¿Y de tebeos, cómo ha ido la cosa? Pues, ya lo saben ustedes, en la línea de avalancha editorial inabarcable de las últimas temporadas; con el consiguiente "frustrantefecto" en el lector-comprador que observa como las novedades pasan ante sus ojos sin que el bolsillo ni el reloj permitan acceder a lo que uno desearía. Aún y así, intentaremos esbozar un fresco somero de lo que ha sido este 2007 en términos editoriales, que de eso se trata en definitiva, de leer cómics.
Continúan, por ejemplo, las buenas noticias en cuestión de reediciones. Cada vez se tarda menos en publicar material "moderno" agotado, con casos tan éxitosos como el de la reedición del multipremiado Bardín de Max o los muchos trabajos de Eisner (Nueva York, la vida en la gran ciudad o Contrato con Dios: la vida en la Avenida Dropsie), primorosamente publicados por Norma Editorial; en esa misma línea se nos facilita el acceso a ediciones de lujo como las gigantescas (por su tamaño y calidad) de Watchmen (Planeta) y La balada del mar salado (Norma). Pero, además, empiezan a aparecer en nuestro país compilaciones cuidadas y revisadas de clásicos a los que únicamente habíamos tenido un acceso disperso o fragmentario: destacamos la continuación del Krazy Kat (Planeta), respetuosa con la edición de Fantagraphics, la sorprendente aparición de Hypocrite: Cómo descodificar el Atircopih, de Jean Claude Forest, la espectacular publicación de las planchas dominicales del Little Nemo (Norma) o la que es una de las estrellas de la temporada: los primeros dos tomos de las aventuras de Freddy Lombard, del gran Chaland (Glénat). Imposible olvidarse en este punto del fantástico trabajo-aventura que Manuel Caldas ha hecho con El Príncipe Valiente (Libros de Papel) de Foster; una edición de coleccionista que se solapa con la publicación del mismo título por Planeta en su Biblioteca Grandes del Cómic: Príncipe Valiente. Y que decir de esa bendita osadía de Norma al decidirse a regalarnos un cómic que a algunos debía sonar a leyenda urbana: El Eternauta de Oesterheld y Solano López.
Muchos superhéroes reeditados también, recuerden la suerte que hemos tenido este curso al ver la mítica etapa de Green Lantern/Green Arrow (Planeta) de Neal Adams y Dennis O'neil, la aparición de Marvel Masterworks Los 4 Fantásticos 1 (1961-1962) de Kirby y Lee (Panini) o la reedición de ese espectáculo visual y formal que es el Arkham Asylum. Edición Absolute (Planeta), de Grant Morrison y Dave McKean. "Poca cosa" en términos de promoción-difusión-repercusión si lo comparamos con esos hitparade imbatibles con forma de mega-super-archi-crossoversdefinitivos que han sido Crisis Infinita (Planeta), Civil War (Panini) o los Ultimates (Norma). A nosotros nos parecía que el rizo era ya "inrizable" después de Tierra-X, pero parece que les queda carrete (e imaginación) aún a las grandes factorías de sueños con capa. Se agradecen también las apariciones de superhéroes anómalos, aunque igualmente imbatibles, como ese Invencible que sigue siéndolo, de Robert Kirkman (Aleta Ediciones).
No nos movemos de continente ni de hemisferio. Sigue en la buena senda el asentamiento de los nuevos y jóvenes (underground o no) estadounidenses y canadienses: tras la buena acogida de Inverosímil, La Cúpula se descolgó a comienzos de año con el Torpe de Jeffrey Brown y lo cerró con Sencilla intimidad; pero además hemos descubierto o confirmado la existencia de talentos consagrados ya al otro lado del océano, artistas como Tony Millionaire y su Billy Avellanas (La Cúpula), James Sturm (Encima y debajo -La Cúpula), Evan Dorkin (Club Eltingville -La Cúpula), Matt Madden (99 Ejercicios de estilo -Sins entido), Huizenga (Maldiciones -La Cúpula), Chester Brown (Nunca me has gustado -Astiberri), Peggy Adams (Luchadoras -Sins entido), Gene Luen Yan (Chino Americano), Alex Robinson (Malas ventas -Astiberri), Scott Chantler y J. Torres (Días como éstos -Dolmen Editorial). De las viejas glorias underground casi todos los halagos se los ha llevado El Bulevar de los Sueños Rotos, de Kim Deitch (La Cúpula), esa mítica meta-aventura-marciana de gatos y animadores, que sólo habíamos podido rastrear en los Raw de Spiegelman hace varios lustros. También se han editado nuevos trabajos de las obras completas de Crumb (¡Chicas, chicas, chicas!, Las reflexiones del tío Bob -La Cúpula), reediciones múltiples de ese joven clásico que ya es Clowes (Como un guante de seda forjado en hierro o David Boring -La Cúpula-) o el esperado integral de Odio (Astiberri), de Robert Bagge. También merecerían la etiqueta de clásicos algunos otros autores y obras que han visto la luz este añito, como el gran Kuper (La metamorfosis -Astiberri-), Mary Fleener (El alma de la fiesta -Glénat).
