Debo reconocer que la primera vez que me acerqué a la versión informática de Same Difference reaccioné con ambigüedad crítica: por un lado, me fascinó la limpieza amable de su caricatura, pero al mismo tiempo me sentí abrumado por la abundancia de texto y la excesiva verbosidad de sus personajes (especialmente en esas primeras viñetas en el restaurante...). Me reconozco poco amigo de los comics online cargados de letras, especialmente si, como éste, su formato expositivo se acerca al del cómic tradicional (humm, vamos a hablar mucho de esto en los próximos días). Es decir, que pasadas unas páginas, abandoné la lectura.
El caso es que, con el libro en la mano, La misma diferencia y otras historias, me pareció un comic la mar de aseadito; sobre todo el relato primero y principal. Una reflexión acerca de las relaciones interpersonales, los itinerarios vitales, la maduración existencial, etc., y encima un buen dibujo. Todo sea dicho, el cómic es un tanto irregular y no todas las historias guardan la misma calidad (alguna, de cuyo nombre no quiero acordarme, de puro obvio parece obra de un aficionado y es absolutamente omitible -cosas de la independencia).
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