Vaya, que no hace ni dos días que me tiraba de los pelos por la lejanía geográfica del MOMA y sus iniciativas interdiscursivas, y hoy me estoy empezando a cuestionar y repensar la iniciativa comiquero-pictórica del museo neoyorquino. El asunto tiene su explicación y sus puntos de iluminación: apenas colgué el post, avisé de su existencia a dos o tres de entre mis colegas y amigos interesados en el tema de la modernidad pictórica y comicográfica; entre ellos estaba Domingo Hernández, profesor de la Universidad de Salamanca, y experto en estética y teoría de las artes; amén de buen lector de cómics y todoterreno en el análisis de la ficción posmoderna. El hecho es que al mail de mi aviso, don Domingo respondió con los dos mails que, por su interés, extracto a continuación. Se trata de una reflexión, breve y somera (como el propio soporte de difusión exige), pero llena de matices, sobre el arte y las tendencias de difusión artística en la actualidad.
[Mail 1]
...ya estuve metido el otro día un rato en lo del MoMA. Mi problema con eso es que lo veo desde el rollo teórico-artístico (es mi trabajo: lo siento), no desde el comiquero, es decir, unas veces es el cómic, otras las motos, otras los coches... y a veces funciona, y a veces no (al igual que los artistas elegidos). Y detrás de todo eso está lo de siempre: la incapacidad del propio arte actual para salir de sí mismo, por lo que tenemos que utilizar a "otros" para llamar la atención... y si ese "otro"es algo supuestamente popular, de masas, etc., mejor que mejor. Es evidente que ahora que el rollo inter-multi-étnico-fronterizo-cultural ha dejado de colar (no te pierdas el vídeo en inglés macarrónico de la conferencia del mejor filósofo actual, Zizek, en el círculo de bellas artes -merece la pena aunque sólo sea por ver al tipo) nos dedicamos a la búsqueda de cualquier otra cosa que saque al arte de su completo aislamiento. En fin, no te aburro con esto, pero el tema es el de siempre: lo que antes pasaría por una expo temática, sin más, ahora huele muchísimo a institución-arte, y ahí ya entramos en problemas...
Respondí con interés a este mensaje rápido e informal, pero didáctico y cubierto de ramificaciones de esas que a uno le interesan mucho... Hubo un segundo mail de respuesta. Igualmente didáctico, diacrónico y diáfano en sus argumentaciones.
[Mail 2]
...cuando hablo del "otro" no me refiero a utilizaciones temáticas, es decir, a utilización de temas (como puede ser el pop con el cómic y la cultura de masas). Ten en cuenta que una de las diferencias que se suelen mencionar siempre para distinguir el arte moderno del anterior es que éste, el clásico (entendiendo por clásico desde los neandertales, o quienes fueran los primeros, que no tengo ni idea, hasta finales del XIX, hasta el impresionismo), siempre ha sido un arte literario, es decir, de un modo u otro se representaban historias, se hacía literatura, en el fondo, y, por tanto, elementos "otros", ajenos al propio medio artístico como tal. Únicamente desde el impresionismo, y sobre todo desde las primeras vanguardias, surge la idea del arte por el arte, bla bla bla. De hecho, eso es lo que explica lo que yo llamo, irónicamente, claro, "pederastia" de las vanguardias: esto es, "pintar como un recién nacido", "mirarlo todo como un niño", "recuperar la mirada infantil"... Todo eso de los niños (junto a los locos y los primitivos, por cierto), eso de los niños, decía, la obsesión de las primeras vanguardias por los niños, los locos y las culturas primitivas obedece únicamente a eso... a romper con todo lo anterior, con el arte burgués bla bla bla). Es decir, que sólo ahí el arte intentaría enclaustrarse (temática y estilísticamente hablando). Y ahora damos un salto (el salto para otro correo) y aparecemos en los sesenta, en los magníficos sesenta, que es, con el conceptual sobre todo, donde empiezan los problemas con la Institución-arte. (Hago otro salto para otro correo, pero recuerda que el conceptual es fundamental sobre todo, en mi opinión, por el diálogo crítico con el minimal y el pop... y esto no sólo pasa en arte). Y esto nos lleva a la actualidad, donde el mercado, la institución-arte, etc., etc. siempre media, de un modo u otro, las propias propuestas artísticas. Siempre ha sido así, pero ahora las median también temática y conceptualmente... y con el mercado de por medio. Resumiendo, toda la pureza que reclamaban las vanguardias (irónicamente debía ir unida a una salvación a través del arte... ya), a día de hoy se ha convertido en enclaustramiento, y el mundo del arte utiliza todo lo que viene en su mano para que el arte "sea para todos", pero siga siendo "raro, moderno, actual", y eso no casa demasiado bien. Por esto, se utilizan miles de métodos: el museo-edificio-construido-por-arquitecto-estrella, es decir, continente por contenido; los temas "subversivos" (esto para otro correo también: la política subvención-subversión es una de las clásicas del arte actual)... Y, me dirás, ¿dónde está lo bueno? Pues, aunque parezca mentira, lo hay, y muy bueno, pero sólo en gotas mínimas... Bueno, esto también pasa en la literatura...
Estarán ustedes de acuerdo o no con lo que aquí se comenta, pero no me digan que el asunto no tiene su interés (aunque sólo fuera por la actuación impagable del señor Zizek...)