Después de la habitual sección de cartas del lector que encontramos en todos los Optic Nerve, el volumen se cierra con una historia metaficcional paródica. Un ejercicio de autorrepresentación en el que Tomine relata en dos páginas el propio proceso de creación de este último número de Optic Nerve. Una historieta ligeramente autocomplaciente y con un punto de vanidad camuflada de falsa modestia, pero francamente divertida.
lunes, octubre 01, 2012
Optic Nerve #12, de Adrian Tomine. La sombra de Ware.
Después de la habitual sección de cartas del lector que encontramos en todos los Optic Nerve, el volumen se cierra con una historia metaficcional paródica. Un ejercicio de autorrepresentación en el que Tomine relata en dos páginas el propio proceso de creación de este último número de Optic Nerve. Una historieta ligeramente autocomplaciente y con un punto de vanidad camuflada de falsa modestia, pero francamente divertida.
martes, septiembre 25, 2012
Ken Price, un artista muy plástico.
lunes, septiembre 17, 2012
New York, New York (y III). Grafitis y cómics.

También descubrimos varios grafitis de interés paseando por el Meatpacking District. La zona se ha convertido en un lugar de moda no ya por su cercanía con otros barrios de postín, como Chelsea, Greenwich Village o el Soho, o por la acumulación de galerías de arte que presentan sus calles, que también, sino, sobre todo, por uno de esos proyectos urbanísticos con criterio e inteligencia que consiguen darle lustre a un barrio. Nos referimos a la reconversión de The High Line (una antigua línea férrea elevada) en un precioso jardín público. A lo largo de más de dos quilómetros, el viandante puede disfrutar de un paseo entre azoteas, esculturas, surrealistas miradores de cristal con vistas al tráfico y mucho verde. Viva el urbanismo sostenible. Además, la zona, como hemos señalado, rezuma arte contempráneo y grafitis (que a veces es lo mismo).
Paseando se disfruta de Nueva York como de pocas ciudades (cuando el clima le respeta a uno y la compañía es estupenda, como lo era la nuestra). Descubrimos bastantes tiendas de cómics entre tanta ida y venida. Ya les hablamos el otro día de la superfuerza del icono en esta ciudad. A nosotros uno de los locales que más nos gustó fue Jim Hanley's Universe Comic Books, que además de estar en la trasera del Empire State Building, que ya le da glamour al asunto de por sí, tiene centenares de títulos clásicos, alternativos, underground, europeos y fanzineros, más allá de la predominante avalancha superheroica que destacaba en la mayoría de tiendas de cómics que pudimos visitar aparte de ésta. Buena selección y mucha rareza; nos trajimos algunos cómics que pintan bien. Les daremos cuenta aquí de ellos en posts venideros. Visitamos el local varias veces, aunque una de ellas fue en balde por culpa de una desagradable sorpresa que mantuvo el área precintada durante varias horas.New York, New York (II). De museos.
lunes, septiembre 10, 2012
New York, New York (II). De museos.
Metidos ya en temas de paleta pictórica y cincel, sin duda el verdadero must de todo amante del arte contemporáneo es el MoMA. Desde ya, nuestra pinacoteca favorita junto a la Tate Modern londinense. No faltaba nada, absolutamente nada. Pero no sólo es que estuvieran todos los miembros de las Vanguardias y corrientes artísticas del último siglo largo, es que casi todos los artistas representados lo estaban con alguna de sus obras maestras. Impresionante la representación de los Impresionistas y las Vanguardias Clásicas en la quinta planta ("Pintura y escultura I. 1880-1840"), con sus Van Goghs, unos inigualables nenúfares de Monet de varios metros, muchos Legers y Picassos (incluida Las Señoritas de Avignon) o una colección de Brancusis sin igual. Entre tanto cuadro, nos fijamos en la conocida ilustración que hizo Richard Boix en 1921 para testimoniar aquella reunión dadaísta tan fiel al espíritu del movimiento: "La sicología del arte moderno y Archipenko". Interesantes también los ejemplos de Realismo Norteamericano (Hopper, Wyeth, etc.)

