viernes, septiembre 18, 2020

La burbuja del coleccionismo de páginas originales

Quienes siguen este blog desde sus comienzos saben que el coleccionismo de originales es uno de nuestros vicios confesables. Comenzamos a comprar páginas de cómic y a escribir en esta bitácora casi al mismo tiempo. Mucho ha cambiado el panorama coleccionista desde aquel entonces. Se afirma en el mundillo, seguramente con razón, que la compraventa de cómics originales está viviendo su burbuja particular. Queremos apuntar algunas notas al respecto desde nuestra experiencia personal.

Cuando comenzamos a adquirir originales teníamos claro que no íbamos a hacer grandes dispendios económicos. Ni contábamos con los posibles ni nos apetecía hipotecarnos. Hace quince años, si uno tenía paciencia y le dedicaba tiempo al asunto, podía conseguir páginas de autores clásicos a precios más que interesantes. El camino más fácil era seguir las subastas de ebay de coleccionistas-vendedores y pujar insistentemente con pequeñas cantidades hasta que sonara la flauta. Con esa filosofía nos hicimos con un buen puñado de originales, como contamos en aquella serie de posts que titulamos "Operación 700"; en la que, a lo largo de varios meses, jugamos a adivinar que podíamos comprar con una inversión planificada de 700 eurillos (de los de aquel entonces) que teníamos ahorrados. 

Muchos de aquellos "subastadores" que comenzaban en Ebay son ahora propietarios de algunas de las mejores galerías de originales del mercado. A Scott Eder (con su pseudónimo chesslov en ebay), por ejemplo, le debemos muchas de las piezas de nuestra colección. Su actividad en la casa de subastas ha pasado a ser testimonial, y las piezas que expone en la actualidad en su galería web han dejado de ser tan accesibles como podían llegar a ser en una puja afortunada. Es el signo de los tiempos. El mercado estadounidense, por lo que respecta a proveedores y a las obras en sí, está bastante inflado.

Lo vemos en las frecuentes subastas de la casa de apuestas Heritage Auctions, una de las fuentes más fecundas de salida de originales al mercado. En sus subastas todavía se pueden obtener páginas a precios aceptables, pero si sumamos el Buyer's Premium (la comisión), los gastos de manipulación y envío, y las tasas de aduana, la cosa deja de ser tan rentable y apetecible. En una puja reciente nos hicimos con unas tiras estupendas del Moon Moolins, de Frank Williard (un autor clásico detrás del que llevábamos bastante tiempo) por poco más de 100 euros. Nos frotábamos las manos y los ojos. Una vez cumplimentados todos los trámites de tasas, gastos de envío y aduanas, el precio inicial se doblo sobradamente.

Pero para constatar la existencia de una burbuja de oríginales, sólo hay que echarle un vistazo a las cifras que alcanzaron algunas de ellas en una puja posterior de la misma casa de subastas. Atención a los precios de venta de las siguientes páginas (algunas de ellas muy representativas, es cierto) de Frank Frazetta, Lee Elias, Jack Kirby o Frank Miller (tampoco se nos asusten con el precio alcanzado por el ejemplar de Action Comics #7); a su lado, las estupendas páginas de Herriman y Winsor McCay parecen baratas.


Lo realmente paradójico es que cuando comenzamos con nuestra colección, en general era mucho más sencillo hacerse con una pieza de un autor clásico del cómic estadounidense por un precio módico que con la de un dibujante español o europeo de renombre. Las tornas han cambiado. Por eso, si a alguno de ustedes les pica el gusanillo del coleccionismo o quieren darse un capricho, nuestra recomendación es que se acerquen a webs locales de venta como Todocolección o a páginas españolas como Artcoholics (mucho material de los autores españoles en Marvel y DC), ECC Arte y Coleccionismo (algunos de los clásicos del cómic español), Yojimbo Cómics (con obras de las grandes estrellas del cómic actual en nuestro país: Paco Roca, David Rubín, Cristina Durán...) o El arte del cómic (con un amplio surtido de páginas españolas, estadounidenses y europeas). 

