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martes, julio 21, 2015

Aama, de Frederik Peeters (II). Reinventar la ciencia ficción, en ABC Color

Abríamos nuestra colaboración con el paraguayo ABC Color con una mirada retrospectiva hacia la obra de Frederik Peeters, uno de los nombres esenciales del cómic actual. Cerramos el círculo ahora, con un acercamiento a Aama, su último gran trabajo: una serie publicada en cuatro álbums que está llamada a convertirse en un hito importante para el medio dentro de la ciencia ficció; plagada de referencias, homenajes y préstamos reelaborados desde dentro del género, hablamos de ella en: "Aama, de Frederik Peeters (II). Reinventar la ciencia-ficción"
LA CONSCIENCIA SINTÉTICA
No hay un género en la historia de la ficción artística que mejor haya explicado y representado los miedos del ser humano que la ciencia ficción. Popular hasta el pulp en muchos momentos del S.XX, en la ciencia ficción encontramos condensada la esencia (y consecuencia) de los actos de Darwin, Pasteur, Curie, Einstein, Freud, Hitler, Jobs o Gates. Los siglos XX y XXI se explican desde el futuro, en un viaje espacial y un encuentro en la tercera fase. 
Tiene algo de Blade Runner, algo de Akira y algo de Matrix, pero no es como ninguna de ellas, o lo que es aún mejor, crea un universo único con unas reglas y coordenadas propias que permiten al lector bucear en la desbordante imaginación de su autor. Así es Aama, la serie que Frederik Peeters, uno de los talentos más versátiles e indiscutibles del cómic contemporáneo acaba de concluir:
- Mis sueños son diferentes a los suyos.

- ¿Tan seguro está usted de eso? ¿Qué está buscando? ¿La calma? ¿El placer? ¿Sentirse realizado? ¿La belleza? ¿Y si todo eso estuviera contemplado en el programa? ¿No cree que su hija sea una buena persona? ¡Piense que será como el ojo del huracán!

- ¡No dejaré que se adueñe de mi hija!

