Si nos dejáramos llevar por esa premisa tan anglosajona de "the winner takes it all" (la misma que condiciona los sistemas electorales de el Reino Unido y Estados Unidos, por ejemplo), lo cierto es que, aunque no por demasiada diferencia, este curso el tebeo norteamericano se iba a llevar el grueso de los escaños.
No queremos decir que no haya habido novedades estimables procedentes de otras latitudes, no es eso. Por ejemplo, este año hemos visto publicado mangas y manhwas interesantes, pero ni el factor sorpresa, ni la aparición de "imprescindibles" se puede comparar a la de temporadas precedentes, en las que descubríamos en España con la boca abierta, ahora, las obras completas de Tezuka, luego, la pericia infinita de Taniguchi y, más tarde, la existencia de unos tales Junji Ito, Maruo o Hino. Dicho lo cual, ha habido mucho bueno: hablando de Taniguchi, Ponent Mon ha publicado La montaña mágica y Un zoo en invierno. De Hideshi Hino nos sigue llegando producción en tromba, por obra y gracia de La Cúpula: Galería de horrores y Las noches de Zipango. Otros: Jillian y Mariko Tamaki son las autoras de Skim (La Cúpula), Shinichi Ishizuka el de Gaku (Planeta DeAgostini), Hisroshi Hirata es el creador de Satsuma Gishiden (Dolmen) y Taiyou Matsumoto e Issei Eufuku lo son de Takemitsu Zamurái. El samurai que vendió su alma (Glénat). Aunque, seguramente, los dos manga que más han dado que hablar este año y que se esperaban con mayores expectativas han sido Hitler (la novela gráfica) (Glénat), de Shigeru Mizuki y Una vida errante (Astiberri), de Yoshihiro Tatsumi.
Tampoco ha estado mal la producción europea, desde luego. Nos ha deparado incluso alguna obra mayúscula, como ese alucinante Mi vida mal dibujada (Sins Entido), de Gipi, la muy evocadora El gusto del cloro (Diábolo), de Bastien Vivès o el folletín interdiscursivo de la británica Posy Simmonds en Tamara Drewe (Sins Entido). Muy, muy recomendables han sido también el corrosivo No Comment (La Cúpula), de Ivan Brun; la sátira inteligente de La virgen de plástico (Norma), de Pascal Rabaté y David Prudhomme; la serie negra hipnótica de El rey de las moscas 1. Hallorave (La Cúpula), de Mezzo y Pirus; ese experimento surrealista que es Mi pequeño (Norma), de Olivier Schrauwen; el maravilloso trabajo icónico de Hendrik Dorgathen en Space Dog; la poesía de Edmund Baudoin en Arlerí (astiberri) o el esperadísimo Pinocchio (La Cúpula), de Winshluss. Tampoco podemos olvidarnos de los, siempre interesantes, trabajos de algunos de esos nombres esenciales del cómic europeo: Cómo no hacer nada (Astiberri), de Guy Delisle; El fin del mundo (La Cúpula), de Tom Tirabosco y Pierre Wazem; Low Moon (Astiberri), de Jason; la emancipación a dos bandas de Phiplippe Dupuy, Obsesionado (Astiberri), y Charles Berberian, Sacha (Bang); Lapinot y las zanahorias de la Patagonia (Astiberri), de Lewis Trodheim; el doblete de Frederik Peeters en Astiberri, Dándole vueltas y Paquidermo; la muy atractiva serie mitológica de Serge Le Tendre y Christian Rossi, con Tiresias y La gloria de Hera (BD Ediciones); Diario de un ingenuo de Spirou y Fantasio (Planeta), de Emile Bravo; se presume avalancha la aparición de obras de un clásico como Raymond Briggs en nuestro mercado, después del Gentleman Jim (Astiberri). Aunque para clásicos reaparecidos: Moebius, con Inside Moebius 1 (Norma), y Francois Bourgeon, con la, para algunos decepcionante, vuelta de Isa en Los pasajeros del tiempo vol. 6. La niña Bois-Caïman (12 Bis). Ahí es nada: una lista de novedades que, en cualquier otra temporada, habría sacudido los cimientos pecuniarios de fans, críticos y lectores.
