Uno de los efectos secundarios de eso que llaman la normalización del cómic es su acercamiento a géneros y formas que en otros discursos narrativos parecen ya asentadas, pero que en el caso de las viñetas resultan todavía un territorio por explorar. Hablamos, por ejemplo, del género de las biografías históricas.
No hay que pensar demasiado para enumerar un buen puñado de biografías históricas noveladas memorables (Yo Claudio, Koba el temible, Flores de plomo...). Otro tanto sucede con el caso de las narraciones fílmicas (Andréi Rubliov, Aguirre, la cólera de Dios, El hundimiento...). En el caso del cómic, más allá de los célebres acercamientos de Robert Crumb al género con sus perfiles biográficos sobre Philip K. Dirk o pioneros del blues y el jazz, como Jelly Roll Morton o Tommy Grady (atención al post de Entrecomics al respecto), encontramos pocos ejemplos de vidas ajenas noveladas: quizás el más destacado de los últimos tiempos sea el aclamado Louis Riel de Chester Brown, aunque la lista promete ampliarse en los próximos tiempos.
Un ejemplo más es el de esa pequeña serie de minicómics independientes norteamericanos realizada por Elijah Brubaker, que responde al nombre de Reich (ya en su quinta entrega). En ella, se nos narra la vida de Wilhelm Reich, científico, filósofo y activista político cuya agitada vida discurrió entre 1897 y 1957. En la biografía de este personaje histórico, escasamente conocido, encontramos material suficiente para establecer un relato no falto de emociones. Reich fue uno de los pioneros de las tesis del psicoanálisis, en estrecha relación con Freud, y las teorías de la energía sexual. Su ideario político estuvo también marcado por las polémicas relaciones que mantuvo con casi todas las tendencias ideológicas imperantes en su tiempo: tuvo problemas con el partido comunista, al que en ciertos momentos le unió alguna afinidad ideológica; por su carácter totalmente contrario al autoritarismo, Reich, que además era judío, fue perseguido por los nacionalistas y fascistas alemanes y, finalmente, cuando terminó exiliado en Estados Unidos, sufrió un absoluto rechazo por parte de todos los estamentos sociales, que lo trataron de loco o excéntrico y terminaron quemando, literalmente, sus escritos en la hoguera para después encarcelarle.
Con tan complejos mimbres, la labor de Brubaker no era fácil, desde luego. Aunque se lamente en la introducción del espacio limitado que ofrece el formato de un minicómic, el autor norteamericano lleva a cabo su tarea de una forma sorprendentemente minuciosa y extensamente documentada (como denota la bibliografía que maneja). De hecho, en varios momentos, la vida y las teorías de Reich aparecen ilustradas por detalladas explicaciones científicas de sus presupuestos psicoanalíticos y apoyadas por citas literales de otros personajes de su vida y estudiosos de su biografía, que asumen, momentáneamente, la voz narrativa (se nos muestran hablando en una viñeta a modo de personaje entrevistado o cita ilustrada) en un recurso de referencia a la autoridad escasamente utilizado en el cómic. No obstante, este mecanismo, efectivo en la mayoría de las ocasiones, espesa la lectura en algún otro caso.
Destaca además la forma en que Brubaker aborda la descripción de personajes, en concreto la de Reich, a quien dota de una personalidad compleja y cambiable, recreando con eficacia objetiva la volubilidad, a veces antipática, del personaje. A la descripción física de los caracteres ayuda la sorprendente línea de dibujo de su autor, que apuesta decididamente por un estilo vanguardista: expresionista casi siempre en sus juegos con el claro-oscuro, cubista en el diseño anguloso de espacios y personajes, y surrealista cuando toca a la descripción de sueños y emociones. Un dibujo que puede parecer primerizo o amateur en ciertos momentos, pero que alcanza sus objetivos aportando espontaneidad y cierto aire naif al relato.
Ya ven, una nueva incursión entre la espesa y fértil vegetación del cómic independiente norteamericano que tiene en este caso más sentido que nunca, ya que nos ha conducido al panorama sociopolítico de la Europa anterior a la Segunda Guerra Mundial. Precisamente, el mismo territorio que acabamos de visitar y que ha tenido este blog paralizado durante casi una semana. En próximas entregas (que, prometemos, serán menos distanciadas en el tiempo) les hablamos de nuestro periplo berlinés; que ha dado para mucho.
7 comentarios :
Sin salir de algunos de los ejemplos que das tienes el Lope de Aguirre de Hernández Cava, el Che de Breccia/Oesterheld, y en Francia no es un género tan ajeno. Y como forma didáctica, sólo hay que recordar las colecciones de Vidas ejemplares o Vidas ilustres de Novaro, etc, etc.
No creo que sea territorio por explorar, aunque sí es cierto que es territorio poco trillado últimamente. :)
Apunto el de Brubaker, de todas formas, tiene muy biena pinta!
Seguramente tenga usted razón, don Álvaro, de hecho resulta que después de mencionar la película de Herzog voy y me olvido de la fantástica trilogía de Cava. Cuanto más pienso en ello, más olvidos se me vienen a la mente, como los perfiles biográficos de músicos de jazz de BD Jazz, etc. No obstante, sigo pensando que es un territorio no demasiado frecuentado por el cómic en comparación con los demás discursos narrativos y que quedan en él aún muchos caminos por recorrer; como demuestra el caso de Brubaker.
Hecha la rectificación/matización, se le agradecen los ejemplos aportados y la visita, desde luego. Saludos ;)
PS. Por supuesto, invitamos a todos los amigos del blog a que nos ayuden a ampliar la lista.
Muy buenas, respondiendo a su invitación, he encontrado rebuscando en mi pequeñísima pero entrañable colección de comics uno llamado "partida de caza" de Bidal y Christin, que tarta,con la excusa de una cacería, los tejemanejes de un grupete de gerifaltes de la Rusia comunista; acompañan el comic de datos biográficos sobre los tipos. Es un comic curioso...Un saludo
Olvidaba firmar el comentario, soy Pejac (estoy hecho un torpón, a ver si ya le pillo el truco a esto...)
LNK: tienes razón en que, comparativamente, no es tan surcado. Aunque quizás si hacemos un estudio en profundidad nos sorprendamos con todas esas coelcciones casi didácticas de Novaro, etc, etc... ;)
Pejac: Quizás Partida de caza no sea exactamente un tebeo biográfico, pero me has hecho recordar la excelsa Los Ángeles, la estrella perdida de Laurie Bloom, de los mismos autores., Una falsa biografía extraordinaria, que por desgracia sólo se publicó en TOTEM y no ha sido recopilada nunca en álbum.
De acuerdo con Álvaro, aunque "Partida de caza" no sea un cómic histórico-biográfico propiamente dicho, Bilal es mucho Bilal, así que le damos un pase. Además, por el mismo precio, descubro ese "La estrella perdida...", que no conocía, y me uno a la demanda reeditora.
Así, poco a poco, es cierto que van saliendo nuevos y surtidos ejemplos: hoy paseando entre estanterías me he encontrado a otro Che, calentito todavía, el de Spain Rodríguez. Mañana o pasado les miento otra mini-curiosidad al respecto con que me he topado en mi estancia berlinesa.
Alvaro Pons: cierto! me lo creí como una historia verídica y no lo era, creo que así puede tener aún más mérito literario...un saludo
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