viernes, mayo 04, 2007

Perder el trazo, por Jordi Costa (sobre Spiderman 3 y otras menudencias)

Hacía tiempo que no disfrutaba tanto con las críticas cinematográficas como con las últimas que nos está regalando Jordi Costa en El País, a cuento de la (no tan) reciente avalancha de adaptaciones cinematográficas. La última tiene como protagonista al ínclito Spiderman, recauchutado por la gracia de aquel señor comiquero, y como objeto, la última película de ese otro señor "cinematografero" (hay que hacer algo con nuestros palabros comicográficos).
La cosa (la reseña) está tan bien, que la voy a reproducir en este post, sin que nadie se me moleste, espero. Entiéndase como homenaje disfrutado, que espero también puedan disfrutar esos fieles amigos de las américas que nos honran día a día con sus visitas.
De la película, hablaremos (tal vez) cuando la veamos (si la vemos). Lean y piensen en lo leído.
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Perder el trazo, JORDI COSTA (El País, 04/05/2007)
Sam Raimi era un maestro en la elocuencia de las formas. Cuando, en Terroríficamente muertos (1986) mezcló el lenguaje del gore con la caligrafía de los dibujos animados, hizo el mejor comentario crítico posible a la cultura de la inmadurez propia del babyboom, al tiempo que forjaba una de sus más afortunadas expresiones estéticas. En sus manos, recursos expresivos tremendamente antiguos -en su mayor parte tomados del cine popular de los años treinta y cuarenta- eran sometidos a una aceleración casi pospunk.
Para Raimi, la forma era la identidad. No era extraño que, cuando dirigía escenas de virtuoso para sus compinches los hermanos Coen, el resultado delatase su evidente autoría. La identidad -y, en consecuencia, el estilo- es el precio que el cineasta ha tenido que pagar para encontrar su lugar en el sol de la industria de Hollywood: quizás el director de las tres entregas de Spiderman sea un competente conductor de aparatosas franquicias sobreproducidas, pero, definitivamente, no es Raimi. O no es el Raimi que era. Usando un pertinente símil con el lenguaje del cómic, podría decirse que Raimi ha perdido definitivamente su trazo.
Spiderman 3, superproducción inmune a críticas que caerá sobre las taquillas con la fuerza de un tsunami, es una película diseñada como un atropellado fin de fiesta, una celebración de la suma como fin en sí mismo que convoca a tres supervillanos, esboza un discurso sobre la intoxicante cultura de la fama, indaga con sonrojante ingenuidad en la ambigüedad moral del superhéroe y no olvida incorporar algunas curvas a su subtrama sentimental.
Hay, por supuesto, algunas escenas de acción sobresalientes -en esta ocasión, una grúa fuera de control y el rescate vertiginoso de Gwen Stacy proporcionan los mejores sobresaltos-, pero lo que domina el conjunto es un embarullamiento digital fuera de control que, inevitablemente, hace añorar a ese maestro del frenesí visual inteligible que fue Raimi.
El cameo de Stan Lee y el pequeño papel cómico reservado a Bruce Campbell, actor fetiche del cineasta, aportan una clave para descifrar la vehemencia acumulativa de la película: Spiderman 3 funciona como una lista de peticiones del espectador -de los muchos espectadores posibles- hecha realidad... porque sí.
En su primera película sobre el personaje, Raimi tenía claro qué Spiderman estaba llevando a la pantalla: el Spiderman candoroso, fundacional y casi de línea clara de Steve Ditko. El fundamentalista del tebeo podía incluso llegar a entender que, por una exigencia de simplicidad, Mary Jane Watson ejerciese de primer interés romántico de Peter Parker. Ahora resulta bastante más difícil comprender por qué comparece Gwen Stacy -en el original, parte fundamental del gran mito trágico del personaje- para aportar una tensión sentimental tan rematadamente estúpida y, sobre todo, por qué el Spiderman de Ditko convive con el de Todd McFarlane en una auténtica apoteosis del todo vale. Quizás era mejor el cómic, pero, tal y como está el patio, quizás sea más razonable esperar que, por lo menos, el videojuego esté a la altura de una campaña promocional tan avasalladora.

6 comentarios :

Anónimo dijo...

a mi en lo personal me parecio mediocre primero el personaje mas esperado por los fanaticos de spiderman era venom esas enormes filas ke se veian en los cines eran por venom y resulta ke sale un tipo luchador, con una cabezita. desnutrido con una lenguita, eso si con un mameluco negro y keriendonos engañar diciendo ahi esta venom

Anónimo dijo...

sam raimi eres un vendido 300 millones de dolares de presupuesto usando 100 y gastando 200 en pura publicidad
ahora, sandman sale de victima toda la pelicula parece violado en lugar de villano,y lo peor harry ayudando a spiderman al a power rangers, y la pelicula ya mas bien parecia dawsons creek con tintes melodramaticos es basura

Anónimo dijo...

si no tenian la tecnologia para crear a venom mejor no lo hubieran hecho,peter parker ya mas bien parecia un marikita ya ni gracia causaba, sandman con esa cara de espantado todo el tiempo diciendo ke mato sin kerer al tio ben eso es mentira al tio ben lo mato shoker eso lo inventaron, a harry lo pusieronm de relleno para justificar tiempo es basura

Little Nemo's Kat dijo...

Si tenía pocas ganas de verla, con opiniones como la suya, se me van quitando del todo, ¡no me ha dejado usted arácnido con cabeza! Eso sí, no se me enfade usted, amigo, que como decía aquel, total para lo que nos vamos a llevar (aparte del disgusto por los euros invertidos) ;)

Anónimo dijo...

fuera sam raimi, queremos a guillermo del toro (el laberinto del fauno) en spiderman 4

Little Nemo's Kat dijo...

No pide usted nada, amigo. Eso sí, como alguno le oiga y haga caso, lo íbamos a agradecer todos.