viernes, octubre 06, 2017

Lisboa hipster (y alrededores)

Hace algo más de un año, les hablábamos de los muchos grafitis que nos encontramos en una escapada lisboeta y nos poníamos tremendos con unas expectativas insatisfechas creadas por el enésimo artículo de tendencias.
Pues bien, ¿se pueden creer que hemos insistido en la búsqueda de esa Lisboa moderneta y que esta vez sí que la hemos encontrado? (Amigos y familiares mediante, todo sea dicho).
Llevados por los mejores guías posibles, nos acercamos a Sintra con la sana intención de visitar sus maravillas arquitectónicas, comer bien y olvidarnos de crisis y banderas (que tantas veces van unidas). Pero cuando nos propusieron visitar el alucinante y escondido Monasterio de los Capuchos y "vermutear" luego por los alrededores, no esperábamos encontrarnos con el rincón más hipster de Portugal a apenas unos cientos de metros de distancia: en la freguesía de Colares.
Resulta que en el espacio reducido de dos o tres manzanas, descubrimos varios alicientes que merecen una visita. Por ejemplo, el espectacular centro cultural/restaurante/sala de exposiciones Flores do Cabo: entre las amplias estancias de una antigua nave industrial rediseñada con un gusto se esconden antigüedades, piezas de arte contemporáneo, mobiliario de estilo orientalizante y un restaurante con muy buena reputación... Un lugar por el que pasear con total libertad y perderse un buen rato.
 
Solo unos metros más allá, se encuentra también el anticuario Francoise Boudry, una nave de antigüedades que ocupa un viejo almacén y que parece sacada del Camden londinense o el Soho neoyorquino. Muebles, vajillas y ropajes conviven en un espacio, reinventado con elegancia en múltiples microentornos, que tiene la cualidad de transportarnos en el tiempo y hacernos olvidar dónde estamos.
Ya en la calle, subiendo unas cuantas escaleras desde el lateral del anticuario, se llega a la placita-terraza en la que se ubica cada mes el Coolares Market. Pijo o estiloso (allá cada uno con sus prejuicios, filias y fobias), lo cierto es que este mercado mensual ofrece la posibilidad de comprar regalitos, comer y beber productos artesanos, pasear entre tenderetes con joyas (no siempre asequibles) y comprobar que la moda hipija no está en crisis. Una buena pausa entre visitas monumentales y palacios masónicos.
Al día siguiente nos acercamos a Lisboa. Sorpresa, sorpresa. Nos dimos cuenta de que en nuestra visita anterior (que tampoco era la primera) se nos habían pasado por alto, no sólo algunas de las cervecerías más flamantes y modernas de la ciudad, sino el verdadero espacio hipster local, la madre de todas las gentrificaciones industriales culturetas lisboetas: el LX Factory. Como quien entra en una nueva ciudad, entre el microcosmo de antiguas naves forradas de grafitis y fábricas reconvertidas, el visitante encontrará numerosos restaurantes para foodies, elegantes coctelerías, tiendas de diseño y una librería de escándalo construida en el espacio de una vieja fábrica textil que aún conserva intacta su estructura y parte de su maquinaria: Ler Devagar. Sólo por ella, LX Factory ya merecería la visita.

