miércoles, mayo 09, 2007

Vínculos de autor imperdibles.

Interrumpo, momentáneamente, mi fascinante serie en dos capítulos entitulada "Encuentros afortunados", para poner al día, de una vez por todas, las deudas "linkeadoras" que tengo conmigo mismo. Me cuesta un fragmento y medio de vesícula biliar cada vez que tengo que meterme a hurgar en los intestinos del blog, en eso que algunos llaman "template" y que a los profanos del internet tanto nos destempla, en realidad.
Bueno, el hecho es que, como los links que les voy a regalar hoy son de esos que bien valen una y dos misas, compongo el ánimo y me meto en capilla:
Comienzo con un guionista en la cresta de la ola, el señor Juan Díaz Canales, que no hace mucho comenzó su proyecto bloguero Todos reyes, todos poetas. Un rincón la mar de ameno, un mar sereno, donde junto a la realeza de la palabra, uno puede disfrutar de la poesía de las imágenes del señor Canales. Y es que, algunos parecen dotados del don del talento multiplicado: ¿Sabían ustedes que Juan Díaz Canales dibuja tan bien como escribe? Pasen y vean.

La segunda propuesta cambia de género y estilo, pero mantiene el interés. El blog de historietas y dibujos de Elmyra Duff juega con la expresividad de la ilustración infantil clásica, para reformular algunas de sus propuestas tradicionales. La cándidez esconde gestos torcidos, la inocencia se reboza de extraña ironía y la sonrisa del niño se torna en muesca macabra, ¿qué esperaban de alguien con tan misterioso apodo? ¿Quién es Elmyra, la niña o la bruja?

Las cosas están más claras con Miguel Porto y su blog, y lo están, entre otras cosas, porque el estilo del autor y su universo creativo encajan como un guante en la marea de la nueva línea clara y sus jóvenes autores; esos que últimamente se empeñan en llenar de imaginación y belleza nuestros días lectores. Tras regalos como los que encontramos en algunos de sus posts, lo único que le podemos echar en cara a don Stereotopffer es que nos haga esperar tanto entre una actualización y la siguiente.

Acabamos de hablar de él, pero aún no habíamos entrado en su casa. La cueva de David Rubín tiene un cartel a la entrada que reza De tripas corazón, y está llena de apariciones, sombras y seres atormentados, pero también de bellas muchachas con un punto de nostalgia en sus miradas perdidas y de amables caballeros andantes que nos dan la bienvenida. Cosas de la magia: se abre la chistera y a veces salta la liebre, pero otras un dragón te escupe fuego a la cara. Hagan juego, señores.

lunes, mayo 07, 2007

Encuentros afortunados (Fase 1: el autobús y el guionista)

Una de encuentros casuales, en dos episodios. El primero comienza cuando el que suscribe se encuentra en el autobús de vuelta a casa desde la ciudad condal (con motivo del salón del cómic). Andaba entonces leyendo (con retraso evidente) el fabuloso Pyongyang de Guy Delisle, cuando un amable individuo, claramente más joven que el menda, se nos acerca atraído por el aroma irresistible de señalada lectura. Entablamos conversación.
Comenzada la charla, resulta que nuestro anónimo y animado conversador, no es en absoluto anónimo, aunque sí muy animado: los hados comiqueros nos han sentado en el mismo autobús que a Jorge García, uno de los más talentosos y prolíficos guionistas jóvenes españoles. De hecho, por un nuevo capricho del azar, la faceta creativa de don Jorge, adquiere hoy mismo plena actualidad, gracias a la edición francesa de su galardonado Cuerda de presas (según acabamos de leer en Con C de Arte). No he leído Cuerda de presas, el trabajo guionizado por Jorge e ilustrado por Fidel García, pero prometo solventar el dislate en cuanto tenga ocasión. Por de pronto, la obra de Jorge germina en mil ramificaciones y proyectos floridos: desde sus no muy lejanas colaboraciones con Ángel de la Calle (para Nuestra Guerra Civil), M. A. Díez en Dos Veces Breve, Pablo Auladell o Andrés Leiva, hasta la más reciente con David Rubín, para BDBanda.
Pero es que, además, nuestro nuevo amigo resultó ser un gran conversador y aún mejor conocedor del cómic y sus vericuetos narrativos. No es casualidad que Jorge García haya compaginado su labor creativa con una actividad crítica más que estimable (colaborando en revistas y medios como Trama, TOS o Tebeosblog) y con trabajos y reseñas tan recomendables como aquella, aquella otra o el especial, ya clásico, que le dedicaron a Luis García en Tebeosfera. De nuestro admirado Luis hablamos, por supuesto, y de su breve aparición estelar en el interesantísimo proyecto que Jorge y Fidel están construyendo para la revista Humo, bajo el título de Retratos (un homenaje al recientemente fallecido periodista Ryszard Kapuscinski transformado en narración comicográfica mediante un sorprendente juego de cajas chinas).
Así, tirando del cabo, fueron surgiendo nombres, se desvelaron secretos y se tejieron nuevas conversaciones: hablamos de su fervor indisimulado hacia Milton Caniff, del prometedor futuro que se le adivina al joven cómic español o de la devoción compartida por algunos "clásicos-jóvenes", como don Federico del Barrio y su El artefacto perverso, uno de los mejores cómics publicados en nuestro país. Y hablando de del Barrio, salió el nombre de otro maestro, de éste, y salió otra joya escondida a la luz durante largos años... pero eso ya es otra historia.

