Regresamos de un viaje sureño y soleado. La última vez que visitamos Cádiz y sus pueblos éramos niños. Aunque hemos encontrado la ciudad igual de acogedora, festiva y entrañable, sus muros muestran nuevas caras. El paisaje urbano español ha cambiado mucho en estas décadas, los solares han sido ocupados por torres de pisos, los suelos se han repavimentado como si estuviéramos todos andando por las mismas calles y las viejas casonas, palacios ruinosos y edificios abandonados son ahora paradores, oficinas administrativas o centros culturales. Todo está más aseado pero, al mismo tiempo, parece menos auténtico. Entre tanto cambio, el que más nos gusta es el que ha dado visibilidad a muros y fachadas, el que ha encontrado en ellos un lienzo para insuflar algo de vitalidad en nuestros paisajes rutinarios. Un poco de belleza efímera contra el ruido metropolitano.
Nos divirtieron, por ejemplo, los "cuadros" de multitudes pop que decoraban la trasera de ese mercado de abastos tan lustroso y bien aprovechado del que presume Cádiz. Un espacio de exposición al aire libre con frecuente lavado de cara.
En Sanlúcar de Barrameda nos topamos también con este excelente grafiti de un artista que nos gusta mucho, Aryz:
Pero, sin duda, el conjunto urbano que más nos impresionó es el que alumbra la entrada a Tarifa desde la Barriada Virgen del Carmen: la intervención titulada Vecinos. Desde la misma carretera de acceso a la ciudad, se puede ver ya este tríptico formado por tres murales inmensos que cubren la fachada de tres bloques bajos de edificios; decorados los tres con motivos de inspiración árabigo-andaluza. Las obras son de Axel Void, la Rosa de los vientos es de Zepha y el tercero está dibujado por un viejo conocido, El niño de las pinturas:
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