viernes, septiembre 29, 2017

Hollow Press: la parada (underground) de los monstruos

Les vamos a descubrir una cueva de Ali Babá que parece en realidad una gruta tenebrosa poblada de bestias, insectos espectrales y otras criaturas del averno. Se llama Hollow Press, y aunque su aspecto inicial sea primario y poco acogedor, no hay nada en ella que no merezca una visita.
En los años 70 el comix underground se bifurcó en gran medida hacia los territorios de la fantasía y la ciencia ficción. Luego en los 80, algunos autores, como Dave Cooper, Hunt Emerson o, más tarde, Peter Bagge, recuperaron la sátira grotesca de los padres del asunto (los Crumb, Shelton y compañía...).
Sin embargo, las derivaciones del underground que percibimos con más vitalidad en nuestros días son aquellas que provienen del low-art y del magisterio de outsiders como Gary Panter o la tribu surgida alrededor de aquellos okupas talentosos que fueron los artistas de Fort Thunder. Este underground, mucho más oscuro y radical, está habitado por engendros metamórficos y seres amenazantes que sobreviven en naturalezas hostiles y malsanas. Es un underground del inframundo, modelado por extrañas geometrías, entramados virales y tramas espesas. Ese es el estilo y la línea conceptual que completa el catálogo de Hollow Press, la editorial de Michele Nitri que también es una página web, una galería de arte original y una fraternidad de autores unidos por su calidad, su marginalidad deliberada y un gusto innegable por los paisajes mórbidos y las escenas tóxicas.
Alrededor de Hollow Press y sus pequeñas tiradas de coleccionista (casi artesanales), orbitan nombres conocidos del cómic, como Shintaro Kago, Matt Brinkman (miembro fundador de Fort Thunder), Jesse Jacobs o nuestro inefable Miguel Ángel Martín; pero también lo hacen talentos menos conocidos en nuestro país, como Darío Delmás, Paolo Bacilieri, Paolo Massagli o Henri Dumas.
Precisamente a este último pertenece nuestra última adquisición en la editorial. Hay que tener en cuenta que entre las publicaciones de Hollow Press tienen cabida cómics en ediciones limitadas y revistas colectivas (U.D.W.F.G.), pero también objetos de coleccionista, que incluyen camisetas, parafernalia o minicómics firmados. V∴V∴V∴V∴ ARCHIVE #1 (Virulent Vessels of Vesicating Vice) es uno de esos objetos exclusivos que se mueven entre el cómic y el arte de vanguardia. Se trata de una carpeta personalizada (numerada y asignada al nombre del comprador) que incluye cinco minicómics de Dumas, junto a una pegatina y una chapa que garantizan al comprador la membresía oficiosa y vitalicia a la "Logia del Miembro": "If you buy this set you have yielded to the vesicating archive #1 becoming a limb of the V∴V∴V∴V∴ lodge. You don't need to know what it means. Reading Henri Dumas tales, you will just be conscious to be a limb of the lodge."
Más allá de la gamberrada gótica, la carpetilla de Henri Dumas y los cinco minicómics que incluye (Den Dwellers #1, Subterranean Centrifuge, Egg Thieves, Toad, Subterranean Sacriledge) son un delirio fascinante plagado de serpientes mutantes, inquietantes huevos primigenios y pesadillas psicodélicas. Una muestra del mejor underground primitivista que se puede leer hoy en día; sólo uno de los muchos tesoros que se pueden encontrar en Hollow Press. Atrévanse.

jueves, septiembre 21, 2017

Blueberry cabalga de nuevo

Cuando vuelve un mito hay que hacerle los honores, sobre todo si se nos aparece tan lustroso como en este caso.
Acabamos de recibir los tres primeros volúmenes de la reedición por fascículos de Blueberry que acaba de arrancar Planeta DeAgostini y hay que reconocer que el mítico personaje de esos dos genios que fueron Charlier y Jean Giraud (aka Moebius) luce inmaculado con su levita azul y su porte vaquera. La serie, que nació en 1963 en las páginas de la revista Pilote (nº 210), comenzó con el episodio Fort Navajo y durante muchos años representó una de las cumbres creativas de la escuela franco-belga. Gir, después Giraud, después Moebius, puso rostros y paisajes de un realismo apabullante a los medidos y arrebatadores guiones de Jean Michel Charlier.
Planeta publica ahora en una edición íntegra de 56 álbumes cronológicos (frente a ediciones anteriores del personaje) los tres arcos que desarrollaron las aventuras del vaquero más famoso del cómic: "Blueberry" (la serie que dibujó completa Moebius), "La juventud de Blueberry" y "Marshall Blueberry". El lector tendrá la ocasión de revisar o encontrarse por primera vez con algunos de los episodios más brillantes del western, en cómics como Fort Navajo, El fantasma de las balas de oro o Angel Face; títulos míticos de la historia del cómic. La publicación se presenta con los colores retocados que son habituales en las ediciones más recientes del personaje.
No es un capricho barato, y seguramente el talento infinito de Giraud hubiera brillado más en un papel con mayor gramaje; sin embargo, la colección de Planeta está llena de alicientes: además de regalar a los suscriptores un merchandising variado (láminas, tazas, camisetas y unos sujetalibros en madera y polipiel que pintan muy bien), cada volumen incluye en sus páginas finales un interesante "Dosier Blueberry", en el que se despliegan aspectos historiográficos y creativos acerca de la serie, el personaje y sus creadores. Un aliciente más para el coleccionista. Igual que lo es la excelente y cuidada edición en cartoné con lomo de tela
Si tienen ustedes los posibles y el capricho, no es ésta una mala ocasión para adentrarse en las viñetas de uno de los personajes esenciales del medio. Queda dicho.

