Mostrando entradas con la etiqueta publicaciones. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta publicaciones. Mostrar todas las entradas

miércoles, octubre 28, 2015

Maestros del anime: Miyazaki, sensibilidad y magia (en ABC Color)

Acabamos de publicar en el suplemento cultural de ABC Color un texto largo dedicado a Hayao Miyazaki y su obra. En él, analizamos algunos de los temas y motivos más recurrentes de sus películas y, de alguna manera, intentamos rendir homenaje a un maestro que se jubila después de firmar algunas de las cintas de animación más maravillosas de la historia del cine. El Suplemento completa nuestra aportación con un estupendo texto de Julián Sorel titulado "Sin miedo a volar".
Les dejamos aquí las páginas impresas del artículo, "Hayao Miyazaki, magia y sensibilidad", y el texto correspondiente.
Caja mágica
Una de las peores noticias de los últimos años, en términos puramente artísticos, fue el anuncio de la jubilación de Hayao Miyazaki en 2013. La llegada del director japonés a las pantallas occidentales en 1997, con el estreno mundial de La Princesa Mononoke, se vivió como un acontecimiento que los espectadores disfrutamos entre la sorpresa entusiasta y la fascinación ante lo desconocido. ¿Se podía hacer eso con dibujos animados? Casi inmediatamente, los grandes festivales y eventos cinematográficos empezaron a hacerse eco de ese nuevo cine de animación japonés que se acercaba a la fantasía con una sensibilidad hasta entonces desconocida. El Studio Ghibli, que el director fundó junto a su amigo Isao Takahata en 1985, se convirtió en una caja mágica de la que regularmente salía una joya de anime destinada a hacer historia y a hipnotizar a su cada vez más ingente legión de admiradores en el mundo entero.
Además de por su perfección y pericia técnica, las películas del mago Miyazaki brillan por dos rasgos esenciales: una imaginación desbordante que le permite crear asombrosos mundos de ficción y un gusto por el detalle que garantiza la verosimilitud de dichos universos, no importa cuán fantasiosos lleguen a parecer.
El detalle, el proceso o el gesto son componentes básicos de las cintas del director japonés. Sus personajes no se comportan como simples entes animados, sino que responden a pálpitos humanos. La niña ensoñada que se aburre mientras reposta el hidroavión de Porco Rosso, sopla a la mosca que se posa sobre el ala, ésta resbala hacia abajo antes de reemprender el vuelo; el pequeño incidente (anecdótico, trivial y, por eso mismo, absolutamente realista) saca a la muchacha de su ensoñación.
En la emocionante Mi vecino Totoro (1988), la niña Mei, en su desesperación ante los negros presagios comunicados por un telegrama, se aferra a una mazorca de maíz, convertida en símbolo de su afecto y de sus esperanzas. Abrazada a la panocha, corre, llora y se pierde en los mundos tenebrosos de sus miedos recién descubiertos. El espectador asiste conmovido a ese gesto de humanidad, a su desamparo. Vida animada.
Proceso y detalle
A Hayao Miyazaki siempre le ha gustado recrearse en los procesos artesanos e industriales o, tan sólo, en las faenas domésticas. Las construcciones, máquinas e ingenios de sus películas (sean éstos castillos andantes, fábricas metalúrgicas, hidroaviones, bicis voladoras o fortalezas defensivas) funcionan porque encierran un diseño y una elaboración artesanal o mecánica minuciosa. Han sido creados por alguien. Sus películas no se conforman con el resultado, nos muestran el proceso: en Nausicaä del Valle del Viento (1984) descubrimos a los habitantes del valle reparando sus molinos de viento, o revisando sus plantaciones en busca de hongos tóxicos; contemplamos a las mujeres milanesas diseñando, construyendo y montando las piezas del avión que pilotará el personaje principal de Porco Rosso (1992); al igual que son mujeres quienes trabajan en la gigantesca forja de la Ciudad de Hierro en La Princesa Mononoke; en Mi vecino Totoro, asistimos a la limpieza y restauración exhaustiva de la casa de campo que va a ocupar la familia protagonista y en Nicky, la aprendiz de bruja (1989), el pan y las empanadas de arenque se cocinan en hornos de leña cuyas ascuas vemos preparar antes de la cocción. Y, como colofón, en su última película, El viento se levanta (2013), Miyazaki ofrece un recorrido diacrónico por la historia de la ingeniería aeronáutica japonesa con un lujo de detalles mecánicos y una precisión tecnológica que apabullan al espectador.