En el mercado europeo también se está notando la burbuja en la mayoría de las galerías importantes, pero siguen existiendo tiendas online en las que aún pueden encontrarse obras interesantes a precios razonables: tres de nuestras favoritas son la canadiense The Beguiling (con lo más granado del cómic independiente) y las italianas Hollow Press (una cueva de tesoros del underground contemporáneo) y Tavoleoriginali.net (con un surtido muy interesante de cómics italianos, norteamericanos e hispanoamericanos). En todo caso, añadir una nueva pieza a tu colección es emocionante, pero el juego de rastrear y descubrir oportunidades también puede ser un estupendo entretenimiento.

jueves, agosto 27, 2020

Cómics esenciales 2019, de Jot Down y ACDCómic

La publicación con los mejores cómics del año a cargo de Jot Down y la ACDCómic va camino de convertirse en (gloriosa) tradición. Por cuarto año seguido, se ha editado el anuario con los mejores cómics de este curso. Y, por cuarta entrega, hemos participado en Cómics Esenciales 2019 reseñando una de nuestras lecturas favoritas del año. En esta ocasión hemos juntado algunas letras sobre esa bendita rareza que es Guy, retrato de un bebedor, de Olivier Shrauwen y Ruppert & Mulot, publicada por Fulgencio Pimentel. Un cómic que desborda cualquier etiqueta estilística para poner patas arriba el género de aventuras y reflexionar acerca de la condición humana.

Como siempre, pueden adquirir el anuario a través de la tienda web de Jot Down. Les dejamos aquí con el índice del volumen y con los primeros párrafos de nuestro artículo para abrir boca e invitarles a morder el anzuelo.

Parecía un cómic de piratas

Por Rubén Varillas

Olivier Schrauwen lleva años descolocando a sus lectores y a la crítica con una sucesión de cómics ajenos a géneros o escuelas. Es belga, sí, y su estilo parece una línea clara actualizada y despojada de adornos, pero sólo a veces. Otras, creemos estar ante un adepto anacrónico del underground más alucinado y surrealista de los 60-70; y, en ocasiones, tenemos la tentación de situarle dentro de ese expresionismo esquemático contemporáneo que ha encumbrado a autores como Gipi, Blain, Blutch o Sfar… No es fácil encasillar su obra, sin embargo, sí que podemos reconocer en su trabajo una línea creativa que le vincula con las vanguardias históricas mediante un proceso de actualización postmoderna. Es ese el nexo que conectaba a Mi pequeño con el modernismo y con el surrealismo, con el ornamento art déco y con los cadáveres exquisitos; o el que explicaba el dadaísmo de Arsène Schrauwen, igualmente salpicado de ensoñaciones surrealistas freudianas.

También encontramos esa devoción hacia la vanguardia y sus mecanismos en la obra de Jérôme Mulot y Florent Ruppert; en muchos casos, como paso previo a una deconstrucción de sus convenciones y su manipulación metaficcional. No faltan ejemplos en su bibliografía: cómics que desbordan los límites impuestos por los géneros tradicionales (Le Tricheur), ruptura de expectativas (Maison Close; La técnica del perineo), composiciones vanguardistas (Safari, Monseigneur; Panier de singe), etc. Los juegos del lenguaje de Ruppert & Mulot beben de la autorreferencialidad contemporánea y de su atracción por la experimentación interdiscursiva, sin dejar de mirar a los hallazgos modernistas de las vanguardias clásicas...

lunes, agosto 10, 2020

Esenciales ACDC 2020 (primer semestre)

Un semestre más la Asociación de Críticos y Divulgadores de Cómic de España presenta su selección de Cómics esenciales correspondiente a la primera mitad del año 2020. 

El listado lo componen treinta novedades y cinco reediciones, elegidas de entre todos los cómics publicados en España entre enero y junio.