miércoles, septiembre 13, 2017

Grafitis colombianos (II): el Caribe y más allá

Les referíamos en nuestro último post varias andanzas colombianas y lo mucho que nos sorprendió el muralismo bogotano, por su cantidad y calidad.
Pero no fue en la capital colombiana en el único sitio en el que nos topamos con arte urbano y vitalidad creativa a la vuelta de cada esquina. Nos gustó mucho, por ejemplo, el ambiente que nos encontramos en Getsemaní, el otrora peligroso barrio extramuros de Cartagena de Indias que se despliega alrededor de la Plaza de la Trinidad y que en pocos años se ha convertido en la zona más bohemia y festiva de la vieja capital colonial. No sabemos si existe un estilo de grafiti caribeño, pero en los muros de muchas ciudades como Cartagena, Santa Marta o la misma Bogotá se repiten rostros de mujeres y hombres, jóvenes y ancianos, indígenas o criollos; fisonomías que se deshilachan en mil colores y veladuras expresionistas, y que se confunden y fusionan con motivos abstractos o referencias naturales: aves y peces tropicales, flores y lianas, hojas en mil tonos de verde... Estos son algunos de los grafitis que nos encontramos en Getsemaní:
https://cartagenacolombiarentals.com/2017/02/getsemani-graffiti/
Tampoco en Santa Marta, la capital de Magdalena que mira al Caribe desde los pies de la Sierra Nevada, faltan ejemplos de muralismo en su viejo barrio colonial. Como en tantas otras ciudades colombianas, las calles de Santa Marta destilan entusiasmo juvenil y vivacidad creativa; porque hasta para vender hay que presumir de imaginación.

sábado, septiembre 02, 2017

Grafitis colombianos (I): Bogotá

Acabamos de regresar de un viaje a Colombia que nos ha maravillado. Un país joven y en efervescente crecimiento, muy alejado de los prejuicios y la imagen de violencia que se ha difundido en los últimos tiempos desde la pantalla televisva. La Colombia actual se parece muy poco al estado narco-terrorista que hace apenas quince años la hacía desaconsejable como destino turístico.
A día de hoy, el país cafetero parece a punto de explotar como uno de los tres o cuatro grandes destinos turísticos americanos. Lo tiene todo: selvas, bosques, valles cafeteros y playas paradisiacas; preciosas poblaciones coloniales y grandes urbes que rezuman bohemia y cultura; impresionantes monumentos precolombinos y arte contemporáneo de altura; una gastronomía riquísima a precios más que competitivos y un ambiente nocturno bullicioso; y, sobre todo, una población alegre, amable y acogedora.
Tenemos la sensación de que el arte urbano es uno de los ingredientes que han ayudado a revitalizar la imagen (y fachada) de las ciudades colombianas. Hemos estado en pocos sitios con un aprovechamiento más prolífico de muros y fachadas; Bogotá y sus miles de grafiti son un ejemplo perfecto.
Entre confesión y leyenda urbana, nos contaba un taxista bogoteño que el apogeo presente del muralismo colombiano se le debe a Justin Bieber y su visita al país en 2013. Antes de dicha visita -nos contaba el conductor- el grafiti estaba perseguido en Colombia y se tachaba de vandalismo. Sin embargo, cuando el ídolo adolescente se dedicó a pintar los muros de la calle 26 rodeado de sus guardaespaldas en una escapada nocturna, la percepción popular del arte urbano cambió sustancialmente.
El segundo nombre propio del grafiti colombiano es el del joven Israel Hernández, que murió en Miami en 2013 a manos de la policia. Después de ser sorprendido pintando un grafiti, la policia persiguió a Israel y le disparó una descarga eléctrica que acabó con su vida. El caso se ensució lamentablemente cuando los implicados intentaron ocultar la realidad acusando al joven de una actividad criminal que no había cometido, con el fin de camuflar lo sucedido. El suceso levantó enormes muestras de solidaridad en Colombia y causó una gran polémica. Su muerte tuvo un efecto colateral inesperado, creando una corriente de aprecio hacia el grafiti y las intervenciones urbanas.
Hoy en día, el arte urbano está asentado en Colombia hasta extremos que resultarían sorprendentes en una ciudad europea: funciona como muestra espontánea de creatividad, sí, pero ha arraigado también como elemento publicitario y carta de diseño para promocionar negocios, espectáculos o locales de moda. Quedan pocas fachadas vírgenes en una ciudad como Bogotá y la calidad de las intervenciones es, por lo general, altísima. El grafiti se ha convertido (como viene sucediendo en numerosas geografías en los últimos tiempos) en un vehículo institucional para el potenciamiento y la promoción de espacios urbanos deprimidos y localizaciones poco atractivas o desaprovechadas.
Estos son algunos de los muchos grafitis promocionales que encontramos en Bogotá:
Pero, como decimos, en Bogotá el muralismo es ya mucho más que un mecanismo de promoción comercial, se ha convertido en toda una forma de entender la vida y de leer los espacios urbanos. Algunos ejemplos más:

jueves, agosto 10, 2017

Los minicómics de Julia Gfrörer: Flesh and Bone, Palm Ash y Dark Age

Empujados por la muy buena impresión que nos causó su Laid Waste, nos hemos hecho con algunos de los minicómics autoeditados por Julia Gfrörer y distribuidos a través de su propia página (en el pedido añadimos además una de sus postalitas personalizadas con dibujo original). Una pequeña inversión llena de alicientes.
De Gfrörer nos gusta mucho su estilo fluido y delicado, el bosquejo de una línea clara realista entramada por un rayado profuso y nervioso. Un dibujo que encaja a la perfección con la cruda temática de sus cómics: acercamientos sincréticos a momentos seleccionados de la historia, instantes cuasi-costumbristas aislados de su contexto, que demuestran la crueldad de la existencia y la brutalidad del ser humano para con sus congéneres más débiles. Como sucede con su obra publicada editorialmente, también encontramos algo de todo ello en los fanzines autoeditados de la dibujante estadounidense que hemos adquirido: Flesh and BonePalm Ash Dark Age.
Flesh and Bone (2010) es un cuento gótico en el que el Romanticismo y su idea atormentada del amor se entrecruza con la encarnación satánica del mal: pálidas novias románticas que mueren en la flor de la vida, akelarres de brujas en torno al gran Chivo, maquiavélicas reformulaciones de la cuentística popular..., cohabitan en Flesh and Bone en lo que es una reflexión acerca de la perversión y el amor, de la mentira ilusoria y el sentido espiritual de trascendencia. Un cómic explícito y áspero en su crueldad y sexualidad, pero intenso y estimulante como un trago de limón.
Palm Ash (2014) sitúa su acción en el contexto de los primeros cristianos sacrificados en Roma en los sangrientos espectáculos populares celebrados en coliseos y plazas. Alterna el cómic retazos de la vida en esclavitud con escenas de la clase patricia, con sus decisiones caprichosas y volubles sobre las vidas ajenas. Palm Ash es un tebeo breve, pero impactante, un trabajo en el que la crueldad extrema depredatoria del ser humano pisotea cualquier atisbo de tolerancia y humanidad.
Dark Age (2016), por otro lado, se centra en el miedo y en la fragilidad de la existencia; en nuestra perentoria incapacidad para afrontar los retos extremos que nos plantea el medio. Arranca la historia en una sociedad primitiva de cazadores-recolectores, en aquellos orígenes de la civilización en los que el hombre estaba aprendiendo a vivir en sociedad aún expuesto a los designios de la naturaleza. En ese entorno, dos jóvenes amantes, inquietos, ansiosos de novedad y aventura, deciden adentrarse en el interior de una cueva con afanes exploratorios. Y ya se sabe, la osadía es madre de la imprudencia.
Invitan los relatos cortos de Julia Frörer a una pronta recopilación. Pero, sobre todo, le dejan a uno con  ganas de seguir profundizando en la obra de una autora diferente y perturbadora, una exploradora de los miedos y crueldades humanas con la rara capacidad de agitar nuestras conciencias. Queremos más.

miércoles, agosto 02, 2017

Esenciales ACDC 2017 (primer semestre)

La Asociación de Críticos y Divulgadores de Cómic de España (ACDCómic) presenta la primera ronda de sus ‘Esenciales 2017’, una selección de cómics con la que esta organización pretende fijar la atención sobre algunas de las obras más destacadas de entrelas editadas en nuestro mercado. Está formada por 25 novedades publicadas entre enero y junio de 2017, elegidas en votación por 53 de los integrantes de ACDCómic, y se presenta como una herramienta para animar a lectores, bibliotecas, libreros y otro tipo de colectivos culturales a descubrir obras destacadas.

