Regresamos tardíamente del fin de semana con el baúl cargado de cómics. Casi literalmente. Hace unos días nos fuimos de viaje a esa ciudad elegante y marítima que es A Coruña. Allí, además de la fórmula mágica para a ese néctar líquido que le exprimen al café, saben mucho de tebeos. Además, tienen la suerte de contar con islas llenas de tesoros comiqueros y baúles de recuerdos preciados: como los que se encuentran en la Ronda de Outeiro. Doblones, ducados y joyitas como el descatalogadísimo Atmósfera Cero de Jim Steranko para Metal Hurlant (entre otras pequeñas maravillas) a precio de saldo.
Releemos Atmósfera Cero y nos damos cuenta de lo mal que lo habíamos leído hace tiempo. Nos enteramos además del pasado filibustero del amigo Jim, descubrimos alguna que otra curiosidad sobre él y leemos sobre su entrada vocacional en el mundillo artístico. Hecho, este último, que no nos sorprende a tenor del prodigioso despliegue visual que ofrece este episodio adaptativo (de la película del mismo nombre) lleno de lunas, intrigas detectivescas y mineros espaciales clembuterolizados.
Steranko ya estaba asentado en el stardom de los experimentadores gráficos cuando publica Atmósfera Cero (Outland) en 1981: raccords imposibles de espacio-acción, composiciones de página en las que perspectivas, ángulos y puntos de vista multiplican el significado narrativo del conjunto, secuenciaciones innovadoras e imaginativas, splash-panels colosales etc. Pocas veces una película encontró un trasvase visual tan brillante a otro vehículo discursivo.
Lamentablemente, la narración cojea por la pata del componente textual. Su autor abusa hasta la extenuación del material escrito, en forma de bocadillos recargados y cajetillas de texto infinitas. En realidad, este "defecto" tiene que ver a su vez con la dificultad que conlleva adaptar una obra fílmica (109 minutos), tan compleja argumentalmente, en poco más de 40 páginas. El sumario se apodera de la narración. Steranko intenta contarnos demasiadas cosas en cada viñeta, en cada página, y el resultado es una acumulación de acciones y acontecimientos que no se explican con la pausa y el detalle necesarios. Curiosamente, quizás sea en el defecto donde se encuentra la virtud: el ejercicio de síntesis le obliga a Steranko a "inventar" soluciones gráficas llenas de osadía. Un ejercicio en el que el americano había demostrado encontrarse como pez en el agua en obras anteriores como su Nick Furia de los años 60 y 70.
Y, como me consta que algunos de ustedes me miran mal por contarles milongas sobre cómics underground de acceso imposible y tebeítos independientes escritos en jergas bárbaras, les vamos a "regalar" una versión online de Atmósfera Cero (que ya nos habían descubierto nuestros amigos de Entrecómics). Seguimos con más tesoritos en breve.
6 comentarios :
La variedad de recursos, la maestría compositiva y la creatividad desplegada por Steranko en este tebeo es apabullante. Pero como bien dices, visto en su conjunto parece que adolece un un pecado capital en cuanto a la narrativa tebeil se refiere: no hay comunión entre texto e imagen con lo cual el resultado final es una obra fallida, creo yo.
Una pena, y más teniendo en cuenta que la película que adapta es una maravilla!)
Saludos!
PD.
¡Exactamente! Y cuando el que lo dice es un maestro de la secuenciación comicográfica y el encaje narrativo, la afirmación vale el doble.
Eso sí, como bien señalas, visualmente la obra apabulla. Tiene páginas y viñetas que son de auténtica exposición. Pero parece que, en ocasiones, un nombre como el de Steranko intimide a la hora de establecer juicios críticos y provoque que el estudioso se quede únicamente en su talento gráfico.
Un abrazo y gracias por la visita ;)
Y no olvidemos que además debe ser una obra de encargo y el bueno de Jim, en vez de quitársela de encima de cualquier manera, se marca esta exhibición de talento. En fin...no seré yo quien le ponga pegas a un maestro (éste de verdad...) de los cómics. De hecho, le tengo un cariño especial porque nos hizo un prólogo a la edición americana de Blacksad de lo más extenso y emocionante. ¡Todo un honor!
Abrazos
Claro, lo cortés no quita lo valiente. Steranko es, sin discusión, uno de los nombres propios en la evolución del cómic como vehículo artístico (hecho que no debe eximir sus obras de un juicio crítico, claro).
ayer a estas horas la red no me dejó colgar un comment, y yo insisto hoy (parece que la cosa va mejor).
Decía entonves que coincido con tu apreciación, si bien he leído hace siglos este tebeo. Apbulla la inventiva visual, y la historia precisa más adecuados desarrollos.
Por otro lado, recuerdo ese Baúl, en el que compré la descataslogadísima saga del Mundo Río (una de ci-fi... a veces me pega por ese género literario)
Y por último preguntaba yo... ¿y esa etiqueta a Miguelanxo Prado en este post?
Gracias por el aviso etiquetero, ¡está usted en todo! Se me ha colado Miguelanxo y, al mismo tiempo, ha desvelado mis planes para el siguiente post lastimosamente.
Cierto, en el Baúl, entre sus muchos tesoros, había mucha obra interesante de ciencia-ficción y fantasía. Saludos.
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