La sala 3 está dedicadas a exposiciones temporales, a la fotografía y a la arquitectura, y la 2 al arte contemporáneo hasta el presente, con buenas representaciones de obra audiovisual o del arte urbano de Colonia y NY en los 80. Hay también una sala dedicada a los nuevos autores del arte japonés que persiguen la estela triunfante y multidisciplinar (manga, pintura, maquetas, escultura industrial, etc.) de Takashi Murakami; no faltaban las ilustraciones de Yoshitomo Nara, las muñecas de Mariko Mori o los posters fantasmagóricos de Tadanori Yokoo, que tanto recuerdan al estilo visual de Maruo.

Después de la sobredosis de obras maestras del MoMA, cualquier pinacoteca parece menos. Sin embargo, sería ridículo hacer de menos a espacios tan bonitos como el New Museum (cargado de conceptual, algunas obras clásicas del Op-art y con una interesante exposición temporal sobre Arte Holográfico)
o el Whitney Museum of American Art, con su interesante colección de Expresionismo Abstracto y arte contemporáneo. En el Whitney no vimos a Hopper (que está ahora en Madrid), pero sí la exposición temporal de Yakoi Kusama, que con sus series de lunares y esculturas polimórficas construidas en materiales sintéticos representa la versión japonesa del Pop y la Psicodelia y ha sido un referente iconográfico para buena parte del manga contemporáneo (incluidas aquellas espirales del señor Junji Ito). El sábado, nos acercamos a uno de los "saraos" que últimamente se montan en PS1, la sucursal que se ha montado el MoMA en Queens y que es sin duda el espacio de exposiciones más loco, experimental y moderno de todo Nueva York. Rodeado de grafitis, en el PS1 habita desde hace unos meses Wendy, la estrella azul que purifica el aire de la zona y alrededor de la cual se congrega todo el universo posh-indy-punk-mod neoyorkino a lucir palmito al ritmo de los Djs y rockeros que amenizan las sesiones vespertinas de los sábados. Por allí nos paseamos nosotros con mucho menos glamour del que demandaba el escenario.
El domingo terminamos nuestro recorrido museístico con una visita también cargada de música y espíritu soul. Nos acercamos a Harlem y, aunque no asistimos a la preceptiva misa gospel, sí que pasamos al lado de barrios, puertas (ese 108 de la W139, confluencia con Malcolm X Boulevard, donde vivió una jovencísima Billie Holiday antes de debutar en el Jungle) y fachadas míticas, como la del Teatro Apolo. Por cierto, muy cerquita de éste, se halla The Studio Museum in Harlem, un centro dedicado al arte caribeño, afroamericano y al criollismo decimonónico... Entre tanta obra negra, ¡sorpresón!, llegamos a una pieza de 1860 titulada Cimarrón luchando con perros cazadores, firmada por un tal Víctor Patricio Landaluze. Suena un click en nuestra cabeza y nos acordamos de un artículo fundamental de la investigación comicográfica reciente, el que escribió don Manuel Barrero para Mundaiz titulado "El bilbaíno Víctor Patricio de Landaluze, pionero del cómic español en Cuba".Y pensamos, el mundo del arte es un pañuelo._______________________________________
New York, New York (I). Dibujos y rascacielos
martes, septiembre 04, 2012
New York, New York (I). Dibujos y rascacielos.
Recién llegaditos de la ciudad de los mil nombres, de la misma que nunca duerme... Vamos a dedicarle varias entradas a Nueva York y a algunas de las cosas que vimos por allí.
El superheroísmo es omnipresente, no sólo por el momento de auge que vive su iconografía gracias a la explotación hollywoodiense, sino porque su arraigo en la ciudad está ya de sobra consolidado en el imaginario colectivo gracias a tebeos, series y eventos fílmicos no tan recientes. Nos encantó, por ejemplo, asomarnos al hall del Daily News Building (que no es otro que el célebre Daily Planet de Superman), con su lustrosa bola del mundo que parece que anuncia que no hay fronteras ni límites para los superhombres. Justo al lado, levantábamos la vista hacia el pináculo del Edificio Chrisler y extrañaba no ver a Batman agazapado en alguna de las águilas de acero inoxidable que adornan sus alerones a muchos metros de altura. En la misma calle 42, algunas cuadras antes, se encuentra la Gran Estación Central, de nuevo protagonista y contexto de tantos y tantos planos cinematográficos y viñeteros. Y así, hasta el infinito y más allá...