Los ‘Esenciales’ para el primer semestre de 2017, acompañados de unos breves apuntes sobre cada obra elaborados por ACDCómic. De algunos de ellos ya hemos hablado en este blog y de varios otros los haremos en fechas venideras: 
  • Anarcoma: Obra gráfica completa​, de Nazario (La Cúpula). Hito del cómic homoerótico de los ochenta, protagonizado por un detective transexual y ambientado en el Barrio Chino barcelonés, ahora recopilado en su totalidad. 
  • Arsène Schrauwen 3​, de Olivier Schrauwen (Fulgencio Pimentel). Memoria ficcionada sobre las andanzas juveniles del abuelo del autor en el Congo colonial, con formas experimentales y humor surrealista de tradición belga. Último volumen de la serie, que próximamente se recopilará en un tomo integral. 
  • Carlitos Fax​, de Albert Monteys (¡Caramba!). Historias cortas de ciencia ficción sobre un robot que quiere ser periodista, publicadas originalmente en ​ Mister K​, la revista infantil de ​ El Jueves​. Por uno de los impulsores de​ Orgullo y Satisfacción​ y autor de ​ ¡Universo!
  • Cortázar​, de Marchamalo y Torices (Nórdica). Biografía en viñetas del escritor argentino realizada con hechuras experimentales por el periodista madrileño y el dibujante barcelonés.
  • Cosmonauta​, de Pep Brocal (Astiberri). Viaje al fin del universo (y del amor) en un cuento de ciencia ficción y humor melancólico dibujado con rotundidad. Por el autor catalán de ​ Alter y Walter o La verdad invisible.
  • De tripas y corazón​, de Pozla (Dibbuks). Crónica autobiográfica preñada de humor negro y crudeza sobre la vida diaria del ilustrador francés con la enfermedad de Crohn. Premiada en el Festival de Angoulême 2016. 
  • Disparen al humorista​, de Darío Adanti (Astiberri). Ensayo en viñetas sobre los "límites" del humor y la libertad de expresión en el contexto de corrección política contemporánea, a cargo de uno de los creadores de la revista ​ Mongolia​. 
  • El arte de Charlie Chan Hock Chye​, de Sonny Liew (Dibbuks / Amok). La historia de Singapur, país natal del autor, narrada mediante la falsa biografía de un dibujante y a través de sus distintas obras y estilos. Obra ganadora de tres Premios Eisner.
  • El informe de Brodeck​, de Manu Larcenet (Norma). Adaptación de la novela de Philippe Claudel galardonada con el Premio Goncourt, narra las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial entre los habitantes de un pequeño pueblo perdido en las montañas. Por el autor de ​ Los combates cotidianos​.
  • El perdón y la furia​, de Altarriba y Keko (Museo del Prado). Un historiador del arte descubre los oscuros secretos que esconden algunas de las pinturas más famosas de José Ribera que pertenecen a la colección del museo del Prado. Por los autores de ​ Yo, asesino​.
  • Ether​, de Matt Kindt y David Rubín (Astiberri). Aventuras fantásticas protagonizadas por un científico y explorador interdimensional encargado de resolver un misterioso asesinato. Por el autor de ​ Super Spy​ y el dibujante de​ Beowulf​.
  •  La balada del norte 2​, de Alfonso Zapico (Astiberri). Segunda parte de la obra del autor asturiano (​Dublinés​) sobre el periodo revolucionario de 1934, que combina memoria histórica y ficción.
  • La levedad, de Catherine Meurisse (Impedimenta). Una historia sobre cómo la belleza y el arte consiguen que la autora francesa (​La comedia literaria​) vuelva a reconciliarse con la vida, tras el horror vivido en el atentado de 2015 contra la redacción de ​ Charlie Hebdo​.
  • La mujer de al lado​, de Yoshiharu Tsuge (Gallo Nero). Seis relatos autobiográficos sobre los fracasos y sinsabores de la vida, publicados originalmente en Japón en los años ochenta. Por Yoshiharu Tsuge (​El hombre sin talento​), autor de culto dentro y fuera de su país.