La Asociación de Críticos y Divulgadores de Cómic de España (ACDCómic) presenta la primera ronda de sus ‘Esenciales 2020’, la selección semestral de cómics con la que esta organización busca destacar algunos de los títulos más relevantes de cuantos se han editado en nuestro mercado en dicho periodo. Con estas treinta novedades y cinco reediciones se pretende configurar una "guía de lectura" orientativa que puede servir de referencia a aficionados al medio y a lectores habituales, pero también a librerías, bibliotecas y profesionales de la gestión cultural. Como no podía ser de otra manera, las excepcionales circunstancias provocadas por la pandemia del coronavirus durante los pasados meses también han tenido sus efectos sobre el mercado español de cómics. Por un lado, al dificultar la salida de novedades editoriales y concentrarlas tanto entre enero y febrero como entre mayo y junio, y por otro, porque algunos de los títulos elegidos son fruto en mayor o menor medida del confinamiento. Es el caso, entre otros, de El murciélago sale a por birras de Álvaro Ortiz, un divertimento que nació en Twitter y pasó al papel con poco tiempo de diferencia, o también de Bigfoot de Pau Valls, cómic en formato digital que el dibujante valenciano puedo acabar durante esas fechas, y de Manifiestamente anormal de Max, la reacción airada y rápida del veterano historietista mallorquín ante la actitud de determinados colectivos y figuras públicas.

En lo referente al resto de seleccionados, destacan cuantitativamente los títulos de manga clásico, de cómic europeo y de novela gráfica estadounidense. El primer grupo englobaría a El chico de los ojos de gato de Kazuo Umezu, Cráter de Osamu Tezuka, Los sentimientos de Miyoko en Asagaya de Sinichi Abe o, ya en el capítulo de reediciones, La rosa de Versalles de Riyo Ikeda. En cuanto a la segunda categoría, podríamos señalar la presencia de Verdad de Lorena Canottiere, Squeak the Mouse de Massimo Mattioli, Preferencias del sistema de Ugo Bienvenue o 'Melvina' de Rachele Aragno. Y en la última de estas categorías entrarían, por ejemplo, Mis cien demonios de Lynda Barry, ¿Me estás escuchando?' de Tillie Walden, Isolada de Keiler Roberts o Devastación de Julia Gfrörer, curiosamente todos ellos de autoría femenina.

Por supuesto, el cómic español también está presente de manera significativa. Desde historietistas jóvenes, caso de Nadia Hafid o Irene Márquez, con El buen padre o Esto no está bien, respectivamente, a escritores y dibujantes con trayectorias bien contrastadas: el retorno de Santiago García y Javier Olivares con La cólera, la primera colaboración de Hematocrítico con Albert Monteys en Leyendas del recreo, o la adaptación del best seller de Fernando Aramburu, Patria, a cargo de Toni Fejzula.

La lista completa de ‘Esenciales’ para el primer semestre de 2020, en orden alfabético, es la siguiente:

Novedades 

  • ¿Me estás escuchando? de Tillie Walden (La Cúpula)
  • A través de Tom Haugomat (Pípala)
  • Bigfoot de Pau Valls (Autoedición digital)
  • Cassandra Darke de Posy Simmonds (Salamandra Graphic)
  • Cráter de Osamu Tezuka (Planeta Cómic)
  • Devastación de Julia Gfrörer (Alpha Cómic)
  • El buen padre de Nadia Hafid (Sapristi)
  • El chico de los ojos de gato de Kazuo Umezu (Satori)
  • El humano de Lucas Varela y Diego Agrimbau (La Cúpula)
  • El murciélago sale a por birras de Álvaro Ortiz (¡Caramba!)
  • Epiphania, de Ludovic Debeurme (Kraken)
  • Estela plateada: Negro de Donny Cates y Tradd Moore (Panini)
  • Esto no está bien de Irene Márquez (Autsaider)
  • Harley Quinn: Cristales rotos de Mariko Tamaki y Steve Pugh (Hidra)
  • Isolada de Keiler Roberts (Alpha Cómic)
  • La cólera de Santiago García y Javier Olivares (Astiberri)
  • La espiral de Aidan Koch (AIA / Ediciones Valientes)
  • Leyendas del recreo de Hematocrítico y Albert Monteys (Anaya)
  • Llamarada de Jorge González (ECC)
  • Los sentimientos de Miyoko en Asagaya de Sinichi Abe (Gallo Nero)
  • Manifiestamente anormal de Max (La Cúpula)
  • Melvina de Rachele Aragno (Liana Editorial)
  • Mis cien demonios de Lynda Barry (Reservoir Books)
  • Patria de Toni Fejzula (Planeta Cómic)
  • Preferencias del sistema de Ugo Bienvenue (Ponent Mon)
  • Queridos difuntos de Lorenzo Montatore (Sapristi)
  • Squeak the mouse de Massimo Mattioli (Fulgencio Pimentel)
  • Sunny sunny Ann! de Miki Yamamoto (Astiberri)
  • The Shaolin Cowboy de Geof Darrow (Norma)
  • Verdad de Lorena Conottiere (Liana Editorial)

Reediciones

  • Ernie Pike de H. G. Oesterheld y Hugo Pratt (Norma) 
  • Essex County de Jeff Lemire (Astiberri) 
  • Estela plateda Omnibus de Dan Slott y Michael y Laura Allred (Panini) 
  • La ciudad al atardecer. El país de los cerezos de Fumiyo Kouno (Kodai) 
  • La rosa de Versalles de Riyo Ikeda (ECC)

ACDCómic es una asociación sin ánimo de lucro que agrupa a personas que realizan trabajos de periodismo, crítica, estudio, comisariado y otras actividades teóricas y divulgativas relacionadas con el cómic. La asociación se constituyó en 2012 con la voluntad de colaborar en la difusión del trabajo que ya desarrollan sus miembros de forma individual, emprender iniciativas conjuntas que no se podrían afrontar de forma separada y servir de interlocutor ante otros colectivos o instituciones. 

En la selección de los Esenciales del primer semestre de 2020 han participado cuarenta miembros de ACDCómic: Anna Abella, Daniel Ausente, Agus López “Bamf!”, Mikel Bao, Octavio Beares, Pablo Begué, Josep Maria Berengueras, David Brieva, Jordi Canyissà, Marc Charles, Oriol Estrada, David Fernández de Arriba, Iván Galiano, Manuel González, Julio Andrés Gracia Lana, Óscar Gual, Cristina Hombrados, Raúl Izquierdo, Jesús Jiménez, Joan S. Luna, José L. García Vargas “Jota Lynnot”, Javier Marquina, Elena Masarah, Diego Matos, Pedro Monje, Francisco Naranjo, Josep Oliver, Pepo Pérez, Carolina Plou, Juan Royo, Francisco Sáez de Adana, José Andrés Santiago, Óscar Senar, Xavi Serra, Jose A. Serrano, Jon Spinaro, Raúl Tudela, Jaume Vilarrubí, Gerardo Vilches y Jesús García “Yexus”.

domingo, julio 26, 2020

La espiral, de Aidan Koch. El arte de la insinuación

A pesar del éxito de su propuesta, Thierry Groensteen presintió que las conclusiones que obtuvo en Systeme de la bande dessinée (The System of Comics, en su edición inglesa, más asequible y fácil de encontrar) presentaban algunas lagunas analíticas. Su exhaustivo acercamiento semiótico a las herramientas del cómic ofrecía una visión comprehensiva del medio, pero no era aplicable a todas sus variantes de forma genérica. La publicación en 2011 de Bande dessinée et narration (Comics and Narration), doce años después de su primer estudio, pretendía corregir aquellas carencias. En esta nueva obra, por ejemplo, el crítico francés daba cuenta de los llamados cómics abstractos; una variante conceptual y estilística del medio que en años recientes está adquiriendo cada vez más relevancia y adeptos (sobre todo después de la publicación de esta antología de referencia

