lunes, enero 04, 2010

2009: constataciones, nuestros favoritos (IV)

Vamos a cerrar los fuegos artificiales navideños anuales con la traca final: la lista de lo mejor del 2009. Lo decimos siempre, pero vamos a insistir en lo obvio: ésta es una selección absolutamente subjetiva y, como tal, perfectamente imperfecta para todo aquel que disienta. No se admiten reclamaciones. Los que nos siguen, sabrán si han de hacer caso de nuestro criterio. Los que recién lleguen, que tomen nuestra selección como piedra de toque ante futuras recomendaciones y concesiones de confianza.
No obstante, tenemos la impresión de que este curso va a haber un consenso bastante generalizado en torno a lo que no debemos dejar de leer (de haber leído) del 2009. Lo nuestro, sin orden pero sí concierto, es:
Génesis (La Cúpula), de Robert Crumb: el genio vivo más grande del cómic. Quien, para nosotros, es uno de los artistas capitales del S.XX, reaparece en el ocaso de la primera década del S.XXI con una adaptación del texto más leído y vendido de la historia de "la literatura". Palabras grandilocuentes para describir una obra ingente y rodeada de datos que apoyan el carácter épico de la gesta: Crumb ha estado más de diez años dedicado en cuerpo y alma a la tarea, Génesis promete convertirse en uno de los cómics más vendidos de la historia, su fama está empezando a sobrepasar los límites del mercado comicográfico y, probablemente, no haya cómic en este 2009 del que se haya hablado más. Dicho lo cual, la adaptación de Crumb sorprende, sobre todo, porque no busca la sorpresa, ni la parodia, ni el golpe de efecto autorial. El norteamericano ha hecho una adaptación absolutamente literal del texto sagrado. Una trasposición textual y mucho más "realista" (en el plano gráfico) de lo que hubiera podido esperarse de él. El Génesis de Crumb puede ser tan aburrido o divertido de leer como lo sea el Génesis del Antiguo Testamento. Esto no es Crumb, dirán algunos de sus fans: lo paradójico es que Génesis es lo más Crumb que nunca ha hecho Crumb. Su recreación pasmante de los pasajes bíblicos, sin parodia añadida, resulta en una obra mucho más irónica, reveladora, procaz y ácida que cualquiera de sus pasadas sátiras intencionadas. Lean y posiciónense.
Catálogo de Novedades Acme (Random House Mondadori), de Chris Ware: si Crumb ha sido el referente para los creadores de cómic durante muchas décadas, Ware lo está siendo en el presente y lo será durante mucho tiempo. Su forma de entender el arte, su precisión de artista quirúrjico a corazón abierto, ha marcado el trabajo de muchos de los dibujantes que estamos leyendo y disfrutando estos días. Por eso, cada publicación de Ware se recibe como un acontecimiento. En su país natal, éstas se suceden con cierta periodicidad gracias a la Biblioteca Acme, aquí las tenemos que esperar con cuentagotas. Es complicado (casi misión imposible) traducir a otra lengua unos cómics cuyos materiales viven de la simbiosis perfecta entre forma y contenido: traducir a Ware supone redibujar parte de su trabajo (titulos, tipografía, lexías, didascalias...). La labor que ha hecho Mondadori (su rotuladora) con el Catálogo de Novedades Acme es de las de quitar el hipo. El libro-objeto-joya que hemos visto este 2009 en nuestras tierras compendia una muestra diáfana del talento de su autor, se trata de un falso recopilatorio, lleno de prodigios narrativos y piruetas visuales que explicitan hasta donde debe llegar el cómic en su búsqueda de caminos y soluciones. Ware es un manual de lenguaje comicográfico y cada trabajo suyo una excusa perfecta para invertir sobre seguro.
George Sprott 1984-1975 (Random House Mondadori), de Seth: hablando de Ware y su influencia. Seth se aparta parcialmente de su habitual desnudez gráfica, de su línea clara minimalista, para facturar una obra compleja, llena de matices, tanto visuales como conceptuales. George Sprott apareció publicado por entregas en The New York Times, no obstante, es su identidad como obra unitaria, completa, la que desvela sus hallazgos narrativos. No es la primera vez que el canadiense sustituye aquel slice of life autobiográfico, que le hizo popular (La vida está bien si no te rindes),  por el género de la falsa biografía. Pero frente a Ventiladores Clyde, George Sprott es un cómic mucho más maduro y trabajado: la vida de una veterana estrella televisiva le sirve a Seth para diseccionar las aristas de la existencia vital, la complejidad de la individualidad. A través de su personaje, descubrimos los misterios del éxito y el fracaso, las ambigüedades que nacen entre la imagen pública proyectada y la verdad íntima, la fina línea que separa el ruido del triunfo de la silenciosa soledad. George Sprott es un cómic biográfico, pero huye de la linea de la vida, o de la linealidad de su relato, podríamos decir. Los puntos de vista cambiantes, la atención al detalle no revelado, la multisecuencialidad, el empleo de la simultaneidad en todos los niveles de la narración, conducen a esta historia, preciosamente dibujada, hacia la sorprendente derrota de la narración omnisciente y la revelación de una falsa ficción que huele a verdadera. Ahí es nada.