El gusto por el detalle ayuda a dotar de verosimilitud a las construcciones ficcionales del maestro japonés: sus texturas presentan una proximidad casi física. El agua de las cintas de Miyazaki se puede beber, es fresca y apetecible, fluye cristalina por los arroyos de Mi vecino Totoro o se agita amenazante y tempestuosa en El viaje de Chihiro (2001). La madera cruje o crepita en El Castillo Ambulante (2004) en cada vaivén de la ciclópea construcción; el metal rechina con cada martillazo en las forjas de La Princesa Mononoke y con cada vuelta de tuerca de los mecánicos que construyen los aviones en El viento se levanta; el polvo revolotea y adquiere vida a base de escobazos en Mi vecino Totoro, como lo hace la harina en la tahona de Nicky, la aprendiz de bruja.
Vida animada
El realismo del detalle al servicio del relato. Miyazaki construye sus ficciones desde un entramado de realidad en el que la ficción comienza siempre a partir de una chispa que termina incinerando la historia. Una suerte de realismo mágico nipón. Todos reconocemos el mundo (en ocasiones gracias a referencias literarias o a la cuentística popular) que habitan los personajes de Miyazaki: sus ciudades, sus escenas campestres, sus parajes naturales. Sin embargo, la imaginación del creador enriquece esos escenarios realistas a base de fantasía: mediante la recurrencia a criaturas y a fenómenos mágicos que se integran con absoluta normalidad dentro de ese plano de realidad. Son en muchos casos elementos deudores de la espiritualidad japonesa: el animismo sintoísta que dota de vida a la multitud de dioses y espíritus que habitan los universos humanos y divinos. Sólo el espectador vive instalado en la sorpresa. En los mundos de la factoría Ghibli, las personas, los animales y los seres mágicos conviven con absoluta naturalidad, como si habitaran en un melting pot de ensueño.
Esta cohabitación de mundos, nunca enfrentados, unida a la sensibilidad exquisita de Miyazaki, facilita la creación de momentos bellísimos: como esa estela de hidroaviones caídos en combate que asciende hacia el cielo en Porco Rosso; la secuencia de la Princesa Nausicäa hechizada por la lluvia de esporas tóxicas en la Jungla Tóxica; o las escenas del Espíritu del Bosque sanando a Ashitaka en el corazón de la espesura en La Princesa Mononoke. Detrás de la fantasía y la magia, las cintas del artista japonés encierran una carga simbólica, no siempre trasparente, que resguarda valores positivos como la amistad o el amor filial, junto a códigos entroncados con el imaginario espiritual nipón: la memoria de los antepasados y el culto a los espíritus, el respeto a la naturaleza (el agua y el viento son omnipresentes en sus películas) y a las criaturas animales frente a la industrialización urbanita, la búsqueda interior y el ensueño como factores de superación, etc.
Donde se cocinan los sueños
Pero si hay un tema que sobrevuela la filmografía de Miyazaki, ese es el de la infancia como espacio de fantasía, como refugio secreto en el que se cocinan los sueños. Ese es el tema vertebral de cintas como El viaje de Chihiro, pero se repite de forma más o menos directa en casi todas sus películas. La infancia es el refugio que nos salva de los errores de la edad y de la monotonía existencial que encuentra su caldo de cultivo en las grandes ciudades y en las ocupaciones rutinarias que realizan los adultos. Por eso, la infancia se asocia normalmente a contextos rurales y al mundo de la naturaleza, unos escenarios que se cargan de valores positivos y se refuerzan con el peso del folklore y de los oficios tradicionales. En estos espacios, Miyazaki crea a su vez otros refugios habitacionales (el refugio dentro del refugio) en los que sus personajes se protegen de las amenazas exteriores, lugares que nos remiten a nuestros propios espacios de cobijo ante el miedo: en ese sentido funcionan la casa en el bosque de la pintora amiga de Nicky o la acogedora habitación abuhardillada de la panadería en Nicky, la aprendiz de bruja; o el montón de heno dentro del vagón en el que ésta se refugia a dormir durante una tormenta, en la misma película. Los encontramos en todas sus películas, como encontramos en casi todas ellas a personajes positivos y espirituales que se imponen a la mezquindad y bajezas humanas, para salvar al mundo del destino que parecen escribir sus propios habitantes.
Aunque cualquier excusa es buena para repasar su filmografía, ahora que sabemos que no va a volver a hacer más películas (no está aún claro si el Studio Ghibli seguirá los pasos de su fundador), el cine de Hayao Miyazaki se antoja más necesario que nunca: sus historias, cargadas de valores positivos, tienen la extraña cualidad de hacernos sentir mejor con nosotros mismos, las imágenes de sus películas encierran una calidez analgésica y sus construcciones fantásticas son un refugio excelente para esquivar, durante casi dos horas, los peligros de la edad. Ya le echamos de menos.

