Yo confieso: el formato del álbum, así a bote pronto y sin demasiadas razones justificables, me echa un tanto para atrás. Quizás (ya vamos a justificar lo injustificable) por su costumbre serializadora, quizás porque las pastas duras encarecen o porque casi siempre se limitan a autores de las mismas geografías (que conste, que me encantan los dibujantes flamencovalones y franchutes). Lo dicho, no hay quien haga un sayo de razones tan peregrinas. Un prejuicio como otro cualquiera. Por eso, para luchar contra él, intentamos incluir en nuestra dieta algún álbum que otro con cierta frecuencia. Y a veces (más de las que creeríamos) nos alegramos, oigan.
Joël Parnotte y Yann Balac son los artífices de este La sangre de los Porfirio 1: Soizik. Sin ser la biblia en pastas (duras), el asunto les ha salido bastante bien a los dos autores. Balac (o Yann, que lo mismo monta, pues firma el guionista según la naturaleza del producto creado) no necesita muchas presentaciones (si hasta trabajó con Chaland); fue, recuerden, copartícipe de aquella maravilla que él y el señor Yslaire llamaron Sambré. Al menos lo fue en el primer volumen de la serie, el mejor y más centrado de todos. Le habíamos perdido un tanto la pista después de Pin-Up y vuelve ahora, con un trabajo que nos recuerda a aquel Sambré en algunos de sus planteamientos: una contextualización histórico-geográfica con muchas notas del romanticismo literario (la Bretaña francesa del S. XVIII, un pueblo de pescadores con familia nobiliaria y decaída, para más señas, al frente); como en aquella, Balac también recurre ahora a la tópica romántica para desarrollar su argumento entre naufragios, maldiciones, amuletos, marineras que parecen zíngaras, presos pródigos e hijos prisioneros en calas acantiladas... Aventura al estilo de los mejores clásicos del XIX.
De Parnotte no teníamos mayores referencias, pero no habrá que olvidar las que vayamos recibiendo a partir de ahora, porque el francés dibuja como los ángeles. Un dibujo virtuoso y evocador el del francés. Puestos a buscar pegas, habrá que señalar que su trazo no es novedoso: ese realismo semi-caricaturesco de influencias disneyanas, que parece haberse convertido en modelo de marca para algunas editoriales francobelgas; un estilo que prioriza cierto barroquismo en la descripción de espacios y adolece de cierto hieratismo petreo en la composición de los rostros. En todo caso, Parnotte, con su riqueza de recursos, su dominio de las texturas (vaya manera de pintar el agua, las rocas, etc.), el color y su detallismo primoroso, les saca las vergüenzas a algunos de sus "clones". Vaya que sí.
Por todo esto y porque La sangre de los Porfirio nos ha entretenido con sus oscuras maldiciones y sus amuletos con maleficio, y porque nos recuerda a Sambre (la fibra es la fibra), seguiremos leyendo álbums francobelgas. Antes incluso de que aparezca el número dos, miren lo que les digo.
8 comentarios :
Pues a mí no me ha gustado en exceso, la verdad. Puede que por agravio comparativo, pero me dejó tibio tibio. Lo cuento mejor aquí:
http://www.mazingervigo.net/ver_articulo.php?art=114
(vale, es una tienda de cómics para la que escribo semanalmente, sin niks ni gaitas, y los comentarios generalmente los aprovecho a osteriori para Estodigo, pero jeje, como son amigos, a la que puedo les hago este tipo de publi) ;)
Por cierto, de europeo a lo clásico, le recomiendo intentarlo con El Maqués de Anaon, que pese a sus virtudes (en mi humilde opinión), está siendo ninguneado por su evidente falta de pretensiones (salvo por Toni Boix en ZN y alguna otra excepción). En fin, ya me comentará, si cae en sus manos.
Sí, le había leído ya las reticencias en el blog. Señal de que hasta entre blogueros afines surgen discrepancias (afortunadamente).
Le tomo la palabra con lo de El Marqués... (a ver si me hago con él) y se lo agradezco una y mil veces. Supongo que, por lo que dice usted, será una serie en varios álbums. Me informaré, me informaré.
PS. Ah, cuando me pase por Vigo, prometo una visita a sus colegas comiqueros, faltaría más.
Pues habrá que leerlo, a ver si estamos más de acuerdo con el señor Nemo o con el señor Punch.
Por cierto, le invitamos a conocer a la escritora Margaret Dark, cuyas portadas comenzó a divulgar el señor Javier Olivares y a la que hacemos un homenaje en el Canibalibro.
Un saludo, querido amigo.
Comparto prejuicio hacia las pastas duras que tanto gustan por otros lares. Las odio ;)Del resto no opino, por desconocimiento, no más.
Sin duda, en esta competición casual de favores, no tengo nada que hacer contra la fundada elocuencia del amigo Punch.
Por cierto, apasionante su semblanza de Mrs. Dark. Están ustedes desempolvando verdaderas joyas literarias de los fondos infinitos de Alejandría :)
Pues sí, doña Elmyra, a veces las pastas comiqueras se le hacen a uno más que duras ;)
en el fondo, amigo Kst, creo que es un tebeo con muchos puntos para gustar a mucha gente, en igual modo que una cinta de Ivory, simplemente por su temática refinada, gusta a mucha gente independientemente de que su pulso, su nervio, fluctúe entre unas y otras cintas dentro de su filmografía. Quiero decir, Yann es un tipo que da cierta pátina de "qualité" muy agradable de leer... pero si comparo este Porfirio con Sambre (u otras obras) no hay color, gana la de los ojos rojos por goleada.
¡Eso si que no se lo discuto! A mí es que me mientan Sambre y me hacen los ojos chiribitas... Lo bordaron con esa libertad de ojos "coloraos".
Tampoco le falta razón en la argumentación precedente; y es que a un servidor le gusta mucho Ivory, quizás de ahí que...
Saludos ;)
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