Ombligo sin fondo (Apa-Apa), de Dash Shaw: seguimos apostando por la apuesta, por el riesgo y la aventura de narrar al margen de la ortodoxia. De todo ello sabe mucho Dash Shaw, uno de los jóvenes creadores más prolíficos y vanguardistas del cómic actual. Ombligo sin fondo es su obra magna, hasta el momento, y se lee con cierta certeza de que, siendo enorme, es aún la antesala de algo todavía más grande. Shaw desborda la idea de narración de acontecimientos y se muestra como un descriptor de sentimientos y sensaciones, en su más amplio sentido. El autor quiere que oigamos y olamos sus historias, quiere que sintamos sus texturas y que asistamos en primera fila al desfile de la confusión de los sentidos y la mente. La descomposición de una familia de clase media ante los ojos de sus miembros es el argumento para una radiografía, de nuevo, de la complejidad humana y de la fragilidad de los lazos entre personas. Un tour-de-force de 720 páginas que se lee como un suspiro.
Super Spy (Planeta DeAgostini), de Matt Kindt:  tiene este cómic también mucho de juego, de espías, para ser más precisos. Kindt plantea su obra como un puzle gigante que el lector debe reconstruir a imagen y semejanza de los mensajes cifrados que los servicios de espionaje y contraespionaje se cruzaban en los trágicos tiempos de la Segunda gran guerra; precisamente, el tiempo y acontecimiento que enmarca la acción trepidante del relato: una historia repleta de traiciones, pequeñas historias entrelazadas, tragedias intuidas y muchos, muchos personajes y puntos de vista. Estamos ante una original versión comicográfica del cinematográfico género de vidas cruzadas, aunque Matt Kindt enriquece sus premisas explotando los diferentes recursos que le ofrece el vehículo discursivo con el que trabaja. Super Spy es un cómic creado para ser leído de forma cruzada, un tebeo dibujado con un innegable preciosismo vintage y atento a todos y cada uno de los mínimos detalles visuales que empujan su trama (colores, tipografías, intertextualidad...). Las tragedias de sus personajes conforman la tragedia misma de la guerra y, pese a su innegable aire caricaturesco, sus creaciones de tinta sobre papel son capaces de trasmitir el sufrimiento mismo de la derrota, la traición y el odio bélico.
Mi vida mal dibujada (Sins Entido), de Gipi: el italiano parece en estado de gracia permanente. Mi vida mal dibujada es un ejercicio de exorcismo a tumba a bierta, un trabajo autoconfesional que esquiva radicalmente la autocompasión y la autoindulgencia para guiarnos a través de los recovecos existenciales de su autor, un viaje sin frenos por los infiernos interiores de Gipi. Con un grafismo deliberadamente esquemático, muy alejado del acuarelismo virtuoso que le caracteriza, Gipi habla en primera persona y con absoluto impudor de sus problemas con las drogas, la enfermedad, el desamor, así como de sus desafecciones sociales y familiares. A medio camino entre el relato autobiográfico y el experimento simbolista, Mi vida mal dibujada es un testimonio estremecedor con pocos precedentes en la historia del cómic: el talento de Gipi se manifiesta en una narración sincopada, trabada, fragmentaria y, por momentos, abstracta, que termina, no obstante, por consolidarse en una confesión tan reveladora como sincera. El retrato personal que nos dibuja Gipi en su trabajo demuestra a las claras que su talento narrativo no tiene límites y que la suya es una de las voces artísticas esenciales del cómic actual.
Endurance (Planeta DeAgostini), de Luis Bustos: un cómic español que se hace grande entre los grandes. Una aventura de las que ya no existen y casi ni se cuentan: la de la "legendaria expedición a la Antártida de Ernest Shackleton". El trazo duro y anguloso de Bustos funciona como un guante de piel foca en la enumeración de los acontecimientos épicos de esta historia. Una vez que el relato arranca y que los aventureros se lanzan hacia la utopía, se produce el contagio y el lector empieza a sudar y a agarrarse a las páginas expedicionarias de Endurance como si la vida de Shackleton le fuera en ello. Luis Bustos ha creado su mejor obra hasta el momento y lo ha hecho con un dominio innegable de la tensión narrativa, la creación de personajes y la composición de la página. Por eso, porque Endurance recoge y actualiza lo mejor del género de aventuras y porque su lectura es una aventura apasionante, está entre lo mejor de este 2009.
Esta es la lista, pero como hicimos el año pasado, queremos acabar el repaso del 2009 mencionando un capricho viñetero, un tebeo del que nos sentimos muy cerca (¿recuerdan aquello de la subjetividad?), porque lo hemos visto gestarse y nos ha acompañado, como un amigo de papel, en jornadas de ferias, salones y planes a la sombra de una cerveza. Se trata de Vuelo rasante (Viaje a Bizancio Ediciones), obra de Pejac. Un tebeo lírico, dibujado como un enorme fresco de instantes encadenados a vuelo de pájaro, con una poderosa carga simbólica. Poesía comicográfica de trazo pictórico para anunciar los posibles de un creador joven que, seguro, dará más de una futura alegría al panorama de nuestra historieta.
¿Faltan cómics? Por supuesto. Alguno que conocemos habría incluido El gusto del cloro (Diábolo), de Bastien Vivés o el Tamara Drewe (Sins Entido), de Posy Simmonds. Dos muy buenos tebeos. Seguramente, deberían estar también aquí El arte de volar (Edicions de Ponent), de Altarriba y Kim o Una vida errante (Astiberri), de Yotsihiro Tatsumi, pero, lo reconocemos avergonzados, todavía tenemos esos dos prometedores tebeos en la lista de debes lectores. Prometemos empezar el 2010 solventando tamaña carencia. Ahora nos tomamos unos días de descanso, para poder jugar con los regalos de reyes, que estos últimos posts han sido muy intensos e introspectivos. Pórtense bien.
__________________________________________________________