En el capítulo 1 de Bande dessinée et narration, Groensteen parte de las ideas y conceptos planteados por Andre Molotiu para distinguir entre cómics puramente abstractos (aquellos que se basan en relaciones de contigüidad, yuxtaposición, ritmo o "solidaridad icónica", sin llegar a guiarse por una narratividad coherente) y esos otros cómics que combinan elementos figurativos junto a cierto grado de abstracción narrativa o estilística; Groensteen utiliza la etiqueta "cómics infranarrativos" para definirse a este segundo tipo. En ambos casos estaríamos ante obras que se mueven en un territorio cargado de ambigüedad, obras que parecen escapar de los límites convencionales adscritos a las narrativas comicográficas.

Nos hemos acordado de Groensteen y Molotiu porque la reciente publicación en nuestro país de La espiral, de la artista multidisciplinar Aidan Koch, invita a retomar sus ideas sobre el cómic abstracto. El cómic de Koch resulta un buen ejemplo de eso que el francés denominaba cómics infranarrativos; aunque su especial idiosincrasia experimental invite a pocas categorizaciones estrictas. Se trata de obra que se mueve en gran medida en un plano de secuenciación simbólica y solidaridad visual más que de narratividad lineal o causal. Recae en el lector la responsabilidad de construir significados y establecer una lógica secuencial (no siempre narrativa).

Como señalaba Gerardo Vilches no hace demasiado, hay "obras que permiten una lectura narrativa convencional, sin ningún tipo de corte abrupto, pero cuyos significados reales resultan abstractos en cuanto que no se enuncian a través de textos ni son inteligibles de un modo unívoco...". Ese sería el caso parcial de la obra que tenemos entre manos. Un ejemplo de que –como afirma el propio Vilches– "la abstracción es un grado".

No queremos decir con ello que La espiral carezca por completo de una "historia". Se trata de un ejemplo intermedio entre narratividad y cierta abstracción. El cómic combina globos y diálogos, en los que se desarrollan secuencias de acontecimientos, junto a dibujos y viñetas apenas figurativos. El lector sólo puede dejarse guiar por intuiciones: se adivina un triángulo amoroso, una historia de amor y separación, y la necesidad de tomar distancia para comenzar de cero. Los tres personajes que protagonizan el relato comparten un pasado del que apenas percibimos ciertos retazo. Los diálogos fragmentarios y las escenas descontextualizadas se combinan con capítulos digresivos que complementan la trama principal desde un plano simbólico (como esos episodios que recurren a la metáfora clásica de los dos ríos que confluyen antes de desembocar). Las secuencias de imágenes abstractas (dibujadas en un estilo informalista que se despliega en diferentes grados de abstracción) funcionan en un nivel de complementariedad similar: el de la creación de imágenes sinestésicas que añadan matices emocionales a los personajes y ayuden a configurar esa subjetividad apenas esbozada que hemos mencionado.  Así, la "narración" de La espiral se construye sobre todo en un plano emocional a través de los escenarios simbólicos que ayudan a entender a sus personajes y el desarrollo de una historia que sólo esboza intuiciones. 

El cómic de Aidan Koch hará las delicias de esos lectores que no temen adentrarse por los nuevos caminos del cómic y sus recorridos más experimentales, una de esas obras que más que leerse necesitan ser construidas en la cabeza del lector. 

Les dejamos con dos entrevistas recientes que nos ayudarán a entender mejor la personalidad y la poética de Aidan Koch, una artista que se mueve con naturalidad entre las viñetas y las galerías de arte contemporáneo.

