Pero para jugueteos formales, marcianadas experimentales y quebraderos narrativos, el Maggots de Brian Chippendale, un tebeo tan citado y mencionado que se hace querer... y odiar. Vamos a hacer las cosas bien, comencemos por ofrecer las instrucciones de lectura de este post (no bromeamos): a partir de este punto comiencen a leer el post desde el último párrafo y suban hacia arriba.
Maggots es, decíamos, un (mini) cómic de tamaño reducido, pero desbordado de páginas, viñetas y excentricidades narrativas. Si han tenido paciencia, han llegado hasta aquí y han soportado esta ¿reseña?, quizás deberían intentarlo con el trabajo de Chippendale. Les prometemos que esto no ha sido nada. (Ah, Chippendale también es músico, toca la batería, el saxo y canta en Lightning Bolt).
¿Y saben lo peor, o lo mejor, de todo? Que superado el cripticismo y la aparente ilegibilidad inicial, cuando uno ha conseguido descifrar 40 ó 50 de las trescientasypico páginas que componen Maggots, uno comienza a nadar con relativa naturalidad dentro del magma caótico-narrativo que plantea su autor. Se trata simplemente, imaginamos, de dejarse llevar por la acumulación hipnótica de imágenes, sin esperar nada que responda a nuestra lógica narrativa aprendida. Algo así como lo que busca David Lynch en esa también rarísima (y para muchos también maestra) Inland Empire. Sucede que, nosotros, nunca llegamos a entrar en el último delirio de nuestro, por otro lado, admirado Lynch. Con Maggots el hechizo funcionó (más o menos).
Lo apabullante es que no se trata de una broma paródico-verbal, como las que nos regala don Chris Ware en sus prólogos y solapas. Lo de Chippendale es literal, literalmente confuso: algunas páginas se leen en ziz-zag de arriba a abajo, para cambiar en la contrapágina en dirección ascendente (de izquierda a derecha, de abajo a arriba), pero (¿alguien se creía que la cosa sería tan fácil? ¡debiles de espíritu y paciencia!) ¿por qué no improvisar y alternar modos de lectura sin avisar al lector, ni dar más clave que los itinerarios indescifrables de unos personajes sumidos en una historia que discurre entre lo onírico, lo orgiástico y lo puramente masturbatorio? Así, algunas páginas parecen continuar en la línea de viñetas de la derecha, para de golpe y porrazo, recuperar su ritmo zig-zagueante; otras culminan (como nos avisa en la introducción) con dos líneas de viñetas sucesivas que se leen de izquierda a derecha; otras llegan al final con viñetas seccionadas que hacen imposible reconocer lo que está sucediendo y, en consecuencia, estar seguro de la dirección a seguir. ¡Una fiesta!
No obstante, no son esas las mayores dificultades a la hora de enfrentarse a este cómic... peculiar. Chippendale juega al desconcierto y no hay mejor atajo para confundir al lector de cómic habitual (y bienintencionado) que cambiarle las reglas del juego, las de lectura. Rizando el ritmo lector , al americano no se le ocurre otra cosa que juguetear con la convención; en la solapa de cubierta se nos suelta con alegría la siguiente instrucción del tipo os-vais-a-enterar-a-que-huelen-las-flores: "Down page one, up page two! back 'n forth, or sometimes its fricky like page 4 gets weird. Read bottom two lines from left. Huh, funny. Stay alert!"????
Porque Chippendale tampoco dibuja demasiado bien, ni lo pretende. Sus personajes, con Mr. Potato a la cabeza, son esbozos de personaje, garabatos cuasi-infantiles que gesticulan espasmódicos sobre el rayado negrísimo que hace de fondo en casi todas las viñetas de Maggots (suponemos que resulta el mecanismo más eficaz para tapar las letras japonesas que acabamos de mencionar). Unos personajes que, para más inri, no acaban de disinguirse con claridad entre ellos.
Maggots es un (mini) cómic de tamaño reducido, pero desbordado de páginas y viñetas. Su autor, Brian Chippendale, lo creo jugando con la idea de caos. Un lector despistado que se acerque a Maggots sufrirá varios shocks sucesivos (con síntomas parecidos a una indigestión acompañada de migrañas y desespero cultural). El primer sobresalto es visual: Maggots es caótico, febril. Chippendale lo dibujó sobre unas hojas de un folleto comercial japonés, así que sus viñetas ínfimas de tinta negra desparramada se mezclan con el alfabeto kanji. El poco texto que tiene es indescifrable (hasta con lupa), lo que sucede en sus secuencias, casi incomprensible.