- No se trata de adueñarse o no... ¡Se trata de salvarla! 
De lo particular hacia lo universal. Del amor incondicional y plagado de dificultades de un padre a su hija, hacia el destino último de la humanidad, colmena frenética de individuos insignificantes.
Un día, un hombre llamado Verloc (aunque él, amnésico, no recuerde su propio nombre) se despierta tumbado sobre una colina polvorienta en un planeta extraño y desértico. A su lado hay un mono gigante con piernas humanas. No es una alucinación. Verloc tiene un diario, gracias al cual comienza a reconstruir su pasado más inmediato en una suerte de largo flashblack explicativo, que se ve completado ocasionalmente con los esporádicos y sucintos parlamentos de su gorila acompañante, Churchill. Así, conocemos el lastimoso vagabundeo y la decadencia existencial de Verloc por la misma decadente ciudad en la que un día fue feliz. Gracias a su diario, se recuerda a sí mismo, abandonado por su mujer y su hija, un despojo humano, hasta que el destino azaroso le prepara el reencuentro con su hermano (a quien no veía durante años), que le embarcará en una aventura planetaria impredecible y reveladora. A partir de su despertar amnésico, las peripecias de Verloc y su simiesco acompañante evolucionarán hacia una búsqueda de respuestas sobre su identidad perdida y su situación presente. Y con todo esto, apenas les hemos referido algunos detalles introductorios del primer volumen.
Los ingredientes de Aama pierden coherencia si se arrancan de su marco ficcional, aunque en la historia fantástica de Peeters, como ya hemos mencionado anteriormente, reconocemos elementos de obras maestras de la ciencia ficción. 
FUTURO Y DISTOPÍA 
De Blade Runner encontramos en Aama esas ciudades-hormiguero que habitamos los insectos. Pozos oscuros iluminados por neones publicitarios, cuyos múltiples niveles y módulos arquitectónicos se levantan impersonales bajo una persistente lluvia ácida. Zócalos de un capitalismo decadente y cruel que se construyen con trazos de las ciudades modulares verticales de François Schuiten o Moebius (¿Blade Runner unido a Moebius? ¡Cómo no!) y con la regla desordenada y polvorienta de los bazares marroquíes, turcos o jordanos. Regateo y supervivencia, truco y treta. Ese es el escenario de Aama. El urbano, claro. El planetario, el alienígena y espacial, es el de un planeta-desierto que podría ser Marte, pero que de pronto se convierte en un frondoso Solaris. El planeta vivo, la otredad (que diría Sizek); aunque en este caso exista una explicación a lo desconocido, una mano creadora que de nuevo se mueve dirigida por un capitalismo cruel y la megalomanía descontrolada de las grandes corporaciones; la evolución a toda costa. Así es, los escenarios de Aama son una metáfora fértil y autodestructiva de este mundo nuestro que se deshace.
Ciudades distópicas, páramos agrestes y frondosas espesuras son los escenarios en los que se desarrolla una trama de acción que nunca pierde de vista ese elemento lírico y ensoñado (cuasi abstracto) que ya encontrábamos en las novelas de Ray Bradbury o Stanislaw Lem. 
MIEDO Y DESTRUCCIÓN 
De Akira, Peeters recoge una idea, un concepto que, viniendo de donde venía, durante mucho tiempo pareció invadir la narración ficcional futurista occidental, y que enlaza con nuestro párrafo anterior: el miedo a nosotros mismos, el terror a que nuestros actos se descontrolen o vuelvan en nuestra contra una realidad que creemos sometida. Todo ello encerrado en la desasosegante paradoja del infante-omnímodo y destructivo: la inocente crueldad de un niño (es por eso que nos dan tanto miedo algunos artefactos cinematográficos de Donner, Kubrik y Polanski). En la era de la Posmodernidad, el Dios anciano, cruel y veleidoso de El Génesis se ha vuelto un niño, sigue siendo omnipotente e implacable, pero junto a las canas y la barba ha perdido la experiencia y ha "desescrito" reglas y mandamientos. El niño-dios como tabula rasa, sujeto a lo impredecible, a lo aprehendido sobre la marcha.
Hay otra metáfora en Akira que se presenta actualizada en Aama: la energía nuclear que nos habrá de destruir, y que en su misma amenaza encierra su control, se reformula en otro miedo antiguo que cada vez es menos ficción, el de la Red como organismo inteligente y autosuficiente. No hay mayor amenaza y sufrimiento para un padre que la pérdida del hijo; llevado al plano biológico y simbólico de la adolescencia, cuando los hijos se vuelven autónomos, los padres dejan de ser el modelo y pierden su rol directivo. Llevado a la narración ficcional, desde aquel doctor Frankenstein, el ser humano no ha dejado de temer a sus propias creaciones, al hecho de que éstas se desvinculen de su hacedor, adquieran vida propia y se rebelen contra él (factores todos ellos consustanciales al hecho de estar vivo). La muerte del padre a manos del hijo. El transhumanismo desbocado y fuera de control. En literatura, Pirandello, Unamuno y Calvino, entre otros, transformaron este miedo en recurso metapoético. Los autores de la ciencia ficción, el misterio y el terror han explorado otras vías argumentales menos retóricas y mucho más fantasiosas.
Llegamos a Matrix, o lo que es lo mismo, llegamos a Ghost in the Shell, de Mamoru Oshii, y a las filosofías de Jean Baudrillard o Phillip K. Dirk. Peeters explora el camino de la ciencia ficción para conducirnos por un mundo artificial exuberante que evoluciona de forma insospechada a partir de un proyecto científico, y se revuelve contra sus creadores hasta el punto de ofrecerse a sí mismo como una alternativa viable para un cambio de paradigma global y teleológico. Aama es vida artificial en constante regeneración, es un nuevo big bang que se expande por los canales biológicos, psicológicos y tecnológicos resultantes de la evolución humana, con la finalidad de suplantarnos y ocupar nuestro espacio. Adiós papá, adiós mamá. 
LA DEPURACIÓN ESTILÍSTICA DE PEETERS 
Pero Aama sólo sería una idea sofisticada, otra idea más, si Frederik Peeters no fuera un dibujante tan virtuoso y dotado como para darle una forma plástica deslumbrante a su ya de por sí exuberante universo ficcional. En ocasiones el dibujo de un cómic no hace honor a su guión, o a la inversa. Leemos una historia y la seguimos con interés, pero no nos abandona la sensación de que la química no es completa. Con Aama sucede todo lo contrario, con su ilustración naturalista de línea suelta modulada y ligeramente expresionista (con el trazo más fino y detallista que encontramos en su obra), Peeters transmite tal seguridad en sí mismo, que su capacidad como dibujante parece no tener límites. Su dibujo es generoso y atrevido hasta la osadía; en Aama no hay soluciones gráficas de conveniencia o atajos visuales; en sus páginas no hay una sola idea/concepto/escollo que su autor parezca evitar por medio de recursos convencionales o elipsis gráficas de emergencia. El apartado visual de esta "novela gráfica" (publicada en entregas, llámenlas álbumes) es complejísimo en su ejecución y exigente hasta lo obsesivo en su concepción. Mediante su dibujo, Peeters consigue dar forma física a operaciones psíquicas y procesos biotecnológicos; consigue plasmar gráficamente fenómenos más o menos abstractos, que combinan lo alucinatorio, lo óptico y lo paranormal, de un modo tan convincente que cuando el lector concluye su recorrido por las páginas de Aama, se ve obligado a darse ese instante necesario para recobrar el curso de la normalidad, y salir de la ficción sobrenatural en vez de dejarse llevar por la sinestesia.
Concluida la serie con su cuarto episodio, se puede decir ya que el cómic de Peeters se leerá en el futuro como una de esas obras totales en las que la forma y el contenido se imbrican de tal modo que una hace referencia a y explica la otra. Finalmente, resultará que el cómic Aama, como esa entidad orgánica que protagoniza sus páginas, adquirirá la vida propia de una obra maestra que construye su propio lenguaje y coordenadas, y que termina convirtiéndose ella misma en referente futuro para cómics venideros, no sólo de ciencia ficción. Páginas vivas y trascendentes.
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Aama, de Frederic Peeters (I): La evolución de un autor

martes, julio 14, 2015

Y nunca volvió a suceder, de Sam Alden, en Culturamas

Esta semana publicamos en Culturamas un artículo sobre dos historias cortas de Sam Alden (Hawaii 1997 y Anime), que DeHavilland Ediciones recopila en el volumen Y nunca volvió a suceder.
Alden es un autor jovencísimo que anuncia una larga carrera plagada de sorpresas y cómics valiosos. Aunque estas dos historias cortas se mueven gráficamente en un territorio cercano al esbozo a lápiz, el dibujante estadounidense demuestra en ellas su destreza para la narración secuencial y el relato intimista. Detras de la sencillez visual de su propuesta se esconde un dibujante hábil y lleno de recursos.
Les hablamos de ello en nuestra reseña para Culturamas: "Y nunca volvió a suceder, de Sam Alden. El esbozo de un instante"

miércoles, julio 08, 2015

Aama, de Frederik Peeters (I). La evolución de un autor, para ABC Color

El pasado domingo 05 de julio comenzamos una serie de colaboraciones puntuales para el Suplemento Cultural del periódico paraguayo más leído, ABC Color, gracias a la amable invitación de su editora Montserrat Álvarez. Para este primer artículo nos decantamos por uno de nuestros autores favoritos, Frederik Peeters, con motivo de la publicación reciente del último episodio de su serie Aama; un cómic de ciencia-ficción destinado a perdurar y a convertirse en una referencia dentro del género.
Para dotarles al autor y a la obra de la importancia que merecen, decidimos dividir el texto en dos entregas: la primera de ellas dedicada a la evolución de Peeters como creador y la que se publicará en breve, centrada en el análisis particular de Aama.
Les dejamos a continuación con el texto de la primera de dichas entregas y con las planillas correspondientes del cultural: "Aama, de Frederic Peeters (I): La evolución de un autor"

