domingo, octubre 26, 2008

Los tesoros del baúl (II): Miguelanxo.

Nos gusta Miguelanxo Prado, nos parece un autor importante dentro del cómic español. La mansión de los Pampín nos decepcionó, su trasfondo crítico nos pareció loable pero demasiado obvio y sus planteamientos argumentales algo tópicos. Pese a todo, no nos parece una obra desdeñable, aunque no alcanzara la altura artística de otros trabajos de Prado. Sus Crónicas incongruentes y Quotidianías delirantes nos divierten, nos enganchan y sorprenden con su derroche de imaginación, y Trazo de tiza (por citar sólo tres ejemplos de su producción) es una de las obras cumbre del cómic español. Nuestra Invención de Morel particular en clave viñetera.
Pese a sus diversas reediciones, ni habíamos leído, ni conocíamos Stratos, la colección de historias cortas de ciencia-ficción que aparecieron en Zona 84 entre 1984 y 1985. Lo que menos podíamos esperar cuando llegamos a nuestra isla del tesoro coruñesa es que allí, con sólo tres euritos en la saca, desenterraríamos aquella primera edición compilada de las mismas que publicó Toutain Editor al año siguiente.
Abrimos y leemos Stratos. Nos sorprende el dibujo barroco y lleno de contrastes de Prado, más parecido a las escenas góticas de Bernie Wrightson que a su línea gráfica habitual. Nos parece recordar alguno de los episodios, quizás lo leímos en algún viejo Zona (cuando la delectación pura y dura no se dejaba tentar por el análisis). Mucho rayado, abundantes sombras, atmósferas espesas cargadas de detalle al servicio del dibujo (creación) de una civilización futurista que nos recuerda a las humedas ciudades oscuras y parasitarias de Blade Runner.
Según avanzamos capítulos, nos asaltan nuevas comparaciones y similitudes. Stratos se nos asemeja a otra de las obras de ciencia-ficción distópica que más nos impresionaron la primera vez que se cruzaron en nuestro camino: S.O.S Felicidad (1988) del mago de la vuelta de tuerca, Van Hamme, y su compañero tallista Griffo, al cincel. En esta obra, que en todo caso es posterior a Stratos, se describía un futuro poco halagüeño, controlado por las multinacionales y grandes corporaciones tendentes a anular los derechos sociales del individuo, en pos de un beneficio desbordado y el dominio absoluto de una población manipulada. Una distopía con todas las de la ley. El guión de Van Hamme, como siempre, es frenético, adictivo, ágil, pero tramposo, sobre todo en su parte final, donde alguna de las mil puertas engrasadas se cierra en falso debido a alguno de los giros de tuerca anteriores. Ingeniería fina ejecutada por los asperos obreros y banqueros que dibuja Griffo, como el que está tallando esculturas en marmol.
Recuperamos el hilo: "Stratos supone algo muy serio: una reflexión poética sobre la degeneración del sistema capitalista, sobre los diversos absurdos a que conduce la acumulación" (se dice en la contracubierta). Cierto, en Stratos se juega con conceptos (miedos, guiños) propios de la economía de mercado, como los de lcontrol, la burocracia, el capital, el proletariado, la anarquía o la expropiación, para desarrollar una serie de capítulos aparentemente aislados sobre los vicios y degeneraciones radicales del capitalismo. Sólo a medida pasamos las páginas, nos percatamos de que los eslabones episódicos terminan conformando una única cadena narrativa (engarzada a base de personajes y situaciones comunes, que desaparecen y vuelven a aparecer), con dos extremos que terminan repeliéndose violentamente.
También es cierto, que la obra de Miguelanxo Prado destila un jugo poético que no aparecía en S.O.S Felicidad, quizás porque también juega mucho más con la ironía y el humor que aquella. En el fondo, ya se sabe, el humor y la poesía tienen mucho que ver, que se lo pregunten a nuestro llorado Ángel González; otro que también hablaba de incomunicaciones, soledades y sociedades alienantes.
Por lo demás, verán que no les hemos mentido: en Stratos como en S.O.S Felicidad aparece de nuevo ese "futuro poco halagüeño, controlado por las multinacionales y grandes corporaciones tendentes a anular los derechos sociales del individuo, en pos de un beneficio desbordado y el dominio absoluto de una población manipulada"... ehhhh, pero esto lo he visto yo en algún lado hace poco.

6 comentarios :

Octavio B. (señor punch) dijo...

cositas: Stratos es magnífica pese a verse, hoy, como de aprendizaje (evidentemente la plástica de Prado viró a otras latitudes).
Y si no recuerdo mal.. eran relatos cortos, sí... pero componiendo un todo, una red de personajes conjunta, ¿no? un secundario aquí protagoniza allá su cuento, y así. Si no recuerdo mal, vamos.
Y tres, es verdad lo que dices del Pampín, pero también hay que verlo como ese encargo para institutos, que es lo que fue... otra vez, si no me equivoco, que escribo de memoria. Por eso nos choca lo limpio de su "mensaje", tan a flor de piel en un autor que con Tangencias o la maravilla de Trazo de Tiza, sabía ser esquivo y brumoso.
Ah, si no conoces su Pedro y el lobo, te lo recomiendo. Otra miniatura algo menor post Tiza (opino que desde este Trazo no ha vuelto Prado a ser "ambicioso" en los cómics... salvo como director del Viñetas, que no es poco, claro), pero si bien "menor", grande en ensoñación y belleza.

Little Nemo's Kat dijo...

Sí, al final Stratos compone un fresco futurista homogéneo a través de esos "indicios", personajes y claves recurrentes. Un buen trabajo, muy bien dibujado, además, pese a ser una obra de búsqueda, como comentas.

Me pillas con Pedro y el lobo, que no he leído, pero que leeré siguiendo tu consejo en cuanto tenga ocasión, por supuesto. Pampín, pareciéndome un buen tebeo, me decepcionó tanto temática como gráficamente: me parece menos trabajado y bastante previsible. El dibujo de Miguelanxo se queda a años luz de otras obras suyas; mucho más cerca del "trazo grueso" que de su habilidad para el detalle irónico significativo. Mejor, sea como fuere, que muchos otros cómics que aparecieron ese mismo año.

Anónimo dijo...

Quería agradecerte (por si no lo hice en su dia) la reseña al cuarto usted. Que por no figurar gratuitamente y pecar de oportunista, se me pasa a veces agradecerle los esfuerzos a quien los hace así, porque le apetece.

Una cosa más: El enlace que me tienes hecho no lleva a ninguna parte.

Gracias otra vez.

Anónimo dijo...

Y mira lo de carosia.com que tambien hace cosas raras.

Saludos.

Little Nemo's Kat dijo...

Anda, pues tiene usted razón, lo cambio ipso facto. Y gracias a usted, por el tebeo o por su visita.

A don Ed lo conocemos de antiguo. Hace cosas raras, es un tipo con talento y es amigo de esta casa desde casi nuestros primeros pasos. Compruebo que, afortunadamente, se estila el hipervínculo entre artistas y la atracción de la tinta china ;)

Anónimo dijo...

Me refería al enlace "Carosía.com": me salta el antivirus cuando lo cliko. En cualquier caso, sí, a favor, Ed hace unas cosas de talento... sus originales en colage son la repera.

¡Gracias por el cambio!