Un año más, otro año, asistimos a nuestra cita anual, vertiginosa, sobrecargada y siempre divertida, que nos ofrece la celebración del Salón del Cómic de Barcelona.
Repetimos hábitos y costumbres, como las de tomar cervezas y comer con amigos a los que vemos menos de lo que nos gustaría, hablar con otros tantos de viñetas y proyectos y, en el poco tiempo que dejan libres los compromisos, recorrer a galope los pasillos del Salón intentando sacarle jugo a exposiciones, charlas y sesiones de firmas (propias y ajenas). Este año nos paseamos por dos editoriales diferentes en amena sesión de rúbricas: estuvimos con Thule, junto a nuestro amigo Gaspar Naranjo, dándole aire y promoción a Marina está en la Luna y con Aleta gestionando el futuro de La arquitectura..., después de algunas zozobras distribuidoras; con editores tan afables como José y Joseba, bien se pasan las tardes. Sentados, con el boli en la mano y el libro abierto, se nos acercaron varios amigos cargados de buenas palabras, mejores intenciones y, en el caso de los chicos de Tebeosfera, con un tocho de dos quilos y medio que, sin duda, ha sido uno de los acontecimientos del Salón: la publicación de El gran catálogo de la historieta, un impagable "vademecum" bibliográfico que recoge casi todas las colecciones en español desde 1880 hasta nuestros días. Lo dicho, todo un acontecimiento editorial que tuvimos la suerte de felicitar, agradecer y recibir directamente de mano de sus artífices.
Repetimos hábitos y costumbres, como las de tomar cervezas y comer con amigos a los que vemos menos de lo que nos gustaría, hablar con otros tantos de viñetas y proyectos y, en el poco tiempo que dejan libres los compromisos, recorrer a galope los pasillos del Salón intentando sacarle jugo a exposiciones, charlas y sesiones de firmas (propias y ajenas). Este año nos paseamos por dos editoriales diferentes en amena sesión de rúbricas: estuvimos con Thule, junto a nuestro amigo Gaspar Naranjo, dándole aire y promoción a Marina está en la Luna y con Aleta gestionando el futuro de La arquitectura..., después de algunas zozobras distribuidoras; con editores tan afables como José y Joseba, bien se pasan las tardes. Sentados, con el boli en la mano y el libro abierto, se nos acercaron varios amigos cargados de buenas palabras, mejores intenciones y, en el caso de los chicos de Tebeosfera, con un tocho de dos quilos y medio que, sin duda, ha sido uno de los acontecimientos del Salón: la publicación de El gran catálogo de la historieta, un impagable "vademecum" bibliográfico que recoge casi todas las colecciones en español desde 1880 hasta nuestros días. Lo dicho, todo un acontecimiento editorial que tuvimos la suerte de felicitar, agradecer y recibir directamente de mano de sus artífices.
Cuando pudimos por fin levantarnos de las sillas y recorrer las naves del Salón, nos dedicamos a saltar de una exposición a otra a toda prisa: nos gustó, sobre todas las demás, la muestra-homenaje a Ambrós, por su centenario, y a su El Capitán Trueno; uno de los personajes que más disfrute nos deparó en nuestros años chicos. Las planchas originales siguen luciendo tan dinámicas y excitantes como aquellos cuadernos amarillos de Bruguera en los que leímos las andanzas del galante y bravo caballero. Estimable fue también la exposición de cuadernos de viajes, con trabajos originales de Liniers, Guy Delisle o de un viejo amigo, don Joaquín López Cruces, ese artistazo. No desmerecieron tampoco las dos exposiciones dedicadas a los aniversarios de Los Vengadores y de Superman, aunque echamos en falta algunos ejemplos más de los viejos originales fundacionales. En la muestra "El humor no se recorta" se exhibían trabajos, tiras y viñetas de algunos de los humoristas gráficos de prensa más importantes de las últimas décadas: Forges, el Roto, Fontdevila, Mingote, Gallego y Rey... Talento a raudales para unas publicaciones periódicas que, seamos honestos, no siempre están a la altura de los ilustradores que participan en ellas.
Nos pareció notar, eso sí, cierta abundancia de fotocopias e impresiones mezcladas entre los originales en bastantes de las exposiciones señaladas. ¿Será verdad que, con tanta reproducción infográfica, tablet y photoshop tendemos hacia la desaparición de la tinta sobre papel?
La presencia de algunos artistas de relumbrón,haciendo dibujitos y dedicando cómics a diestro y siniestro parecía poner en paréntesis nuestra duda: allí estuvieron casi todas las figuras nacionales (las enormes colas de Ibáñez, los Max, Roca y Gallardo; el éxito inusitado de Moderna de Pueblo...) y algún figurón extranjero
como Delisle, Liniers, Crisse, Shelton, König, Emile Bravo, Jason, Milligan o
Grist; menos glamour y abundancia que en ediciones precedentes, que no están
los tiempos para derroches de hoteles y viajes bien pagados.
Jason, Roca y Delisle. Un no parar.
Una tendencia que ya está definitivamente constatada es la del giro del Salón hacia el lado más comercial de la industria tebeística. En algunos momentos, ya lo hemos dicho otras veces, entre tanto cosplay, photocall, estreno cinematográfico y X-box, diera la impresión de que el cómic es lo de menos. La americanización al estilo de las clásicas comic-con norteamericanas parece evidente en nuestro Salón de referencia.
Por eso, y al grito indisimulado de no-nos-representan, este año al fin ha tenido lugar la tantas veces anunciada disensión, la separación de la madre nodriza de un grupo bastante estimable de autores y editoriales independientes que, guiados por una propuesta de Bang Ediciones, han decidido montarse la fiesta por su cuenta. Este año 2013 se recordará también por el nacimiento de GRAF bcn, el salón alternativo e independiente que, durante el sábado, se celebró en MUTUO, el céntrico centro de arte barcelonés. En su (reducido, pero bien aprovechado espacio) se celebraron conferencias, proyecciones, sesiones de firmas y mucha, mucha charleta y divagación artística alrededor del mundo del cómic, la autoría y la edición. En cuanto se vieron liberados de obligaciones más institucionales, muchos de los autores del Salón se dejaron caer por GRAF. Nosotros sólo pudimos asistir un ratito por la mañana, pero no dejamos de saludar a gente, a los chicos de La Cruda, a los Entrecomiqueros devenidos en editores, a Ed Carosia y a Luchini con sus Mamuts; allí estaban también los Fulgencio Pimentel, que no dejan de sacar joyas al mercado, los muchachos de Apa-Apa y otras muchas editoriales, fanzineros underground y autores autoeditados (como Sandra Uve) que siempre han estado entre nuestros favoritos.
La fiesta, como se imaginarán, discurrió hasta bien entrada la noche: y por allí vimos pasar entre muchos otros a Alberto Vázquez, a Sequeiros y, como otras veces, acabamos en tours clandestinos a altas horas de la noche bien rodeados de amigos.
Habrá que ver si GRAF tiene continuidad (la consolidación siempre es más complicada que la rebelión), pero las cartas ya están sobre la mesa y parece ser que (según lo que se comenta en los mentideros) la mano les ha salido buena. El órdago está lanzado y no suena a farol.
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