"Aidan Koch (du9)"

 

 

lunes, julio 13, 2020

La Residencia de Historietistas. Un boletín que es un botín

Una de las mejores ideas que hemos tenido últimamente por lo que respecta a la inversión viñetera es suscribirnos a esa locura con forma de boletín denominada La Residencia de Historietistas. Si leer tiene siempre algo que ver con participar y autoinvitarse a fiestas ajenas, en el caso de esta peculiar publicación de diez números, a la fiesta sólo se accede con invitación numerada.
Bajo la apariencia de un fanzine de lujo, encontramos una publicación en tamaño DIN A5 que encierra a lo más granado del cómic español. Max, Fermín Solís, Juan Berrio, Fontdevila, Silvestre, Sento, Javier Olivares, nuestro amigo López Cruces..., y así hasta lo que será un total (un máximo, en realidad, porque también el club de artistas invitados es exclusivo) de 50 autores de cómic e ilustradores españoles.
Como se nos relata en el editorial del primer número, la propuesta cobró forma cuando Juanjo el Rápido, otro de esos nombres ilustres del cómic español, le tomó la palabra a su amigo Juan Berrio y contactó con Ricardo Esteban (editor de Nuevo Nueve) para publicar por suscripción durante 20 meses un fanzine/revista/boletín numerado y personalizado. Sólo se publicarían 250 ejemplares y únicamente cuando se alcanzara el número suficiente de suscriptores para hacer viable el proyecto durante sus diez números de vida. Considerando que los 50 primeros ejemplares están reservados a los 50 colaboradores y autores participantes, eso dejaba 200 ejemplares para suscriptores. Éstos recibirían por correo sus ejemplares debidamente numerados y personalizados. 
El hecho de que se trate de una serie limitada y numerada hace de La Residencia de Historietistas un objeto de colección. Para ahondar en esta idea, cada uno de los números resulta único al incluir dentro de sus páginas su propia portada reciclada (fragmentos recortados de cómics antiguos), que el lector deberá pegar en la cubierta de su ejemplar. (Los dos primeros boletines incluyen en su interior alguna otra sorpresita que no vamos a desvelar aquí.)
Por lo que respecta al contenido, el número 1 y 2 ponen el nivel muy alto. Sus páginas alternan cómics a una página e ilustraciones alrededor de un tema monográfico propuesto por alguno de los colaboradores de la publicación. El primer número está dedicado al "Abecederario" y el tema del segundo es "Mi casa" (Juan Berrio promete que la idea surgió antes del periodo de cuarentena)
No estamos seguros de que aún queden suscripciones libres, pero si lo desean, pueden intentarlo aquí. Si quieren saber más de este proyecto, Juanjo el Rápido lo explica con detalle en esta entrevista