martes, julio 21, 2015

Aama, de Frederik Peeters (II). Reinventar la ciencia ficción, en ABC Color

Abríamos nuestra colaboración con el paraguayo ABC Color con una mirada retrospectiva hacia la obra de Frederik Peeters, uno de los nombres esenciales del cómic actual. Cerramos el círculo ahora, con un acercamiento a Aama, su último gran trabajo: una serie publicada en cuatro álbums que está llamada a convertirse en un hito importante para el medio dentro de la ciencia ficció; plagada de referencias, homenajes y préstamos reelaborados desde dentro del género, hablamos de ella en: "Aama, de Frederik Peeters (II). Reinventar la ciencia-ficción"
LA CONSCIENCIA SINTÉTICA
No hay un género en la historia de la ficción artística que mejor haya explicado y representado los miedos del ser humano que la ciencia ficción. Popular hasta el pulp en muchos momentos del S.XX, en la ciencia ficción encontramos condensada la esencia (y consecuencia) de los actos de Darwin, Pasteur, Curie, Einstein, Freud, Hitler, Jobs o Gates. Los siglos XX y XXI se explican desde el futuro, en un viaje espacial y un encuentro en la tercera fase. 
Tiene algo de Blade Runner, algo de Akira y algo de Matrix, pero no es como ninguna de ellas, o lo que es aún mejor, crea un universo único con unas reglas y coordenadas propias que permiten al lector bucear en la desbordante imaginación de su autor. Así es Aama, la serie que Frederik Peeters, uno de los talentos más versátiles e indiscutibles del cómic contemporáneo acaba de concluir:
- Mis sueños son diferentes a los suyos.

- ¿Tan seguro está usted de eso? ¿Qué está buscando? ¿La calma? ¿El placer? ¿Sentirse realizado? ¿La belleza? ¿Y si todo eso estuviera contemplado en el programa? ¿No cree que su hija sea una buena persona? ¡Piense que será como el ojo del huracán!

- ¡No dejaré que se adueñe de mi hija!

