Nuestro país, en una
sangría que sólo puede tener consecuencias nefastas, sigue perdiendo a sus jóvenes más preparados. Lo más jodido es que la frase va sonando ya a tópico manido. En los últimos años, la falta de oportunidades empuja a miles de trabajadores cualificados a “huir” de España para ganarse el sustento.
Se acuerda uno en estos momentos de tantos y tantos voceros que en los años de espejismo y bonanza gritaban indignados contra esos inmigrantes que nos quitaban nuestros trabajos; esperemos que no haya muchos como ellos ahora en los países que acogen a nuestros emigrantes.
De ello y de muchas otras
cosas habla El mundo a tus pies, de
Nadar (Pep Domingo), uno de los cómics más lúcidos, impactantes e inteligentes de este curso recién concluido.
Reconocer el valor de Nadar como cronista generacional algún día será un lugar común, porque es innegable que en su trabajo el castellonés radiografía con precisión quirúrgica algunas de las desgracias que aquejan a nuestra sociedad contemporánea: paro, superficialidad, ausencia de expectativas, soledad, hartazgo, corrupción o abandono. Los tres relatos que conforman El mundo a tus pies se acercan a estos temas con honestidad desnuda y sin ánimo doctrinario, para dibujar un cuadro pesimista del desespero de una generación a la que le vendieron un país de las maravillas que ha resultado ser atrezzo y cartón piedra; y que ahora se cae a
pedazos. Carlos y Miriam, David y Sara son jóvenes de entre 20 y 35 años que
huyen de su futuro y tratan de sobrevivir en un presente asfixiante que huele a abandono.
Aunque El mundo a tus pies tiene un componente literario en la creación del ritmo narrativo y el desarrollo de sus episodios, el libro se construye en gran parte gracias a secuencias totalmente gráficas cargadas de emoción; escenas mudas que conjugan transiciones de planos abiertos con primeros planos de detalle, para subrayar la importancia de las pequeñas cosas: los gestos, las miradas perdidas o los objetos cotidianos.
Esta riqueza compositiva, junto a la habilidad de Nadar para levantar diálogos verosímiles y certeros (por la rabia y el realismo que encierra es descorazonadora la discusión entre el padre y la hija del tercer episodio), ayudan a crear una obra moderna, cargada
de intensidad, que mira hacia el presente con ojo crítico y alguna dosis de sarcasmo.
Además, Nadar dibuja muy bien. Su estilo de línea clara realista, minucioso y perfeccionista, se alimenta de un gusto por
la planificación y la luz (casi cinematográficos, a veces) y una construcción de personajes y escenarios detallista y efectiva. Nos recuerda el trazo del español al de Adrian Tomine, otro autor joven lleno de talento y ya maestro en el arte del costumbrismo social, aunque si nos apuran, tenemos la sensación de que la capacidad para la gestualidad y la fisonomía del español están incluso por encima de la de
aquel; algo que no deja de impresionar si tenemos en cuenta que El mundo a tus pies es sólo la segunda "obra larga" de Nadar, después de aquel revelador relato de vidas cruzadas y perdedores que fue Papel estrujado (2013).
Ya se lo contábamos aquí hace unos pocos días, El mundo a tus pies es por méritos propios uno de los cómics importantes del 2015. Una de esas lecturas que nos sitúan delante del espejo y nos invitan a reflexionar sobre quiénes somos, dónde estamos y cómo hemos llegado hasta aquí; una forma inmejorable de soltar lastre, o compartir bilis, que tanto da.