10 comentarios :

Octavio B. (señor punch) dijo...

¡¡¡Buenos días, feliz año y esas cosas de estas fechas!!!
energético vengo, ¿eh? se nota que por casa hay un enano que no para de hablar de los reyes desde ñas ocho de la mañana(y que me tomé estos días de merecido descanso ;P)
Bueno, lista, listaza, como acostumbras (coincidimos en mucho, vamos). Sólo dos cosas, una, yo sí hablaría de El gusto del cloro como uno de los mejores.
Y dos, tirón de orejas: ¿qué es esto de " lo reconocemos avergonzados, todavía tenemos esos dos prometedores tebeos en la lista de debes lectores"
Este tipo de frases o "vergüenzas" tenemos que irlas borrando de nuestro diccionario (y yo el primero, ojo). No hay vergüenza porque no hay deber. Leemos cómics porque son nuestra pasión, y esa pasión, que nadie nos paga por ella ni ningún contrato nos ata a un método, la dosificamos según gustos,circunstancias y posibilidades (trabajos, familia, la liga quien estas cosas siga...) Yo creo que sí, te va a gustar El Arte de volar (lo de Tatsumi no lo he leido, pero lo digo con chulería, ¿eh? :D)
Y de tu listado, Endurance no lo conozco, aunque sí a Bustos, por lo que apuesto a que es un tebeazo.
Y parece que aquí no ha asombrado All-star superman, ¿no? ¿o fue lapsus?