- No se trata de adueñarse o no... ¡Se trata de salvarla! 
De lo particular hacia lo universal. Del amor incondicional y plagado de dificultades de un padre a su hija, hacia el destino último de la humanidad, colmena frenética de individuos insignificantes.
Un día, un hombre llamado Verloc (aunque él, amnésico, no recuerde su propio nombre) se despierta tumbado sobre una colina polvorienta en un planeta extraño y desértico. A su lado hay un mono gigante con piernas humanas. No es una alucinación. Verloc tiene un diario, gracias al cual comienza a reconstruir su pasado más inmediato en una suerte de largo flashblack explicativo, que se ve completado ocasionalmente con los esporádicos y sucintos parlamentos de su gorila acompañante, Churchill. Así, conocemos el lastimoso vagabundeo y la decadencia existencial de Verloc por la misma decadente ciudad en la que un día fue feliz. Gracias a su diario, se recuerda a sí mismo, abandonado por su mujer y su hija, un despojo humano, hasta que el destino azaroso le prepara el reencuentro con su hermano (a quien no veía durante años), que le embarcará en una aventura planetaria impredecible y reveladora. A partir de su despertar amnésico, las peripecias de Verloc y su simiesco acompañante evolucionarán hacia una búsqueda de respuestas sobre su identidad perdida y su situación presente. Y con todo esto, apenas les hemos referido algunos detalles introductorios del primer volumen.
Los ingredientes de Aama pierden coherencia si se arrancan de su marco ficcional, aunque en la historia fantástica de Peeters, como ya hemos mencionado anteriormente, reconocemos elementos de obras maestras de la ciencia ficción. 
FUTURO Y DISTOPÍA 
De Blade Runner encontramos en Aama esas ciudades-hormiguero que habitamos los insectos. Pozos oscuros iluminados por neones publicitarios, cuyos múltiples niveles y módulos arquitectónicos se levantan impersonales bajo una persistente lluvia ácida. Zócalos de un capitalismo decadente y cruel que se construyen con trazos de las ciudades modulares verticales de François Schuiten o Moebius (¿Blade Runner unido a Moebius? ¡Cómo no!) y con la regla desordenada y polvorienta de los bazares marroquíes, turcos o jordanos. Regateo y supervivencia, truco y treta. Ese es el escenario de Aama. El urbano, claro. El planetario, el alienígena y espacial, es el de un planeta-desierto que podría ser Marte, pero que de pronto se convierte en un frondoso Solaris. El planeta vivo, la otredad (que diría Sizek); aunque en este caso exista una explicación a lo desconocido, una mano creadora que de nuevo se mueve dirigida por un capitalismo cruel y la megalomanía descontrolada de las grandes corporaciones; la evolución a toda costa. Así es, los escenarios de Aama son una metáfora fértil y autodestructiva de este mundo nuestro que se deshace.
Ciudades distópicas, páramos agrestes y frondosas espesuras son los escenarios en los que se desarrolla una trama de acción que nunca pierde de vista ese elemento lírico y ensoñado (cuasi abstracto) que ya encontrábamos en las novelas de Ray Bradbury o Stanislaw Lem. 
MIEDO Y DESTRUCCIÓN 
De Akira, Peeters recoge una idea, un concepto que, viniendo de donde venía, durante mucho tiempo pareció invadir la narración ficcional futurista occidental, y que enlaza con nuestro párrafo anterior: el miedo a nosotros mismos, el terror a que nuestros actos se descontrolen o vuelvan en nuestra contra una realidad que creemos sometida. Todo ello encerrado en la desasosegante paradoja del infante-omnímodo y destructivo: la inocente crueldad de un niño (es por eso que nos dan tanto miedo algunos artefactos cinematográficos de Donner, Kubrik y Polanski). En la era de la Posmodernidad, el Dios anciano, cruel y veleidoso de El Génesis se ha vuelto un niño, sigue siendo omnipotente e implacable, pero junto a las canas y la barba ha perdido la experiencia y ha "desescrito" reglas y mandamientos. El niño-dios como tabula rasa, sujeto a lo impredecible, a lo aprehendido sobre la marcha.
Hay otra metáfora en Akira que se presenta actualizada en Aama: la energía nuclear que nos habrá de destruir, y que en su misma amenaza encierra su control, se reformula en otro miedo antiguo que cada vez es menos ficción, el de la Red como organismo inteligente y autosuficiente. No hay mayor amenaza y sufrimiento para un padre que la pérdida del hijo; llevado al plano biológico y simbólico de la adolescencia, cuando los hijos se vuelven autónomos, los padres dejan de ser el modelo y pierden su rol directivo. Llevado a la narración ficcional, desde aquel doctor Frankenstein, el ser humano no ha dejado de temer a sus propias creaciones, al hecho de que éstas se desvinculen de su hacedor, adquieran vida propia y se rebelen contra él (factores todos ellos consustanciales al hecho de estar vivo). La muerte del padre a manos del hijo. El transhumanismo desbocado y fuera de control. En literatura, Pirandello, Unamuno y Calvino, entre otros, transformaron este miedo en recurso metapoético. Los autores de la ciencia ficción, el misterio y el terror han explorado otras vías argumentales menos retóricas y mucho más fantasiosas.
Llegamos a Matrix, o lo que es lo mismo, llegamos a Ghost in the Shell, de Mamoru Oshii, y a las filosofías de Jean Baudrillard o Phillip K. Dirk. Peeters explora el camino de la ciencia ficción para conducirnos por un mundo artificial exuberante que evoluciona de forma insospechada a partir de un proyecto científico, y se revuelve contra sus creadores hasta el punto de ofrecerse a sí mismo como una alternativa viable para un cambio de paradigma global y teleológico. Aama es vida artificial en constante regeneración, es un nuevo big bang que se expande por los canales biológicos, psicológicos y tecnológicos resultantes de la evolución humana, con la finalidad de suplantarnos y ocupar nuestro espacio. Adiós papá, adiós mamá. 
LA DEPURACIÓN ESTILÍSTICA DE PEETERS 
Pero Aama sólo sería una idea sofisticada, otra idea más, si Frederik Peeters no fuera un dibujante tan virtuoso y dotado como para darle una forma plástica deslumbrante a su ya de por sí exuberante universo ficcional. En ocasiones el dibujo de un cómic no hace honor a su guión, o a la inversa. Leemos una historia y la seguimos con interés, pero no nos abandona la sensación de que la química no es completa. Con Aama sucede todo lo contrario, con su ilustración naturalista de línea suelta modulada y ligeramente expresionista (con el trazo más fino y detallista que encontramos en su obra), Peeters transmite tal seguridad en sí mismo, que su capacidad como dibujante parece no tener límites. Su dibujo es generoso y atrevido hasta la osadía; en Aama no hay soluciones gráficas de conveniencia o atajos visuales; en sus páginas no hay una sola idea/concepto/escollo que su autor parezca evitar por medio de recursos convencionales o elipsis gráficas de emergencia. El apartado visual de esta "novela gráfica" (publicada en entregas, llámenlas álbumes) es complejísimo en su ejecución y exigente hasta lo obsesivo en su concepción. Mediante su dibujo, Peeters consigue dar forma física a operaciones psíquicas y procesos biotecnológicos; consigue plasmar gráficamente fenómenos más o menos abstractos, que combinan lo alucinatorio, lo óptico y lo paranormal, de un modo tan convincente que cuando el lector concluye su recorrido por las páginas de Aama, se ve obligado a darse ese instante necesario para recobrar el curso de la normalidad, y salir de la ficción sobrenatural en vez de dejarse llevar por la sinestesia.
Concluida la serie con su cuarto episodio, se puede decir ya que el cómic de Peeters se leerá en el futuro como una de esas obras totales en las que la forma y el contenido se imbrican de tal modo que una hace referencia a y explica la otra. Finalmente, resultará que el cómic Aama, como esa entidad orgánica que protagoniza sus páginas, adquirirá la vida propia de una obra maestra que construye su propio lenguaje y coordenadas, y que termina convirtiéndose ella misma en referente futuro para cómics venideros, no sólo de ciencia ficción. Páginas vivas y trascendentes.
__________________________________________________
Aama, de Frederic Peeters (I): La evolución de un autor

miércoles, julio 08, 2015

Aama, de Frederik Peeters (I). La evolución de un autor, para ABC Color

El pasado domingo 05 de julio comenzamos una serie de colaboraciones puntuales para el Suplemento Cultural del periódico paraguayo más leído, ABC Color, gracias a la amable invitación de su editora Montserrat Álvarez. Para este primer artículo nos decantamos por uno de nuestros autores favoritos, Frederik Peeters, con motivo de la publicación reciente del último episodio de su serie Aama; un cómic de ciencia-ficción destinado a perdurar y a convertirse en una referencia dentro del género.
Para dotarles al autor y a la obra de la importancia que merecen, decidimos dividir el texto en dos entregas: la primera de ellas dedicada a la evolución de Peeters como creador y la que se publicará en breve, centrada en el análisis particular de Aama.
Les dejamos a continuación con el texto de la primera de dichas entregas y con las planillas correspondientes del cultural: "Aama, de Frederic Peeters (I): La evolución de un autor"

