miércoles, enero 14, 2009

Lilli Carré. Bosques xilografiados y folclore leñador.

En los pasados Premios Harvey, entre los nominados a Autor Revelación, se encontraba una muy joven autora estadounidense (angelina, para más señas) llamada Lilli Carré. Finalmente, el premio se lo llevó Brian Fies, con la mentada Mom's Cancer, pero daba la impresión de que ésta no iba a ser la última aparición de Carré en alguna lista de nominaciones a éstos u otros premios.
De hecho, poco después, Lilli obtuvo el galardón a la mejor historia, por The Thing About Madeleine, en los también muy prestigiosos Premios Ignatz. Recordamos que en los comentarios de un blog amigo mencionábamos al respecto las escasas referencias que teníamos de la autora: en concreto, habíamos leído una historia corta suya en The Best American Comics 2006, la recopilación editada por Harvey Pekar y Anne Elizabeth Moore. Allí, encontramos la peculiar Adventures of Paul Bunyan & His Ox, Babe, una imaginativa reformulación comicográfica del gigantesco leñador creado por James MacGillivray y convertido a lo largo del S.XX en personaje mítico de la América rural. Resulta que esa misma historia, junto a algunas otras del mismo personaje y otras tantas del cazador Woodsman Pete forman parte de Tales of Woodsman Pete, la obra por la que Lilli Carré fue nominada los Harvey.
Este librito de 74 páginas fue publicado por Top Shelf en 2006, en una de esas preciosas y cuidadas mini-ediciones que caracterizan a la editorial norteamericana. Lilli Carré recorre los frondosos caminos de la floresta mitológica norteamericana de la mano de los dos personajes mencionados: el bondadoso, heroico e inseguro Paul Bunyan (un hombre capaz de talar bosques enteros a puntapies y formar lagos con sus lágrimas, pero incapaz de encontrar el amor) junto a su amigo Babe, el buey azul gigante, y Woodsman Pete, el cínico y ególatra cazador, que convierte cada uno de sus gestos en un símbolo de soledad antiheroica.
La figura caricaturesca y patética de Woodsman Pete refleja de forma clara el espíritu contradictorio de su naturaleza cazadora-depredadora y su empatía necesaria con en el entorno natural que habita (una nueva aportación quizás a la moderna polémica sobre la caza y su justificación ética). En uno de los episodios, Pete observa embelesado la armonía que preside los parajes que rodean su cabaña, disfruta de la inigualable belleza de un día soleado mientras "charla" amigablemente con su inseparable compañero Philippe (la piel de un oso muerto); en ese momento, el bueno de Pete se da cuenta de que no aguanta el trino de los pájaros, de que en realidad lo único que le hace feliz del entorno es su propia presencia dentro el mismo.

Los episodios de Paul Bunyan nos sitúan en una relación con la naturaleza totalmente diferente. La insatisfacción del personaje deviene de su diferencia, de su incapacidad para la interrelación con sus semejantes. Bunyan sufre su soledad al mismo tiempo que se reconoce parte del paisaje que le rodea, en una relación armónica inherente a su propia naturaleza: es un leñador antiguo, uno de esos hombres rudos y rocosos que formaban parte de los bosques antiguos; un habitante de la arboleda sencillo, honesto y solitario.
Lilli Carré recurre al absurdo y a la ironía en las aventuras de Woodsman Pete y a la reflexión nostálgica en el caso de su leñador mitológico, para crear un conjunto no carente de humor y fantasía. En el fondo se trata, como decíamos anteriormente, de reformular el folclorismo estadounidense desde una narrativa basada en la normalización del hecho extraodinario (¿realismo mágico norteamericano?), en el extrañamiento contextualizado. ¡Cuánto le debe la narración contemporánea a figuras como David Lynch o Daniel Clowes y Charles Burns (por centrarnos en el caso concreto del cómic)!. El dibujo de Lilli Carré remite, precisamente, al trazo oscuro e inquietante del autor de Agujero negro, filtrado por la sencillez conceptual de un David B, por ejemplo; pero, sobre todo, el trazo de esta autora transpira clasicismo, sus personajes, sus paisajes, sus escenas, nos recuerdan a los antiguos grabados xilografiados en madera. No podemos dejar de ver en sus dibujos las mismas vetas leñosas que conforman los árboles de los bosques que habitan Woodsman Pete y Paul Bunyan. Una opción estética la mar de apropiada, no cabe duda. Una autora prometedora, esta Lilli Carré, que habrá que seguir de cerca.

7 comentarios :

Anónimo dijo...

Lo he comentado en la Carcel:
El corto que buscas es “Britannia” de Joanna Quinn

Little Nemo's Kat dijo...

Muchas gracias, amigo planeta. Seguro que alguien más le va a agradecer el hallazgo ;)

PS. Yo lo voy a buscar ya mismo, a ver si vale los esfuerzos.

Toni Mascaró dijo...

La semana pasada me lei "The Lagoon" y también es precioso.

Little Nemo's Kat dijo...

Recién pedidito a las Américas lo tengo y con muchas ganas de echarle el ojo. Ahora, tras el consejo de Apa-Apa, el interés se vuelve ansiedad ;-)

PS. Por cierto, no tendrán ustedes a la señorita Carré en la cartera de futuribles...

Mambo cha cha cha dijo...

Yo también le sigo la pista a esta moza, también estoy impaciente por que me llegue The Lagoon...

saludos!

Little Nemo's Kat dijo...

Visto lo visto, hay que montar un club de "admiradores de Lilli Carré en expectativa", en el Facebook. No me extraña que le guste, amiga Elmyra, ambas comparten ese gusto por la nostalgia clásicista y el olor de la incertidumbre flotando en el aire ;)

Toni Mascaró dijo...

Podría caer, podría caer ;-)