  • Las torres de Bois-Mauri integral​, de Hermann (Planeta). Fidedigna recreación de la Baja Edad Media y visión pesimista de la naturaleza humana a través de la historia de un caballero sin tierras. Uno de los trabajos más reconocidos en la larga trayectoria del autor belga de ​ Jeremiah​.
  • Last Man​, de Balak, Sanlaville y Vivès (Diábolo). Un tebeo dinámico con hechuras de manga mestizo europeo, lleno de acción y sorpresas. Una serie impulsada por el premiado Bastien Vivès (​Polina​).
  • Los cuadernos de Esther​, de Riad Sattouf (Sapristi). Retrato costumbrista de una infancia contemporánea y su entorno social, familiar y escolar a partir del testimonio real de una niña de diez años. Por el autor de​ El árabe del futuro​.
  • Nuevas estructuras​, de Begoña García-Alén (Apa-Apa). Cómic experimental en el que la autora gallega (​Perlas del infierno​) investiga nuevas formas de expresión para una historia de alta abstracción poética. 
  • Oscuridades programadas​, de Sarah Glidden (Salamandra). Reportaje en viñetas donde la autora estadounidense (​Una judía americana perdida en Israel​) relata su viaje por Turquía, Siria e Irak, da testimonio de las consecuencias de la guerra en dichos países y reflexiona sobre la naturaleza del periodismo.
  • Pinturas de Guerra​, de Ángel de la Calle (Reino de Cordelia). Una historia sobre la represión que sufrieron los pintores exiliados de las dictaduras latinoamericanas, mostrando el horror de una época. Por el autor de​ Modotti, una mujer del siglo XX​ .
  • Poncho fue​, de Sole Otero (La Cúpula). Primera historia larga de la autora argentina (La pelusa de los días​), sobre una relación de maltrato psicológico basada en su propia experiencia.
  • Roco Vargas: Júpiter​, de Daniel Torres (Norma). Apoteosis de la saga del aventurero espacial que trasciende al propio héroe. El autor valenciano de​ La casa: Crónica de una conquista​ regresa a su personaje más conocido. 
  • Siete vidas​, de Josep Maria Beà (Astiberri). Nueva edición de esta memoria autobiográfica —publicada originalmente en los ochenta— sobre la mocedad del autor en la posguerra barcelonesa. Por el autor de ​Historias de taberna galáctica​.
  • The Wicked + The Divine​, de Kieron Gillen, Jamie McKelvie y Matt Wilson (Norma). Intriga fantástica sobre estrellas musicales juveniles que son (literalmente) dioses reencarnados. Por los autores de​ Jóvenes Vengadores​.
  • Un millón de años​, de David Sánchez (Astiberri). Alegoría psicodélica sobre el principio (o fin) de la humanidad. Por el autor madrileño de la premiada ​Tú me has matado​
En la selección de los Esenciales del primer semestre de 2017 han participado 53 miembros de ACDCómic: Anna Abella, Daniel Ausente, Koldo Azpitarte, Bamf, Mikel Bao, Manuel Barreiro, Octavio Beares, Luigi Benedicto Borges, Bouman, Jordi Canyissà, Elizabeth Casillas, Tereixa Constenla, Borja Crespo, Oriol Estrada, Ángel L. Fernández, David Fernández de Arriba, Iván Galiano, Pepe Gálvez, Julio Andrés Gracia Lana, Óscar Gual, Kike Infame, Raúl Izquierdo, Jesús Jiménez, Joan S. Luna, Jota Lynnot, Eduardo Maroño, Javier Marquina, Elena Masarah, Diego Matos, Elisa McCausland, Asier Mensuro, Joel Mercè, Javier Mesón, Pedro Monje, Javier Mora, Francisco Naranjo, Josep Oliver, Mireia Pérez, Pepo Pérez, Carolina Plou, Álvaro Pons, Jordi Riera, Juan Royo, José Andrés Santiago, Óscar Senar, Xavi Serra, Alex Serrano, Jose A. Serrano, Jon Spinaro, Rubén Varillas, Jaume Vilarrubí, Gerardo Vilches y Yexus. ACDCómic es una asociación sin ánimo de lucro constituida en 2012 que agrupa a personas que realizan trabajos de periodismo, crítica, estudio, comisariado y otras actividades teóricas y divulgativas relacionadas con el cómic. Más información en www.acdcomic.es​.