viernes, junio 19, 2020

La cólera, de Santiago García y Javier Olivares. Un caballo de Troya

La mirada recorre hipnotizada las primeras páginas de La cólera como si se deslizara por el friso de una historia conocida. El soberbio dibujo de Olivares, siempre reconocible en su angulosidad vanguardista, nos invita a descubrir los detalles de batallas de terracota y los escenarios de una era clásica.
Avanza la acción entre las escenas míticas de la fábula homérica. Los semidioses luchan y los hombres mueren. La cólera es La Ilíada, reconocible desde su título (con esa palabra empieza el poema épico de Homero). Sin embargo, poco a poco, la mitología se despliega en ambigüedades y lecturas inesperadas. La ironía postmoderna invade los diálogos y va desanclando al cómic del texto clásico. El dibujo oscila entre la reescenificación histórica y el juego simbólico. Se despliega un argumento conocido: la alianza de reinos comandada por Agamenón y sus aqueos asedia la ciudad de Troya; después de nueve años de sitio, Ajax, Ulises y Aquiles parecen a punto de derrotar su resistencia, sin embargo, el destino azaroso hace girar los acontecimientos aferrado a otra veleidad caprichosa, la de un Aquiles despechado (por un quítame allá esta amante) que se niega a seguir luchando a favor de Agamenón (su afrentador)... Avanza el argumento de La colera con pulso y con un despliegue visual apabullante..., hasta que deja de avanzar.
Cae Aquiles en un sueño lleno de presagios y se detiene el relato en una digresión metanarrativa que es un caballo de Troya postmoderno en toda regla. Un metarrelato que pone la historia principal patas arriba y la cabeza del lector de vuelta y media.
Después del desconcierto inicial (un desafío de las convenciones lectoras, un desafío de las expectativas, un desafío del equilibrio del relato), recuperamos el pulso y una intuición: la de que aquella Europa de la Grecia Clásica estaba en realidad mucho más cerca de esta otra Europa nuestra de lo que suponíamos. La cólera nos sacude la conciencia. ¡Que las sombras del mito proyectadas sobre el papel no nos oculten la realidad que transcurre a nuestras espaldas, la de las injusticias sociales, la de la emigración que huye del infierno y la de los ciudadanos invisibles!
Tras la iluminación, el guion de Santiago García retorna a la epopeya homérica. A Aquiles, con sus victorias y su derrota legendaria, a Ulises y su viaje inacabable, al transcurso constante entre el reino de los muertos y el de los vivos. Pero nuestra lectura ya está alterada. Del interior del caballo de Troya han surgido ideas cruzadas, reflexiones interdiscursivas y metáforas inesperadas que terminan por colonizar nuestra interpretación del relato original y multiplicar sus lecturas.
Y sí, al final Ulises regresa a Ítaca en su particular odisea. Pero ya nada es igual.

lunes, junio 08, 2020

La ciudad de los prodigios, de Claudio Stassi, en Culturamas

https://www.culturamas.es/2020/06/08/la-ciudad-de-los-prodigios-de-claudio-stassi-el-nacimiento-de-un-siglo-en-vinetas/
Regresamos a nuestra revista cultural online de cabecera, para reseñar la adaptación que ha hecho Claudo Stassi de La ciudad de los prodigios, el clásico moderno de Eduardo Mendoza.

Uno de los valores de La ciudad de los prodigios reside en el peso protagonista de la ciudad a la que alude el título. En sus páginas, Barcelona adquiere la entidad viva de un personaje que evoluciona y condiciona con su presencia los acontecimientos de la trama. Estamos en 1880, el umbral finisecular de una época que se muere para dar paso a una modernidad nueva; pujante pero incierta, violenta pero ilusionante en sus espejismos de progreso. Es la Barcelona de la revolución industrial, los primeros movimientos obreros y la Exposición Universal del 88; pero también la de las algaradas anarquistas, el crimen organizado y la vida miserable de los obreros. Un escenario donde la vida y la muerte se entretejen de murmuraciones, costumbres antiguas y creencias que son más tercas que los sueños de futuro. El realismo de una nueva era milagrosa habitada por fantasmas vestidos de harapos.



https://www.culturamas.es/2020/06/08/la-ciudad-de-los-prodigios-de-claudio-stassi-el-nacimiento-de-un-siglo-en-vinetas/