EN BUSCA DE UN LENGUAJE
La consagración del suizo Frederik Peeters es instantánea con la publicación en 2001 de su multipremiada obra Píldoras azules. En ella, el dibujante y guionista desarrollaba con inteligencia un capítulo autobiográfico extremadamente delicado, la tragicomedia existencial de su vida en pareja y su disposición a afrontar la paternidad desde una posición crítica: la condición seropositiva de su compañera.
Pese a la dificultad del desafío, Peeters se acerca a un tema tan complejo, especialmente durante esos años, sin caer en el melodrama ni en la sensiblería. Muy al contrario, Píldoras azules es un trabajo surcado por el humor y una ironía que se ve reforzada por la caricatura amable del dibujo de Peeters.
Si tuviéramos que encuadrar a Frederik Peeters dentro de alguna escuela comicográfica, no podríamos obviar, desde luego, su proximidad a la línea clara francobelga; sin embargo, en la línea suelta, modulada y muy expresiva de su dibujo encontramos bastantes rasgos de otros maestros clásicos, como Hugo Pratt o Robert Crumb, y afinidades con la libertad expresiva y la fluidez de los nuevos autores del cómic independiente francés, dibujantes tan dotados como Baudoin, David B., Blutch o Sfar. En este sentido, Peeters comparte rasgos estilísticos con otros jóvenes dibujantes coetáneos que también están participando muy activamente en la consagración del cómic actual como vehículo artístico y cultural: nos referimos a nombres como los del estadounidense Craig Thompson (Blankets), el francés Christophe Blain (Isaac el pirata) o el español David Rubín (Beowulf). 
Curiosamente, el trabajo que sigue a Píldoras azules no es una nueva novela gráfica, sino una obra en apariencia más humilde y experimental, un tebeo pequeño en cuanto a formato y extensión, pero cargado de ambición técnica: en sus apenas treinta y dos páginas, Constellation (2002) jugaba de un modo que no habíamos visto muchas veces antes con el punto de vista comicográfico para relatar una misma historia desde las perspectivas diversas de tres protagonistas que, en plena guerra fría, deciden subirse a un mismo avión. Aunque ya habíamos observado ejercicios similares en la novela y en la cinematografía del siglo XX, en el cómic anterior al advenimiento de la llamada «novela gráfica» este tipo de audacias narrativas parecían limitadas a los experimentos formales del underground estadounidense o del cómic europeo y suramericano de autor de los años sesenta y setenta. 
DESAFIANDO LOS GÉNEROS 
A partir de 2009, Peeters se enfrenta a una serie de trabajos que tienen como característica común la de abordar diferentes géneros narrativos clásicos con una actitud renovadora, más que rupturista. 
Lupus (2003-2006) es la primera incursión seria de Peeters en el mundo de la ciencia ficción. Se trata de una obra voluminosa, de cuatrocientas páginas, que se publicó en cuatro entregas. Como el propio autor ha confesado en alguna ocasión, este cómic no parte de un guion estructurado al uso, sino de ideas, intuiciones, experiencias autobiográficas y tramas semi-improvisadas que, en cierta manera, desafían las convenciones de un género tan fuertemente estereotipado como es la ciencia ficción. Así, frente a cualquier ánimo universalista, Lupus se construye como un relato intimista, recorrido por pequeños hallazgos conceptuales y visuales (entre los que incluimos secuencias puramente abstractas), un texto en el que el elemento cotidiano y los pasajes reflexivos cobran una importancia máxima.

RG (2007-2008), realizado junto a Pierre Dragon (coguionista y antiguo miembro del servicio de inteligencia francés), guarda algunas semejanzas con Lupus, por cuanto adopta los esquemas del relato policiaco y los adapta a la personal visión de su autor; combinando en diferente medida el elemento realista y la experiencia de Dragon como agente secreto galo, con el elemento fantástico realzado por la plasticidad que aportan los lápices de Frederik Peeters. 
EL SURREALISMO COMO HERRAMIENTA 
En casi todos los cómics de Peeters hay un componente surrealista, que en algunos casos adquiere un rol directamente vertebrador: es el caso de trabajos como Paquidermo o Castillo de arena; y en menor medida de Koma. Se trata de un surrealismo estrechamente conectado con un sentido del humor que nace del gesto cotidiano y la conversación trivial; un humorismo anclado a la realidad incluso en los trabajos más fantasiosos de su producción. 
Koma(2003-2009) fue, antes de RG, la primera colaboración de Frederik Peeters con otro guionista, en este caso Pierre Wazem. Detrás de la fachada de un cómic infantil, se esconde de nuevo una serie que desborda las convenciones genéricas. Así, la historia original de la niña Addidas y su padre el deshollinador termina por bifurcarse en un relato frondoso, habitado por monstruos nobles, odiosos tecnócratas y espíritus perdidos en un limbo amnésico. Como sucede en buena parte de la producción de Peeters, en el epílogo de la obra el autor da rienda suelta a su parte más discursiva, recurriendo en ocasiones al elemento abstracto, surrealista y asociativo (muy importante en su obra) para concretar visualmente sus reflexiones más profundas. 
Pero si en Koma el componente surrealista tiene una función transversal o modeladora, en Paquidermo y Castillo de arena su importancia es angular. La trama de Paquidermo (2009), tal y como se nos describe en la información promocional de la editorial, nos desvela sin ambages el espíritu del cómic: «Suiza, años 50. Una mujer cuyo marido ha sufrido un accidente de automóvil se dirige al hospital en el que ha sido ingresado, pero un elefante caído sobre la calzada impide la circulación. La mujer abandona su coche y trata de llegar al hospital monte a través». Esta novela gráfica, así como la buñuelesca Castillo de arena (2010), realizada junto al cineasta Pierre Oscar Lévy, supone la concreción de una filosofía y de un modo de trabajo por parte de Peeters, basado en la improvisación y en la creación de una historia sin un guion cerrado o completamente definido (que ya anticipaba Lupus). La trama adquiere su carga simbólica y evoluciona de acuerdo a estados de ánimo, pulsiones personales y experiencias privadas que el autor termina volcando sobre la página con el acabado siempre perfeccionista y elaborado de sus dibujos.
Casi todos los rasgos que hemos visto hasta el momento (la transgresión genérica, el surrealismo, la experimentación o el empleo de la metáfora y el símbolo) terminan por converger y perfeccionarse en el trabajo más reciente del autor suizo: una obra que supone una culminación de su recorrido y que (con la publicación reciente de su cuarto y último volumen) se ha convertido ya en uno de los cómics de referencia de los últimos tiempos. Nos referimos a Aama, su nueva serie de ciencia ficción. Hablaremos de ella en la segunda entrega de este artículo.