Las editoriales con un catálogo de manga fuerte (Glénat, Norma, Ivrea, Mangaline) siguen a lo suyo, bombardeándonos con jovencitas escolares, cyber-engendros y los starlettes arrasa-listas (Naruto, Takahashi and company). Me pierdo, lo reconozco, por eso, nos vamos a centrar en las raras aves, como esa recopilación de Ponent Mon llamada Corea (visto por 12 autores), que seguía la línea de su hermano japonés, y que fue el simbólico pistoletazo de salida en España a esa línea de manhwua (el manga coreano), que ha cuajado en curiosidades como La luna entre las nubes, de Park Heun-Yong (La Cúpula) o rarezas tan recomendables como el Informe sobre el ecosistema de la ciénaga (La Cúpula), de Choi Kyu-sok.
Pero si ha habido un équipo vencedor en en este 2007, sin ninguna duda ese es el formado por los renovadores del panorama comicográfico franco-belga. Nos referimos a los omnipresentes Blutch (La voluptuosidad -Ponent Mon-, Blotch -La Cúpula), David B. (La ascensión del gran mal 6 -Sins entido), Sfar (El gato del rabino 5 -Norma-, Las olivas negras 1 -Kraken Ediciones-, Klezmer 2 -Norma), de Crécy (Diario de un fantasma -Ponent Mon), Baudoin (Piero -Astiberri), Trondheim (La maldición del paraguas -Sins entido-, Las increíbles aventuras sin Lapinot 1 -Norma), Blain (Isaac el pirata 5: Jacques -Norma Editorial-, Socrates el semi-perro 1 -Sins entido-, ) o Larcenet (La leyenda de Robín de los Bosques -Norma-, El azote de dios. Una aventura rocambolesca de Atila el Huno -Norma). No ha pasado mes sin que se nos anunciara una novedad con alguna de sus firmas, y entre ellas encontramos alguno de los grandes tebeos de este curso. Piensen, por ejemplo en Por qué he matado a Pierre (Ponent Mon), de Alfred y Olivier Ka. No queremos olvidarnos tampoco de Gipi, ese italiano genial que ha entrado como un huracán a base de genio y calidad, cómic inteligente en estado puro: S, El local (Sins entido).
El producto patrio no ha dejado de ofrecernos sorpresas en una temporada que nos atrevemos a calificar de notable. Glénat, por ejemplo, acaba de publicar el primer volumen de un jovenzuelo-modernista prometedor, Apeles Mestre y sus Cuentos vivos, nada menos, en la Colección Patrimonio de la historieta que abre emocionantes puertas al ayer. Centrados en el hoy, nada más moderno y actual que la fulgurante aparición de toda una generación de jóvenes dibujantes, con los gallegos a la cabeza, pero con muchos otros nombres prometedores, como Esteban Hernández (Culpable e historias cortas -Bang Ediciones), Alberto Vázquez (El evangelio de Judas -Astiberri) o Clara Tanit (Wassalon -Astiberri). Tampoco es gallego, pero ha golpeado fuerte y sonoramente el Superputa (Glénat) de Manel Fontdevila, consiguiendo apagar a golpe de talento y búsqueda otros ruidos de fondo mucho menos gratificantes. De los consagrados, también han publicado Javier Olivares (Las crónicas de Ono y Hop -Dibbuks), Pepo Pérez y Santiago García su segunda entrega de El vecino (Astiberri), Fermín Solís, Lunas de papel (Dib-buks), Miguel Brieva, Bienvenido al mundo: Biblioteca Universal Clismón (Random House Mondadori), Sergio Córdoba, Malas tierras 3 (Astiberri), Jorge García y Fidel Martínez (Hacerse nadie -Ariadna Editorial), Santiago Valenzuela (El gabinete del Dr. Salgari -Astiberri), Paco Roca (Arrugas -Astiberri), Miguel Gallardo (María y Yo -Astiberri) o Raulé y Roger Ibañez, Jazz Maynard 1: Home Sweet Home (Diábolo Ediciones).
Además, albricias, vuelven las revistas (hasta MAD, ha llegado de la mano de Planeta). Se van algunas, sí (Nosotros somos los muertos -Sins entido/Inrevés- o Humo -Astiberri), pero aparecen muchas otras (BD Banda o Mome -La Cúpula) y habrán de hacerlo más aún, algunas con un extraño vínculo común en su afición por el terror, los mosntruos y el miedo (Cthulhu -Diábolo Ediciones- o Interzona); esperemos que la coincidencia tenga que ver con revisitaciones al género, como la de Paul Naschy y Javier Trujillo y su Waldemar Daninsky: El retorno del hombre lobo (Aleta Ediciones), y no con estados de ánimo o predicciones agoreras para el venidero curso.
No obstante, contra el miedo, la risa. Si se lo quieren pasar pipa, no dejen de leer ese best-seller graciosísimo que es El libro de los conejitos suicidas (Astiberri), de Andy Riley, el número 2 del Macanudo (Mondadori), de Liniers o el glorioso Bone de Jeff Smith, en cualquiera de las dos ediciones (blanco y negro o color) que tiene en marcha Astiberri.
En el próximo post, nuestra lista de favoritos del 2007.
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