miércoles, mayo 06, 2020

Funan, de Denis Do. El infierno en la memoria

Entre 1975 y 1979 Camboya vivió uno de los episodios más sangrientos y crueles del siglo XX. En poco más de cuatro años, el régimen comunista de los Jemeres Rojos asesinó en torno a dos millones de personas, casi un cuarto de la población camboyana. Bajo el gobierno totalitario de Pol Pot, se llevó a cabo una política de exterminio sistemático que afectó en gran medida a los intelectuales, universitarios, trabajadores cualificados, políticos y funcionarios de la Kampuchea democrática. Grandes sectores de la población de la nueva República Popular de Camboya, sobre todo de su capital Phnom Penh y de las grandes ciudades, fueron obligadas a desplazarse al campo dentro de un plan de restitución de una economía agraria que perseguía basado en modelos arcaicos de desarrollo tradicional. Miles de camboyanos murieron de hambre en un régimen de semiesclavitud en los campo de concentración agraria que se crearon para tal efecto. Muchos otros miles fueron torturados y asesinados en un proceso paranoico de delaciones e acusaciones aleatorias de traición al movimiento. Los padres fueron separados de los hijos y se inició un proceso de adoctrinamiento y deshumanización que acabó transformando a muchos niños y adolescentes en torturadores y asesinos al servicio del régimen. La película documental S-21: La máquina de matar de los jemeres rojos (2003), del camboyano Rithy Panh, es un viaje espeluznante al interior de las mentes manipuladas de algunos de aquellos niños torturadores.
En diciembre de 1978 el ejército de Vietnam entró en Camboya como respuesta a los frecuentes ataques e incursiones que estos habían sufrido a manos del ejército jemer. En los 17 días que duró la guerra, Vietnam desmanteló el gobierno de los Jemeres Rojos y obligó a sus principales cabecillas a pasar a la clandestinidad. Las crónicas de aquella invasión describen el horror de las tropas vietnamitas ante las atrocidades perpetradas por el régimen del terror de Pol Pot y la degradación de una población al borde del colapso.
Funan (2018), la película de animación del director francés de origen camboyano Denis Do, sitúa su acción en ese mismo contexto fratricida que acabamos de resumir. El título remite al antiguo reino que se desarrolló en el sur de la Península de Indochina entre el siglo I y el siglo VI d.C. El eco distorsionado de aquel esplendor imperial de Funan resuena en la iluminación genocida de la expansión jemer.
En su apartado gráfico, Funan nos recuerda a Persépolis, sobre todo por lo que respecta al diseño de personajes y a su sobrio realismo, ligeramente caricaturesco. Ambos relatos tienen bastantes puntos en común. Como Persépolis, la película de Denis Do también tiene una fuerte base autobiográfica. El director construye su historia a partir de los recuerdos personales que le transmitió su madre, testigo directo y superviviente de la dictadura jemer. Como sucede en el relato de Satrapi, en Funan asistimos también al nacimiento del terror desde su germen. Observamos la eclosión del huevo de la serpiente y los efectos de su veneno sobre una población que, impotente, intenta sobrevivir a la tragedia desencadenada. Esa transición rápida entre el bienestar de una normalidad aparente y el infierno desatado en apenas un instante es una de las razones de que Persépolis y Funan den tanto miedo. El silencio de la tragedia latente. 
A lo largo de la película seguimos los pasos de una de las familias que vivieron el desarraigo forzado y el exilio desde la ciudad a los campos de concentración agraria. El niño Chou lleva una vida feliz y ordinaria junto a su familia, cuando la radio anuncia la noticia: el ejército revolucionario de Kampuchea ha tomado la capital Phnom Penh. Es el 17 de abril de 1975. El principio de una epopeya sangrienta. Como sucede en la película, los padres de Denis Do también extraviaron a uno de sus hijos (el hermano del director) en el tránsito de deportación forzosa a los campos de trabajo. Ese hecho puntual es el primer escalón en el descenso al infierno rojo de Chou y su familia.
El tono de la película evolucionará a partir de la transición que se establece entre la mirada inicial, inocente y sorprendida, del niño Chou y la mirada áspera, endurecida y agónica de su madre, que domina las escenas finales. La historia de búsqueda y supervivencia que articula el relato se construye de forma sutil alrededor de estos dos puntos de vista externos, lo hace sin subrayados y con una dosificación progresiva y muy medida de la carga dramática. 
En el ambiente opresivo y brutal de Funan no hay otro espacio para la esperanza que el que aportan los seres humanos, las víctimas involuntarias de la tragedia; individuos que, luchan por su supervivencia y que se esfuerzan por recordarnos que, cuanto más trágico es el contexto, más necesaria es la lucha por que la humanidad se imponga al odio de los chacales. Lo estamos viviendo estos días.
Pueden ver
Funan estos días en la plataforma de Movistar +