martes, marzo 31, 2015

Kovra #6 en Culturamas. El camino del underground

Kovra, el fanzine de Martín López & Cia, se está convirtiendo en un verdadero referente nacional del cómic subterráneo y la experimentación valiente. Ya lo deja ver su casa nodriza.
En el último artículo que hemos escrito para Culturamas, nuestra revista cultural online de cabecera, les hablamos de todo ello y desmenuzamos algunos de los secretos más jugosos de Kovra #6, la última entrega fecunda de este fanzine que parece un antología de jovenes valores. El artículo, se lo anunciamos en el título de este post: "KOVRA #6. El camino del underground."

martes, diciembre 23, 2014

Unahistoria, de Gipi, en Culturamas.

Le hemos dedicado nuestro último artículo en Culturamas (ya lo saben, esa revista cultural online que hay que visitar) a Gipi y a su Unahistoria. En su nueva novela gráfica, el italiano vuelve a demostrar que es un autor en permanente estado de gracia.
La complejidad de la mente, la recuperación de la memoria, las obsesiones y la disección de los procesos interiores que conducen a la locura, son los temas que cohabitan en las páginas de Unahistoria. Como en Mi vida mal dibujada, Gipi recurre a su talento gráfico y al eclecticismo estilístico para construir un relato que se articula en diferentes capas y niveles narrativos que, por alquimia comicográfica, terminan convergiendo en la mente dislocada del protagonista. 
Malabarismo narrativo y talento artístico al servicio de una de esas historias espléndidas a las que Gipi ya nos ha acostumbrado. Aquí.

martes, julio 15, 2014

Putokrío, de Jorge Riera, en Culturamas.

Acabamos de publicar en nuestra revista cultural favorita un nuevo artículo comiquero. Se trata del último trabajo autobiográfico de Jorge Riera, más conocido como Putokrío, cuyo alias resulta ser también el nombre de su cómic.
En Putokrío, Riera hace escarnio propio y ajeno de todo lo que se le pone por delante, familia, novias, amigos, enemigos y conocidos; y lo hace con muy mala leche y con toda la incorrección política del mundo. Es un cómic que retoma y cohesiona el espíritú de los trabajos biográficos anteriores de Riera como guionista y realizador televisivo, y que cuenta con una lujosísima nómina de dibujantes para ilustrar sus andanzas y gamberradas: desde Mauro Entrialgo a Sequeiros, pasando por Miguel Ángel Martín, Juaco Vicente, Darío Adanti, etc. Casi nada.
Les remitimos al artículo para completar la información y ampliar detalles: "Putokrío. Escupir hacia arriba".

martes, mayo 27, 2014

DON cervecero.

http://www.revistadon.com/
Hablábamos de ella el otro día: DON es, seguramente, la mejor revista para tablet y iPad en español. Dinámica, interactiva, irreverente y muy divertida. Un buen ejemplo de lo que decimos es la colaboración mensual de Mauro Entrialgo que, sin abandonar su habitual línea cáustico-incisiva, nos regala una suerte de "elige tu propia aventura" comicográfica, en la que el lector crea su propio itinerario de lectura.
Estamos contentos porque los chicos de DON nos han invitado a su casa y, como no sólo de viñetas vive el bloguero, en este caso para hablar de otra de nuestras ocupaciones favoritas: la ingesta cervecera. Nos honra ver aparecer nuestra seccioncita sobre estilos de cerveza en este último número, junto a reportajes dedicados a María León, a nuestro admirado Leopoldo María Panero y a caretas cholistas. 
¡Que siga la fiesta!

martes, abril 08, 2014

CuCo nº 2 - Asomó la rapaz.

Pues sí, ya está aquí. Después de la espera (no tan larga) volvió el CuCo (Cuadernos de Cómic) a asomar la cabeza con un plumaje aún más lustroso que antes. Les dejamos con el sumario del segundo número de una revista teórica de cómics que va camino (si no lo es ya) de convertirse en referente insoslayable de la crítica viñetera en español.
Participamos nosotros con la segunda entrega sobre los formatos del cómic, y hablamos de comix underground, de mini-cómics, de álbumes y de novelas gráficas, entre otras tantas cosas. ¡A disfrutarlo!