Pero, ay amigos, es que, como venimos anunciando, este año las vacas han venido gordísimas y las publicaciones de la otra orilla dan tanta o más luz que las de este lado del Atlántico, obras maestras mediante. No solemos abusar del término en cuestión, pero a ver quien se atreve a negar la mayor: como tales (como obras maestras) han de pasar la obra magna del mesías iluminado, la adaptación más esperada, el tochazo bíblico de Mr. Crumb, su Génesis (La Cúpula) (al que ha acompañado de la mano su profeta, Las enseñanzas de Mr. Natural: Paradojas, en edición de la misma casa). Si Crumb es el padre, Chris Ware es el hijo y la edición que ha hecho Random House Mondadori de su Complete Acme, un milagro (con el prodigio de su rotulación al frente). Nos falta el papel del Espíritu Santo que, por ambicioso, experimental, evanescente y misterioso, se ha ganado el joven Dash Shaw a pulso con su monumental Ombligo sin fondo (Apa-Apa); vamos a tener espíritu místico para rato, nos da la sensación. Hay numerosos candidatos a apóstoles, no se nos apuren. Entre los últimos jóvenes (o ya no tanto) creadores ex-independientes, arrancan estupendamente posicionados Seth (apóstol de Ware por intervención divina) y su gran George Sprott (Random House Mondadori) y Matt Kindt con ese crípticamente divertido Super Spy (Planeta). Algo más lejos, les siguen: Lilly Carré, La laguna (La Cúpula); Art Spiegelman, Breakdowns (Random House Mondadori); Piltrafilla (La Cúpula), de Jeffrey Brown; Pobre marinero (Apa-Apa), de Sammy Harkham; Recidivist (Apa-Apa), de Zak Sally; Hablando del diablo (La Cúpula), de Beto Hernandez; el retorno de un clásico del underground, Spain Rodriguez, con Nightmare Alley. El callejón de las almas perdidas (Editorial Drakul); Coches abandonados (La Cúpula), de Tim Lane. No queremos olvidar tampoco algunas obras más terrenales, como Paul en el campo (Fulgencio Pimentel), que supone la vuelta del canadiense Michel Rabagliati; la versión aventurera de Scott McCloud, Zot! (Astiberri). En fin, ¡como para hacer temblar cualquier hipoteca! ¿Y Cerebus? Bien gracias.
El género superheroico ha visto material interesante, como el Batman Ego (Planeta), de Darwyn Cooke, el 100% Marvel: Clandestine (Panini), de Alan Davis, el divertido Bizarro Cómics (Planeta), la serie de Daredevil de Ed Brubaker y David Aja (Panini), Batman: ¿Qué le sucedió al cruzado enmascarado?, de Neil Gaiman y Andy Kubert o varios Marvel Deluxe de Panini, como los dedicados a los 4 Fantásticos y al Capitán América. Pero, este 2009, hablar de superhéroes ha sido hacerlo de un trabajo sobre todos los demás. ¿Lo adivinan? Efectivamente, el archipremiado All Star Supermán (Planeta), de Grant Morrison y Frank Quitely, que ha dado mucho que hablar, y no sólo a fans pijameros.
No tenemos espacio aquí para hablar de los centenares de reediciones que han aparecido este curso; nos gustaría mencionar, eso sí, algunos integrales que han compilado materiales previamente publicados en álbums, tomos manga o comic-books: imprescindible el volumen único con el Epiléptico. La ascensión del gran mal (Sins Entido), de David B; también ha aparecido el Ibicus (Glénat) de Rabaté; por supuesto, El barrio lejano (Ponent Mon), de Taniguchi y, esenciales, el Valentina (Norma), de Crepax y el Sambre integral (Glénat), de Yslaire.
Para cerrar este repaso como Crumb manda, no podemos dejar de mencionar el cada vez más abundante flujo de libros teóricos, técnicos y biográficos alrededor del mundo del cómic. Este año ha sido especialmente prolífico al respecto. Se han publicado numerosos trabajos monográficos sobre autores concretos como Schulz, Carlitos y Snoopy, una biografía (Es Pop Ediciones), de David Michaelis; Bernet, 50 años de viñetas (El Jueves), de Antoni Guiral; Kirby, el rey de los cómics (Rossell), de Mark Evanier; Las aventuras de Hergé. El creador de Tintín (Zendreda), de Michel Farr o Toppi, un visionario entre dos mundos (Dolmen), de Yexus. Nuestra pequeña aportación al tema ha tenido que ver más bien con el lado académico y el análisis narrativo del cómic: en el 2009 al fin apareció La arquitectura de las viñetas (Viaje a Bizancio Ediciones)... y bien contentos que estamos de ello, oigan.
¿Ha visto la edición española alguna vez tal acumulación de maravillas en forma de cómic como las que hemos enumerado en estas dos jornadas blogueras? Permítanme dudarlo: va a ser verdad aquella leyenda literaria romántica que relaciona el genio con el hambre. Adáptenla ustedes mismos al caso.
En la última entrega de este repaso anual, de regalo de reyes, les glosamos cuales han sido nuestros favoritos del año.
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