miércoles, enero 17, 2007

Howard "underground" Cruse

Llevo unos días como niño con zapatos nuevos. Entre que la señorita Iru (una de las blogueras más molonas del mapa internáutico) me ha mandado el muy divertido último número de Malavida y que acabo de recibir un envío de tropecientosmil comix underground ganados en ebay con el sudor (poco, todo sea dicho) de mi tarjeta, no me dan las horas para leer viñetas.
El caso es que entre los diversos lotes de comix underground que he recibido, hay sorpresas gratas y gratísimas (como algunos de los primeros trabajos de Corben o clásicos del cómic feminista como Twisted Sister). Iré desglosando sus excelencias a lo largo de los próximos meses desde este puesto de guardia. Hoy por ejemplo, quiero hablarles de Howard Cruse, uno de los autores de moda en España debido al éxito de la edición de su Stuck Rubber Baby (que ha aparecido en muchas de las listas de lo mejor del 2006). ¿Sabían ustedes que el señor Cruse viene de la etapa del underground?
Pues sí señores, desde comienzos de los 70 publica nuestro amigo sus Barefooz Funnies, una muy divertida y estimable serie underground, que, después de aparecer en tiras en diversas publicaciones durante varios años, se compiló —si no me equivoco— en los tres comix-books que nos ocupan (entre 1975 y 1979). Lo cierto es que el tono alegre y humorístico de Howard's Cruse Barefooz Funnies fue recibido con recelo por los lectores habituales del underground. A saber, un cómic protagonizado por unos personajes más cercanos al cartoon disneyano que al trazo nervioso y feísta underground y unas historias cortas (tiras primero, luego, una o dos páginas) desenfadadas y divertidas, no eran lo que esperaban los lectores habituales de Zap, por poner un ejemplo (el propio autor se "vengaría" de todos aquellos que le acusaban de hacer dibujos "simpáticos", con la contraportada del tercer y último comix-book de Barefootz Funnies).
El caso es que Barefootz Funnies, sin embargo, sí que encierra algunas de las constantes habituales del underground, matizadas por ese aire infantil que caracteriza a toda la serie. En muchos de los capítulos, por ejemplo, existe un indudable surrealismo salpimentado por la psicodelia lisérgica del momento. Además, en la recreación de los personajes, Howard Cruse introduce indirectamente bastantes de las preocupaciones del momento hippy y post-hippy: Barefootz (protagonista de la serie, jovencito cabezón enfundado en un traje y siempre sin zapatos; de ahí el título) es el remedo ficcional de un antiguo compañero de piso de Cruse, un espíritu libre, y es nuestra guía por el mundo loco que habita. Dolly (la amiga íntima de Barefootz) es una chica joven y liberal, que pasa de unos inicios plagados de dudas existenciales a una exhibición libidinosa de su libertad sexual (en la que incluye su deseo por el propio Barefootz); logicamente, muchos de los planteamientos de Dolly coinciden con las dudas e inquietudes postuladas por el movimiento feminista, muy activo durantes esos años. Headrack es el tercer personaje humano habitual de la serie: un pintor en búsqueda constante de la inspiración, un personaje que va adquiriendo fuerza según avanzan las historias, para en el segundo comix-book declararse abiertamente gay, en el memorable manifiesto de reivindicación sexual que es "Gravy On Gay" (en el número 2); desde ese momento, Hedrack es sin duda un vocero y alter-ego del propio Cruse como artista y como personaje gay.
Además de los seres humanos, la casuística de los personajes y situaciones ilógicos que conforman el mundo surreal de Barefootz funnies, encierra personajes esenciales como las cucarachas parlanchinas que conviven fraternalmente con Barefootz y que, en sus palabras, suelen reflejar el sentir colectivo de la sociedad hippy y su ideario comunal. Bajo la cama de Barefootz vive Glory, una suerte de ser fantástico ("a mysterious entity called Glory who made a giant frog materialize from underneath my protagonist's bed") con extraños poderes que parecen representar los efectos de las drogas lisérgicas en el organismo, y que Glory reparte a voluntad entre todo aquel que se asoma bajo la cama.
Todo ello con un tono desenfadado y muy divertido, como hemos señalado anteriormente, que va aumentado los ingredientes más trasgresores (la presencia del componente sexual, la evidencia de los efectos de las drogas, el compromiso social) según avanza la serie. También la faceta gráfica evoluciona con las historias sucesivas y vemos en las últimas (sobre todo en algunos personajes secundarios) un dibujo más cercano al que caracterizará a otros trabajos de Cruse (como Wendell o Stuck Rubber Baby).
Reconozco que reseñar con esta alegría y regocijo un cómic con una disponibilidad tan restringida como la de éste, puede sonar a tomadura de pelo, así que toménselo como una curiosidad anecdótica. Una rareza de esas que gustamos en esta casa. Quizá algún día alguien se anime a publicarlo por aquí y podamos compartir el gozo dicharachero que nos inunda, quién sabe.

2 comentarios :

Anónimo dijo...

¡Me alegro de que te haya llegado! ¡Y más de que lo hayas encontrado divertido! Con el tiempo que he tardado en enviarlo, me temía que ya no fuese ésa la dirección de envío. Hay que ver cómo te gusta el underground raruno, Señor Gato. ¡Un besico!

Little Nemo's Kat dijo...

Señor Salvaje, su gesto merece un brindis por todo lo alto ¡Me parece admirable y digno de aplauso! En realidad uno no se mete a esto para obtener reconocimiento (aunque recurra a los canales habituales: premios, comments, etc.) para darse un poco de aire, sin embargo, es verdad que cada lector nuevo (y la fidelidad de los viejos) a uno le anima para seguir con el artefacto en marcha. Por eso, gracias ;)

Iru, más me ha alegrado a mi el recibirlo, no lo dudes. Al hilo de mis palabras anteriores, sin duda lo mejor de un blog pequeñito como éste es haber llegado a conocer a lectores-amigos grandes como tú. Un beso agradecido.