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Con motivo de la publicación en nuestro país de su apabullante Catálogo de novedades ACME, se suceden las reseñas, las loas y alabanzas entusiastas. No es para menos. En paralelo, se escuchan y leen elucubraciones cada vez más interesantes acerca de la relevancia del señor Ware en el innegable apogeo actual del cómic y en su también innegable reivindicación como vehículo artístico. Ilustrativos al respecto son algunos de los muchos posts que Pepo Pérez le ha ido dedicado en los últimos tiempos al creador de Jimmy Corrigan. En uno de ellos, se señalaba recientemente la influencia de Ware no sólo en muchos artistas comicográficos actuales (no hay más que ojear el George Sprott de Seth, por citar un sólo ejemplo), sino incluso en artistas de otros campos vecinos como la ilustración (señala Pepo el ejemplo de Will Staehle y sus portadas para los libros de Michel Chabon).
Debe de ser que aún teníamos en mente el asunto, porque resulta que este fin de semana el bueno de Ware se nos a vuelto a aparecer, cual ángel de la revelación artística, cuando menos no lo esperábamos. Aun de genio, se le atribuyen al norteamericano influencias diversas: nosotros señalábamos hace tiempo a ilustradores de finales del XIX, como Walter Crane; es evidente su inspiración en el diseño publicitario de las revistas estadounidenses de los años 20-50 y, por supuesto, hay en Ware mucho de línea clara. Lo que nunca nos hubiéramos esperado es encontrarlo reflejado en la estupenda exposición que el Reina Sofía tiene programada hasta el 11 de enero: Rodchenko y Popova. Definiendo el constructivismo.
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Quién lo iba a decir. A lo peor, algunos pensarán, estamos forzando el paralelismo artístico, pero que quieren que les digamos: uno ve el cartel original de El acorazado Potemkin (obra de Rodchenko) y... Claro, que también puede ser que estemos abducidos por el fenómeno y veamos wares donde no los hay. Ahora bien, nos crean locos o no, no se pierdan la exposición del Reina Sofía, porque esa sí que es de las que te hacen perder la cabeza.
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9 comentarios :
Interesantísimo...
De todas maneras, si hay que me parece fascinante de Ware es el contraste entre su trabajo de diseño y sus cuadernos de dibujo...
Qué interesante. Por supuesto que hay esos paralelismos, esa forma fría ( en un sentido visual) de trabajar es similar. No lo había pensado, pero gracias a usted ahora veo el constructivismo de otro modo (en la universidad se me empalagaba, jejeje)
Desde luego, don Álvaro, impresiona ver como pasa del diseño icónico estilizado, con una acabado perfecto, cuasi-manufacturado, al hiperrealismo virtuoso pero muy "manual" y subjetivo de sus bocetos. En realidad, casi todo lo que toca Ware parece impregnado de cierta genialidad. El tipo es un referente, sin duda.
Si tiene ocasión de hacer el viaje capitalino, no se lo pierda, don Josema, que la muestra es muy interesante. ¡Quién nos iba a decir a nostros que gracias a Ware hasta el constructivismo parecería más amable! ;)
Ahora es cuando la Lauri se tira el moco, y te dice que, por suerte, en mi viaje del curso pasado con los de la Escuela de Arte de Soria pudimos disfrutar de la exposición de Rodchenko en la Casa Batlló de Gaudí.
Todo un espectáculo... no te la pierdas si puedes evitarlo :)
¿Cómo es eso? ¿Es una exposición permanente? Me extrañaría que tuviera más obras que la antológica del Reina Sofía de la que hablamos en el post, porque en ella hay decenas de trabajos de Rodchenko de todos sus periodos... Me informaré ;)
tal cuál.
un cóctel (para mí muy equilibrado) de rodchenko + mucha / constructivismo + art nouveau / cartoon de 1930 + cine mudo / etc, etc)
La verdad es que tiene usted razón,amigo Ed, intentar rastrear el talento de Ware en sus influencias es una tarea ardua. Más aún cuando ha demostrado ser un tipo capaz de asimilarlas todas ellas en un discuso tan personal como original. Seguiremos, no obstante, indagando a ver si desvelando sus claves conseguimos incrementar, aún más, el disfrute de su obra ;)
Realmente no me parece que estén forzando el paralelo entre Ware y el constructivismo ruso, es más, ahora que lo pienso es bastante obvio en algunas de las portadas de Jimmy Corrigan, pero supongo que parte de su genialidad consiste en dejar influenciarse por casi todo. Al final lo de Ware es siempre tan complejo que uno puede encontrar paralelismos de sobra.
Influencias múltiples para una obra única y originalísima. Tiene usted razón, don Rodrigo, puede que ahí resida la genialidad revolucionaria de Ware.
Saludos
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