Little Nemo's Kat dijo...

Feliz año, don Octavio. Inmejorable la primera visita del curso. Veo que ejerce usted de padre responsable y madrugador: a ver a qué hora le levantan a usted mañana ;)

Tiene usted razón con el tema de las vergüenzas: aunque en el caso de "El arte de volar", el escarnio es autoinfligido y merecido, ya que me había propuesto seriamente leerlo antes del fin de curso, y ni por esas. Así que merecido el autoflagelo, je, je...

"El gusto del cloro" es un tebeazo, uno de los que me ha gustado mucho este año (y han sido varios). Podría haber estado en la lista sin duda, pero, en fin, por algún lado hay que cortar. A "All-star" se me pasó incluirlo por otras razones, ehem; no, en serio, me gustó, pero no me alcanza el nivel de los señalados. Ya le digo, ha habido tanta cosa buena... ;)

Se le desea un próspero 2010 y agradece la visita. Abrazos

Anónimo dijo...

hola amigo, como estas? feliz año 2010 antes que todo, GRACIAS!!!!!!!!!!GRACIAS,GRACIAS!!!!!!!disculpa muchisimo que no te haya agradecido, pero es que hasta hoy reviso mi correo gmail, y creeme que tenia como700 msj, jajaja, muchisimas gracias amigo por conseguirlo, bueno, que cuentas?, yo he estado ocupado viendo filmes extranjeros, y alternativos, (la mayoria de los films de hollywood apestan) y estando ebrio, pero eso es lo de menos, bue, un saludo amigo, feliz 2010!

Little Nemo's Kat dijo...

No las merecen ;)

Feliz año a usted también, don alex c. Siga con esa inercia cultural durante este 2010, a ver si, a base de borrarnos de la rutina cinematográfica y artística en general, los grandes centros de producción toman nota y regresa la autoexigencia. Ah, y no se olvide de los buenos cómics, que este año ha habido muchos. Saludos.

Anónimo dijo...

Estimado Gato del Pequeño Nemo:
La habla Manuel Caldas. Su mail sigue siendo este?:
littlenemoskat@gmail.com

Little Nemo's Kat dijo...

Ese es, don Manuel, para lo que usted desee ;)

Manuel Caldas dijo...

Pero hace dos días le mandé un mail y me parece que no lo ha recibido...

Little Nemo's Kat dijo...

Le he mandado un mail a su correo personal, don Manuel. A ver si lo recibe y si no lo vuelvo a intentar.

Saludos

Miguel dijo...

Que tal todo, hacia mucho que no me pasaba por aqui a saludar y comentar. Coincido contigo en gran parte aunque no he leído el spy kid ni ombligo sin fondo que me tienta pero no me atrevo a gastarme los cuartos. Discrepo en la obra de Gipi que en este caso me dejó indiferente, lo mejor la metáfora pirata, el resto algo de exhibicionismo y otro poco de ombliguismo. Me quedo con el resto de sus obras que me han dejado de piedra. respecto a la obra de Pejac, es única e irrepetible porque no existe nada parecido y por tanto lo que se parezca con posterioridad ya no será tan genuino. Has visto su calendario, le ha quedado francamente bien. El arte de volar es un gran tebeo sobretodo en sus tramos finales cuando retrata la posguerra.
Abrazos comiqueros y feliz año.

Little Nemo's Kat dijo...

Feliz año, don Miguel. Es un placer verle de nuevo por aquí.

A mí me gustó mucho el cómic de Gipi, me parece radicalmente diferente de lo que suele hacer y me gustó su crudeza emocional y su dispersión organizativa, que, creo, refleja muy bien los procesos organizativos de la memoria. No se pierda el "Super Spy" (un experimento divertido y la mar de efectivo) y, mucho menos, el "Ombligo sin fondo", que es una de las mejores "inversiones" en cómics que se pueden hacer en este momento (además, el precio está muy ajustado, son 700 páginas, recordemos).

Lo de Pejac es fantástico y, además, ¡es su primera obra! El calendario lo he visto también: bonito, evocador y muy, muy, lírico, como casi todo lo que hace.

Abrazos.