mientras los zánganos se ríen en sus poltronas, ahora, parece que la colmena esta a punto de reventar. Los políticos asisten estupefactos al estallido de realidad de una realidad que desconocen. Algunos, incluso, los mismos neoliberales que nos han metido en este fango, se postulan para sacarnos de él (a costa de nuestra salud, de nuevo, suponemos). Probablemente lleguen tarde. Probablemente esta vez no les creamos. A ellos ni a sus pornográficos consejos de administracion de las cajas de ahorros, ni a sus diputaciones engolfadas en el nepotismo, ni a sus amigos banqueros o empresarios millonarios que en un mismo consejo de administración anuncian de forma obscena, mientras babean petrodolares, benefici0s millonarios y despidos masivos de trabajadores. Ya no les creemos, tampoco podemos sentir pena por ellos, porque estamos en sus manos, pero sí podemos acariciar su decadencia putrefacta (como ya están haciendo en Islandia).
Nos habeis engañado, nos estáis engañando, cada vez que anunciáis repartos de beneficios entre vuestros accionistas os deseamos nuestra misma suerte, la peor de las suertes. Cada vez que nos aumentáis el diferencial de la deuda con otros reinos mejor provistos, nos ciscamos en vuestras colecciones de aes, bes y ces, en vuestros mases y menos, en vuestras obscenas calificaciones aleatorias que no supieron avisarnos de que el barco se hundía. Cada vez que os negáis a viajar en primera, a renunciar a vuestros derechos de pernada vitalacia, a vuestros sueldos dobles, triples y cuadruples, sospechamos que detrás de vuestras pashminas, modelo-amigos-de-los-trabajadores, se esconden dos colmillos afilados.
Y a pesar de todo, no os deseamos más mal que el mismo que nos infrinjáis a nosotros. No creemos en revoluciones cruentas, no asentimos ante los machetes descerebrados de los hooligans britanicos. No, sólo esperamos que la red global os envuelva y consiga apagar vuestra codicia.
Hasta entonces, no aceptamos mas vandalismo que el que se esconde detrás de, por ejemplo, la ironía y el humor resignados. Entre todos los actos de levantamiento a los que hemos asistido últimamente, nuestro favorito es éste (¡grandes estos búlgaros!):
Over the weekend, the citizens of Sofia, Bulgaria awoke to find a public monument to Red Army defaced by an unknown interventionist. The statues of Soviet soldiers who “liberated” Bulgaria in 1944 were painted as Superman, Ronald McDonald, Santa Claus and other pop culture icons of capitalist Americana. Below it, a graffiti caption read: “In step with the times!”
Today, the Bulgarian Minister of Culture condemned the act as “vandalism,” concluding that “We (Bulgarians) are the only ones led by some kind of destructive force when it comes to monuments of socialism.” Maybe, maybe not. Czech artist prankster-extraordinaire David Černý had pulled a similar stunt years ago when he
painted a Soviet tank pink.

lunes, abril 11, 2011

Arte en el mercado. La calle pinta.