EN BUSCA DE UN LENGUAJE
La consagración del suizo Frederik Peeters es instantánea con la publicación en 2001 de su multipremiada obra Píldoras azules. En ella, el dibujante y guionista desarrollaba con inteligencia un capítulo autobiográfico extremadamente delicado, la tragicomedia existencial de su vida en pareja y su disposición a afrontar la paternidad desde una posición crítica: la condición seropositiva de su compañera.
Pese a la dificultad del desafío, Peeters se acerca a un tema tan complejo, especialmente durante esos años, sin caer en el melodrama ni en la sensiblería. Muy al contrario, Píldoras azules es un trabajo surcado por el humor y una ironía que se ve reforzada por la caricatura amable del dibujo de Peeters.
Si tuviéramos que encuadrar a Frederik Peeters dentro de alguna escuela comicográfica, no podríamos obviar, desde luego, su proximidad a la línea clara francobelga; sin embargo, en la línea suelta, modulada y muy expresiva de su dibujo encontramos bastantes rasgos de otros maestros clásicos, como Hugo Pratt o Robert Crumb, y afinidades con la libertad expresiva y la fluidez de los nuevos autores del cómic independiente francés, dibujantes tan dotados como Baudoin, David B., Blutch o Sfar. En este sentido, Peeters comparte rasgos estilísticos con otros jóvenes dibujantes coetáneos que también están participando muy activamente en la consagración del cómic actual como vehículo artístico y cultural: nos referimos a nombres como los del estadounidense Craig Thompson (Blankets), el francés Christophe Blain (Isaac el pirata) o el español David Rubín (Beowulf). 
Curiosamente, el trabajo que sigue a Píldoras azules no es una nueva novela gráfica, sino una obra en apariencia más humilde y experimental, un tebeo pequeño en cuanto a formato y extensión, pero cargado de ambición técnica: en sus apenas treinta y dos páginas, Constellation (2002) jugaba de un modo que no habíamos visto muchas veces antes con el punto de vista comicográfico para relatar una misma historia desde las perspectivas diversas de tres protagonistas que, en plena guerra fría, deciden subirse a un mismo avión. Aunque ya habíamos observado ejercicios similares en la novela y en la cinematografía del siglo XX, en el cómic anterior al advenimiento de la llamada «novela gráfica» este tipo de audacias narrativas parecían limitadas a los experimentos formales del underground estadounidense o del cómic europeo y suramericano de autor de los años sesenta y setenta. 
DESAFIANDO LOS GÉNEROS 
A partir de 2009, Peeters se enfrenta a una serie de trabajos que tienen como característica común la de abordar diferentes géneros narrativos clásicos con una actitud renovadora, más que rupturista. 
Lupus (2003-2006) es la primera incursión seria de Peeters en el mundo de la ciencia ficción. Se trata de una obra voluminosa, de cuatrocientas páginas, que se publicó en cuatro entregas. Como el propio autor ha confesado en alguna ocasión, este cómic no parte de un guion estructurado al uso, sino de ideas, intuiciones, experiencias autobiográficas y tramas semi-improvisadas que, en cierta manera, desafían las convenciones de un género tan fuertemente estereotipado como es la ciencia ficción. Así, frente a cualquier ánimo universalista, Lupus se construye como un relato intimista, recorrido por pequeños hallazgos conceptuales y visuales (entre los que incluimos secuencias puramente abstractas), un texto en el que el elemento cotidiano y los pasajes reflexivos cobran una importancia máxima.