viernes, mayo 04, 2007

Perder el trazo, por Jordi Costa (sobre Spiderman 3 y otras menudencias)

Hacía tiempo que no disfrutaba tanto con las críticas cinematográficas como con las últimas que nos está regalando Jordi Costa en El País, a cuento de la (no tan) reciente avalancha de adaptaciones cinematográficas. La última tiene como protagonista al ínclito Spiderman, recauchutado por la gracia de aquel señor comiquero, y como objeto, la última película de ese otro señor "cinematografero" (hay que hacer algo con nuestros palabros comicográficos).
La cosa (la reseña) está tan bien, que la voy a reproducir en este post, sin que nadie se me moleste, espero. Entiéndase como homenaje disfrutado, que espero también puedan disfrutar esos fieles amigos de las américas que nos honran día a día con sus visitas.
De la película, hablaremos (tal vez) cuando la veamos (si la vemos). Lean y piensen en lo leído.
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Perder el trazo, JORDI COSTA (El País, 04/05/2007)
Sam Raimi era un maestro en la elocuencia de las formas. Cuando, en Terroríficamente muertos (1986) mezcló el lenguaje del gore con la caligrafía de los dibujos animados, hizo el mejor comentario crítico posible a la cultura de la inmadurez propia del babyboom, al tiempo que forjaba una de sus más afortunadas expresiones estéticas. En sus manos, recursos expresivos tremendamente antiguos -en su mayor parte tomados del cine popular de los años treinta y cuarenta- eran sometidos a una aceleración casi pospunk.
Para Raimi, la forma era la identidad. No era extraño que, cuando dirigía escenas de virtuoso para sus compinches los hermanos Coen, el resultado delatase su evidente autoría. La identidad -y, en consecuencia, el estilo- es el precio que el cineasta ha tenido que pagar para encontrar su lugar en el sol de la industria de Hollywood: quizás el director de las tres entregas de Spiderman sea un competente conductor de aparatosas franquicias sobreproducidas, pero, definitivamente, no es Raimi. O no es el Raimi que era. Usando un pertinente símil con el lenguaje del cómic, podría decirse que Raimi ha perdido definitivamente su trazo.
Spiderman 3, superproducción inmune a críticas que caerá sobre las taquillas con la fuerza de un tsunami, es una película diseñada como un atropellado fin de fiesta, una celebración de la suma como fin en sí mismo que convoca a tres supervillanos, esboza un discurso sobre la intoxicante cultura de la fama, indaga con sonrojante ingenuidad en la ambigüedad moral del superhéroe y no olvida incorporar algunas curvas a su subtrama sentimental.
Hay, por supuesto, algunas escenas de acción sobresalientes -en esta ocasión, una grúa fuera de control y el rescate vertiginoso de Gwen Stacy proporcionan los mejores sobresaltos-, pero lo que domina el conjunto es un embarullamiento digital fuera de control que, inevitablemente, hace añorar a ese maestro del frenesí visual inteligible que fue Raimi.
El cameo de Stan Lee y el pequeño papel cómico reservado a Bruce Campbell, actor fetiche del cineasta, aportan una clave para descifrar la vehemencia acumulativa de la película: Spiderman 3 funciona como una lista de peticiones del espectador -de los muchos espectadores posibles- hecha realidad... porque sí.
En su primera película sobre el personaje, Raimi tenía claro qué Spiderman estaba llevando a la pantalla: el Spiderman candoroso, fundacional y casi de línea clara de Steve Ditko. El fundamentalista del tebeo podía incluso llegar a entender que, por una exigencia de simplicidad, Mary Jane Watson ejerciese de primer interés romántico de Peter Parker. Ahora resulta bastante más difícil comprender por qué comparece Gwen Stacy -en el original, parte fundamental del gran mito trágico del personaje- para aportar una tensión sentimental tan rematadamente estúpida y, sobre todo, por qué el Spiderman de Ditko convive con el de Todd McFarlane en una auténtica apoteosis del todo vale. Quizás era mejor el cómic, pero, tal y como está el patio, quizás sea más razonable esperar que, por lo menos, el videojuego esté a la altura de una campaña promocional tan avasalladora.

