Todos cuantos nos siguen saben que llevamos un tiempo dándole vueltas al asunto del arte urbano, o la cultura callejera, que lo mismo da. También se habrán dado cuenta de que no hace falta irse a Madrid, Barcelona, Londres o Berlín para encontrar intervenciones de calidad a pie de acera; hemos hablado aquí de Granada o de Santander, por ejemplo. Hoy lo haremos de Soria.
Resulta que en esa pequeña ciudad machadiana se observa en los últimos tiempos cierta ebullición cultural. La última ocurrencia que se les ha venido a la cabeza a sus representantes y artistas ha sido intervenir artísticamente la vieja plaza de abastos, antes de que se lleve a cabo su demolición. Ya ven ustedes, nunca la palabra efímero tuvo tanto sentido. Con la finalidad de dinamizar el espacio del Mercado Municipal, cuatro jóvenes artistas sorianos han intervenido sus muros o en su perímetro, han fotografiado su interior y han escrito en sus azulejos. Lo explica con lucidez en el prólogo del estupendo catálogo, Eva Lavilla:
La exposición Arte en el Mercado es el resultado de la propuesta de un grupo de artistas aprovechando la intervención que el ayuntamiento de Soria está realizando sobre un espacio tan emblemático de la ciudad como el Mercado de Abastos. Es el paréntesis, entre su desaparición física y su reconstrucción, en el que se desarrolla la actividad artística como un puente que une pasado y futuro (...) Más tarde, quizás, se desarrolle un último acto cuando el nuevo y definitivo mercado se levante sobre las ruinas del que de alguna manera ahora nos estamos despidiendo. Como si de un templo se tratase, como si aprovecháramos un espacio ya sagrado, santificado por el contacto de los hombres y mujeres, por el acto cotidiano de la comunicación, el nuevo mercado esconderá en sí mismo los restos arquelógicos de éste.
Los artistas implicados en el proyecto son Gloria Rubio Largo, Enrique Rubio Romera, Paye Vargas Soria y Javier Arribas Pérez. A nosotros, imbuidos en el asunto del grafiti y la pintura mural, nos interesa especialmente la propuesta de este último.
En su intervención, Javier Arribas decidió utilizar un muro exterior del edificio para recrear una visión efímera y mutable del mercado, un juego de representación sobre los muros de lo representado. Al dibujar en la pared el perfil de la fachada, el mural del Mercado entraba directamente en un juego autorreferencial. Pero la intención última de la obra tenía un alcance pictórico: el dibujo de la plaza y sus calles circundantes había de estar tan abierto a los habitantes de Soria como siempre lo han estado las verdaderas puertas del mercado. De este modo, el dibujo perfilado en la pared, la silueta de este edificio emblemático (que señalaba la prologuista), se convertía simplemente en el contenedor de las intenciones artísticas espontáneas de cada paseante, curioso o artista en ciernes que tuviera a bien pasar por allí. Todo el que quisiera podía participar en la obra, esa era la única premisa.
El resultado fue grabado en vídeo y editado posteriormente a alta velocidad. El espectador observa como la pared convertida en lienzo espontáneo evoluciona a través de colores y matices. Atraviesa diferentes fases y mutaciones que, curiosamente (por lo azaroso de su realización práctica), nos recuerdan a diferentes momentos de la historia de la pintura reciente: obsevamos brochazos expresionistas, coloridos matices impresionistas en las últimas fases de su realización, intervenciones textuales que bien podrían surgir de un improvisado paseante dadaísta. La impronta de las Vanguardias Clásicas está viva en la calle, de eso no hay duda. Javier Arribas controlaba el proceso sólo parcialmente:
Partiendo de un esbozo sobre un papel comienzo el mural "Con fecha de caducidad". al principio la obra sigue una pauta marcada por unas líneas blancas que realizo como guía, sin intención de restringir pero sí de encaminar de alguna manera el trabajo para evitar el caos de otras experiencias comunitarias. Estas líneas reproducen por medio de una cuadrícula el boceto que tantas pruebas ha requerido.
El propio artista continúa describiendo el proceso:
Por un momento pienso que estoy perdiendo el control de la obra, permito que el caos siga su curso esperando que se reconduzca como un río desbordado. Lógicamente esto no ocurre y mi deformación profesional hace que repinte las zonas en plena anarquía con planos de color puro. Entonces surge una reflexión para próximas obras: ¿Cuál sería el futuro del mural sin mi intervención?
Uno de los aspectos que más llama la atención del resultado final es la constatación de aquella asunción clásica que creíamos olvidada: en cada niño hay un artista en potencia. Son ellos quienes más y mejor participan en esta creación muralista. Lo hacen de forma alegre y desprejuiciada, sin más trascendencia que la del disfrute inmediato y la intervención efímera; que como venimos diciendo, era el verdadero objetivo inicial de la propuesta, de ahí su título, "Con fecha de caducidad". Para concluir su intervención, el artista fotografió finalmente algunos fragmentos de esta geografía mural aleatoria, y con ellos ha compuesto un nuevo mural-puzzle, dislocado, irregular y casi tan ajeno a su control como la obra inicial de la que se alimenta.
Los resultados de ésta y de las demás intervenciones se podrán ver en el Palacio de la Audiencia de Soria, hasta el día 23 de abril. Les dejamos con el vídeo de "Con fecha de caducidad", para que lo disfruten.
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