RG (2007-2008), realizado junto a Pierre Dragon (coguionista y antiguo miembro del servicio de inteligencia francés), guarda algunas semejanzas con Lupus, por cuanto adopta los esquemas del relato policiaco y los adapta a la personal visión de su autor; combinando en diferente medida el elemento realista y la experiencia de Dragon como agente secreto galo, con el elemento fantástico realzado por la plasticidad que aportan los lápices de Frederik Peeters. 
EL SURREALISMO COMO HERRAMIENTA 
En casi todos los cómics de Peeters hay un componente surrealista, que en algunos casos adquiere un rol directamente vertebrador: es el caso de trabajos como Paquidermo o Castillo de arena; y en menor medida de Koma. Se trata de un surrealismo estrechamente conectado con un sentido del humor que nace del gesto cotidiano y la conversación trivial; un humorismo anclado a la realidad incluso en los trabajos más fantasiosos de su producción. 
Koma(2003-2009) fue, antes de RG, la primera colaboración de Frederik Peeters con otro guionista, en este caso Pierre Wazem. Detrás de la fachada de un cómic infantil, se esconde de nuevo una serie que desborda las convenciones genéricas. Así, la historia original de la niña Addidas y su padre el deshollinador termina por bifurcarse en un relato frondoso, habitado por monstruos nobles, odiosos tecnócratas y espíritus perdidos en un limbo amnésico. Como sucede en buena parte de la producción de Peeters, en el epílogo de la obra el autor da rienda suelta a su parte más discursiva, recurriendo en ocasiones al elemento abstracto, surrealista y asociativo (muy importante en su obra) para concretar visualmente sus reflexiones más profundas. 
Pero si en Koma el componente surrealista tiene una función transversal o modeladora, en Paquidermo y Castillo de arena su importancia es angular. La trama de Paquidermo (2009), tal y como se nos describe en la información promocional de la editorial, nos desvela sin ambages el espíritu del cómic: «Suiza, años 50. Una mujer cuyo marido ha sufrido un accidente de automóvil se dirige al hospital en el que ha sido ingresado, pero un elefante caído sobre la calzada impide la circulación. La mujer abandona su coche y trata de llegar al hospital monte a través». Esta novela gráfica, así como la buñuelesca Castillo de arena (2010), realizada junto al cineasta Pierre Oscar Lévy, supone la concreción de una filosofía y de un modo de trabajo por parte de Peeters, basado en la improvisación y en la creación de una historia sin un guion cerrado o completamente definido (que ya anticipaba Lupus). La trama adquiere su carga simbólica y evoluciona de acuerdo a estados de ánimo, pulsiones personales y experiencias privadas que el autor termina volcando sobre la página con el acabado siempre perfeccionista y elaborado de sus dibujos.
Casi todos los rasgos que hemos visto hasta el momento (la transgresión genérica, el surrealismo, la experimentación o el empleo de la metáfora y el símbolo) terminan por converger y perfeccionarse en el trabajo más reciente del autor suizo: una obra que supone una culminación de su recorrido y que (con la publicación reciente de su cuarto y último volumen) se ha convertido ya en uno de los cómics de referencia de los últimos tiempos. Nos referimos a Aama, su nueva serie de ciencia ficción. Hablaremos de ella en la segunda entrega de este artículo.

martes, mayo 27, 2014

DON cervecero.

http://www.revistadon.com/
Hablábamos de ella el otro día: DON es, seguramente, la mejor revista para tablet y iPad en español. Dinámica, interactiva, irreverente y muy divertida. Un buen ejemplo de lo que decimos es la colaboración mensual de Mauro Entrialgo que, sin abandonar su habitual línea cáustico-incisiva, nos regala una suerte de "elige tu propia aventura" comicográfica, en la que el lector crea su propio itinerario de lectura.
Estamos contentos porque los chicos de DON nos han invitado a su casa y, como no sólo de viñetas vive el bloguero, en este caso para hablar de otra de nuestras ocupaciones favoritas: la ingesta cervecera. Nos honra ver aparecer nuestra seccioncita sobre estilos de cerveza en este último número, junto a reportajes dedicados a María León, a nuestro admirado Leopoldo María Panero y a caretas cholistas. 
¡Que siga la fiesta!

lunes, febrero 10, 2014

breverías - amigos

breverías (catálogo de cuentos amagados e ilustrados) es una colección de microrrelatos en la que llevamos trabajando desde hace un tiempo. Cada uno de los textos está ilustrado por un amigo, un artista plástico que hace una interpretación libre en blanco y negro del microrrelato. Forman parte del proyecto dibujantes de cómic, artistas urbanos, ilustradores y pintores. Eclecticismo al poder.
La idea inicial era la de editar la colección en un pequeño libro-catálogo, pero como parece que las posibilidades de publicación se han agostado en los últimos tiempos, nos hemos decidido a publicar los relatos ilustrados poco a poco en esta bitácora nuestra. Les dedicamos la primera brevería a todos los amigos de este blog.

Artista: Gaspar Naranjo


lunes, octubre 28, 2013

Los must de 2013 (so far).

La Asociación de Críticos y Divulgadores de Cómic elige los títulos  "esenciales" del primer semestre de 2013 
ACDCómic presenta una guía con 25 novedades y 5 clásicos publicados entre enero y junio de 2013 
El objetivo de esta selección, primera acción de la asociación, es contribuir a que el público descubra una serie de obras particularmente notables 
La Asociación de Críticos y Divulgadores de Cómic de España (ACDCómic) presenta sus 'Esenciales', una iniciativa que pretende destacar una serie de lecturas de entre todos los cómics editados en nuestro país. Para esta primera entrega, disponible en acdcomic.es/esenciales2013, se han escogido 25 novedades y 5 clásicos publicados entre enero y junio de 2013.
Esta selección tiene como objetivo llamar la atención sobre una serie de obras especialmente destacables y estimular la curiosidad por propuestas de estilos muy amplios.  A modo de guía de lectura, se incluyen unos breves apuntes sobre cada obra seleccionada, que la sitúan y contextualizan rápidamente, además de accesos directos a reseñas y comentarios realizados por miembros de la asociación para diferentes soportes y medios de comunicación.
La selección de Esenciales ACDCómic está dividida en dos apartados: 'Esenciales', donde se consideran las novedades editoriales estrictas, sin hacer distinciones entre nacionalidades o distintas escuelas, y 'Esenciales Clásicos', que recoge obras que por su valor artístico o histórico forman parte del patrimonio cultural de la historieta. En la siguiente entrega de Esenciales ACDCómic, que abarcará los cómics publicados entre julio y diciembre de 2013, se incluirá también una categoría de 'Esenciales Infantiles', con títulos especialmente dirigidos a niños de hasta 12 años aparecidos a lo largo de todo el año.
Los Esenciales para Enero-Junio de 2013 son: 