Todos cuantos nos siguen saben que llevamos un tiempo dándole vueltas al asunto del arte urbano, o la cultura callejera, que lo mismo da. También se habrán dado cuenta de que no hace falta irse a Madrid, Barcelona, Londres o Berlín para encontrar intervenciones de calidad a pie de acera; hemos hablado aquí de Granada o de Santander, por ejemplo. Hoy lo haremos de Soria.
Resulta que en esa pequeña ciudad machadiana se observa en los últimos tiempos cierta ebullición cultural. La última ocurrencia que se les ha venido a la cabeza a sus representantes y artistas ha sido intervenir artísticamente la vieja plaza de abastos, antes de que se lleve a cabo su demolición. Ya ven ustedes, nunca la palabra efímero tuvo tanto sentido. Con la finalidad de dinamizar el espacio del Mercado Municipal, cuatro jóvenes artistas sorianos han intervenido sus muros o en su perímetro, han fotografiado su interior y han escrito en sus azulejos. Lo explica con lucidez en el prólogo del estupendo catálogo, Eva Lavilla:
La exposición Arte en el Mercado es el resultado de la propuesta de un grupo de artistas aprovechando la intervención que el ayuntamiento de Soria está realizando sobre un espacio tan emblemático de la ciudad como el Mercado de Abastos. Es el paréntesis, entre su desaparición física y su reconstrucción, en el que se desarrolla la actividad artística como un puente que une pasado y futuro (...) Más tarde, quizás, se desarrolle un último acto cuando el nuevo y definitivo mercado se levante sobre las ruinas del que de alguna manera ahora nos estamos despidiendo. Como si de un templo se tratase, como si aprovecháramos un espacio ya sagrado, santificado por el contacto de los hombres y mujeres, por el acto cotidiano de la comunicación, el nuevo mercado esconderá en sí mismo los restos arquelógicos de éste.
Los artistas implicados en el proyecto son Gloria Rubio Largo, Enrique Rubio Romera, Paye Vargas Soria y Javier Arribas Pérez. A nosotros, imbuidos en el asunto del grafiti y la pintura mural, nos interesa especialmente la propuesta de este último.
En su intervención, Javier Arribas decidió utilizar un muro exterior del edificio para recrear una visión efímera y mutable del mercado, un juego de representación sobre los muros de lo representado. Al dibujar en la pared el perfil de la fachada, el mural del Mercado entraba directamente en un juego autorreferencial. Pero la intención última de la obra tenía un alcance pictórico: el dibujo de la plaza y sus calles circundantes había de estar tan abierto a los habitantes de Soria como siempre lo han estado las verdaderas puertas del mercado. De este modo, el dibujo perfilado en la pared, la silueta de este edificio emblemático (que señalaba la prologuista), se convertía simplemente en el contenedor de las intenciones artísticas espontáneas de cada paseante, curioso o artista en ciernes que tuviera a bien pasar por allí. Todo el que quisiera podía participar en la obra, esa era la única premisa.
El resultado fue grabado en vídeo y editado posteriormente a alta velocidad. El espectador observa como la pared convertida en lienzo espontáneo evoluciona a través de colores y matices. Atraviesa diferentes fases y mutaciones que, curiosamente (por lo azaroso de su realización práctica), nos recuerdan a diferentes momentos de la historia de la pintura reciente: obsevamos brochazos expresionistas, coloridos matices impresionistas en las últimas fases de su realización, intervenciones textuales que bien podrían surgir de un improvisado paseante dadaísta. La impronta de las Vanguardias Clásicas está viva en la calle, de eso no hay duda. Javier Arribas controlaba el proceso sólo parcialmente:

Partiendo de un esbozo sobre un papel comienzo el mural "Con fecha de caducidad". al principio la obra sigue una pauta marcada por unas líneas blancas que realizo como guía, sin intención de restringir pero sí de encaminar de alguna manera el trabajo para evitar el caos de otras experiencias comunitarias. Estas líneas reproducen por medio de una cuadrícula el boceto que tantas pruebas ha requerido.
El propio artista continúa describiendo el proceso:
Por un momento pienso que estoy perdiendo el control de la obra, permito que el caos siga su curso esperando que se reconduzca como un río desbordado. Lógicamente esto no ocurre y mi deformación profesional hace que repinte las zonas en plena anarquía con planos de color puro. Entonces surge una reflexión para próximas obras: ¿Cuál sería el futuro del mural sin mi intervención?
Uno de los aspectos que más llama la atención del resultado final es la constatación de aquella asunción clásica que creíamos olvidada: en cada niño hay un artista en potencia. Son ellos quienes más y mejor participan en esta creación muralista. Lo hacen de forma alegre y desprejuiciada, sin más trascendencia que la del disfrute inmediato y la intervención efímera; que como venimos diciendo, era el verdadero objetivo inicial de la propuesta, de ahí su título, "Con fecha de caducidad". Para concluir su intervención, el artista fotografió finalmente algunos fragmentos de esta geografía mural aleatoria, y con ellos ha compuesto un nuevo mural-puzzle, dislocado, irregular y casi tan ajeno a su control como la obra inicial de la que se alimenta.
Los resultados de ésta y de las demás intervenciones se podrán ver en el Palacio de la Audiencia de Soria, hasta el día 23 de abril. Les dejamos con el vídeo de "Con fecha de caducidad", para que lo disfruten.