miércoles, mayo 02, 2007

El oso que servía infusiones. Reseñita malaya para el FHM.

Aprovechando la entradita informal y festiva mensual del FHM, nos dijimos hace dos meses ¿por qué no anticipamos acontecimientos y le dedicamos nuestro rincón del cómic a don David Rubín y La tetería del oso malayo? Hecho lo cual, nos congratulamos de nuestras dotes adivinatorias y de su éxito salonero (en orden inverso); verán ustedes como no será el último. Hasta entonces, les ponemos a la vista nuestra reseña.
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Con el aroma de su brillante paso por el Salón del Cómic de Barcelona aún intacto, saboreamos la última infusión viñetera del gallego David Rubín: La tetería del oso malayo, un trago lento y lleno de matices. Ingredientes de la tisana: un puñado de historias cortas sazonadas de aventura, nostalgia y mucha imaginación; una pizca de sensibilidad poética y, por supuesto, el toque picante de los lápices sinuosos y fluidos de Rubín. Todo ello, mezclado, hervido y servido por Sigfrido, el oso bondadoso que da nombre al cómic, al mismo tiempo que dirige su exótico local, ese “consultorio psicoanímico que camufla de tetería”. Tan peculiar camarero protagonista, será nuestro guía por los episodios de la obra y a través de sus ojos veremos desfilar a superhéroes ciegos, soldados sensibles, hipopótamos cultivadores de penas y medio-hombres en estado de depresión crónica. Cualquiera diría que a este té le han echado un buen chorro de aguardiente blanco, ¿no les parece?

jueves, abril 26, 2007

Las caras del salón.

