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jueves, octubre 08, 2015

Matt Madden, Drawn Onward y 20 Lines Project. Más experimentos

Como muchos otros, llegamos a Mat Madden gracias a su 99 Ways to Tell a Story (99 ejercicios de estilo, en español) su homenaje al modelo Oulipo y al gran Raymond Queneau; quien casi un siglo antes había escrito sus Ejercicios de estilo, en el que contaba una misma historia de 99 formas diferentes. El propio Madden es el máximo representante estadounidense de Oubapo, el Taller de la Historieta Potencial versión comicográfica. Confesamos que hemos utilizado 99 Ways to Tell a Story en muchas ocasiones en nuestras clases, y que su exposición visual de los diferentes “matices discursivos” resulta una herramienta pedagógica excelente para acercar a los chavales a conceptos teóricos como el del punto de vista, el género o la voz narrativa. A partir de ese momento, seguimos con interés los trabajos del dueto que forman Madden y su mujer, la también dibujante Jessica Abel, con quien vive en Francia; sin duda, dos de los nombres importantes en la eclosión del cómic independiente desde finales de los 90.
Volvemos ahora al dibujante estadounidense con una excusa doble: la publicación este 2015 de su minicómic Drawn Onward y la exposición 20 Lines Project, que permanecerá en la Galería etHALL hasta el 07 de noviembre, y que se inauguró con motivo del Barcelona Gallery Weekend.

Drawn Onward es un cómic muy en consonancia con las inclinaciones experimentales y los constantes juegos narrativos de Matt Madden, ya que el autor ha hecho nada menos que una historia reversible (o capicúa).
Tenemos que reconocer que nos hicimos con este tebeíto con formato de comic-book de 32 páginas atraídos por una portada que nos recordaba a otra portada de una historieta ya clásica. En ella, un personaje torturado escapaba de sus sombras pasadas en el andén de un metro que podría ser el de Nueva York. La portada de Drawn Onward repite el mismo contrapicado de aquella secuencia, que mostraba las vigas de techo en perspectiva, y en ella también un personaje se aleja de otro; si bien, en este caso lo hace con una sonrisa burlona en la boca. Son los dos protagonistas de la historia: la joven narradora, una dibujante de cómics, y el extraño que un día la aborda en un tren.
Con estos elementos, Madden construye un relato circular que literalmente se muerde la cola; un ejercicio de simetría narrativa (nada que ver con esta otra simetría formal vanguardista y alucinante) que consigue ser algo más que simple artificio gracias a la habilidad de Madden para el ritmo secuencial y al peso de un guión que le aporta matices e indicios a la historia, y que consigue que su cierre no sea en falso. No desvelamos más detalles, estamos seguros de que Drawn Onward formará parte de alguna antología con lo mejor de 2015 en fechas no lejanas.
20 Lines Project es una exposición comisariada por Jorge Bravo, el máximo responsable de la siempre interesante etHALL barcelonesa, una galería que nunca pierde de vista al lenguaje del cómic entendido como material artístico y fuente de inspiración.
En realidad, no conocíamos la faceta artística de Matt Madden, pero no nos ha sorprendido descubrir que se mueve en un territorio lindante con el arte conceptual, la cinética y el esbozo. El norteamericano es un tipo polifacético y prolijo: compagina su condición de dibujante con la de docente, traductor y editor, además de artista. 20 Lines Project está inspirada en el trabajo del autor Oulipo Harry Mathews: el escritor se dedicó durante un periodo de su vida a escribir 20 líneas de prosa cada mañana, siguiendo el consejo de Stendhal “escribe 20 líneas al día, seas un genio o no”.
Con la misma filosofía con la que Madden trasvasó la obra de Queneau al cómic, ahora ha puesto en práctica el experimento de Mathews realizando diferentes dibujos compuestos por únicamente 20 líneas. Son las planchas que se han podido ver en la exposición de etHALL.
Ya ven que con Matt Madden no hay tiempos muertos o espacio para el aburrimiento. No le perderemos de vista, como hasta ahora.

jueves, septiembre 14, 2006

Cómics Online: Ejercicios de estilo (de Matt Madden)

Quien avisa no es traidor, y recuerdo que ya comenté en el post anterior que os apuntarais el nombre, Matt Madden; así que vamos con él y no quiero cejas arqueadas.
Di con este señor hace nada, gracias a las recomendaciones (marcianas) que el celebrado crítico y periodista Paul Gravett tiene a bien realizar de tanto en cuanto en su página. El autor del exitoso Graphic Novels: Stories to Change Your Life, suele saber de lo que habla y, en este caso, sus recomendaciones me condujeron hasta este joven dibujante americano llamado Matt Madden. Imposible resistirse a su propuesta, sobre todo si a uno le interesan los andamiajes del discurso comicográfico y sus posibilidades como vehículo artístico narrativo. Y es que, precisamente, de eso va 99 Ways to Tell a Story (Exercises in Style), de la indagación y las posibilidades técnicas que ofrecen las viñetas a la hora de contar una historia (como señala su título, obvio).
Matt Madden reconoce la influencia (inspiración) que obtuvo de Raymond Queneau a la hora de llevar a cabo su proyecto. Hagamos memoria: Queneau, autor francés de principios del S.XX, una isla en el panorama literario galo, vanguardista, poeta, artista gráfico, dramaturgo, novelista surrealista, amigo de Buñuel, creador de las geniales El diario íntimo de Sally Mara (diario iniciático de una joven adolescente, lectura inspiradora de sueños y sugerencias juveniles para un servidor), Zazie en el metro (posteriormente adaptada por Louis Malle para el cine) o Flores azules (la más surrealista de sus novelas surrealistas); y, por supuesto, autor, desde su faceta de estudioso de la lengua, de Ejercicios de estilo: una suerte de catálogo sobre las diferentes posibilidades autoriales y discursivas a la hora de narrar un relato (aplicando cambios en el punto de vista, la voz narrativa, la temporalidad... sobre la misma historia una y otra vez). Lo mismo que Madden hace ahora en el cómic. El estilo de Madden, sobrio, conciso y cercano al realismo de autores como Mazzucchelli o Tomine, funciona a la perfección para un trabajo en el que la técnica discursiva es más importante que el mismo estilo (sí, sí, pese al propio título de la obra).
Confieso que no he tenido acceso aún al trabajo completo de Madden, más allá de las páginas que ha publicado en su web y que renueva de pascuas a ramos. Eso sí, en cuanto lo reciba en el próximo pedido de Amazon, os cuento si las expectativas creadas (límite infinito) se ven satisfechas. Hasta entonces, disfrutad de sus páginas en mis vínculos online.
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Esto si que es una primicia, el mejor informado de los alcaides viñeteros señala en los comments, que tendremos los ejercicios de estilo de Madden en español para el añito que viene, ¡albricias! :O