Lo sé, es la segunda vez que comento la obra de Burns en poco más de un mes; me repito más que los Ultimates. Claro, que no me negarán ustedes que repetirse con Agujero negro es uno de esos pecados capitales que se le puede perdonar a cualquiera. La gula de un lector agradecido, diría alguno. El hecho es que la reseña de este mes para FHM, ha terminado convertida más bien en una micro-colaboración. La versión completa (igualmente escueta) era ésta...
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En una entrevista reciente, Charles Burns comentaba: “Me siento como un marciano.” Totalmente de acuerdo, probablemente lo sea. De hecho, y a tenor de la reciente recopilación en tomo único de Agujero negro por parte de La Cúpula, uno tiene la sensación de que el autor norteamericano ha venido a este mundo a abducirnos por medio de ese inconfundible estilo underground con el que modela su extraño universo de adolescentes mutantes, epidemias víricas y monstruitos autodestructivos. Detrás de la gran fábula grotesca se agazapan, sin embargo, reflexiones profundas sobre el ser humano, la sociedad y el miedo a la diferencia. Burns hurga en todo ello con sus lápices alienígenas y consigue uno de los cómics más desasosegantes, alucinados y sorprendentes que hemos leído en años… que digo años, lunas.
1 comentario :
De Burns hay que hablar las veces que haga falta. Sus cómics me apasionan e incomodan a partes iguales. Algunos de sus personajes son tan entrañables... Ah, y ¡me gustan las reseñas concisas! :)
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