Mi primera compra en estas tierras bárbaras de calles impolutas, ha sido The Plain Janes. Había leído algo sobre ella en alguna página o reseña, probablemente en Read Yourself RAW (la mejor publicación regular sobre cómics en Internet, me parece a mí) y conocía las buenas críticas que había generado. El hecho es que cuando vi el trabajo de Cecil Castellucci y Jim Rugg en los estantes de la librería a un precio aceptable (ya hemos hablado de ello), le eché una ojeada y lo metí en la bolsa.
La historia de The Plain Janes, gira en torno al personaje de Jane y su evolución psicológica a lo largo de la trama: describe su proceso de recuperación tras un suceso traumático (probablemente el que todos ustedes están imaginando, en este mundo agitado de ataques globales). Desde esta perspectiva, podríamos interpretar que The Plain Janes es una obra de introspección psicológica, un trabajo de descripción de personajes, y no nos faltaría razón. No obstante, en la trama de este cómic suceden demasiadas cosas para quedarnos en una categorización de este tipo. Desde la primera viñeta, los acontecimientos se suceden con escasa pausa que favorezca la reflexión necesaria de las narraciones psicologistas. Es cierto que las escenas en flash-back del hospital o la correspondencia epistolar de Jane funcionan en este sentido, pero también es evidente que la trama vive de la acción. Quizás por ello, el personaje de Jane nunca termina de caernos simpático del todo: una heroína intelectualmente pro-activa, energética, individualista y ligeramente anti-social; algo huele a falso en ella, demasiado idealizada como para generar empatías.
Además, los autores, en su búsqueda de un personaje principal fuerte, desatienden claramente la descripción de los secundarios, creando personajes planos y estereotipos adolescentes. Porque, por si no lo hemos mencionado, la acción de The Plain Janes transcurre en un contexto de High School norteamericano. Se trata de un contexto ficcionalizado, pero claramente reconocible y englobador (al menos para un lector angloparlante). Terreno abonado, en principio, para una buena dosis de costumbrismo adolescente. Algo de ello hay también y probablemente con mejores resultados que los que ofrecía el análisis psicológico de personajes.
Pese a su ya mencionada (e indisimulada) ficcionalidad, The Plain Janes recoge un buen número de situaciones interesantes, dentro de su galería de comportamientos juveniles; algunas de ellas de una forma veraz y emocionante. La inadaptación juvenil, la falta de expectativas, el sentimiento tribal o la formación de la autoestima, están presentes en la obra y dan pie a situaciones interesantes y a escenas realmente bien construidas.
El dibujo de Jim Rugg, dentro de un realismo (un tanto rígido) con brochazos de cartoon (sobre todo en los rostros), sigue de lejos la misma línea que algunas de las obras que hemos comentado en los últimos tiempos (la influencia de Bruce Timm que percibíamos en Días como éstos, por ejemplo) y apoya con gran efectividad visual ese costumbrismo desenfadado "de instituto" (que intenta no mostrarse demasiado trágico o trascendente). Evidentemente, el mensaje global de The Plain Janes se mueve en la esfera de la visión optimista y la lucha por la superación. Es éste uno de esos cómics que hurgan en el campo de la terapia artística como método de superación y, como tal, ofrece mensajes valiosos, que más de uno disfrutará encantado (un servidor, por ejemplo).