Pero si las alturas y los rascacielos conforman el perfil más reconocible de la Gran Manzana, también es cierto que, en nuestra imaginación modelada por la ficción, es en sus subsuelos donde se traman algunos de los más macabros planes para acabar con la tranquilidad planetaria. En realidad, el metro de Nueva York es bastante menos truculento y sombrío de los que nos han contado (aunque complicado y enrevesado como pocos), sobre todo en las zonas más céntricas de Manhattan (a los barrios más turbios del Bronx, Brooklyn y Queens, preferimos no acercarnos para rebatir esta impronta inicial). Desde 1985, además, muchas de las principales estaciones del metro neoyorquino han visto remozadas sus fachadas y andenes gracias a las intervenciones de importantes artistas. Visitar las paradas más vistosas es otra forma de recorrer Nueva York: los preciosos mosaicos dorados, con aire art-decó, de Nancy Espero en la parada del Lincoln Centre; la colección de sombreros sin dueño de Keith Godard, de la 23rd Street; o la impresionante locomotora de teselas de Roy Lichtenstein, que ilumina la entrada a Times Square. Nuestros favoritos (no los vimos todos, evidentemente) fueron esos personajillos de bronce de Tom Otterness, mitad leprechaun, mitad personaje de Floyd Gottfredson, que se esparcen en la parada entre la 8th Avenue y la 14 street.
También nos gustaron mucho los mosaicos de Liliana Porter dedicados a Alicia en el País de las Maravillas en la 50th street. Será porque Nueva York tiene algo de Wonderland,
pero hemos visto multitud de referencias al universo de Carroll en la gran ciudad: la más destacada, quizás, esa bonita y disneyana estatua de bronce de José de Creeft que se erige en medio de Central Park, con Sombrerero Loco incluido. Lo curioso es que, pese a tanto homenaje, la verdadera entrada a Wonderland no está en NY, sino en Boston (donde también visitamos por la noche el barrio de Beacon Hill y estuvimos a punto de ver a Peter Pan).miércoles, agosto 29, 2012
Kovra cuatro, el underground necesario

Los chicos de Ediciones Valientes se retratan en su nombre. Hace años que seguimos con atención las correrías editoriales y las aventuras digitales de los Martín López e Irene Pérez. Hace mucho que esperamos y coleccionamos los imaginativos y siempre tonificantes números de El temerario, un mini-cómic descargable, imprimible y plegable, que además de ser gratuito, esconde buenas dosis de imaginación y talento. Además, en el listado de colaboradores del Laboratorio de Gráficas Valientes encontramos nombres que, si nos siguen, sabrán que gustan en esta casa; los Esteban Hernández, Álvaro Nofuentes, Miguel Porto, Mireia Pérez...
Hace poco, ha llegado a nuestras manos (gracias Martín) el nuevo número de su comix-zine Kovra #4, un fanzine que, por su cada vez más cuidada edición y volumen, empieza a parecer un libro en realidad. Lo hemos disfrutado como disfrutamos las buenas publicaciones de vanguardia. Defendemos en estas páginas la existencia de revistas, editoriales y autores que se muevan en el margen de la oficialidad. Siempre lo hemos hecho, porque nos parece que la salud del arte (y de la cultura) está condicionada en gran medida por los hallazgos de esos outsiders que, en este mundo de culturas uniformadas y fórmulas repetidas hasta la extenuación, nos 0frecen un poco de aire fresco. ¡En cuántos casos, además, termina el mercado engullendo y masticando los hallazgos del extrarradio para convertirlos en papilla cultural digerible por una masa que la consume irreflexivamente al ritmo del jingle y el slogan!
Alabamos en su día la existencia, también valiente, de La Cruda, el libro-fanzine de Gonzalo Rueda y los suyos, otra publicación esporádica, aleatoria e impredecible, que resulta ser una puerta abierta a la vanguardia artística (no sólo comicográfica) contemporánea. Kovra funciona en otro nivel, en el mundo subterráneo y refrescante, desde su incorrección política y libertad mental, del cómic underground. Aunque el movimiento primigenio se ubicó entre los años 60 y 70, la escuela del underground, su ideario estético, nunca se ha cerrado y ha mutado en miles de formas, a partir de geografías, intenciones y contextos muy concretos. En este sentido, podemos decir que el cómic actual no se entendería sin las diversas publicaciones underground que renuevan constantemente su cauce temático; e incluso editorial, porque ¿no fue también underground la concepción inicial de autoedición de aquellos mini-cómics estadounidenses que, en los años 90, sirvieron de escuela y taller a las estrellas del presente (los Tomine, Millionaire o Ware)?