10 comentarios :
...¿de lighting bolt, de...http://estodigo.blogspot.com/2006/02/lightning-bolt-hypermagic-mountain.html
(f´ñijese en la fecha del post, por favor)?
Coño, ya me apetece más :))
Sr. Kat, pues a mi leer su post me ha recordado a cierta peli llamada Irreversible, aunque el toque David Lynch me lo ha producido el señor Punch, joder.
Esto me recuerda a algo así como ... ¿Cómo sobrevivir a un post y no morir en el intento?
En serio, genial.
¿¿YO Lynchiano,por??
Si sólo digo que conozco al grupo desde hace años, y que por ello me pica más la curiosidad (eso sí, desde un teclado loco de atar que no era el mío :P)
me gusta esto
(un placer verte de nuevo, boquense!)
Lo dicho, amigo Punch, tenemos alguna neurona conectada. Resulta que sí, se puede ser tan loco y caótico como estos vándalos culturales en más de una rama artística. Por cierto, la portadita del Chippendale para el disco también se las trae...
Gracias Ximo, no he visto Irreversible, me la apunto. Para aumentarle el factor lynchniano-paranormal al asunto, le anticipo cual era el título que tenía preparado para el siguiente post: "Sobrevivir a Chippendale" (¡se lo prometo! ¡No salgo de mi asombro! ¡Qué cúmulo de coincidencias!)
Hágase con él, don Ed, a lo mejor consigue encajarlo en Mamut ;) Placer compartido, me ha encantado volver a saludarlo. Habrá más, seguro. Un abrazo.
Coincidir con usted Sr. Kat, siempre es un placer, no lo dude. Habrá que estar atento a ese próximo post.
Irreversible es una peli que se puede ver con el orden que uno quiera al igual que el post del Sr. Kat con su lectura, son escenas de 10 a 15 minutos que si las ves tal cual, están ordenadas desde el desenlace de la historia hasta el principio, pero que puedes verlas en su orden digamos que normal, si juegas un poco con el DVD. También no solo juega con el tiempo, sino que también lo hace con el ritmo y la forma de rodar con la cámara, y os puedo asegurar que es una experiencia bastante curiosa. La historia, por cierto, es bastante durilla y hay que tener cierto estómago para verla. Vamos, de las que estás varias veces a punto de parar el dichoso dvd.
Sr. Punch, el guiño por su enlace me pareció Lynchiano, no por el contenido, sino por la forma. Es como cuando en Carreta perdida, en la primera vez que la ves, llegas a un punto en que todo cambia, y no sabes muy bien que ha pasado, y mola, pero el cambio es desconcertante, aunque en realidad tenga su sentido.
Solo fueron las sensaciones que me dieron en un principio, y nada más.
Rayadas mías, vamos ...
ximo, todo en orden, o en desorden, no sé en este caso. Me entiendo, o no, vamos.
Que sí, que el caos se ha adueñado de esta entrada, el Gato se lo tiene merecido por jugar con fuego, que el Chipi éste parece material inflamable ;))
Que, en fin, no me tomes por ofendido, ¿eh?
Por cierto, Señor Gato, como este post generó caos, me permito, por ejercicio de estilo, contestarle aquí, no en estodigo, a lo que allí me ddice: sí, hay una vena hardcore en mi pasado. Y a los veinte y poco lucía incluso aspecto disuasorio... cosas de la edad. La verdad es que los Bolt son una burrada, pero de las buenas... se ve que hay calidad :)
¡Mire usted que no me sorprende nada su "oscuro" pasado! Seguiremos indagando sobre los Lightning Bolt, a ver si los oídos nos aguantan! (y puestos a airear el caos, écheles una oída a los Fuck Buttons, que su Street Horrrsing vale la pena).
Dios me libre que se me ofenda usted Sr. Puch y le entre la vena punkarra conmigo, jeje.
Y mire que yo soy ecleptico en esto de la música, pero es que usted creo que me supera. Pánico me dan los Lightning Bolt estos, más si cabe cuando el año pasado estuve en un concierto de los Slayer -ya se sabe, cosa de los festivales veraniegos- y le aseguro que fue una experiencia para echarse a temblar.
Aunque ahora que lo pienso ¿Qué tal sería una lectura del Burning Building Comix, condimentada con un poco de Lightning Bolt de fondo?
Y ya de paso tomo nota de los Fuck Buttons Sr. Kat, aunque ... miedo me dan.
Fuck Buttons ya han captado mi curiosidad, por lecturas.
Pero aún no los he escuchado, y reconozco que este abril se cierra con, mayúsculas, PORTISHEAD.
Y eso, me temo, va a absorberme por mucho tiempo sonoro ;)
Publicar un comentario