CuCoEstudio

maus-El cómic, una cuestión de formatos (2): revistas de cómics, fanzines, mini-cómics, álbumes y novelas gráficas. Rubén Varillas Fernández
-La grafía en la historieta: modos, lugares y estéticas. Octavio
-Magia y metaficción en Promethea: Un cómic para conjurar el Apocalipsis. Óscar García
-La lucha contra la inefabilidad: el caso de Art Spiegelman Raquel Crisóstomo Gálvez
-Apuntes a Notas al pie de Gaza. El cómic periodístico de Joe Sacco Diego Espiña Barros
-Para leer el Imperialismo. La historieta como arma discursiva en 450 años de guerra contra el Imperialismo (1973-1974) de Héctor G. Oesterheld y Leopoldo Durañona. Pablo Turnes
-La primera etapa de El Jueves: un análisis de los primeros 26 números del semanario. Gerardo Vilches

CuCoEnsayo

-Los años que vivimos en viñetas. Breve sociología sentimental del tebeo en tiempos de Franco. Antonio Altarriba
-Estructuras narrativas en Watchmen. Julio César Iglesias Rodríguez
-El idioma analítico de Arsène Schrauwen Pepo Pérez

CuCoCrítica

-Los surcos del azar. Borja Usieto
-Fran. Octavio Beares
-La propiedad. Mireia Perez
-F.F. 1. Partes de un hueco. Roberto Bartual
-Thomas Bernhard. Maestros antiguos según Mahler. Gerardo Vilches
-Thor. El dios del trueno. Borja Usieto
-Todo y nada. Alberto García Marcos
-Beowulf. Octavio Beares
-Vampir. Valentín Vañó
-Glory. Elisa G. McCausland

lunes, diciembre 02, 2013

Sobre Spleen, de Esteban Hernández, en Culturamas.

http://www.culturamas.es/blog/2013/12/02/spleen-de-esteban-hernandez-ahogo-interior/
Esta semana nos hemos mudado temporalmente a nuestra segunda casa, Culturamas, para hablar de Spleen, el último trabajo de Esteban Hernández, un habitual en nuestro blog. Un tebeo autoeditado y autodistribuido, un cómic complejo y exigente, que habla de los demonios interiores y del ahogo existencial. Introspección en tiempos de crisis interior.
Aquí pueden hacerse con él, y aquí leer nuestra reseña:

lunes, octubre 28, 2013

Los must de 2013 (so far).

La Asociación de Críticos y Divulgadores de Cómic elige los títulos  "esenciales" del primer semestre de 2013 
ACDCómic presenta una guía con 25 novedades y 5 clásicos publicados entre enero y junio de 2013 
El objetivo de esta selección, primera acción de la asociación, es contribuir a que el público descubra una serie de obras particularmente notables 
La Asociación de Críticos y Divulgadores de Cómic de España (ACDCómic) presenta sus 'Esenciales', una iniciativa que pretende destacar una serie de lecturas de entre todos los cómics editados en nuestro país. Para esta primera entrega, disponible en acdcomic.es/esenciales2013, se han escogido 25 novedades y 5 clásicos publicados entre enero y junio de 2013.
Esta selección tiene como objetivo llamar la atención sobre una serie de obras especialmente destacables y estimular la curiosidad por propuestas de estilos muy amplios.  A modo de guía de lectura, se incluyen unos breves apuntes sobre cada obra seleccionada, que la sitúan y contextualizan rápidamente, además de accesos directos a reseñas y comentarios realizados por miembros de la asociación para diferentes soportes y medios de comunicación.
La selección de Esenciales ACDCómic está dividida en dos apartados: 'Esenciales', donde se consideran las novedades editoriales estrictas, sin hacer distinciones entre nacionalidades o distintas escuelas, y 'Esenciales Clásicos', que recoge obras que por su valor artístico o histórico forman parte del patrimonio cultural de la historieta. En la siguiente entrega de Esenciales ACDCómic, que abarcará los cómics publicados entre julio y diciembre de 2013, se incluirá también una categoría de 'Esenciales Infantiles', con títulos especialmente dirigidos a niños de hasta 12 años aparecidos a lo largo de todo el año.
Los Esenciales para Enero-Junio de 2013 son: 

    Alter y Walter o la verdad invisible, de Pep Brocal (Entrecomics Cómics) 
    Los años Sputnik, de Baru (Astiberri Ediciones) 
    Autobiografía, de Shigueru Mizuki (Astiberri Ediciones) 
    Bakuman, de Tsugumi Ohba y Takeshi Obata (Norma Editorial) 
    La colmena, de Charles Burns (Random House Mondadori) 
    Conspiraciones, de José Domingo (Astiberri Ediciones) 
    Cuento de arena, de Jim Henson, Jerry Juhl y Ramón K. Pérez (Norma Editorial) 
    La cuerda del laúd, de Jim Woodring (Fulgencio Pimentel) 
    Fatale, de Ed Brubaker y Sean Phillips (Panini Cómics) 
    Fraction, de Shintaro Kago (EDT) 
    Guía del mal padre, de Guy Delisle (Astiberri Ediciones) 
    Grandes preguntas, de Anders Nilsen (Sins entido / Fulgencio Pimentel) 
    Grandville, de Bryan Talbot (Astiberri Ediciones) 
    La Hermandad de Historietistas del Gran Norte, de Seth (Sins entido) 
    El hombrecito, de Chester Brown (Edicions La Cúpula) 
    Huracán de sensatez, de Paco Alcázar (Diábolo Ediciones) 
    I Am a Hero, de Kengo Hanazawa (Norma Editorial) 
    La infancia de Alan, de Emmanuel Guibert (Sins entido) 
    Nela, de Rayco Pulido (Astiberri Ediciones) 
    Ojo de Halcón, de Matt Fraction, David Aja y Javier Pulido (Panini Cómics) 
    Panorama, de Varios Autores (Astiberri Ediciones) 
    Paul en Quebec, de Michel Rabagliati (Astiberri Ediciones) 
    Prophet, de Brandon Graham / Simon Roy / Farel Dalrymple / Giannis Milonogianis (Aleta Ediciones) 
    Ragemoor, de Jan Strnad y Richard Corben (Norma Editorial) 
    El rayo mortal, de Daniel Clowes (Random House Mondadori)
Los Esenciales Clásicos para Enero-Junio de 2013 son: 
    Atajos, de Martí (Ediciones La Cúpula) 
    Creepy Presenta: Richard Corben, de Richard Corben y VVAA (Planeta-DeAgostini Cómics) 
    Fénix, de Osamu Tezuka (Planeta-DeAgostini Cómics) 
    Johan y Pirluit, de Peyo (Dolmen Editorial) 
    Krazy Kat: Celebrando los domingos, de George Herriman (Norma Editorial)
 