Publicaciones como Kovra (o el Argh! de Jorge Parras) hacen esa labor necesaria en nuestro país, del mismo modo que en Suecia lo hizo Galago en su día o en Italia lo hace Canicola (sólo similar en espíritu, ya que los italianos se mueven en una línea mucho más cercana a la vanguardia experimental y al diseño gráfico de aquella Raw de don Art Spiegelman). La lista es interminable, desde los eslovenos de Stripburger, a las publicaciones del Institute Pacôme y los increíbles e inabarcables proyectos de Le Dernier Cri en Francia. Kovra es una de nuestras mejores revistas underground y ellos lo reivindican desde esta etiqueta autoacuñada de comix-zine, que les viene como un guante.
Kovra tiene además una vocación internacional. Lo comprobamos en su número cuatro con el número creciente de colaboradores extranjeros y con la traducción de todos los textos al español (e inversa, al inglés). Encontramos un buen puñado de historias dignas de mención: nos han impresionado la línea impecable y la inteligencia narrativa del peruano Rodrigo La Hoz en La madriguera, sin duda, una de las mejores historias del volumen.

Andrés Magán se demuestra como un continuador legítimo de la línea chunga y de sus mejores representantes, con un estilo gráfico que nos recuerda sobremanera al gran Paco Alcázar. Leíamos la historia de la norteamericana Mickey Zacchilli y nos acordábamos de nuestro muy admirado Brian Chippendale y de sus Fort Thunder. El neo-underground encuentra su refrendo más claro en My Love, una historia irreverente y amputada, que parece un divertido mano a mano entre Martí y Burns. Claro que, para irreverentes, "McFly", la mosca viciosa de Santi Z (que cuenta con varias participaciones en el número), la breve colaboración de Jorge Parras, el homenaje a Steve Jobs que se marca Nofu o esa historieta políticamente incorrectísima de Cristina Daura que es Les Bruixes Catalanes.


El chino June Lee se lleva el premio a la participación más surrealista, gracias a su reducción al absurdo de las convenciones del manga (¿o del manhwa?, ¿hay "palabro" chino?). La otra cara de la moneda la marcan el costumbrismo social de las dos historias de Martín López y el biopic jazzístico de Pablo E. Soto. Nos gusta, finalmente, el simbolismo existencial que se esconde detrás de las historias de Don Rogelio J., de la colombiana Paola Gaviria y de la belga Martha Verschaffel.

Ya ven, cómic de vanguardia para todos los gustos, nacionalidades y sexualidades, aunque, como buen underground, no para todas las edades. Que sí para la suya.
(Actualización: 31 - agosto - 2012)
El mismo Martín López nos ayuda a completar el post sobre el underground europeo con dos o tres vínculos de verdadero interés. Reproducimos sus palabras:
Komikaze de Croacia tienen version online y version impresa. Lo de los croatas es flipante. Echa un vistazo por la red a Igor Hofbauer y Dunja Jankovic. Precisamente, Dunja, que colabora en el Kovra, esta organizando un festival de Comic Experimental llamado THE PROJECTX en Portland.
lunes, agosto 20, 2012
Adivinando tendencias y tensiones en ArteSantander 2012.
Más de arte. Entre el 18 y el 22 de julio tuvo lugar la vigésimo primera edición de ArteSantander en la capital cántabra. Con una afluencia de público moderada y pocas ventas, la exposición nos permitió extraer pequeñas conclusiones acerca del estado general del mundo de las galerías y las exposiciones de arte contemporáneo en estos tiempos de crisis.
