Por tercer año consecutivo, la ACDCómic coedita junto a la revista Jot Down su anuario con los cómics más destacados del año para la crítica. La estupenda portada del Cómics esenciales 2018 corre a cargo de Natacha Bustos y Albert Monteys, protagonistas también de una exhaustiva entrevista a dos bandas a cargo de Marc Charles e Iván Galiano (coordinador del volumen). Además, en sus 240 páginas encontramos 100 reseñas que incluyen casi todas las grandes obras publicadas en España en 2018 (incluidas todas aquellas que han formado parte de "los esenciales" de la Asociación). La nota promocional completa esta información:
Los autores son divulgadores y críticos de formaciones y especializaciones
muy distintas, así como de diferentes generaciones, lo que ayuda a que
la selección del anuario se plasme una visión diversa y plural. Algunos autores destacados son Pepo Pérez, Elena Masarah, Bouman, Cristina Hombrados, Edu Maroño, Joel Mercé, Raúl Tudela, Jota Lynnot, Oriol Estrada, Josep Oliver y Jon Spinaro, entre otros.
Finaliza el libro con cinco artículos de aspecto más teórico que tratan en profundidad géneros y tendencias protagonistas en la actualidad del mundo del cómic; los temas que se abordan son: el relevo generacional en el cómic, el fanzine como producto de interés editorial, el cómic en lationamérica, el origen del cómic code y los deseos y su relación con la creación de imaginarios en el manga.
Finaliza el libro con cinco artículos de aspecto más teórico que tratan en profundidad géneros y tendencias protagonistas en la actualidad del mundo del cómic; los temas que se abordan son: el relevo generacional en el cómic, el fanzine como producto de interés editorial, el cómic en lationamérica, el origen del cómic code y los deseos y su relación con la creación de imaginarios en el manga.
Cómics Esenciales 2018 es de interés tanto para curiosos de este arte que apenas hayan indagado en él y quieren zambullirse en el mosaico de posibilidades del medio, como para quienes quieren revisar sus lecturas anuales y comparar sus
notas con las de los críticos que han participado en el anuario. Igualmente, se trata de una buena herramienta para la selección de títulos a la hora de completar catálogos y estar al día del mundo del
cómic en España.
Como en años precedentes, se nos ha invitado a colaborar en el libro con una reseña. Hemos elegido para la ocasión a uno de nuestros autores europeos favoritos Emmanuel Guibert, artífice a su vez de uno de los cómics que mas nos gustó en 2018: Martha y Alan; a la postre, la última entrega de la peculiar reconstrucción biográfica que Guibert está haciendo de la vida de su amigo Ingram Alan Cope. A todo ello nos referimos en nuestro texto. Les dejamos aquí las primeras líneas de "Martha y Alan, de Emmanuel Guibert. Postales de una vida":
En el año 2000, Emmanuel
Guibert publicó para L’Association los dos primeros volúmenes de La guerra de Alan, con el subtítulo “D'après les souvenirs d'Alan Ingram Cope” (“Según
los recuerdos de Alan Ingram Cope”). En sus páginas se relataba, en primera
persona, un episodio de la biografía del protagonista: el reclutamiento de Alan
para combatir en la Segunda Guerra Mundial (después del Bombardeo japonés en
Pearl Harbour) y su participación en el conflicto.
Una duda legítima asaltaba
al lector de La guerra de Alan en
estos tiempos de simulacros postmodernos: ¿Es Alan Ingram Cope un personaje
real o un artificio ficcional al servicio de Guibert? Aunque el interrogante
sigue rondando como una sospecha divertida en algunos momentos posteriores de
la reconstrucción biográfica del personaje, el propio autor se encargó de
arrojar luz sobre el misterio en el prefacio de su primera entrega:
Cuando conocí a Alan Cope, contaba éste sesenta y
nueve años y yo treinta. No sabíamos entonces que sólo disponíamos de cinco
años para ser amigos, pero hicimos como si lo supiéramos. No malgastamos las
horas, que decía Alan. Pasamos mucho tiempo juntos. Intercambiamos centenares
de cartas y llamadas telefónicas. Nos nutrimos de libros, de dibujos, de
casetes.
Supuestamente,
fue de este intercambio de afectos, de la excelente memoria de Alan y
de las muchas horas de conversación entre ambos (bastantes de ellas
recogidas en grabaciones magnetofónicas), de donde Guibert extrajo la
materia prima para modelar la semblanza de su amigo, que fallecería poco
tiempo después.




.jpg)
.jpg)
.jpg)

.jpg)


El peso narrativo recae sobre los cartuchos de texto y los globos de diálogo que acompañan a las secuencias dibujadas. Las viñetas de Guibert son de una línea clara realista, sobria y esencial, evitando cualquier elemento redundante (en ocasiones el autor elimina incluso los fondos, dejando a sus personajes actuar sobre una viñeta vacía.) Esta desnudez y el uso del color (grandes superficies planas, con un predominio de los tonos ocres y apagados), favorece la transición cromática entre las partes dibujadas y las impresionantes secuencias fotografiadas en blanco y negro de la naturaleza y los poblados afganos (normalmente incorporadas a la narración en forma de series con varias fotografías sucesivas.) El material fotográfico funciona como valioso contrapunto descriptivo de la parte dibujada: si esta última sobrelleva el peso narrativo, las instantáneas de Lefèvre aportan el detalle, visualizan la crudeza del instante narrado y convierten el cuento en un fragmento de realidad sobrecogedora. Los muyahidines afganos pierden su barniz de personajes ficticios y se convierten en guerrilleros amenazantes; el caballo reventado por el esfuerzo al borde del camino se modela en carne agonizante y los tumores de las ancianas atendidas por los médicos nos hacen apartar la vista de las páginas por su cruda obviedad.