lunes, marzo 23, 2009

Hablando de grafitis hablados

Parece haber un debate eterno en torno a los grafitis. ¿Cuándo debemos hablar de grafitis y cuándo estamos simplemente ante egos vandálicos con efectos secundarios en paredes ajenas? Una pregunta con tantas respuestas, seguramente, como "opinadores". Entre ellos nos encontramos.
Ya saben ustedes del origen italiano del término, así como de su referencia plural. Por eso, cuando buscamos su acepción equivalente española en el DRAE, nos topamos con la siguiente referencia:
grafiti.
1. m. grafito (‖ letrero o dibujo).
Nos vamos a la segunda acepción de "grafito" y encontramos lo que sigue:
grafito 2.
(Del
it. graffito).
1. m. Escrito o dibujo hecho a mano por los antiguos en los monumentos.
2. m. Letrero o dibujo circunstanciales, generalmente agresivos y de protesta, trazados sobre una pared u otra superficie resistente.
Así, desde la denotación pura, casi todo es grafiti, casi todo lo que se pinte o dibuje sobre un muro. Cuánto más si el mensaje denota rabia, agresividad o protesta. Sucede que, como tantas otras veces, los diccionarios de las academias viajan a rebufo del contexto social que intentan enmarcar con sus definiciones. Porque, ¿puede concebirse hoy en día una definición de "grafiti" que escamotee alguna referencia a su condición de vehículo artístico popular, vanguardista en muchos casos y plenamente contemporáneo en prácticamente todos? Obviamente, cuando nos aventuramos a reivindicar la valía cultural del grafitero, lo hacemos con algunas matizaciones en mente. Manifiesto personal.
1) Rechazamos el grafiti puramente nominativo, la cutre-firma sin contenido malpintada a la carrera, la rúbrica de la nada, el nombre ostentado que parece esconder incapacidades, complejos o eyaculaciones de ego adolescente. Eso no es grafiti, más allá de la simple definición. Vandalismo firmado que, en ocasiones, desnuda doblemente su cutrerío al suplantar e invadir incluso verdaderas obras de arte murales.
2) Rechazamos los grafitis que equivocan su habitat-superficie-espacio, sin que éste tenga necesariamente que ver con conceptos tan herméticos como los de público-privado, individual-colectivo... El grafitero que cuida de su talento sabe que hay lugares que no funcionan como lienzo: no lo hacen, por ejemplo, los muros de una catedral o un palacio barroco (por encima de fes o confesiones) o las paredes de edificios históricos o los escaparates de un comercio, que harán del grafiti un pasaje gráfico mucho más efímero de lo que su propia condición urbana determina... Curiosamente, cada vez que encontramos pintadas en tales espacios, suelen estas limitarse, de nuevo, al antes mentado ejercicio autógrafo-pajillero. Hasta el más airado de los vindicadores es consciente de que un lema iracundo soltado en el lugar equivocado juega en contra de lo reivindicado.
3) Creemos en el grafiti como técnica de intervención urbana, como manifestación lúdica que promueve la interacción social e invita a la reflexión. Creemos en el grafiti que protesta, motiva, empuja, subraya, matiza, desafía o critica desde la inteligencia, no desde el escupitajo visual primitivo. Una sola frase ingeniosa llena un muro.
4) Creemos en el grafiti como vehículo artístico estéticamente valioso, generoso en su falta de pretensiones autoriales, pero devoto en la manifestación de su técnica; incluido ese grafiti que, nacido en la calle, juega con la iconografía y crea su propia caligrafía retorcida, "dibujando" nombres propios, apodos, palabras o figuras a mayor gloria de su clandestinidad artística.
Nos encantan grafitis como esos tan sugerentes y espectaculares que descubrimos en Granada hace bien poco y que varios colegas (alguno de ellos grafitero himself) nos empujaron a retratar en previsión de este post que ahora finalizamos. Arte del bueno y una certeza interdiscursiva: en Granada las paredes hablan con bocadillos. Gracias, artistas.

6 comentarios :

Anónimo dijo...

Comparto totalmente tus apreciaciones. LOs que se basan en esa firma cutre para estropear carteles, muros de catedrales o sinagogas, lugares de interes, han un flaco favor a los verdaderos artistas; los que incorporan mensajes en el cemento y nos estimulan. Preciosos ejemplos los que has puesto.
Por cierto, Pejac le esta cogiendo el truco a la narrativa dibujada sin palabras, preciosa la historia del naúfrago.
Miguel

Little Nemo's Kat dijo...

Sí, son unos grafitis con los que nos topamos en la noche "granaína" (como se puede observar por la extraña iluminación que presentan). Una noche, por cierto, compartida con ese común amigo, que, como bien dices, va viento en popa y toda vela al rescate de naufragos y demás personajes oníricos. Saludos.

haddock dijo...

Vaya, precisamente uno de los recuerdos que conservo de mi viaje a Granada hace ya unos años es la preciosidad de graffitis que había.
Me quedé con un nombre que me pareció destacas entre varias firmas, el niño de las pinturas. Por si os interesa: www.elninodelaspintuas.com

Little Nemo's Kat dijo...

Tiene usted razón, haddock, he elegido dos grafitis llamativos, pero la "oferta" era extensa y de calidad.
Muchas gracias por el link recomendado (tiene un pequeño error, le falta una "r": http://www.elninodelaspinturas.com/). Impresionante la página y el autor; éstos son los grafitis que nos gustan, cómo no. Thanks ;)

MA dijo...

Es cierto que hay que que saber definir lo que es graffitis bien hecho ,y garabato o mamarracho .en Granada hay una gran cantidad de graffitis bien hechos y muchas pintadas de vandalismo . pero yo me he dedicado a fotografiar muchos graffitis de Granada y provincia y estoy subiendo una coleccon de graffitis impresionante en mi blog de muchisímas calles de Granada .y son verdaderas obras de arte en graffitis arte callejero y arte urbano que esta pisando fuerte entre los jovenes amantes graffiteros ,o crew como se denominan .Un saludo ,y los invito a visitar todos mis fotos de graffitis de Granada en mi blog .El blog de MA .

Little Nemo's Kat dijo...

Será un placer, hacia allí nos dirigimos. Gracias por la invitación y la visita ;)