Pero vayamos por partes y acerquémonos con más detalle a las propuestas planteadas en ArteSantander 2012. Estudio Ariza, de Tenerife, presentaba diferentes piezas de La floresta mágica, del cubano Manuel Mendive, una serie de témperas, bastones de madera decorados y cuadros sobre madera troquelada que recrean, dentro de su surrealismo mágico, motivos de bosques encantados muy en la línea de la tradición pictórica vanguardista caribeña; por su uso del color y la temática elegida, a nosotros nos recordó mucho al trabajo de un ilustrador ya mítico, Maurice Sendak. También la madrileña Blanca Berlín se movió en territorios próximos a la ilustración infantil gracias a una colección de dibujos y acuarelas sobre papel con un aire naïve e informal y un punto desasosegante, firmadas por The Children Pox (el español Juan Zamora y la belgo-mexicana Alejandra Freymann). Otro tanto hacía Aranapoveda, al presentar el trabajo My animal dance, de una artista que nos gusta, Rosana Antolí, compuesto por varias piezas de pequeño tamaño, una videoinstalación y un gran dibujo central (habitado por bellas jovencitas en un contexto zoológico), que podrían haber estado firmadas por Howard Cruse en un mano a mano con Shintaro Kago; una mezcla sólo aparentemente imposible, que funcionaba muy bien sobre todo en las piezas más grandes. Los dibujos que ocupaban los muros de la valenciana pazYcomedias no eran de Shaun Tan, que así lo parecían, sino de Sergio Luna, y debían su cualidad hiperrealista al uso virtuoso de la tinta china por parte de su autor. La propuesta de Diego del Pozo Barriuso, en la salmantina Adora Calvo, resultó mucho más mecánica y estilizada, con su juego cruzado de diagramas, letreros y dibujos antropomórficos próximos a la estética de la señalética (muy a lo Julian Opie o Rutu Modan).
También nos gustó redescubrir en Ethall, de Barcelona, la premiada obra de Martín Vitaliti (ha obtenido el premio Museo ABC de Dibujo este mismo año), un amigo reciente de este blog, que basa sus obras inclasificables (¿instalaciones, decoupage, collage, assemblage?) en el apropiacionismo, no sólo de las técnicas del cómic, sino del cómic físico en sí mismo.
En una línea completamente diferente, nos gustaron mucho los fotocollages sobre acetato de Simon Edmonson, en Álvaro Alcázar; las falsas composiciones espaciales tridimensionales de Nicolas Grospierre (en Alarcón Criado); las preciosas y atmosféricas fotografías granuladas de Petra Lindholm, de la berlinesa Collectiva; y la efectista y técnicamente perfecta propuesta de Sicart, con los murales y las cajas de neón de Fernando Navarro Viejo.
Un año más, Santander ha sido un foco de interés artístico dentro del verano español. Esperemos que no sea la última, a la vista del negocio (la ausencia del mismo) surgido a su alrededor, pese a que, esta vez, la entrada al recinto era gratuita. Como suponemos que las instituciones locales y regionales (que están entre los "inversores" más fiables en este tipo de eventos) tampoco han aliviado en demasía la falta de actividad comercial, cada vez nos cuesta más atisbarle un futuro optimista a la miriada de ferias y exposiciones de arte contemporáneo que han florecido en nuestro país durante los años de abundancia y derroche. Tendrán que empezar por abaratar o incluso ofrecer el espacio expositor de forma gratuita a las galerías y, luego, cruzar los dedos para que esos ricos que, nos dicen, lo son cada día más, entre la desgracia colectiva, sigan pensando que el arte es un buen campo de inversión. Sea como fuere, ojalá a ArteSantander le queden muchos años de vida y mejor salud, y que Superman nos pille confesados.____________________________________________________________
(Actualización: 23-agosto-2012):
http://bibliapobre.wordpress.
lunes, agosto 13, 2012
Barcazza, de Francesco Cattani. La claridad
Nos encontramos por primera vez con Francesco Cattani en el excelente catálogo de Canicola, su editorial italiana. Y allí ojeamos también por vez primera las páginas luminosas y acuáticas de Barcazza, la premiada obra que acaba de publicar Sins Entido en nuestro país.
Abrimos la primera página y nos topamos con el título y dos planchas elaboradas con un trazo nervioso, semiabocetado (muy De Crecy o Sfar). Es una falsa impresión. El dibujo de Cattani se caracteriza por una línea clara (clarísima) firme y sin modulaciones. Uno de esos trabajos precisos y meticulosos que parecen obra de un delineante, como es el caso de los Anders Nilsen o Sammy Arkham. Cattani prescinde totalmente de tramas y sombreados, y fía toda la fuerza de su dibujo preciosista al poder de la línea desnuda. Son, en consecuencia, las páginas de Barcazza una fuente de luz, de luminosidad estival (la historia se desarrolla entre chapuzones veraniegos y villas situadas en calas rocosas), y escenario para espacios desnudos y atmósferas contemplativas.