    Alter y Walter o la verdad invisible, de Pep Brocal (Entrecomics Cómics) 
    Los años Sputnik, de Baru (Astiberri Ediciones) 
    Autobiografía, de Shigueru Mizuki (Astiberri Ediciones) 
    Bakuman, de Tsugumi Ohba y Takeshi Obata (Norma Editorial) 
    La colmena, de Charles Burns (Random House Mondadori) 
    Conspiraciones, de José Domingo (Astiberri Ediciones) 
    Cuento de arena, de Jim Henson, Jerry Juhl y Ramón K. Pérez (Norma Editorial) 
    La cuerda del laúd, de Jim Woodring (Fulgencio Pimentel) 
    Fatale, de Ed Brubaker y Sean Phillips (Panini Cómics) 
    Fraction, de Shintaro Kago (EDT) 
    Guía del mal padre, de Guy Delisle (Astiberri Ediciones) 
    Grandes preguntas, de Anders Nilsen (Sins entido / Fulgencio Pimentel) 
    Grandville, de Bryan Talbot (Astiberri Ediciones) 
    La Hermandad de Historietistas del Gran Norte, de Seth (Sins entido) 
    El hombrecito, de Chester Brown (Edicions La Cúpula) 
    Huracán de sensatez, de Paco Alcázar (Diábolo Ediciones) 
    I Am a Hero, de Kengo Hanazawa (Norma Editorial) 
    La infancia de Alan, de Emmanuel Guibert (Sins entido) 
    Nela, de Rayco Pulido (Astiberri Ediciones) 
    Ojo de Halcón, de Matt Fraction, David Aja y Javier Pulido (Panini Cómics) 
    Panorama, de Varios Autores (Astiberri Ediciones) 
    Paul en Quebec, de Michel Rabagliati (Astiberri Ediciones) 
    Prophet, de Brandon Graham / Simon Roy / Farel Dalrymple / Giannis Milonogianis (Aleta Ediciones) 
    Ragemoor, de Jan Strnad y Richard Corben (Norma Editorial) 
    El rayo mortal, de Daniel Clowes (Random House Mondadori)
Los Esenciales Clásicos para Enero-Junio de 2013 son: 
    Atajos, de Martí (Ediciones La Cúpula) 
    Creepy Presenta: Richard Corben, de Richard Corben y VVAA (Planeta-DeAgostini Cómics) 
    Fénix, de Osamu Tezuka (Planeta-DeAgostini Cómics) 
    Johan y Pirluit, de Peyo (Dolmen Editorial) 
    Krazy Kat: Celebrando los domingos, de George Herriman (Norma Editorial)
 
ACDCómic es una asociación sin ánimo de lucro que agrupa a personas que realizan trabajos de periodismo, crítica, estudio, comisariado y otras actividades teóricas y divulgativas relacionadas con el cómic. La asociacion se constituyó en 2012 con la voluntad de colaborar en la difusión del trabajo que ya desarrollan sus miembros de forma individual, emprender iniciativas conjuntas que no se podrían afrontar de forma separada y servir de interlocutor ante otros colectivos o instituciones. 

lunes, noviembre 12, 2012

Ya están aquí...

Pues sí, al fin, después de muchas contracciones, Marina y Zap han nacido, en La Luna. No hubiera sido posible sin Thule, Isla Flotante y el hacendoso empeño y la confianza de José y Olalla (los mejores editores de la Vía Láctea). Y sobre todo, el parto hubiera sido imposible sin la compañía, la buena disposición y el enorme talento de Gaspar Naranjo, socio, amigo y padre compartido de este cómic-cuento que ya está en las librerías: Marina está en la Luna. Desde La Tierra, damos las gracias a todos los que lo han hecho posible.
_________________________________________________ 
De la precuela ya les hablamos aquí y aquí.

lunes, julio 30, 2012

Viajes por la Red. "Tebeosferando" y aclarando líneas.