Aparte del interés intrínseco (que no es pequeño) que se deduce de una reunión de 100.000 almas antregadas a una causa cultural, un salón de cómics (comicon lo llaman en los USAs) tiene el valor añadido de satisfacer las curiosidades, los anhelos e incluso las pequeñas perversiones fetichistas de los fans-lectores. ¿Dónde si no va a ser usted capaz de hacerse con un original de su autor favorito por el precio del tebeo? ¿o cuándo podría usted departir ingeniosamente con su autor idolatrado sino durante ese minuto que dura la firma-ilustración?
Pero no sólo de fútiles compensaciones y recuerdos materiales vive el hombre, oigan, que una feria de la cultura como la que nos reúne anualmente en Barna es también el lugar perfecto para llevar a cabo la famosa "rueda de identificación". Como un Palmintieri cualquiera, uno puede dedicarse también, con curiosidad sanísima y compensaciones garantizadas en forma de sobredosis adrenalínica, a descubrir los rostros de sus blogueros-amigos-desconocidos (oxímoron de la tercera dimensión). Así, se les puede poner cara a los chicos de Entrecómics, o al ilustre e ilustrado Pepo Pérez (que comparte la doble categoría del descubrimiento blogueroautorial), o a los canallescos muchachuelos de Malavida (desbordantes).
Sobre todo, uno se da cuenta de que detrás de la pluma y el pincel, hay caras, muchas caras, de jóvenes y mayores, caras de éxito y de artístico anonimato; y uno descubre que en este mundo del cómic, la mayoría de las personas que portan dichas caras-caretas (las máscaras del salón, porque también se trata de actuar un poco ante el público que te busca, te quiere y te alimenta, me parece), pertenecen al estrato más amable del arte patrio (y foráneo). Quizás tenga que ver con la, aún modesta, situación del cómic dentro del los ámbitos culturales, pero uno tiene la sensación de que dentro del cotarro comiquero abundan los tipos (y tipas) majetes, humildes y muy accesibles (lo comprobaron ayer en los comentarios a nuestro post).
Fijense, si no, en ese Gipi que dedicaba más de 5 minutos a cada seguidor que se acercaba a pedirle su impronta y que recibía a cambio un verdadero cuadro a color, bañado en sus evocadoras acuarelas; o en ese argentino de River lleno de simpatía que responde al nombre de Ed y que, además de ser un viejo amigo de este blog, nos regaló su tiempo, tijera en mano, para dedicarnos un collage-dibujo de los que sólo sabe hacer él; o en Esteban Hernández, el más joven entre los jóvenes, dibujando perdedores con su paciencia de copista benedictino; o en Max, el triunfador indiscutible del Saló, que se cansó (espero que no) de perfilar con su linea precisa de matemático de la tinta Bardines y Srs. Ts, a diestro y siniestro, mientras aguantaba chapas y torreznos verbales; o en Shelton, en la mesa de al lado, uno de los mitos del comix underground, que no dejaba página sin prostutuir con la presencia trasgresora de sus Freak-ies eternos, con un ánimo y dedicación juvenil; o en Jali, con sus rotuladores plateados que destripaban en tímidas sonrisas las negras contrapáginas de sus niños-frigorífico; o en Fermín Solís, que de puro amable y cercano parecía que hubiera sido tu compañero de piso... En fin, no podemos mencionarlos a todos, aunque me imagino que, como en estos contextos multitudinarios cada uno tiene sus encuentros y desencuentros, sus anécdotas y aventuras, nuestras palabras no llegarán a reflejar más que nuestras propias vivencias...
Por eso, lo mejor es que cada uno se monte su película del festival. No obstante, para evitarles problemas con la identificación de los actores, allá van mis fotogramas...
Gipi, el acuarelista incansable
Ed y Esteban Hernández, la paciencia dedicada.

Él, el super super-realista del festival.

Shelton, joven y underground.
No diga fama, diga Ibáñez.

Dos eran dos, Christin y Bilal.

Andrés Leiva y Fermín Solís, regalando sonrisas a la cámara.

lunes, abril 23, 2007

¿Quién dijo que los tebeos no son cultura?

La edición ampliada de la última entrega de Blacksad (la tercera, Alma roja), incluía entre sus extras una larga entrevista a Juan Díaz Canales, el guionista de la serie. No falla, surge el tema Blacksad y comienza el torrente de halagos acerca de la pericia gráfica de Juanjo Guarnido. Es inevitable y merecido: el detallismo de Guarnido en cada viñeta, el magnetismo expresivo de sus personajes animalizados (o animales antropomorfizados, elijan), su maestría en el empleo del color y la iluminación (aunque él cuestione este último punto en una de las apostillas de la entrevista a su compañero) o su capacidad para generar atmósferas, convierten a Blacksad en una de las series mejor dibujadas de los últimos tiempos (como atestiguan los continuos galardones que sobre ella recaen en este sentido). Ahora bien, nada de ello sería posible sin el trabajo atinado y preciso de "el otro", el talento en la sombra de Juan Díaz Canales.

La entrevista de esta edición ampliada intenta, en cierta medida, dar volumen a la voz silenciada del guionista (vean que paradoja) y las palabras de Díaz Canales consiguen llenar ese silencio a base de reflexiones, confrontaciones y revelaciones acerca de los procesos creativos del "escritor de cómics". Todo un ejercicio de sinceridad no forzada, en estos tiempos de máquinas de la verdad y mentiras convertidas a martillazos en falsas certezas. El hecho es que en un momento de la entrevista, Días Canales comenta lo que sigue:

Yo no soy ningún especialista en la generación Beat, como no lo soy en nada. pero lo cierto es que gracias a mi trabajo en Blacksad he tenido la oportunidad de ampliar mis conocimientos al respecto, y éste es uno de los aspectos más gratificantes de la labor de documentación. Quién sabe... si no fuera por eso, quizás no habría leído En el camino, ni Aullido, ni conocería la interesante peripecia vital de Ginsberg, Keruak o Burroughs. Lo mismo se puede aplicar a la arquitectura, al expesionismo abstracto, las películas de serie B, etc. La música merece una atención aparte ya que, curiosamente, a pesar de que el cómic es un medio mudo, el jazz y el blues desempeñan un importante papel en nuestra serie. Y por último, y esto me llena de satisfacción, encima puede servir de "vagón de enganche" para que alguno de tus lectores se interesen también por alguno de esos temas... ¿Quién dijo que los tebeos no son cultura?

¡Diga usted que sí! En este blog, no sólo estamos con el señor Díaz Canales, sino que además vamos soplar su ascua a ver si conseguimos que siga alumbrando un poco más. Porque, digámoslo todo, aunque Blacksad 3. Alma roja peca de sobreinformación, concentración documental y textos externos de apoyo "demasiado necesarios" para comprender el desarrollo de la trama, tiene también muchas y muy variadas virtudes; una de las más relevantes tiene que ver con su ejercicio semi-paródico de intertextualidad e interdisciplinariedad artística (me disculpan los palabros).

Nos encanta leer un cómic de animales antropomórficos en el que Rothko (uno de los genios pictóricos más extraordinarios del siglo pasado) aparece reconvertido en un chucho atormentado de gesto triste y convicciones colectivistas (trasunto tan real del pintor expresionista); como nos hace sonreir esa tortuga millonaria pasmada ante las salpicaduras imposibles de un Pollock imposible; o al gran búfalo Greenberg (léase Ginsberg) aullando a la luna ante una Dora Maar convertida en zarigüeya (o comadreja, que uno siempre ha liado a los marsupiales con los mustélidos). Sí señor, ya lo dice el autor, todo un "vagón de enganche" camino a uno de los periodos más excitantes de la cultura estadounidense. Anímense y suban al tren.

Me acordaba mientras leía Blacksad 3, de otro libro, novela éste, que también juega con la realidad recreada y con los nombres del expresionismo abstracto encriptados; me refiero a Busca mi rostro, de John Updike ¿Ven lo divertido que es esto de los vagones y los enganches intertextuales?

Bueno, a ver si metabolizo el fin de semana y en el próximo post les cuento alguna cosilla del Salón de Cómic de este 2007. Por ahora, miren y vean lo que hacían por allí los dos señores de los que hemos estado hablando.
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viernes, abril 20, 2007

Tebeos en palabras y dossieres.

Ya están aquí las entregas internáuticas tebeísticas que nos regala Último viaje a Bizancio Ediciones. Para empezar, no está mal la oferta, el número cero, el uno y dos monográficos, de personaje y de autor, sobre Iron Man el uno y sobre el gran Max el otro. Se me van a poner ustedes las gafas de leer y aplicaditos en su tarea hasta que se los terminen, que aquí hay mucha tela que cortar.
Tebeos en palabras # 0.

Tebeos en palabras # 1.

Monográfico Max (nuestra pequeña aportación al cotarro).

Dossier Iron Man.

Nota de prensa de Último viaje a Bizancio ediciones.

Pues sí, ya arrancó la cosa. Esta es la presentación:
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NOTA DE PRENSA, ÚLTIMO VIAJE A BIZANCIO EDICIONES

¡Zarpamos¡ Hoy, Último viaje a Bizancio Ediciones leva el ancla y larga las velas con rumbo a territorios de papel y viñetas. El viaje será largo, el resultado incierto, las intenciones inmejorables. Desde nuestro pequeño rincón editorial les proponemos una aventura inédita a la que no podrán negarse: colarse de polizones en un viaje alrededor del cómic. No necesitarán más bártulos que un ordenador, un espíritu viajero y su amor al arte (al noveno).

Último viaje a Bizancio
es una editorial sin puerto, una casa de cómics en eterno trayecto, que sólo existirá en la pantalla de sus ordenadores. Un barco al que todos podrán acceder sin pagar peaje, una editorial que nace de la nada y que no les pedirá nada a sus “clientes”, pues será este un concepto inexistente. Cada dos meses (o menos), sobre la cubierta de nuestra embarcación encontrarán una revista digital completamente gratuita (Tebeos en palabras), con las mejores firmas de la red hablando sobre cómics, sobre sus autores, sobre proyectos posibles e imposibles. Cada dos meses (quizás menos), tendrán ustedes a su disposición monográficos y suplementos de la revista, propuestas de análisis y ejercicios de buceo por entre páginas caudalosas. Cada dos meses (a lo sumo), se asomarán por la borda de nuestras colecciones y fanzines, dibujantes noveles, autores consagrados, marineros de la línea clara y minimalistas de agua salada. Y todos y todo a su servicio, todos y todo sin pedir ni recibir nada a cambio, todos y todo por amor a la causa de los cómics, sin que el oro estropee las ilusiones de quienes creemos en islas sin más tesoro que una viñeta (que nadie busque intrigas de bucaneros o corsarios, no habrá motines a bordo, porque aquí sólo estamos los que remamos a favor de un viento que aún no tiene la fuerza suficiente para mover el barco).

¿Se van animando? ¿Empiezan a sentir la llamada de las olas catódicas? Nosotros, hoy y ahora, mandamos el mensaje en nuestra botella de papel: están todos invitados a bordo; los que navegan por la red, los que leen en papel, los que buscan y no encuentran las palabras, los que quieren ser leídos y no encuentran las miradas, los buques editoriales que quieran anunciarse en nuestras velas, los barquitos fanzineros que quieran sumarse a los remos y los talentosos que aún no han conseguido echar sus barcos a la mar. Todos serán bienvenidos a bordo.

Último viaje a Bizancio Ediciones
es todo eso, pero sobre todo es una idea, un proyecto viajero creado desde el amor irracional al tebeo y a sus autores, una idea que parte de la convicción de que aún nos queda mucha mar por recorrer hasta llegar a puerto.

Un saludo de los miembros de la tripulación.

Además de la nota, un apunte…

Último viaje a Bizancio Ediciones
es una editorial que quiere llenar un hueco en el mundo del tebeo que hasta ahora nadie se había ocupado: el del fomento de los autores, su publicidad y el darse a conocer por medio de internet; el de promocionar gratuitamente y sin ánimo de lucro a la obra artística española.

En España hay muy pocas editoriales que apuesten por el autor español por diferentes motivos: ya sea por tradición, por comodidad o porque no vende. Pero no olvidemos que existe la cultura dirigida, ya sea con descaro o encubierta: los más poderosos siempre han hecho uso de estrategias de mercado para introducir el cómic serializado, el manufacturado, porque engancha, como una telenovela por entregas, todo vale por unas cuantas perras.

Y es la editorial pequeña, la que suele apostar por lo nacional, por la calidad nacional, porque la hay. Pero desgraciadamente hay muy poco sitio y mucha gente. De verdad, os lo juro, que hay mucha gente fanzinera y de revista con una calidad por arrobas.

Y luego está el tebeo del viejo continente, con sus pros y sus contras (no nos llevemos a engaño), que muchas veces se vive más de una tradición y una herencia, ya sea la francobelga o la francesa o la BD y demás mercadotecnia. No dudemos de su calidad, por favor, de eso no estoy hablando, de lo que hablo es que puede que no haya tanta diferencia, que incluso haya autores españoles que sean igual de buenos… o incluso, diría, que de verdad que hay autores en nuestro país que quitan el aliento como los mejores extranjeros.

Pues por eso nace esta editorial, para amarrar corazones de españoles con plumilla y pincel, bajo el manto humilde y grato de que queremos que te lean, que te vean, que te des a conocer publicando con nosotros, que pregunten y hablen de ti, pero, sobre todo, para que lean tus historias, tus viñetas encadenadas, enlazadas y sujetadas por tu buen hacer y tus ganas de hacerlo mejor. No desesperes. Ya sabes que en una editorial tampoco ibas a vivir del tebeo. Aquí, en España, vivir del tebeo es una entelequia, un absurdo, un suicidio. Nosotros te entregamos un soporte atractivo, bonito, a la carta, en formato de libro, revista, en tapa blanda o dura, a color, en escala de grises, en blanco y negro. Aquí todo vale, a excepción del dinero…

Aquí ni se cobra un céntimo y tampoco lo hacemos nosotros, quid pro quo. Esto, más que por amor al arte, lo hacemos porque necesitas contar historias en viñetas, en dibujos, desembuchar lo que te mueve por dentro. Ya no estarás solo. Estaremos contigo.

Mira, publicamos en modo multimedia o virtual, en formato Flash player, que luce un primor. Luego el lector se lo baja de nuestra web y lo leerá pasando las páginas creadas ex profeso en formato libro o revista, para que se quite un poco la frialdad de la máquina.

Pues eso, si no eres un rapsoda del dibujo o un escritor si cuartilla, de aquellos que hacen un dibujo una vez en la vida, que no dibujan pero que algún día quieren hacerlo, o el escribidor de relatos e historias que está a punto de plasmarlas en el papel, mejor absténganse. Sólo queremos a autores de raza y esparto, al jornalero diario del tebeo.

Llama a nuestra puerta, no lo dudes, esto es caballo ganador, pues lo que queremos es que nos lean y nos veanMuchas gracias por todo, compañero y un cordial saludo.

Te esperamos en www.bizancioediciones.com, la web humildísima de Último viaje a Bizancio Ediciones.

miércoles, abril 18, 2007

Último viaje a Bizancio Ediciones y Tebeos en palabras.

Ya está aquí, después de un tiempo dejándose querer, al fin ha visto la luz uno de esos proyectos ilusionantes que sólo son posibles gracias a internet y sus ríos de mil afluentes. Se trata de una editorial virtual o de una editorial no-existente (como le gusta decir a su editor inexistente), que sólo vivirá en y para la red. Una empresa imposible, infinita, inasible, pero que al mismo tiempo se presume inasequible al desaliento. Aunque, en esto de los alientos y esfuerzos compartidos, no estará sola, pues somos ya varios los que nos hemos comprometido, junto a sus dos editores (Yorkshire y Luis NCT), en que ese barco rumbo a Bizancio, llegue a buen puerto.
El ojo de buey por el que entramos al buque, ya está abierto, en forma de bitácora-página web: Último viaje a Bizancio Ediciones (con esa preciosa cabecera de Luis). Desde ella, podrán ustedes acercarse a Tebeos en palabras, la que promete ser una de las publicaciones de referencia crítica esenciales del cómic internáutico (y no tanto). Y, por si fuera poco, Bizancio Ediciones nos regalará las gotas de esencia salada que aromatizan este viaje marino en el que andamos todos embarcados: cómics by the face; tebeos virtuales, descargables, ejecutables y disfrutables en la soledad o compañia de nuestro ordenador, o nuestras hojas impresas (que cada uno lee como quiere).

Para empezar, ya tenemos recién colgadito, con las velas ondeando orgullosas, el primer número de la colección Tempus Fugit: Donde van a morir los elefantes Nº 00: una mirada a los nocturnos cielos, escrita por Yorkshire e ilustrada por LuisNCT; un tebeo diferente, bebido en ilustración y poesía, pictórico y lírico. Habrán de venir más, dentro de la misma y otras colecciones (y algún fanzine). Y habrá de llegar muy en breve el emblema de la nave, su revista Tebeos en palabras, junto a sus dossieres y suplementos (en cuyas páginas intentará no ahogarse el náufrago que suscribe y les escribe). Para no perdérselo. Agarren los remos, que zarpamos...

viernes, abril 13, 2007

Otra pildorita "andergraund": Commies From Mars.

Que nos pongamos a hablar por aquí de comix underground, de tanto en cuanto, no debe sorprender a casi ninguno de nuestros amigos habituales a este lado del océano o al otro (que ya sabemos que hay una pequeña colonia uruguaya que se pasa por aquí con regularidad).

Gracias a ese vicio confesable, uno descubre cosas extraordinarias, así como el pasado artístico felizmente canallesco de personajes bien conocidos (¿se acuerdan de Spiegelman o de Cruse?). Cosas así nos han vuelto a suceder cuando hojeábamos (y ojeábamos) las páginas de Commies From Mars #3. Un tebeíto que detrás de la ambigüedad paródica del título ("commies" y su similitud fonética con comix) esconde un buen número de sorpresas y alucinaciones realmente cuasi marcianas. La primera, la fecha, 1981, un momento en el que el viejo underground había pasado prácticamente a mejor vida. La segunda, la osadía del tema en plena guerra fría, no lo es tanto, pues, como muchos estarán pensando, en eso consistía precisamente la mentalidad underground, en la provocación. Este Commies from Mars, hace el número tres de una serie de seis, si no ando muy equivocado. Todos ellos editados por Tim Boxell y recopilados posteriormente en Commies From Mars -The Red Planet, The Collected Works. 

Casi antes de empezar, en la portada interior, un gag-ilustración de John Pound, nos sitúa en materia: la cosa va de parodia marciana trasgresora, con una serie de leitmotivs que se repiten en las páginas del tebeito. Curiosamente, en este primer ejemplo, el autor haciendo gala de sus poderes extraterrestres (muy en consonancia con el tema), consigue una caricatura prácticamente perfecta del ex-presidente de la Xunta de Galicia, muchos años antes de que el susodicho tuviera el aspecto del dibujo. Primer fenómeno paranormal.

Siguen una historieta más o menos salada de Shawn Kelly (Commiess from Mars) y una de las cazurradas habituales del más cazurro de los de por sí cafres miembros underground: Clay Wilson; en su salsa, con mucha víscera y onomatopeya atravesada. 

Washed Up, firmado por el editor mismo Tim Boxell, tiene su gracia y resulta bastante moderno (con los sempiternos marcianos pulposos que se repiten en este comix); en la línea de los trabajos europeos de ciencia-ficción que harían en esos mismos años Moebius y compañía. Luego, una historieta cómica de Larry Rippee y la siguiente gran sorpresa del asunto: seis páginas de Peter Kuper.

Así es, no hace ni una semana que les he soltado un rollete sobre nuestro amigo, y ya lo tenemos aquí otra vez. Acháquenlo a la cosa de las recurrencias cíclicas, pero tampoco nos va a amargar un dulce, y más cuando las páginas de Kuper están tan bien como éstas: en la serie Shiver and Twich el americano se sale del tema alienígenea, para plantear el del miedo a lo irracional. Un "what if" aplicado a lo cotiano: ¿qué sucedería si se me fuera la cabeza y llevara a cabo esa locura fugaz e irracional que se me ha cruzado por la mente? Una idea que, me imagino, forma parte del "irracional colectivo" y que a todos nos ha asaltado en alguna ocasión. Interesante. Lógicamente, por comparación, casi todo lo que sigue pierde interés.

Encontramos alguna buena invectiva contra Reagan (Looking Forward to the Invasion) y alguna otra parodia estimable del género de ciencia-ficción (que, si me recuerdan, de puro estandarizado, pudo llegar a ser bastante aburrido a finales de los 70 y comienzos de los 80), como Prayers From a Closet, de Ian James, o A Comic, de Revilo. En fin, en principio, nada del otro mundo..., si no fuera por esas pequeñas sorpresas que siempre te saltan a la cara cuando abres uno de estos viejos comix underground.