ACDCómic es una asociación sin ánimo de lucro que agrupa a personas que realizan trabajos de periodismo, crítica, estudio, comisariado y otras actividades teóricas y divulgativas relacionadas con el cómic. La asociacion se constituyó en 2012 con la voluntad de colaborar en la difusión del trabajo que ya desarrollan sus miembros de forma individual, emprender iniciativas conjuntas que no se podrían afrontar de forma separada y servir de interlocutor ante otros colectivos o instituciones. 

lunes, septiembre 30, 2013

Con Blain y Quai d'Orsay en Culturamas

Aprovechando el estreno de la adaptación cinematográfica de Quai d'Orsay, a cargo de Bertrand Tavernier (a quien aprendimos a querer gracias a obras como Hoy empieza todo o Carnaza), hemos escrito un texto acerca del cómic de Blain; uno de los mejores que hemos leído en los últimos años.

Somos seguidores indisimulados del francés y de muchos de sus coetáneos, lo saben si siguen este blog. En nuestro artículo reflexionamos acerca de la nueva Línea Clara Expresionista (o Esquemática) francesa -como nos gusta llamarla-, pero sobre tomo, intentamos desentrañar las virtudes de una novela gráfica cargada de humor, ironía fina y mucha inteligencia (narrativa y visual).

Si les interesa lo que les estamos contando, les invitamos a pasarse por las páginas de Culturamas, una visita que siempre sale a cuenta.

NB. Por cierto, la última imagen con la que ilustramos la reseña es un estupendo homenaje a Blain y a Quai d'Orsay, por parte de Marcos Prior. Entre artistas anda el juego.

lunes, septiembre 16, 2013

Revistas, cucos y exégetas.

Debemos de ser los últimos en comentarles esa buena nueva del curso escolar comiquero que es la aparición de una nueva publicación teórica alrededor del universo comicográfico: la revista digital Cuadernos de cómic, a la que amigos, familiares, y conocidos llamaremos CuCo, a partir de ahora. Hablando de amigos, sus dos progenitores lo son, y buenos, de esta casa; nada menos que don Octavio Beares y don Gerardo Vilches, críticos, blogueros y articulistas ilustres.
Por eso, cuando nos invitaron a participar en ella, no nos lo pensamos ni un segundo. Será un placer compartir páginas con los muy prestigiosos estudiosos y críticos que ya se anuncian para el primer número (Roberto Bartual, Antonio Bernárdez, entre otros). Durante estos últimos meses, la labor de difusión y presentación de CuCo por parte de sus responsables ha sido prólija y fructífera (hemos leído sobre ella largo y tendido en los mejores blogs y webs del país), pero si alguno quiere ahondar en detalles o está interesado en colaborar en Cuadernos de Cómic, le invitamos a pasarse por su blog oficial (El nido del CuCo) y leerse las normas de publicación o a escuchar el podcast de la magnífica entrevista que le hicieron a Octavio en el programa de Radio 3, La hora del bocadillo (a partir del minuto 36):

CuCo está en el horno, pero nuestra segunda recomendación revistera del día ya está en la panadería lista para la degustación. Les redirigimos ahora a una publicación veterana dedicada al mundo del cómic y la ciencia-ficción, la revista Exégesis, que desde 2009 no deja de regalarnos interesantes relecturas y fundados análisis sin pedir un euro a cambio (no es mala idea darse un paseo por su biblioteca de números atrasados).
Por si esto fuera poco, acaba de ver la luz el último número de Exégesis, el 25, con la participación del equipo habitual de la revista (Marc Roca, Blas Bigatti, Antonio HG), multitud de interesantes viñetas (Antonio HG, Hanaoka, Pedro Lobato...) y colaboraciones de Álvaro Pons, Neil Cohn, Julio Cesar Iglesias, etc. Como en el caso anterior, nos invitaron a participar en la revista (con aquel texto que escribimos para la exposición de Martín Vitaliti) y, de nuevo, aceptamos de inmediato y agradecimos el honor que es permitirnos juntar nuestras letras a tan egregio listado de colaboradores.
No se quejarán, ya tienen deberes y entretenimiento para el resto de la semana. Pasen y lean.

lunes, marzo 25, 2013

Entrevista en Nueve Párrafos

Si comparamos el panorama de la última década con el de los años ochenta o los noventa, da la impresión de que se ha perdido parte del impulso renovador tan característico de aquellas décadas, especialmente en lo que podríamos llamar mainstream. Desde la reinterpretación de los superhéroes en Dark Knight o Watchmen hasta las obras de la línea Vértigo, pasando por la influencia del cyberpunk en el manga, el cómic más popular accedió a unos estándares de calidad narrativa que tenían mucho que ver con un interés generalizado por explorar los límites del medio. El éxito comercial de Spiegelman o de Ware probablemente tenga que ver con ese mismo clima de maduración del cómic. En la actualidad, da la impresión de que el cómic “popular” ha perdido ese interés por indagar en las posibilidades gráficas y expresivas del medio. ¿Qué crees que puede haber influido en que la experimentación haya perdido la posición de centralidad que tuvo hace no mucho?