Esta semana les vamos a remitir a páginas ajenas, pero sin eludir la responsibilidad de lo escrito.
Hace algunos meses, los amigos de Tebeosfera nos invitaron a participar en su (con las decenas de artículos publicados, ya se puede decir) excelente, ambicioso e ilustrativo nuevo número digital, dedicado al tratamiento de la figura femenina y del sexo en el cómic. Todo un honor a la vista del listado de articulistas que han participado y la categoría de los documentos aportados. Nos ofrecieron varias posibilidades temáticas, entre ellas, un caramelo con sabor a Ware-Clowes-Burns, que es el que finalmente nos llevamos a la boca y estuvimos rechupeteando durante unas semanas. Escribimos un artículo largo largo, sobriamente titulado "Mujeres y sexo en la obra de Charles Burns, Daniel Clowes y Chris Ware".
Les invitamos a acercarse a él desde su último párrafo (que nosotros sepamos, el ensayo no entiende de spoilers):
Charles Burns, Daniel Clowes y Chris Ware, tres formas de considerar la figura femenina y el sexo (mostrado, en cada caso, como objeto de pecado y fuente de problemas, como motivo de frustraciones personales e insatisfacción y como espejo de las más diversas psicopatologías). Tres nombres básicos para entender la eclosión contemporánea del cómic, a través de la novela gráfica, y su consolidación como vehículo artístico narrativo abierto a nuevos temas y posibilidades expresivas. Y en definitiva, tres formas afines de entender el mundo de las viñetas desde diferentes poéticas que, en los tres casos, han creado escuela y cuentan con legión de seguidores.
Unos días antes de que este artículo apareciera en la blogosfera, otro blog amigo, La Línea Clara, nos invitó también a abrir el periodo vacacional a ritmo de recomendaciones estivales: tres lecturas para que nuestros lectores y afines pudieran acompañar sus horas de tumbona y visitas monumentales con buenas páginas viñeteras. Así, junto a las sugerencias de entendidos tan bien documentados como el Tío Berni o Juan F. Molinera, nosotros tiramos de dos tebeos que nos han gustado en los últimos tiempos (y de los que ya hemos hablado aquí) y de un clásico-moderno, viajero y experimental, como El fotógrafo, uno de nuestros cómics favoritos de los últimos años, y una obra que nunca nos cansaremos de recomendar. Pasen y lean nuestra mini-lista de "Cómics veraniegos para aclarar la línea".

martes, junio 12, 2012

Marina y Zap están vivos.

Bueno, en realidad todavía no se han despertado del todo, pero empiezan a cobrar vida en una Isla Flotante y alrededores, gracias a manos tan hábiles como las de Raquelilla:

lunes, mayo 28, 2012

Breves pero luminosos, como un PezLinterna.

Tres cosas buenas que se nos han cruzado por delante estos días:

1) Hemos decidido hacernos (más) verdes. Se lo recomendamos, sienta bien. El camino nos lo ha marcado una página web: Apadrina un árbol con tu blog, de la iniciativa proTierra. La idea es sencilla y solidaria, por cada blog que se sume a la campaña, ellos apadrinan un árbol. Así de fácil y de barato. Ojalá tengan (tengamos) éxito y la blogosfera se llene de bosques y de banners verdes.

2) Seguimos participando en Culturamas: en este caso, hemos repetido tema y tebeo, ya que hemos vuelto a acercarnos a uno de los cómics infantiles que más nos han gustado en los últimos tiempos. Nos referimos al Buh de Andy Runton, claro, del que también hablamos aquí no hace demasiado; así que para no hablar por triplicado de lo ya hablado, les remitimos a nuestra otra casa, sin más...

3) Más de colaboraciones. En este caso se trata de un espacio web recién inaugurado, con todo lujo y muchísimo lustre. Lo apadrina Freddy Gonçalvez Da Silva,
un tipo muy preparado, atiende al nombre de PezLinterna y se presenta como una "Revista de promoción e investigación de la literatura juvenil". El primer número luce espectacular con tres entrevistas, a Paco Roca, a María Teresa Andruetto (Premio Hans Christian Andersen de 2012) y a ese fenómeno de la ilustración simbólica que es Shaun Tan; con una intervención del celebrado fotógrafo Eugenio Recuenco, un "encuentro" con el escritor Alejandro García Schnetzer y artículos sobre el ilustrador Jimmy Liao y sobre Emigrantes de Shaun Tan (que también participa en el número con un texto propio titulado "Un día en la vida"). Lo dicho, espectacular.
Nosotros hemos colaborado en este primer número con un artículo retrospectivo sobre Paco Roca ("El paseo triunfal de un artista"), intentando analizar las razones de su éxito global y acercándonos a aquellas de sus obras que más nos gustan. Ha sido un verdadero honor formar parte en esta primera entrega de PezLinterna, si la calidad de la revista sigue en este nivel soberbio, les auguramos a Freddy, Rafhael Delgado (diseñador web), María Cecilia Egan (editora) y Laura Montanari (traductora) muchos años de éxito. Por de pronto, ya la tenemos luciendo en nuestra barra lateral.

lunes, mayo 07, 2012

Zap en una Isla Flotante.

Les presentamos primero a Marina y llega ahora el turno de Zap. Por ahora, ambos cohabitan a distancia en las páginas espaciales de un Fanzine Flotante muy especial, sin embargo, pronto compartirán andanzas y alianzas en su propio libro. Les tendremos informados.
Por cierto, nos pareció ver a Marina y Zap en el Salón del Cómic del que justo ahora regresamos; se lo contamos y documentamos uno de estos días: