martes, marzo 27, 2007

Fiebre amarilla (y V): Corea de Ponent Mon

Vayamos acabando con este empacho de arroz, que al final se nos va a hacer bola y hay muchos nuevos platos que degustar.

Lo habíamos dejado con la muy estimable El pino, de Lee Hee-jae. Retomamos el asunto con Una rata en el país del "Yonk", de Tanquerelle, otro autor al que (I confess) no tenía fichado más que de oídas (es lo malo de los recopilatorios, que le dejan a uno con las vergüenzas al aíre en directa proporción a su prolijidad). Dicho lo cual, debo confesar que la primera cita ha sido todo un éxito y promete futuros encuentros. Esta historia muda de una ratilla viajera en el país del Yong (Corea, claro), me ha encantado; por su maestría a la hora de manejar sus referentes más obvios e indisimulados (la animalización alegórica de Maus, sobre todo), por su manejo de la metáfora humorística puramente visual (una herramienta que el cómic no siempre aprovecha), por su dibujo, simple y preciosista a un tiempo (conscientemente adaptado al contexto que recrea) y por su trepidante ritmo narrativo (muy adecuado para una fábula tradicional remozada en gag humorístico largo). Una delicia, lo dicho (de premio, añadimos el blog de su autor a nuestra sidebar).

La chispa de Tanquerelle se congela con la asepsia forense de La lluvia que pasa, obra de Chaemin. Esta joven artista de manhwa plantea su historia de desamor desde una frialdad gráfica y cierta desnudez visual en absoluto gratuitas. De hecho, si exceptuamos algunos detalles contextuales y cierta insistencia tecnológica (un subrayado muy presente en la modernidad artística oriental), la verdad es que el relato que nos ocupa podría haber aparecido en una antología del cómic finlandés o filipino. La frialdad del relato se sustenta en una falsa objetividad visual que Chaemin rompe en varias ocasiones, mediante la inclusión de viñetas de visión subjetiva y algunos esbozos poéticos (como la suplantación de personajes en la escena de la anciana fallecida o el largo poema final de Hi Hyungdo); toques humanos que revitalizan la historia y suministran unas dosis de empatía lectora al conjunto.

Acabamos con Guillaume Bozard, autor francés no muy conocido, pero con una carrera estimable a sus espaldas, que fabrica un broche perfecto para Corea vista por 12 autores, con esta Operación Capitán Zidane. Y es que no hay mejor final que el que nos llega a bordo de un sonrisa. Debo confesar que en mi caso las risas tornaron carcajadas en alguna ocasión, quizás por ese dibujo tan expresivo (que tanto me recuerda a Larcenet) o, tal vez, por la buena predisposición futbolera de un servidor. Porque resulta que Operación Capitán Zidane tiene que ver (¡oh, sorpresa!) con el deporte rey (no, el atletismo no, el fútbol). Pero que no se me borren los anti-futboleros, en la historia de Bozard también hay espacio para un recorrido a trote cochinero por la comedia de enredo, la serie negra, la intriga política, la aventura expedicionaria y la comedia costumbrista (¿?). Que sí, que sí, que no me lo estoy inventando para ganarme su connivencia. Además, ya les hemos dado suficientes argumentos para ganarles en esta causa fácil, como para tener que inventarnos nada, y menos aún cuentos chinos... o coreanos, ¿no creen?

Y mañana (o pasado) prometemos sumarnos a la polémica de moda...

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Fiebre amarilla (IV): Corea de Ponent Mon.

Fiebre amarilla (III): Corea de Ponent Mon.

Fiebre amarilla (II): Japón de Ponent Mon.

Fiebre amarilla (I): Japón de Ponent Mon.

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