Lo que comentas puede que sea cierto, como señalas, para la industria mainstream, para la línea superheroica de Marvel, DC y sus filiales. De hecho, tengo la impresión de que la decadencia del cómic de superhéroes arranca de bastante antes. No voy a decir que sea una fórmula (un subgénero, propiamente hablando) agotada, pero su renacimiento en los 80-90, y repito, esto es una simple impresión, me parece un fenómeno crepuscular más que otra cosa; como sucedió con el western cinematográfico durante esos mismos años. Cómics como Arkham Assylum, Watchmen o El retorno del Señor de la Noche han tenido un efecto capital en la concepción del cómic, pero sus consecuencias son limitadas y su fórmula, una vez más, se ha convertido en molde. Por lo demás, con excepciones honrosas, que todos conocemos (los Sienkiewicz, Chaykin, Morrison, Millar, Bruebaker…), el cómic de superhéroes lleva ya lustros instalado en el formulismo y en un esteticismo manierista que aporta poco desde el punto de vista narrativo.

Sin embargo, no creo que esta situación del cómic superheroico sea extrapolable al cómic en general. Muy al contrario, siento que la narración gráfica está viviendo su momento de madurez. Las llamadas Edad de Oro y de Plata estadounidenses, e incluso el underground y el cómic de autor europeo de los 60-70, fueron periodos formativos (que dieron luz a varios genios del cómic, desde luego), un caldo de cultivo para una experimentación que se extendió hasta los años 80 y que ha desembocado en un periodo de plenitud formal y narrativa como el que vivimos a finales de los 90, y continúa hasta hoy en día. En estos últimos años el cómic ha alcanzado un nivel creativo y cultural que lo equipara a otros vehículos artísticos contemporáneos. Diríamos incluso que, junto a manifestaciones artísticas como el vídeo arte, el arte urbano y las series televisivas, el cómic se sitúa como uno de los discursos que mejor están sabiendo captar la esencia viral e interdiscursiva de este S.XXI.

Hay varios ejemplos que demuestran esta idea. Está desde luego el fenómeno Ware, que está barriendo cualquier idea preconcebida acerca de las convenciones comicográficas (su último Building Stories es un prodigio de creatividad, experimentación y técnica narrativa) y que está creando escuela. Pero otros autores norteamericanos, como Burns, Clowes o el grupo canadiense de Drawn & Quarteterly (Seth, Chester Brown, Joe Matt), también parecen estar viviendo un momento de plenitud. En un terreno más deudor del underground clásico, observamos que la línea experimental y art brut abierta en los 90 por colectivos como Fort Thunder (Mat Brinkman, Brian Chippendale…), se ha visto continuada con éxito por diferentes autores con espíritu indie, como Johnny Ryan, Jesse Moynihan, CF, etc. (a los que Santiago García denominaba recientemente “Los primitivos cósmicos”). También me interesa el trabajo de otros jóvenes creadores, como Anders Nilsen, Sammy Arkham o Ben Catmull, que conecta con el mundo de la ilustración decimonónica.

varias tendencias como esa línea clara expresionista que arrancaba con los primeros trabajos de Baudoin (deudores de Hugo Pratt) y que hoy está ya consolidada en figuras del cómic de la talla de Sfar, Blain, De Crecy o Blutch. O la línea clara minimalista que comparten muchos autores de diferentes latitudes, desde Trondheim o Dupuy y Berberian en Francia, a Fermín Solís, Juan Berrio y Calo, en España, o Rabagliatti y Andy Watson en Norteamérica.

Este es un extracto de la larga entrevista que nos ha hecho Julio César Iglesias, para inaugurar su blog Nueve Párrafos. En ella hablamos de lo humano y de los crumbiano, de la novela gráfica, del presente y del pasado del cómic, de narratología y hasta de nuestros gustos personales. Polemizamos, reflexionamos y divagamos. Un poco de todo y bastantes de nuestras convicciones acerca de las viñetas. Por su extensión, nuestro anfitrión ha dividido la entrevista en tres entregas (va ya por la segunda). Queremos desde aquí agradecerle la confianza, su amabilidad y el espacio prestado en casa ajena; es un honor que se nos haya invitado a la fiesta de bienvenida de un proyecto tan prometedor como Nueve Párrafos y es un halago que nos haya elegido como padrinos del bautismo. Larga vida.

lunes, marzo 11, 2013

Martín Vitaliti y la viñeta como objeto artístico.

Recuperamos hoy el texto que escribimos para el catálogo de la exposición En el fondo, nada ha cambiado... (Museo ABC), de Martín Vitaliti, que ya les anticipamos aquí:

Cuando, a finales de los años sesenta, Neal Adams y Dennis O’Neil deciden cuestionar la naturaleza mítica inmutable de personajes como Flecha Verde y Linterna Verde o Batman, en realidad están removiendo los cimientos de un género, el de los superhéroes, que basaba la fuerza de todo su discurso en el molde sólido del estereotipo. Adams y O’Neil introducen conceptos como el de la duda o la falibilidad en un mundo hasta entonces plano, cambian el contexto de la acción y lo humanizan al situarlo mucho más cerca de las coordenadas sociales en las que nacían las nuevas aventuras de esos renovados Batman y Flecha Verde.
Adams y O’Neil anticipan el cambio radical que tendría lugar algunos años más tarde gracias a autores como Alan Moore y Frank Miller, y a series como Watchmen o El regreso del Señor de la Noche. El giro postmoderno definitivo de un medio que durante muchos años había estado anclado en las coordenadas populares que determinaban las condiciones de su difusión y el público lector. Watchmen y El regreso del Señor de la Noche terminan por demoler los cimientos, no ya solo del género superheroico, sino del cómic como medio artístico. El giro paródico y autorreflexivo de estas obras, unido a las derivaciones adultas del nuevo underground (nacido de las autoediciones de creadores como los Hernandez Bros o Daniel Clowes) y la consolidación del cómic de autor europeo gracias al auge de las revistas de cómics en los primeros años ochenta, crean el caldo de cultivo artístico que permitirá que el cómic alcance definitivamente la madurez artística en la que se encuentra hoy en día. Autores como Art Spiegelman, Chris Ware, Gipi o el mismo Daniel Clowes han situado al medio en la estela de la vanguardia artística de este siglo XXI icónico, digital e hipertextualizado.
El trabajo de Martín Vitaliti arranca de esta certeza, la que se modela alrededor de un cómic convertido en objeto postmoderno. En su acercamiento interdiscursivo y metaficcional al mundo del tebeo, utiliza la viñeta de papel como material escultórico para articular su propuesta estética y construir su muy personal lectura sobre la crisis del objeto artístico. El artista añade una nueva variable en la ecuación postmoderna, que ayuda a completar el ejercicio reflexivo: la ruptura del marco de la viñeta, que a su vez le permite romper con los límites estrictos del contenedor narrativo y dotar a su obra de una tridimensionalidad que, como no podía ser de otro modo, adquiere en muchos casos claros tintes paródicos.
En cierto sentido, Vitaliti trabaja a partir de las mismas influencias que los autores del nuevo cómic (o de la nueva «novela gráfica»), dibujantes como Chris Ware, Dylan Horrocks o Max, exploran y redescubren cada día. Un método creativo que remite al cómic clásico como punto de partida, al tebeo como medio popular y juvenil, y a aquellos pioneros del cómic estadounidense y europeo que popularizaron la repetición seriada, diaria o semanal, a través de las páginas de prensa o de las revistas infantiles. Con su manipulación del cómic, el artista reivindica la naturaleza de un medio que nació popular y ha evolucionado paso a paso hasta hacerse un hueco entre las Bellas Artes y los discursos narrativos de prestigio. Así, su propuesta artística no solo se modela a partir de ese nuevo cómic, respetado por la crítica y que ya aparece en los programas académicos de prestigiosas universidades, sino que lo hace tomando como base la materia prima, las convenciones narrativas que instauró aquel primer cómic. Curiosamente, el mismo punto de partida que el propio Ware y muchos otros de sus coetáneos (Charles Burns, Seth, Daniel Clowes…) reconocen a la hora de modelar su poética narrativa.
De este modo, el artista construye su original propuesta alrededor de un apropiacionismo que se concreta mediante técnicas diversas como el collage, la instalación o el dibujo y que se alimenta no solo del lenguaje comicográfico, sino del cómic físico en sí mismo. El crítico Pablo Turnes ahonda en esta idea cuando señala que «Vitaliti destruye historietas para evidenciarlas como lenguaje específico, como experiencia estética singular y elusiva, propias de un momento histórico y social».
Líneas cinéticas (Save As... Publications), su breve estudio visual de 2009, ya anticipaba y plantaba las raíces de su trabajo posterior. Al aislar de su contexto narrativo las líneas cinéticas extraídas de diversos cómics de superhéroes, Vitaliti estaba en realidad poniendo en suspenso los mismos fundamentos discursivos del medio, al tiempo que subrayaba la naturaleza artificiosa de todo lenguaje convencional.
Mucho de ello hay también en las obras que componen En el fondo, nada ha cambiado… y que ejemplifican a la perfección la evolución estética del artista argentino hacia propuestas cada vez más ambiciosas y polisémicas. Entre las manipulaciones que lleva a cabo sobre las viñetas o el espacio de la página, con el fin de alterar las reglas de lectura establecidas y estirar las posibilidades del lenguaje comicográfico, encontramos desde reflexiones acerca del punto de vista subjetivo en el cómic (en una instalación creada a partir de una página de un Tintín y una vitrina de luz), hasta estudios sobre la creación del escenario dentro del reducido marco de la viñeta y las lógicas limitaciones de una superficie bidimensional (que el artista ilustra mediante la exhaustiva deconstrucción de una plancha de Hugo Pratt).
El análisis de la relación espacio-tiempo dentro de la página («la metáfora del mapa temporal») es una de las constantes dentro de la obra de Vitaliti: en este sentido, son especialmente clarividentes sus disecciones secuenciales de las vertiginosas trayectorias de Flash o su recreación de deflagraciones y colisiones cuya onda expansiva desborda (cuando no restalla, directamente) los límites mismos de la viñeta. Lo comprobaremos en esta exposición. En las obras que en ella se presentan, ese marco de la viñeta, los márgenes estrechos de la página, se revelan insuficientes a la hora de dar cabida a la relación causal que marca la secuenciación espacio-temporal: por eso, los tropezones de Tintín tienen un efecto metonímico catastrófico sobre las páginas de papel que los contienen; que también sufren las consecuencias de la gravedad y terminan desplomándose unas sobre otras. Y por eso la metáfora deja de ser retórica cuando el artista obliga a Superman a soportar literalmente sobre sus hombros la responsabilidad de proteger al mundo del desmoronamiento; como un Atlas de papel que sujetara sobre su cabeza todo el peso de las convenciones comicográficas, esas mismas que construyen el lenguaje del cómic y su naturaleza doblemente articulada.
Nadie lo explica mejor que el propio Martín Vitaliti cuando señala que «la historieta, como concepto massotiano, revela todo lo que la lleva a cabo. Y todo eso está ahí, sobre la superficie. La historieta creo, siempre se construyó con esta lógica. No existió, ni existe lugar al truco. Es un mapa totalmente sincero».