Y es que Barcazza es uno de esos cómics donde, en realidad, no pasa nada, pero, como en la obra de otros creadores contemporáneos afines (escritores como Richard Yates o Raymond Carver -se puede ser contemporáneo y estar muerto-, y directores como Abbas Kiarostami o Atom Egoyan), se presiente todo. También lo hacen Tomine o el Porcellino en el mundo del cómic. El ejercicio narrativo consiste en seleccionar un instante preciso en la vida de un personaje, de un grupo de personajes en este caso, y desvelarnos a través de sus actos esos matices de la personalidad, esos secretos de la biografía, que permanecen ocultos al observador externo. Algo así como un extracto del día a día, un concentrado (significativo) del slice of life.
Comienza Barcazza, como hemos señalado, con una escena veraniega más o menos habitual: lo que parecen los miembros de una familia disfrutan de un día en alta mar en una lancha junto a un pequeño atolón de riscos, desde los que los niños saltan y se zambullen en el agua. Los adultos toman el sol y charlan en la barca, sin perder de vista las correrías acuáticas de los menores. Así de normal todo y, sin embargo, la escena y las conversaciones entre los personajes alumbran segundas lecturas y dejan entrever la estructura profunda de la realidad. Ya desde estas primeras secuencias, no hemos podido evitar acordarnos de esa magistral película de Michelangelo Antonioni que es La aventura, una historia llena de elipsis y misterios que también habla de paseos en yate, islotes rocosos y baños en alta mar.
La segunda parte de la obra se desarrolla en el contexto de una preciosa casa costera de muros encalados, aislada del interior por acantilados y arrecifes de rocas. El escenario ideal para el aislamiento y para la paz interior, pero también para la cocción de inquinas y la ebullición sexual. Cattani recurre al silencio cargado de emotividad de los espacios vacíos, a las transiciones lentas, a los planos de detalle y a sigilosos zooms espaciales y "movimientos de cámara" subjetivos que sitúan al espectador en la posición del voyeur que espía por el ojo de buey de un camarote (o de un muro blanco en medio de la nada). Y sobre nuestras cabezas, un cielo como un mar que proyecta una luz blanquísima.
lunes, agosto 06, 2012
Pop en Pucela.
Verano pop, oigan. No acabamos de hablar de lo de Hockney en Bilbao y volvemos ya con otro evento expositor, en Valladolid esta vez.
De casi todo ello encontraremos ejemplos en el Museo de Pasión: desde las Merilyns de Warhol o sus latas Campbell, al apropiacionismo viñetero de Lichtenstein, los collages de Rauschenberg o ese Love de Indiana
que ya se ha convertido en icono del diseño tipográfico y la moda. Y todo ello presentado bajo el formato de serigrafías, litografías, collages, fotografías o grabados, las técnicas reproductivas favoritas del Pop Art, por su naturaleza seriada y la asequibilidad económica que aportaban a la obra. Recordemos que uno de los argumentos básicos del Pop residía precisamente en esa naturaleza popular y accesible de la obra: el arte al alcance del pueblo, junto al objeto de consumo introducido en el museo y convertido en obra de arte. En esta muestra se prescinde de óleos y acrílicos, aunque la obra de Lichtenstein y Rauschenberg, por ejemplo, reuna muchas obras relizadas con estas técnicas, en pos de piezas seriadas (por otro lado, mucho más fáciles de reunir, claro).
Una exposición muy recomendable para todos los amantes del Pop Art, y una ocasión inmejorable para constatar la supervivencia de tantos y tantos iconos nacidos a la vera de un movimiento que, hace unas décadas que parecen siglos (así de rápido avanza el arte y el mercado que todo lo fagocita), fue el summum de la provocación.lunes, julio 30, 2012
Viajes por la Red. "Tebeosferando" y aclarando líneas.
Les invitamos a acercarse a él desde su último párrafo (que nosotros sepamos, el ensayo no entiende de spoilers):










