No es casual que lleguemos a Paul Curtis (alias Moose) y su proyecto Reverse Graffiti Project a través de nuestro buen amigo Pejac (¿les hemos dicho lo lustroso que luce su blog últimamente?). Cuestión de estencils: ya saben, esas plantillas (de acetato, como el de las radiografías, o similares) que se utilizan para dejar pulcrísimos grafitis en muros y demás mobiliario urbano; ironía callejera sofisticada y aparente (sic. Superman de la derecha).
El caso de Reverse Graffiti Project es insólito, por lo que tiene de paradoja más allá incluso de lo postmoderno: el burguesismo más inmovilista ha tenido a los artistas urbanos y grafiteros por vándalos, así en bloque y sin distinciones (que no negamos que los haya, como en todas las esferas); salvajes ensuciaparedes, destructores incívicos de la armonía ciudadana. Moose junto al documentalista Doug Pray decidieron el 14 de abril del 2008 darle un giro de 360 grados al prejuicio y toda su argumentación conservadora: recorrerían la ciudad de San Francisco (fuente de otras trasgresiones muy poco retóricas en épocas precedentes) y la inundarían de estencils a mayor gloria de la ética ciudadana y el ecologismo urbano. ¿Cómo? Limpiando sus muros con patrones artísticos. En vez de pintar sobre los muros con tinta o spray, utilizarían agua a presión sobre sus plantillas y estencils superpuestos sobre muros ennegrecidos por la polución, el humo y la mierda propia de los nucleos civilizados, para dejar en ellos sus armónicos diseños florales y críticas gráficas. Un ejercicio dibujístico lleno de humor, ironía y bastante ácido disparado a presión contra las incosecuentes conciencias mojigatas de las sociedades hiperdesarroladas (abajo tienen uno de los muchos vídeos ilustrando el proceso). Nos lo explica sucintamente el propio Moose:
El caso de Reverse Graffiti Project es insólito, por lo que tiene de paradoja más allá incluso de lo postmoderno: el burguesismo más inmovilista ha tenido a los artistas urbanos y grafiteros por vándalos, así en bloque y sin distinciones (que no negamos que los haya, como en todas las esferas); salvajes ensuciaparedes, destructores incívicos de la armonía ciudadana. Moose junto al documentalista Doug Pray decidieron el 14 de abril del 2008 darle un giro de 360 grados al prejuicio y toda su argumentación conservadora: recorrerían la ciudad de San Francisco (fuente de otras trasgresiones muy poco retóricas en épocas precedentes) y la inundarían de estencils a mayor gloria de la ética ciudadana y el ecologismo urbano. ¿Cómo? Limpiando sus muros con patrones artísticos. En vez de pintar sobre los muros con tinta o spray, utilizarían agua a presión sobre sus plantillas y estencils superpuestos sobre muros ennegrecidos por la polución, el humo y la mierda propia de los nucleos civilizados, para dejar en ellos sus armónicos diseños florales y críticas gráficas. Un ejercicio dibujístico lleno de humor, ironía y bastante ácido disparado a presión contra las incosecuentes conciencias mojigatas de las sociedades hiperdesarroladas (abajo tienen uno de los muchos vídeos ilustrando el proceso). Nos lo explica sucintamente el propio Moose:
I'm not the world's biggest environmentalist, but it's impossible not to tow the environmental line," Moose tells the camera. "The whole core of what I do is based around drawing in pollution and writing in nature. Nature's voice, if you like, is written in dirt like it would be written in blood.
Así,él y su equipo ilustraron las paredes de túneles, muros y demás joyas arquitectónicas como las que lucen orgullosas en todas nuestras ciudades. Sin embargo, la lectura más interesante de toda esta historia no tiene que ver con la ejecución del proyecto, sino con la reacción de los espectadores administrativos (burócratas del esperpento); lo describía muy bien Pejac en el correo que nos mandó en su día:
Este artista urbano, en vez de meter pintura sobre los muros, lo que hace es quitarles el hollín del humo de los coches...no solo limpia, además dibuja; se hace llamar Moose. Aunque a algunos de nosotros nos pueda parecer increíble, muchas de sus obras artísticas son sistemáticamente "limpiadas" por operarios, con la coña añadida de que solo limpian hasta donde Moose ha intervenido con sus dibujos; el resto del muro, que está negro de contaminación sedimentada, lo dejan tal cual. ¡Sólo limpian los dibujos! ¡Qué santas pelotas! El ser inhumano es la hostia.
Después del éxito, Moose y sus secuaces decidieron seguir "limpiando" paredes en latitudes más exóticas, se llevaron su proyecto a lugares como Eslovaquia. Seguro que allí las bienpensantes y concienciadas autoridades públicas se tomaron el asunto con mucho más humor y salero, al estilo eslavo.