Este año ha arrancado jodido por varios factores que no viene a cuento señalar. Además, se ha muerto Eric Rohmer. Si somos sinceros con nosotros mismos... (¡qué diablos, aquí no cabe plural mayestático que valga!). Si soy sincero conmigo mismo, tengo que admitir que Rohmer ha sido el director de cine más recurrente en mi vida, el más fiel a mis circunstacias y al que siempre he terminado volviendo. Intento adivinar por qué. Sus películas no son piezas de orfebrería, pero descansan en mi subconsciente como perlas cultivadas. Tras leer el artículo que Alain Bergala le dedicó en el nº 31 de Cahiers Du Cinema España ("Juegos de la elección y del azar"), creo entender lo que me sucede (a mí y, supongo, a muchos otros seguidores de Rohmer): no es difícil compartir su filosofía vital. Ayuda a sobrevivir.
No hay ninguna dimensión trágica de la existencia en Rohmer, a quien nunca le gustó el pesimismo fundamental de Bergman, llegando a preferir a Felini antes que a él (...) Rohmer quiere a las criaturas pasajeras precisamente por aquello que tienen de más "pasajero", su juventud fugitiva, a la que le gusta capturar con las herramientas del cine, que parece hecho para eso, para filmar los cambios de estación y los momentos del día más fugaces: la hora azul, el rayo verde.
El cine de Rohmer es vida sin subrayados ni hipérboles. Es diálogo costumbrista o confesión de alcoba sin fanfarrias o bandas sonoras. Sus personajes son ustedes, que leen y miran, o yo, que ahora escribo, o los que ni nos leen ni escriben, tanto da.
Llevo días pensando cómo cuadrar a Rohmer, cómo saludar su muerte (sombrero al aire como homenaje, al estilo de Nick Cave) en un blog de tebeos... y no consigo cuadrar el círculo rohmeriano.
He pensado en proyectar esa recurrida pirueta de la referencia interdisciplinar. Pero, ¿qué dibujante de cómics se parece al maestro francés? ¿Qué historieta nos recuerda a aquella rodilla? ¿o a Pauline en su playa? ¿En qué viñeta te escondes, Amanda Langlet?
Quizás Rohmer sea Crumb, si éste no fuera un Woody Allen a escupitajos; pero al director francés nunca le sentó bien el astracán irreverente. Pensemos (nos vence el plural, de nuevo). ¿Es Lauzier, quizás? No, Rohmer es, fue, un efebo eterno lleno de esperanza en el ser humano y en nuestra capacidad para salir vivos de las zanjas. Lauzier se recreaba en la visión cínica, en el infortunio gratuito. No. ¿Seth? Imposible. La vida respira detrás de las bobinas de Rohmer con bronquios y branquias: Seth recubre toda su obra de un aire lírico, un hálito de irrealidad ficticia con caricatura amable al fondo; además, sus personajes casi no hablan. Va a ser eso. En el cómic, muchas veces (que nos perdone Peter Parker), las palabras sobran. En el cine también, decía Hitchcok. A Rohmer nunca le importó: no hay quien vea una película de Rohmer sin volumen. Vamos a mirarnos a los ojos y a decirnos cosas, sin intermediarios, sin fotogramas, proyectores, viñetas o globos.
A lo mejor vimos a Rohmer en aquel fantástico Pequeños eclipses, de Fane y Jim, que tan poca gente leyó. Hablaban, recordamos que hablaban mucho, y vivían como personajes de carne y tinta.
O, quizás, para homenajear a Rohmer haya que volver a ver (las veces que haga falta, siempre de vuelta) sus películas y no sea un blog de cómics el lugar más adecuado para hacerlo. Levantemos los ojos y miremos hacia adelante. Veo una rodilla a lo lejos...
5 comentarios :
Brillante entrada. Me ha gustado lo de Crumb -"Woody Allen a escupitajos"- y el homenaje a Rohmer, un director indispensable.
"Pequeños Eclipses" es un tebeo muy interesante.
Impacientes Saludos.
A mí lo que me gusta es estar casi siempre de acuerdo con usted, don PAblo. Gracias por la visita.
Un saludo
Una delicia leerle (pfff), de verdad.
Hay una historieta de Boilet que a mí me recuerda a Rohmer. Y aunque soy consciente de que debo ser sólo yo y es mi mente la que marca el recorrido y las conexiones... comparto el título. Se llama Neri, 2004 y está publicada en Ellas.
Rohmer se ver perfecto en este blog de cómics ¿sabe?
Un saludo
Recuerdo que el verano pasado en la 2ª del Sardinero de Santander hablamos de "Pauline en la playa", y tú dijiste que era fantástico como Rohmer hacía que de todos los personajes de la película, la niña fuera la más madura de todos ellos...
Una gozada de entrada, si señor.
Una delicia es tener lectoras como usted. Como siempre, gracias por la visita. No había pensado en Boilet, pero es cierto que sus historias podrían tener puntos de contacto con las de Rohmer (cotidianeidad, mucho diálogo...). No he leído Neri, 2004, pero lo haré en cuanto tenga oportunidad. Me gusta mucho Boilet. Gracias por la recomendación.
Gracias por pasarse por aquí y por las palabras amables, amigo Pejac. Parece que siempre terminamos hablando de Rohmer. Suena bien hasta como recuerdo de una conversación: hablar de Pauline en la playa del Sardinero. Volveremos sobre ello.
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